domingo, 18 de agosto de 2013

Pequeñas Semillitas 2118

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2118 ~ Domingo 18 de Agosto de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En un estilo claramente profético, Jesús resume su vida entera con unas palabras insólitas: “Yo he venido a prender fuego en el mundo, y ¡ojalá estuviera ya ardiendo!”. ¿De qué está hablando Jesús? El carácter enigmático de su lenguaje conduce a los exegetas a buscar la respuesta en diferentes direcciones. En cualquier caso, la imagen del “fuego” nos está invitando a acercarnos a su misterio de manera más ardiente y apasionada.
El fuego que arde en su interior es la pasión por Dios y la compasión por los que sufren. Jamás podrá ser desvelado ese amor insondable que anima su vida entera. Su misterio no quedará nunca encerrado en fórmulas dogmáticas ni en libros de sabios. Nadie escribirá un libro definitivo sobre él. Jesús atrae y quema, turba y purifica. Nadie podrá seguirlo con el corazón apagado o con piedad aburrida.
Su palabra hace arder los corazones. Se ofrece amistosamente a los más excluidos, despierta la esperanza en las prostitutas y la confianza en los pecadores más despreciados, lucha contra todo lo que hace daño al ser humano. Combate los formalismos religiosos, los rigorismos inhumanos y las interpretaciones estrechas de la ley. Nada ni nadie puede encadenar su libertad para hacer el bien. Nunca podremos seguirlo viviendo en la rutina religiosa o el convencionalismo de “lo correcto”.
Jesús enciende los conflictos, no los apaga. No ha venido a traer falsa tranquilidad, sino tensiones, enfrentamiento y divisiones. En realidad, introduce el conflicto en nuestro propio corazón. No es posible defenderse de su llamada tras el escudo de ritos religiosos o prácticas sociales. Ninguna religión nos protegerá de su mirada. Ningún agnosticismo nos librará de su desafío. Jesús nos está llamando a vivir en verdad y a amar sin egoísmos.
Su fuego no ha quedado apagado al sumergirse en las aguas profundas de la muerte. Resucitado a una vida nueva, su Espíritu sigue ardiendo a lo largo de la historia. Los primeros seguidores lo sienten arder en sus corazones cuando escuchan sus palabras mientras camina junto a ellos.
¿Dónde es posible sentir hoy ese fuego de Jesús? ¿Dónde podemos experimentar la fuerza de su libertad creadora? ¿Cuándo arden nuestros corazones al acoger su Evangelio? ¿Dónde se vive de manera apasionada siguiendo sus pasos? Aunque la fe cristiana parece extinguirse hoy entre nosotros, el fuego traído por Jesús al mundo sigue ardiendo bajo las cenizas. No podemos dejar que se apague. Sin fuego en el corazón no es posible seguir a Jesús.
José Antonio Pagola

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a encender fuego en el mundo, ¡y cómo querría que ya estuviera ardiendo! Tengo que pasar por una terrible prueba ¡y cómo he de sufrir hasta que haya terminado! ¿Creéis que he venido a traer paz a la tierra? Pues os digo que no, sino división. Porque, de ahora en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres. El padre estará contra su hijo y el hijo contra su padre; la madre contra su hija y la hija contra su madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra».
(Lc 12,49-53)

