sábado, 10 de agosto de 2013

Pequeñas Semillitas 2110

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2110 ~ Sábado 10 de Agosto de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Reír es arriesgarse a parecer un tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental.
Buscar al otro es arriesgarse a comprometerse.
Expresar los sentimientos es arriesgarse a ser rechazado.
Exponer los sueños ante una multitud es arriesgarse a ser ridículo.
Amar es arriesgarse a no ser correspondido.
Avanzar ante obstáculos abrumadores es arriesgarse a fracasar. Pero se deben correr los riesgos porque el peligro más grande en la vida es no arriesgar nada. La persona que no arriesga nada, no hace nada, no tiene nada, no es nada.  Podrá evitar el sufrimiento y la tristeza, pero no puede aprender, sentir, cambiar, crecer ni amar.

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará».
(Jn 12,24-26)

Comentario
Hoy, la Iglesia —mediante la liturgia eucarística que celebra al mártir romano san Lorenzo— nos recuerda que «existe un testimonio de coherencia que todos los cristianos deben estar dispuestos a dar cada día, incluso a costa de sufrimientos y de grandes sacrificios» (Juan Pablo II).
La ley moral es santa e inviolable. Esta afirmación, ciertamente, contrasta con el ambiente relativista que impera en nuestros días, donde con facilidad uno adapta las exigencias éticas a su personal comodidad o a sus propias debilidades. No encontraremos a nadie que nos diga: —Yo soy inmoral; —Yo soy inconsciente; —Yo soy una persona sin verdad... Cualquiera que dijera eso se descalificaría a sí mismo inmediatamente.
Pero la pregunta definitiva sería: ¿de qué moral, de qué conciencia y de qué verdad estamos hablando? Es evidente que la paz y la sana convivencia sociales no pueden basarse en una “moral a la carta”, donde cada uno tira por donde le parece, sin tener en cuenta las inclinaciones y las aspiraciones que el Creador ha dispuesto para nuestra naturaleza. Esta “moral”, lejos de conducirnos por «caminos seguros» hacia las «verdes praderas» que el Buen Pastor desea para nosotros (cf. Sal 23,1-3), nos abocaría irremediablemente a las arenas movedizas del “relativismo moral”, donde absolutamente todo se puede pactar y justificar.
Los mártires son testimonios inapelables de la santidad de la ley moral: hay exigencias de amor básicas que no admiten nunca excepciones ni adaptaciones. De hecho, «en la Nueva Alianza se encuentran numerosos testimonios de seguidores de Cristo que (...) aceptaron las persecuciones y la muerte antes que hacer el gesto idolátrico de quemar incienso ante la estatua del Emperador» (Juan Pablo II).
En el ambiente de la Roma del emperador Valeriano, el diácono «san Lorenzo amó a Cristo en la vida, imitó a Cristo en la muerte» (San Agustín). Y, una vez más, se ha cumplido que «el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna» (Jn 12,25). La memoria de san Lorenzo, afortunadamente para nosotros, quedará perpetuamente como señal de que el seguimiento de Cristo merece dar la vida, antes que admitir frívolas interpretaciones de su camino.
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Lorenzo
Diácono y Mártir
Fiesta de san Lorenzo, diácono y mártir, que deseó ardientemente acompañar al papa Sixto II en su martirio. Según cuenta san León Magno, recibió del tirano la orden de entregar los tesoros de la Iglesia, y él, burlándose, le presentó a los pobres en cuyo sustento y abrigo había gastado abundantes riquezas. Por la fe de Cristo, tres días más tarde superó el tormento del fuego, y el instrumento de su tortura se convirtió en distintivo de su triunfo, siendo enterrado su cuerpo en el cementerio de Campo Verano, que desde entonces fue llamado con su nombre (258).

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Confiar en Dios

Confiar en Dios que nos ama, es fundamental para aceptar, con ánimo sereno, los contra-tiempos y dificultades de cada día. Nunca tendrás pruebas superiores a tus fuerzas. El Señor correrá a darte una mano cuando te parezca hundirte. Basta que lo invoques con fe y todo redundará para tu mayor bien. Aquí tienes una oración para interiorizar este sentimiento.

- Para mí lo bueno es estar junto a Dios.
- Para mí lo bueno es estar junto a Dios.
- Hacer del Señor mi refugio.
- Estar junto a Dios.
- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
- Para mí lo bueno es estar junto a Dios. Salmo 72.

