sábado, 24 de diciembre de 2016

Pequeñas Semillitas 3225

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3225 ~ Sábado 24 de Diciembre de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
“Al principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios”
El Dios que se revela en la Palabra es Luz, es Camino, es Verdad, es Vida.
Esta noche las tinieblas del mundo llegan a su fin… Llega Jesús que es Luz.
Esta noche la desorientación se termina… Llega Jesús que es Camino.
Esta noche la mentira va a ser derrotada… Llega Jesús que es la Verdad.
Esta noche la muerte pierde la batalla… Llega Jesús que es Vida.
Todos nosotros, seguidores de Jesús, debemos llevar a cada rincón del mundo su verdad y su luz, para que muchos encuentren el camino y la vida por Él.

¡Buenos días!

Decídete por Dios
La Reina de la Paz te deja hoy un mensaje para la próxima Navidad. Te anima a decidirte por Dios, entregarte a él, ponerlo en el primer lugar en tu propia vida y en tu hogar. Es nada más ni nada menos que decidirte a hacer realidad el precepto del Señor, Creador nuestro: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma y con todas tus fuerzas”.

“¡Queridos hijos! Hoy, de una manera especial, les traigo al pequeño Jesús para que él los bendiga con su bendición de paz y de amor. No olviden que ésta es una gracia que muchas personas ni conocen ni aceptan. Por eso, ustedes, los que se dicen míos y que buscan mi ayuda, entréguense completamente. Por encima de todo, den su amor y su ejemplo en sus familias. Ustedes dicen que la Navidad es una celebración familiar. Por eso, queridos hijos, den a Dios el primer lugar en sus familias, a fin de que él pueda darles a ustedes la paz y pueda protegerlos. Decídanse por Dios y entonces ustedes lo tendrán todo. ”

Con sencillas palabras la Madre te recuerda lo que Jesús dijo (Mt. 6, 33) y que tantas veces olvidamos: “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y lo demás se les dará por añadidura”. Esto es decidirse por Dios, darle el primer lugar… y él no se dejará superar en generosidad, a cambio ¡lo tendrás todo! Esto es fe. Atrévete a la entrega completa.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Zacarías, el padre de Juan, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo: «Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo, como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas, que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odiaban haciendo misericordia a nuestros padres y recordando su santa alianza y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor en santidad y justicia delante de Él todos nuestros días. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados, por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura, a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz». (Lc 1,67-79)

Comentario:
Hoy, el Evangelio recoge el canto de alabanza de Zacarías después del nacimiento de su hijo. En su primera parte, el padre de Juan da gracias a Dios, y en la segunda sus ojos miran hacia el futuro. Todo él rezuma alegría y esperanza al reconocer la acción salvadora de Dios con Israel, que culmina en la venida del mismo Dios encarnado, preparada por el hijo de Zacarías.
Ya sabemos que Zacarías había sido castigado por Dios a causa de su incredulidad. Pero ahora, cuando la acción divina es del todo manifiesta en su propia carne —pues recupera el habla— exclama aquello que hasta entonces no podía decir si no era con el corazón; y bien cierto que lo decía: «Bendito el Señor Dios de Israel...» (Lc 1,68). ¡Cuántas veces vemos oscuras las cosas, negativas, de manera pesimista! Si tuviésemos la visión sobrenatural de los hechos que muestra Zacarías en el Canto del Benedictus, viviríamos con alegría y esperanza de una manera estable.
«El Señor ya está cerca; el Señor ya está aquí». El padre del precursor es consciente de que la venida del Mesías es, sobre todo, luz. Una luz que ilumina a los que viven en la oscuridad, bajo las sombras de la muerte, es decir, ¡a nosotros! ¡Ojalá que nos demos cuenta con plena conciencia de que el Niño Jesús viene a iluminar nuestras vidas, viene a guiarnos, a señalarnos por dónde hemos de andar...! ¡Ojalá que nos dejáramos guiar por sus ilusiones, por aquellas esperanzas que pone en nosotros!
Jesús es el “Señor” (cf. Lc 1,68.76), pero también es el “Salvador” (cf. Lc 1,69). Estas dos confesiones (atribuciones) que Zacarías hace a Dios, tan cercanas a la noche de la Navidad, siempre me han sorprendido, porque son precisamente las mismas que el Ángel del Señor asignará a Jesús en su anuncio a los pastores y que podremos escuchar con emoción esta misma noche en la Misa de Nochebuena. ¡Y es que quien nace es Dios!
* Rev. D. Ignasi FABREGAT i Torrents (Terrassa, Barcelona, España)