Comentario
Hoy -de labios de Jesús- escuchamos afirmaciones estremecedoras: «He venido a encender fuego en el mundo» (Lc 12,49); «¿creéis que he venido a traer paz a la tierra? Pues os digo que no, sino división» (Lc 12,51). Y es que la verdad divide frente a la mentira; la caridad ante el egoísmo, la justicia frente a la injusticia…
En el mundo -y en nuestro interior- hay mezcla de bien y de mal; y hemos de tomar partido, optar, siendo conscientes de que la fidelidad es "incómoda". Parece más fácil contemporizar, pero a la vez es menos evangélico.
Nos tienta hacer un "evangelio" y un "Jesús" a nuestra medida, según nuestros gustos y pasiones. Hemos de convencernos de que la vida cristiana no puede ser una pura rutina, un "ir tirando", sin un constante afán de mejorar y de perfección. Benedicto XVI ha afirmado que «Jesucristo no es una simple convicción privada o una doctrina abstracta, son una persona real cuya entrada en la historia es capaz de renovar la vida de todos».
El modelo supremo es Jesús (hemos de "tener la mirada puesta en Él", especialmente en las dificultades y persecuciones). Él aceptó voluntariamente el suplicio de la Cruz para reparar nuestra libertad y recuperar nuestra felicidad: «La libertad de Dios y la libertad del hombre se han encontrado definitivamente en su carne crucificada» (Benedicto XVI). Si tenemos presente a Jesús, no nos dejaremos abatir. Su sacrificio representa lo contrario de la tibieza espiritual en la que frecuentemente nos instalamos nosotros.
La fidelidad exige valentía y lucha ascética. El pecado y el mal constantemente nos tientan: por eso se impone la lucha, el esfuerzo valiente, la participación en la Pasión de Cristo. El odio al pecado no es cosa pacífica. El reino del cielo exige esfuerzo, lucha y violencia con nosotros mismos, y quienes hacen este esfuerzo son quienes lo conquistan (cf. Mt 11,12).
Rev. D. Isidre SALUDES i Rebull (Alforja, Tarragona, España)

Santoral Católico:
San Alberto Hurtado
Sacerdote Jesuita Chileno
En Santiago de Chile, Alberto Hurtado Cruchaga, presbítero de la Compañía de Jesús, fundó una obra para que los pobres que carecen de techo y los vagabundos, sobre todo niños, pudieran encontrar un verdadero y familiar hogar (1952).

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Nos mira con amor

La Biblia nos asegura que “el Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres, desde su morada observa a todos los habitantes de la tierra; él modeló cada corazón y comprende todas sus acciones” (Salmo 33). Esta mirada tiene su predilección por los humildes, los sencillos, los justos, los que sirven al Señor.

Un ladrón a media noche se mete en una casa a robar. Entra por una ventana, y cuando está adentro en la oscuridad oye una voz que dice:
— ¡Jesús te está mirando! Entonces, el ladrón se asusta y se detiene.
Luego, como ve que no ocurre nada, continúa. Y de nuevo la voz le dice:
— ¡Jesús te está mirando! El ladrón asustado prende la luz y ve que la voz venía de un loro que estaba en una jaula, y el ladrón le dice:
— ¡Ahhh que susto me diste! ¿Cómo te llamas lorito? Y el loro le responde:
— Me llamo Pedro. —Pedro es un nombre extraño para un loro. Y el loro le contesta:
— Más extraño es el nombre “Jesús” para un doberman.

Una vez Dios se apareció a Abrahán y le dijo: “Camina en mi presencia y sé perfecto” (Gen. 17, 1). Convencido de que tu vida externa e interna se desarrolla ante la mirada de Dios, estarás atento a no ofender los divinos ojos con pensamientos o acciones. Así avanzarás por el camino de la honestidad hacia la perfección. Que el Señor te bendiga en este día.
Padre Natalio

Palabras del Beato Juan Pablo II

"El ir al encuentro de las necesidades del hombre significa, al mismo tiempo, su introducción en el radio de acción de la misión mesiánica y del poder salvífico de Cristo. Por consiguiente, se da una mediación: María se pone entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos.  Se pone ‘en medio’, o sea se hace mediadora no como una persona extraña, sino en su papel de madre, consciente de que como tal puede -más bien "tiene el derecho de"- hacer presente al Hijo las necesidades de los hombres"