En los salmos varias veces se declara feliz al hombre que busca refugio en Dios cuando llegan las tribulaciones y angustias de la vida: “Dichoso el hombre que confía en Dios, porque no quedará defraudado”. Los hombres fallan y desilusionan, Dios no. Que él te conceda coraje y gracia para abandonarte en sus brazos paternales.
Padre Natalio

Palabras del Papa Francisco

“No se puede anunciar el Evangelio de Jesús sin el testimonio concreto de vida. La incoherencia de los fieles y los pastores entre lo que dicen y lo que hacen, entre la palabra y el modo de vivir, minan la credibilidad de la Iglesia. No se puede apacentar el rebaño de Dios si no se acepta ser llevados por la voluntad de Dios incluso donde no queremos, si no hay disponibilidad para dar testimonio de Cristo con la entrega de nosotros mismos, sin reservas, sin cálculos, a veces a costa incluso de nuestra vida”
Papa Francisco

Tema del día:
¿Cómo orar?
La oración nos vincula con Dios. En oración, creas un espacio sagrado en el cual comulgas con Dios. Creo en el siguiente proceso de oración de cinco pasos para profundizar nuestro vínculo con Dios y aumentar nuestra conciencia de Dios en nosotros:

1. Descansa
Aparta tiempo cada día para la oración. Comienza tu tiempo de silencio relajando cada parte de tu cuerpo y abriendo tu mente a la conciencia divina. Respira profundamente, consciente de que estás en la presencia de Dios y que ésta Presencia está en ti. Deja ir tus preocupaciones y reconoce que todo está bien.

2. Concéntrate
Al cerrar los ojos y dejar ir cualquier pensamiento del mundo a tu alrededor, comienza a pensar en Dios… acerca de Su presencia en tu vida. Enfoca tu mente en un pensamiento, una idea o una escritura que resuene contigo. Repite esta idea una y otra vez, bien sea en silencio o en voz alta, hasta que se convierta en tu único pensamiento.

3. Medita
Permite que esta concentración mental te lleve a una conciencia más profunda de Dios. “Estad quietos y conoced que yo soy Dios”. Permanece quieto a medida que te vinculas con esta presencia divina en ti.

4. Reconoce
Desde lo más profundo de tu ser, reconoce que eres uno con Dios.  Esta certeza, esta comprensión que sientes en la presencia sagrada de Dios es una “comunión silenciosa del alma”. En este estado receptivo de mente y corazón, presta atención a la inspiración divina, las respuestas a tus oraciones.

5. Da gracias
Permite que la gratitud sea la respuesta gozosa de tu corazón a esta experiencia de comunión con Dios y con Su bondad infinita. Da gracias por las bendiciones en camino, listo para recibir tu bien.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Oscar A., de Haedo, Buenos Aires, Argentina, para que el Señor lo ayude a conseguir un trabajo digno.

Pedimos oración por Karen S., de Costa Rica, que perdió su bebé hace ocho meses, para que Dios bendiga su matrimonio con otro embarazo.

Pedimos oración por Hilda S., de Costa Rica, que se encuentra desaparecida.

Pedimos oración por Lisbè L. de G., cubana que se encuentra trabajando en Venezuela, para que le concedan adelantar un mes sus vacaciones y pueda atender a dos hijos pequeños y a su mamá Esnélida que tiene una rebelde diabetes. Esta misma señora nos pide rezar por las epidemias de cólera y dengue que hay en Cuba, específicamente por el municipio de Manatì y el de Las Tunas que es donde ella vive.

Seguimos rezando por las víctimas de la tragedia urbana ocurrida esta semana en Rosario, Argentina, y para que el Señor otorgue fortaleza espiritual a quienes todo lo han perdido.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a feluzul@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.

El rincón de los lectores 

Desde hace años hemos tenido esta sección llamada “El rincón de los lectores” destinada a dar cabida a los mensajes, opiniones y comentarios de las personas que leen Pequeñas Semillitas, que han podido expresarse libre y respetuosamente. Ahora, con nuestra presencia en Facebook, la posibilidad de manifestarse es mucho más abierta, directa y permanente.
Igual vamos a mantener esta sección para los que deseen expresarse por esta vía. Para que tu mensaje se publique debes dirigirlo por mail a feluzul@gmail.com  con el título "El rincón de los lectores" y deberá ser muy breve y no contener conceptos agraviantes para nada ni para nadie.
Los mensajes serán moderados por el propietario de esta página y se publicarán a medida que el tiempo y el espacio en la misma lo permitan (una o dos veces por semana), y no se admitirán réplicas o respuestas públicas a mensajes anteriores de otros lectores.

# Cristina Cantarelli - 9 de Agosto de 2013 – Buenos Aires, Argentina.

¡Hola mi buen amigo y hermano en la Fe de Cristo y María!
Me ha dado enorme alegría y satisfacción saber del reconocimiento que  CATHOLIC NET ha concedido a “PEQUEÑAS SEMILLITAS”…
Me reconforta enormemente que aunque los que te leemos no seamos generosos para mantener las Semillitas en la web, en cambio el mismo Jesús te habla bien claro de su satisfacción con tu esfuerzo cotidiano.
Ambos sabemos que la vida terrena es un continuo diálogo entre Jesús y el Hombre. Diálogo que muchas veces es un monólogo por parte de Jesús y un silencio prolongado por parte del Hombre…
“PEQUEÑAS SEMILLITAS” aporta diversas maneras efectivas para mantener con Jesús un diálogo vivo, vibrante, honesto y lleno de Amor del Hombre hacia Jesús y viceversa…
En tiempos caóticos y difíciles es una caricia a tu alma y la de todos tus lectores, saber que Jesús ha derramado su bendición y beneplácito en este reconocimiento de CATHOLIC NET.
Vos y yo… como muchos otros católicos sabemos en carne propia que la vida terrena SIN Jesús es un páramo desierto e inútil, que si Él no lo abarca todo nada tiene sentido…
Y eso es lo que “PEQUEÑAS SEMILLITAS” nos demuestra a diario.
Por ése motivo, hoy más que nunca, te puedo decir con toda alegría y certeza: SONRÍE FELIPE… DIOS TE AMA !!!
Caia

"Pequeñas Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío (moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com  con el título: “Suscripción a Pequeñas Semillitas”.