Santoral Católico:
Noche del nacimiento del Hijo de Dios
«Alegrémonos todos en el Señor, porque nuestro Salvador ha nacido en el mundo. Hoy, desde el cielo, ha descendido la paz para nosotros.»
(Antífona de Entrada)
La Iglesia en su misión de ir por todo el mundo llevando la Buena Nueva ha querido dedicar un tiempo a profundizar, contemplar y asimilar el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios; a este tiempo lo conocemos como Navidad. Cerca de la antigua fiesta judía de las luces y buscando dar un sentido cristiano a las celebraciones paganas del solsticio de invierno, la Iglesia aprovechó el momento para celebrar la Navidad. En este tiempo los cristianos, por medio del Adviento, se preparan para recibir a Cristo, "luz del mundo" (Jn 8, 12) en sus almas, rectificando sus vidas y renovando el compromiso de seguirlo. Durante el Tiempo de Navidad al igual que en el Triduo Pascual de la Semana Santa celebramos la redención del hombre gracias a la presencia y entrega de Dios; pero a diferencia del Triduo Pascual en el que recordamos la Pasión y muerte del Salvador, en la Navidad recordamos que Dios se hizo Hombre y habitó entre nosotros.
Así como el sol despeja las tinieblas durante el alba, la presencia de Cristo irrumpe en las tinieblas del pecado, el mundo, el demonio y de la carne para mostrarnos su camino a seguir. Con su luz nos muestra la verdad de nuestra existencia. Cristo mismo es la vida que renueva la naturaleza caída del hombre y de la naturaleza. La Navidad celebra esa presencia renovadora de Cristo que viene a salvar al mundo.
La Iglesia en su papel de madre y maestra por medio de una serie de fiestas busca concientizar al hombre de este hecho tan importante para la salvación de sus hijos.
@ Church Forum - EWTN     

Palabras de San Juan Pablo II 
“En la Noche Santa se proclama
la victoria del Amor sobre el odio,
de la vida sobre la muerte.
Lo que resulta imposible para las fuerzas humanas,
Dios mismo, en su amor infinito,
lo realiza mediante la encarnación de su Hijo unigénito”

Tema del día:
Navidad… una vez más Señor
Una vez más hemos limpiado la casa. Hemos pulido los metales, hemos abrillantado las maderas.

Una vez más hemos sacudido el polvo, hemos encendido las luces...

Una vez más hemos hecho estrellas de papel plateado, hemos colgado guirnaldas, una vez más está engalanado el árbol de Navidad, una vez más, Señor, tienen nuestra casa ambiente de fiesta navideña.

Una vez más hemos andado con el vértigo del tráfico, de acá para allá buscando regalos y una vez más, Señor, hemos dispuesto la mesa y preparado la cena con esmero... una vez más, Señor...

Y una vez más todo esto pasará y será como fuego de artificio que se pierde en la noche de nuestras vidas, si todo esto ha sido meramente exterior. Si no hemos encendido la luz de Tu amor en nuestro corazón. Si nuestra voluntad no se inclina ante ti y te adora incondicionalmente.

Tu no quieres tibios, ya lo dijiste cuando siendo hombre habitabas entre nosotros, no quieres "medias tintas", a ratos si y a ratos no. Trajiste la paz pero también la guerra. La guerra dentro de nosotros mismos para vencer nuestro egoísmo, nuestra soberbia, nuestra envidia, nuestra gran pereza para la entrega total.

La Navidad no es solo para esta noche y de esta noche un ratito y tal vez mañana otro poquito. Es mucho más que eso, es todos los días, todos los meses y todos los segundos del año en que tenemos que vivir la autenticidad de nuestro Credo.