Beato Juan Pablo II

Oración al Padre Hurtado

Padre Alberto Hurtado
Apóstol de Jesucristo,
servidor de los pobres,
amigo de los niños
y maestro de juventudes,
bendecimos a nuestro Dios
por tu paso entre nosotros.
Tú supiste amar y servir.
Tú fuiste profeta de la justicia
y refugio de los más desamparados.
Tú construiste con amor
un hogar para acoger a Cristo.
Como un verdadero padre,
tú nos llamas a vivir la fe
comprometida, consecuente y solidaria.
Tú nos guías con entusiasmo
en el seguimiento del Maestro.
Tú nos conduces al Salvador
que nuestro mundo necesita.
Haznos vivir siempre contentos
aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo
y entregar nuestra vida a los hermanos.
Padre Hurtado,
hijo e María y de la Iglesia,
amigo de Dios y de los hombres,
ruega por todos nosotros.
Amén.

Pensamientos de 
San Alberto Hurtado
“Cada profesión ha de ser concebida no sólo como un medio para ganarse la vida, de mejorar su situación económica, de labrar un porvenir a sus hijos, sino también como el ejercicio de una misión social y una colaboración al bien común de la sociedad.”

“¿Qué es un católico? ¡Un hombre a quien Dios ha encargado el mundo!”

“El cristianismo o es una vida entera de donación, una transubstanciación en Cristo, o es una ridícula parodia que mueve a risa y a desprecio.”

“La vida nos ha sido dada para buscar a Dios, la muerte para encontrarlo, la Eternidad para poseerlo.”

“Hay delitos económicos que son más graves que los homicidios porque son más conscientes y son la causa no de una, sino de muchas muertes y de la corrupción...”

“Las almas que se agitan y claman en las plazas y calles tienen un destino eterno; son trenes sin freno disparados hacia la eternidad. De mi pude depender que esos trenes encuentren una vía preparada con destino al cielo o que los deje corren por la pendiente cuyo término es el infierno.”

“¿Podré permanecer inactivo? Mi acción o inacción tiene un alcance eterno para tantas almas...”

“Cada prójimo es mi hermano, mi auténtico hermano, más aún, es Cristo.”

“El exceso de bondad es el menos peligroso de los excesos.”

“La única tristeza digna de un cristiano es no ser santo.”

“Sólo el santo santifica; sólo la luz alumbra; sólo el amor calienta.”

“En el fondo del alma del peor de sus jóvenes hay un santo en potencia...”

“La única derrota es alejarse de Cristo.”

“¿Cómo no estar contento? ¿Cómo no estar agradecido con Dios? ¡Qué fino es él! Todas mis obras han prosperado; en lugar de una muerte violenta me manda una larga enfermedad para que pueda prepararme; no me da dolores, me sostiene mi cabeza para que pueda arreglar tantos asuntos; me da el gusto de ver a tantos amigos... Verdaderamente Dios ha sido para mí un Padre cariñoso, el mejor de los Padres.” (Cuando le dan la noticia de que está desahuciado a causa del cáncer de páncreas)

“Estamos en las manos de Dios... Esa es la gran ciencia, estar a fondo en las manos de Dios... pero somos tan tontos que no aprendemos nunca a entregarnos completamente. Ahora estoy enteramente en sus manos y por eso estoy tan feliz.” (En el lecho de muerte)

“Contento, Señor, Contento.” (Frase que repetía cuando, en los últimos días, antes de morir, la enfermedad se convirtió en dolorosa)

Nuevo video y artículo

Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.

Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:

Nunca olvidemos agradecer
Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Guatemala nos llega un pedido de acción de gracias a Dios por el tercer aniversario del matrimonio de Luisa Fernanda y Mario. Que el Señor Jesús siga siendo el centro de sus vidas.

Recibimos un pedido de agradecer al Señor y a las personas que han hecho oraciones por Reinaldo, que es argentino pero vive en Austria; tiene cáncer de colon y está en tratamiento, y por la Gracia de Dios está mejorando notablemente.