“Intimidad Divina”

Como yo os he amado

El último toque que perfecciona el amor fraterno y lo lleva a su más alta expresión, lo da Jesús en el discurso de adiós a sus discípulos: “Adonde yo voy vosotros no podéis venir” (Jn 13, 33). Pero algo suyo debe quedar en medio de ellos como para prolongar su presencia: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros” (ib. 34). El amor que él ha demostrado a sus discípulos debe continuar viviendo en medio de ellos y manifestarse en su amor recíproco. “Permaneced en mi amor” (Jn 15, 20) les dirá poco después; permaneced no tanto para gozar de él individualmente, sino para vivirlo en las relaciones mutuas. Este será el distintivo inconfundible por el que se les reconocerá: “En esto conocerán todos que sois discípulos míos, si os amáis mutuamente” (Jn 13, 35), y será el testimonio más válido de su adhesión a Cristo… En adelante, para regular la cariad fraterna no habrá una medida humana sino divina, la del amor de Cristo. Los confines desaparecen; no hay ya medida que resista. Cuanto más se adentra el cristiano en el misterio del amor infinito de Cristo, tanto más comprende hasta dónde debe amar a sus hermanos.

El nuevo Pueblo de Dios “tiene como ley el amar como Cristo nos ha amado” (LG 9). Y para que sea esto posible, “el hombre cristiano, conformado con la imagen del Hijo, que es el primogénito entre muchos hermanos, recibe las primicias del Espíritu (Rm 8, 23), las cuales le capacitan para cumplir la ley nueva del amor” (GS 22). El Concilio Vaticano II insiste repetidamente en la obligación de todo creyente de amar como cristo ha amado. El camino es único: abrirse a la acción del Espíritu Santo que, conformando al bautizado con Cristo, derrama en él su amor. Sin ese don divino, el mandamiento nuevo es completamente imposible y Jesús no lo habría propuesto. Pero se nos ha dado el don, está abierto el camino: todo cristiano puede y debe emular el amor del Salvador. Reflexionando sobre este precepto, escribía Sta. Teresa del Niño Jesús: “¡Con qué amor lo acepto, pues me da la certeza de que es voluntad vuestra, oh Señor, amar en mí a cuantos me mandáis amar”

En realidad, para el cristiano que “permanece” en el amor de Cristo, es Cristo quien ama en él, perdona en él, salva en él. Ese es el misterio de su Cuerpo Místico, por el cual él, Cabeza divina y gloriosa, continúa actuando por medio de sus miembros. Urge darle lugar, dejarle sitio, ponerse enteramente a su disposición, para que mediante el corazón de sus discípulos, pueda Cristo continuar manifestando al mundo su amor. “Nadie tiene amor mayor que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13). Jesús explica su mandamiento aduciendo o que él mismo está por hacer por todos los hombres. Hasta ahí hay que seguirle. “Él dio su vida por nosotros –dice San Juan–. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos” (1 Jn 3, 16). Es la maravillosa realidad que se deriva de la nueva ley del amor; y es la realidad que tantos cristianos auténticos –los santos– han vivido al pie de la letra. La nueva ley del amor ha sido sellada con la sangre de Cristo y debe tener también el sello de la sangre de sus discípulos. No a todos se les pedirá tanto, pero a todos se les pide gastar la vida en empeño de caridad fraterna que sea testimonio del amor de Cristo.

Oh dulce Señor, nos has dado un dulce mandamiento. Pues dices: Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado. Nos das el mandamiento del amor, tú que nos has amado y nos has purificado de nuestros pecados con tu sangre. ¡Oh mandamiento nuevo, mandamiento dulce, mandamiento deleitable, mandamiento de vida, mandamiento de salvación eterna! En este mandamiento se compendia toda la ley y los profetas… es ésta (la caridad) la perla preciosa para comprar la cual, tu esposa, oh Señor, una vez hallada, lo vende todo. Es ésta la escala que apareció en sueños de Jacob y que él veía subir hasta el cielo… Pues por medio de ella como bajan los ángeles, así nosotros subimos hasta los ángeles ya que sin esta escala nadie puede subir al reino del cielo… Oh Señor, tú que nos mandas amar al hermano, quieres también ser amado con todo el corazón por tus siervos. Y no es mucho que el siervo ame tanto a su señor cuando es tan amado por él. (B. Oglerio, Sermón, 5, 1)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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