Ser auténticos con nuestra Fe no solo es: no robar, no matar, no hacer mal a nadie. Busquemos en nuestro interior y veamos esos pecados de omisión: el no hacer el bien, el no preocuparnos de los que están a nuestro lado, del hermano que nos tiende la mano y hacemos como que no lo vemos, como que no lo oímos... Veamos si en nuestra vida hay desprendimiento y generosidad o vivimos solo para atesorar y cuando nos parece que tenemos las manos llenas, las tenemos vacías ante los ojos de Dios.

Que esta Noche sea Nochebuena de verdad en nuestro corazón. Vamos a limpiar y quitar el polvo del olvido para las buenas obras. Vamos a colgar para siempre la estrella de la humildad donde antes había soberbia, vamos a poner una guirnalda de caridad donde antes había desamor.

Vamos a cambiar nuestra vida interior fría y apática, por una valiente y plena de autenticidad. Vamos a darte, Señor, lo que viniste a buscar en los hombres una noche como esta hace ya muchos años: limpieza de corazón y buena voluntad.

Empezamos esta pequeña reflexión con: Una vez más Señor... pues bien, ya no será una vez más, será: Siempre más, Señor.

Y como es una Noche muy especial, en nuestra primera oración, en nuestra primera conversación contigo te pedimos: por los enfermos, por los que nada tienen y nada esperan, por la paz en el mundo, por los que tiene hambre, por los que tienen el vacío de no ser queridos, por los que ya no están a nuestro lado, por los niños y los jóvenes, por los matrimonios, por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto XVI, por la Iglesia, por los sacerdotes… A todos danos tu  bendición, y para todos los que leen una muy feliz Navidad.

Autor: Ma Esther De Ariño / Fuente: Catholic.net / Imagen: Google.

Aviso importante 
“Pequeñas Semillitas” no se publicará
desde el 26 al 31 de diciembre
para tomar sólo una semana de descanso.
Por ahora no habrá otras vacaciones.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por las intenciones y necesidades de Cecilia L. y su familia, de la ciudad de Córdoba, Argentina, rogando a Jesús que les conceda las gracias necesarias para que vivan esta Navidad con alegría cristiana.

Pedimos oración para Diego, un joven de 20 años de Buenos Aires, Argentina, que en ocasión de ser asaltado en su domicilio sufrió heridas de consideración y ahora está internado en grave estado. Que la Virgen, Madre de Jesús y de todos nosotros, interceda ante Dios para obtener la gracia de su recuperación física y psíquica luego de tan grande trauma. 

Pedimos oración por la salud de José Antono C. S., que está internado en San Germán, Puerto rico, por un infarto. 

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de Dios
Diciembre 24
Mañana es día de fiesta, día de Natividad.
Por eso la campanita no hace más que repicar.
Campanita de la iglesia, parece el corazón de mi pueblo, que repica en cada palpitación.
Hace no sé cuántos años en Belén nació el Señor.
Por los cielos, milagroso, un lucero apareció.
En su cunita de paja fueron a darle calor un buey, un asno y tres reyes, según me contó un pastor.
Y con tan cálido aliento fue creciendo el Niño Dios para inundar el mundo de paz, consuelo, amor.
Festejando el nacimiento habrá mañana alegría en las almas, y en la mesa el pavo, castañas y sidra.
Y el corazón de mi pueblo, igual que la campanita pasará el día de fiesta, repica que te repica.
“Mientras se encontraba en Belén, le llegó el tiempo de ser madre, y María dio a luz a su hijo primogénito” (Lc 2,6-7). Cristo es el primogénito de María, no porque ella haya tenido otros hijos, sino porque Dios la tenía predestinada para ser la Madre universal de todos los redimidos; al dar a luz a Cristo, podemos considerar que también nos ha dado a luz a nosotros los bautizados; es, pues, en cierto modo hoy el día de nuestro nacimiento con Cristo y en Cristo; por eso es la fiesta de todo el pueblo de Dios.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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