“Intimidad Divina”

Domingo 20 del Tiempo Ordinario

El servicio de Dios tomado en serio no ofrece una vida cómoda y tranquila, sino que con frecuencia expone al riesgo, a la pelea y a las persecuciones. Tal es el tema de la Liturgia de este domingo esbozado desde la primera lectura (Jr 38, 4-6, 8-10). Jeremías con motivo de su predicación sin miramientos para nadie, ha venido a ser “varón discutido y debatido por todo el país” (Jr 15, 10). Para librarse de él, los jefes militares lo acusan ante el rey de derrotismo y, obtenida la autorización para ello, lo arrojan en una cisterna cenagosa donde el profeta se hunde en el fango. Habría ciertamente perecido allí, si Dios no le hubiese socorrido por medio de un desconocido que consiguió arrancar al rey el permiso de sacarlo de aquel lugar mortífero. El salmo responsorial del día expresa bien esta situación de Jeremías: “Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito. Me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa (Sl 39, 2-3).

En la segunda lectura (Hb 12, 1-2) San Pablo, después de haber hablado de la fe intrépida de los antiguos patriarcas y profetas, anima a los cristianos a emularlos: “…corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe” (ib. 12). Del Antiguo Testamento lleva el Apóstol al cristiano hacia Jesús del que los mayores personajes de la antigüedad –Jeremías incluido– no son más que figuras descoloridas. Él es el ejemplar divino que debe mirar el creyente, el máximo luchador por la causa de Dios que por cumplir su voluntad, “soportó la cruz sin miedo a la ignominia”. Basando la fe en él, que es su causa, autor y sostén, el cristiano no ha de temer resistir hasta la sangre en su “pelea contra el pecado” (ib. 4) y contra todo lo que pueda apartarlo de la fidelidad plena a su Dios.

Jesús que ha  proclamado dichosos a los pacíficos y ha dejado su paz en herencia a sus discípulos, declara sin resistencias en el Evangelio de hoy (Lc 12, 49-53) que “no ha venido a traer al mundo la paz sino la división” (ib. 51). La afirmación, desconcertante a primera vista, no contradice ni anula lo que dice en otra parte, sino precisa que la paz interior, contraseña de la armonía entre el hombre y Dios y, por lo tanto, de la adhesión a su querer, no le exonera de la lucha y de la guerra contra lo que dentro de él –pasiones, tentaciones, pecados– o en el propio ambiente se opone a la voluntad de Dios, atenta a la fe e impide el servicio del Señor. Entonces el cristiano más pacífico debe tronarse luchador animoso e impávido que no teme riesgos ni persecuciones, a ejemplo de Jeremías y mucho más del de Cristo que ha peleado contra el pecado hasta la sangre y la ignominia de la cruz.

¡Oh Jesús, mi dulce Capitán! Alzando el estandarte de tu Cruz me dices amorosamente: “Toma la cruz que te presento y, aunque te parezca grave su peso, sígueme y no dudes”. Para responder a tu invitación, te prometo, celestial Esposo mío, no resistir más a tu amor. Pero ya veo que te encaminas al Calvario, y tu esposa te sigue prontamente… Dispón siempre de mí como más te agrade, que con todo estaré contenta, con tal que te siga por el camino del Calvario, y cuanto más espinosa la encuentre y más pesada la cruz, tanto más consolada me sentiré, pues deseo amarte con amor paciente…, con amor sólido y sin división. De grado entrego mi corazón a las aflicciones, a las tristezas y a los trabajos. Gozo de no gozar, porque a aquella mesa de la eternidad que me espera, debe preceder en esta vida el ayuno. Señor mío, tú en la cruz por mí y yo por ti. ¡Ah! ¡Si se entendiese de una vez qué dulce es cuánto vale el padecer y callar por ti, Jesús! ¡Oh amado sufrimiento, oh bueno Jesús! (Santa Teresa Margarita Redi, La spiritualitá)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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