miércoles, 21 de agosto de 2013

Pequeñas Semillitas 2121

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2121 ~ Miércoles 21 de Agosto de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
No dude del poder de la bondad, aunque parezca que todo está en tu contra. Un corazón con Dios es mayoría en contra de una multitud desvariada.
La bondad practicada en todo momento es una semilla que garantiza las cosechas de felicidad y de paz. Solo quien planta amabilidad encuentra dentro de sí mismo la fuerza para vivir con Dios.
Utilice, por tanto, sin restricciones, la bondad de su corazón.
C. Torres Pastorino

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a los discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: ‘Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo’. Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo. Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: ‘¿Por qué estáis aquí todo el día parados?’. Dícenle: ‘Es que nadie nos ha contratado’. Díceles: ‘Id también vosotros a la viña’.
»Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros’. Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno. Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, diciendo: ‘Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor’. Pero él contestó a uno de ellos: ‘Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?’. Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».
(Mt 20,1-16)

Comentario
Hoy, la Palabra de Dios nos invita a ver que la “lógica” divina va mucho más allá de la lógica meramente humana. Mientras que los hombres calculamos («Pensaron que cobrarían más»: Mt 20,10), Dios —que es Padre entrañable—, simplemente, ama («¿Va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?»: Mt 20,15). Y la medida del Amor es no tener medida: «Amo porque amo, amo para amar» (San Bernardo).
Pero esto no hace inútil la justicia: «Os daré lo que sea justo» (Mt 20,4). Dios no es arbitrario y nos quiere tratar como hijos inteligentes: por esto es lógico que haga “tratos” con nosotros. De hecho, en otros momentos, las enseñanzas de Jesús dejan claro que a quien ha recibido más también se le exigirá más (recordemos la parábola de los talentos). En fin, Dios es justo, pero la caridad no se desentiende de la justicia; más bien la supera (cf. 1Cor 13,5).
Un dicho popular afirma que «la justicia por la justicia es la peor de las injusticias». Afortunadamente para nosotros, la justicia de Dios —repitámoslo, desbordada por su Amor— supera nuestros esquemas. Si de mera y estricta justicia se tratara, nosotros todavía estaríamos pendientes de redención. Es más, no tendríamos ninguna esperanza de redención. En justicia estricta no mereceríamos ninguna redención: simplemente, quedaríamos desposeídos de aquello que se nos había regalado en el momento de la creación y que rechazamos en el momento del pecado original. Examinémonos, por tanto, de cómo andamos de juicios, comparaciones y cálculos cuando tratamos con los demás.
Además, si de santidad hablamos, hemos de partir de la base de que todo es gracia. La muestra más clara es el caso de Dimas, el buen ladrón. Incluso, la posibilidad de merecer ante Dios es también una gracia (algo que se nos concede gratuitamente). Dios es el amo, nuestro «propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña» (Mt 20,1). La viña (es decir, la vida, el cielo...) es de Él; a nosotros se nos invita, y no de cualquier manera: es un honor poder trabajar ahí y podernos “ganar” el cielo.
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Pío X
Papa
Memoria del papa san Pío X, que fue sucesivamente sacerdote con cargo parroquial, obispo de Mantua y después patriarca de Venecia. Finalmente, elegido Sumo Pontífice, adoptó una forma de gobierno dirigida a instaurar todas las cosas en Cristo, que llevó a cabo con sencillez de ánimo, pobreza y fortaleza, promoviendo entre los fieles la vida cristiana por la participación en la Eucaristía, la dignidad de la sagrada liturgia y la integridad de la doctrina (1914).

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

La precipitación

El mundo en que vives no te favorece para que cultives una actitud de sosiego y serenidad. Corres el riesgo de ser una persona llena de estrés y nerviosa, incapaz de concentración, evadida de sí mismo, dispersa. No es fácil, pero es posible hacer un camino de progresiva serenidad y pacificación. Comienza por moderar el ritmo alocado que pretende envolvernos.

Un explorador blanco, ansioso por llegar cuanto antes a su destino, en el corazón de África, ofreció una paga extra a sus porteadores para que anduviesen más de prisa. Durante varios días, los porteadores apuraron el paso. Una tarde, sin embargo, se sentaron todos en el suelo y posaron la carga, negándose a continuar. Por más dinero que les ofreciese, los indígenas no se movían. Finalmente, cuando el explorador pidió una explicación por aquel comportamiento, obtuvo la siguiente respuesta: —Hemos andado demasiado de prisa, y ya no sabemos ni lo que estamos haciendo. Tenemos que esperar a que nuestras almas nos alcancen.

Esa gente primitiva se había sentido disociada interiormente, vacía, como si el alma, —su yo interior profundo— los hubiera abandonado en su impaciente y aturdida carrera. Contrólate, y cuando adviertas que ya ni sabes lo que estás haciendo, busca tiempo para apaciguarte y reencontrar el equilibrio y armonía interior. Te deseo un día de mucha paz.
Padre Natalio

La frase de hoy

“La bondad es lo que importa,
pues es el bálsamo que pone un poco de suavidad
en cualquier amarga llaga.”
San Pío X

Tema del día:
Mejoró su salud al ver al Papa
MADRID, 18 Ago. 13 / 06:19 pm
Elena Alba es uno de los cientos de enfermos a los que el Papa Francisco ha confortado en sus múltiples audiencias. Es española, tiene 58 años y vive en Madrid. Desde hace unos 10 años lucha contra diversas enfermedades, entre ellas dos cánceres, el más reciente localizado el pasado diciembre en el cerebro. Ni una operación para extirparlo, ni las sesiones de radioterapia y quimioterapia hicieron que desapareciera.

Ante las pocas esperanzas que los médicos le daban, decidió que una de las cosas que quería hacer en su vida era ver al Papa. Y así lo hizo. Según cuenta al diario La Razón, a pesar de los riesgos que conllevaba para su delicada salud viajar hasta Roma, Elena dijo a sus hijos que estaba decidida a viajar al Vaticano.

Así, ayudada por las hermanas de la Inmaculada Concepción de María, Elena viajó hasta el Vaticano donde el 8 de mayo pudo compartir unos minutos con el Papa en una audiencia privada con enfermos graves. En esos días, la mujer tenía una hemiplejia en el lado izquierdo del cuerpo, pero al llegar a la Santa Sede “comencé a recuperar la movilidad”, comentó.

Antes de la llegada de Francisco, durante la espera, Elena comenzó a sentirse mal. El Papa había dado prioridad absoluta a los niños y parecía que no iban a poder entrar a la audiencia todos los enfermos que esperaban allí. "Había gente con enfermedades horribles", recuerda. Elena había sido operada del tumor cerebral y aún era visible una gran cicatriz en su cabeza.

El Papa llegó y comenzó a abrazar y bendecir a los niños. "Su expresión se iba transformando", asegura. "Cuando llegó a mí, se sacó el pañuelo, le vi sollozar y secarse las lágrimas". Elena quería leerle una carta, pero fue imposible que el Papa se detuviera más tiempo, por eso ella se la entregó y el Santo Padre se la guardó para poder leerla y contestarle. "Fue un momento de invasión del Espíritu Santo", cuenta Elena.

Ahora que le faltan las fuerzas, Elena asegura que sigue adelante "con la fuerza de Dios". Y ahora vive "con alegría, felicidad, y sobre todo, agradecida. Hasta que Dios quiera".
(ACI/EWTN Noticias)

Nuevo video

Hay un nuevo video subido a este blog
con un reportaje al Papa Francisco en Brasil.
Para verlo tienes que ir al final de la página.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

En el Día del Catequista, pedimos oración por todos los catequistas que en el mundo difunden la Palabra de Jesús a través del Evangelio.

Pedimos oración por Vicky R., de Querétaro, México, que en la endoscopía digestiva presenta una úlcera grande, varias chicas y hernia hiatal. Ahora se espera el resultado de la biopsia para saber el tratamiento a seguir. Oramos por su salud.

Pedimos oración por la salud de Zacarías (Kiki), de Paraguay. Que la Virgen Santísima le dé fuerzas y mucha fe.

Pedimos oración por el matrimonio formado por Priscilla y Alberto, son de Ecuador y tienen problemas derivados de la falta de trabajo, lo que ha ocasionado deudas. Que María Santísima conceda un trabajo digno y estable a Alberto, que le permita afrontar la situación.

Pedimos oración por Pío Enrique, de Guayaquil, Ecuador, para que pueda sacar buenos resultados en los próximos exámenes y sobre todo que el Señor obre en él y sea un mejor hijo, responsable, y sepa valorar los sacrificios de su mamá.

Pedimos oración por Orlenda Edith C., de El Salvador, para que el Señor le conceda un cambio de trabajo en su ciudad de residencia y le permita pasar los exámenes para aplicar a residencia de medicina familiar.

Pedimos oración por Sara P., 88 años, que vive en Lima, Perú, y ha sufrido un accidente cerebro vascular, por lo que está internada en terapia intensiva. Rogamos al Buen Jesús por ella y su familia.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

“Intimidad Divina”

La caridad todo lo excusa

“Ante todo, tened entre vosotros intenso amor, pues el amor cubre multitud de pecados” (1 Pe 4, 8). La caridad repara y cubre los pecados propios y hasta los ajenos. Se lee en el libro de los Proverbios: “el amor cubre todas las faltas” (10, 12). Dice Jesús de la mujer pecadora: “Quedan perdonados sus muchos pecados porque ha mostrado mucho amor” (Lc 7, 47). Algo semejante hace la caridad con los pecados del prójimo. Ante todo la caridad procura, en lo posible, excusar las faltas ajenas, como excusa una madre los errores de los hijos. “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34), imploró Jesús en la cruz para los que colaboraron en su pasión. No quedaban excluidos de esta oración ni el apóstol traidor que, habiendo vivido en su intimidad, conocía muy bien su bondad y grandeza de corazón, ni los jueces que lo habían condenado a pesar de estar convencidos de su inocencia, ni el pueblo que, después de haber escuchado sus enseñanzas y gozado de sus milagros, había pedido su muerte. Lejos de insistir sobre las responsabilidades ajenas, la caridad es solícita e industriosa en buscarles atenuantes.

“Si tu hermano llega a pecar, ve y repréndele a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano” (Mt 18, 15). La caridad no es convivencia con el mal; excusar las faltas ajenas no significa condescendencia ni dejar pasar, por comodidad o por pusilanimidad. Hay casos –culpas que pueden influir en el bien común o inducir a otros al mal– en que la caridad impone el deber de la corrección fraterna. Se trata, como dice el Evangelio, de ganar al hermano; por eso hay que actuar de modo que él, en vez de reprendido y humillado se sienta amado y por ende amonestado por su bien. La corrección fraterna es y debe aparecer como un verdadero acto de caridad.

La caridad “todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera” (1 Cr 13, 7). En el campo de la corrección fraterna esto significa dar confianza al culpable, creer en su voluntad de enmendarse, no desabrirse por sus recaídas, no cansarse de tenderle la mano con bondad fraterna. Y si por su pertinacia en el mal el hermano hubiese de ser alejado, como insinúa el Evangelio, la caridad no cesará nunca de seguirlo con corazón benévolo procurando siempre y esperando una señal de arrepentimiento. “Vivid en paz entre vosotros”, dice San Pablo. Y añade enseguida: “Os exhortamos asimismo, hermanos, a que amonestéis a los que viven desconcertados, animéis a los pusilánimes, sostengáis a los débiles y seáis pacientes con todos” (1 Ts 5, 13). La paz entre los hermanos no obsta al deber de la corrección fraterna, pues ambas son fruto de la caridad evangélica.

Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros” Este tu mandamiento, oh Cristo, se llama amor y en virtud de ese amor se eliminan los pecados. Oh Señor, lléname de caridad con tal plenitud que esté pronto no sólo a no odiar al hermano sino a morir por él… Tú diste ejemplo de esa caridad, muriendo por todos y orando por los que te crucificaban… Esta es la caridad perfecta…Oh Señor, haz que yo ame; entonces no podré hacer más que bien. ¿Tendré acaso que reprender a alguien? Será el amor quien obre en mí, no el resentimiento. ¿Tendré aplicar un castigo corporal? Será para educarlo. El amor de caridad no me consentirá descuidar al que es indisciplinado… Enséñame, Señor, a no hacer caso de las palabras de quien halaga ni a la aparente severidad de quien reprende; haz que sepa mirar a la fuente, que sepa buscar la raíz de donde esa actitud procede. Aquél halaga para engañar; éste reprende para corregir… Oh caridad, tu regla, tu fuerza, tus flores, tus frutos, tu belleza, tu atractivo, tu alimento, tu bebida, tu comida, tu abrazo no conceden saciedad. Si nos colmas de deleite mientras somos todavía peregrinos, ¿cuál será nuestro gozo en la patria? (San Agustín)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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