PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3220 ~ Lunes 19 de Diciembre de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En
aquel primer instante en que fue criada y unida el alma de Jesucristo a su cuerpecito
en el seno de María, el Padre Eterno intimó al Hijo su voluntad, de que muriese
por la redención del mundo; y en aquel mismo instante le presentó delante toda
la escena funesta de las penas que debía sufrir hasta la muerte, para redimir a
los hombres. Le manifestó ya entonces todos los trabajos, desprecios y pobrezas
que había de padecer en toda su vida, así en Belén, como en Egipto y en
Nazaret; y después le descubrió todos los dolores y las ignominias de su
pasión, los azores, las espinas, los clavos y la cruz; todos los tedios, las
tristezas, las agonías y los abandonos en medio de los que había de concluir su
vida sobre el Calvario.
Abrahán,
llevando el Hijo a la muerte, no quiso afligirle con anticiparle el aviso de
ella, por aquel poco tiempo que necesitaba para llegar al monto. Pero el eterno
Padre quiso que su Hijo encarnado,
destinado por víctima de nuestros pecados a su Divina Justicia, padeciese
con mucha anticipación todas las penas a que debía sujetarse en su vida y en su
muerte.
De
donde fue, que aquella tristeza sufrida por Jesús en el huerto, bastante para
quitarle la vida, la padeció continuamente desde el primer momento que estuvo
en el vientre de su Madre. Así que, desde entonces sintió vivamente y sufrió el
peso reunido de todos los trabajos, dolores y vituperios que le esperaban.
Toda
la vida de nuestro Redentor, y todos sus años, fueron vida y años de pena y de
lágrimas, diciéndonos él mismo por boca de David: “Con el dolor ha desfallecido
mi vida, y mis años con los gemidos”. (Sal
30, 11).
Su
Divino Corazón no tuvo un momento libre de padecimientos: o velaba, o dormía, o
trabajaba, o descansaba, u oraba o conversaba; siempre tenía delante de sus
ojos aquella amarga representación; la cual atormentaba más su Alma Santísima, que
han atormentado a los santos Mártires todas sus penas. Estos han padecido, pero
ayudados de la gracia, padecían con alegría y fervor. Jesucristo padeció
más, padeció siempre con un corazón
lleno de tristeza, y todo lo aceptó por amor a nosotros. (San
Alfonso María Ligorio)
¡Buenos días!
Jesús busca tu amor
Antes
de que existiera la cercanía de Dios en la Eucaristía, el hombre debía tener la
iniciativa y buscar a Dios. En todos los pueblos había templos para orar o
lugares sagrados, pero sin la presencia viva de Dios. Ahora Dios nos ama tanto
que ha querido ser Él quien nos busque y nos espere.
Un día visitó al señor Fremiot un protestante, antes
católico, que criticó la fe de los
católicos en la Eucaristía. Decía que cómo era posible que Dios convirtiera una
hostia en el cuerpo de Cristo. De repente se oyó la vocecita de la pequeña (santa)
Juana Fremiot de Chantal, con solo ocho
años, que le preguntó: —¿Sabe usted el credo? —¡Claro que sí!, respondió el
caballero. —Pues bien, dígalo. Y el protestante comenzó a decirlo. —Creo en
Dios, Padre todopoderoso… Al punto la niña lo interrumpió. —¡Pare! ¿No dijo
usted, que Dios es todopoderoso? —Sí, ¿por qué?, contestó el hombre. —Porque si
Dios no puede hacer que una hostia se convierta en el cuerpo de Jesucristo, ya
no es todopoderoso. El hombre no fue capaz de responderle.
Dios
todopoderoso ha querido vivir entre los hombres con un corazón humano. Y Jesús
te sigue diciendo desde el sagrario: Dame, hijo mío, tu corazón y que tus ojos
hallen deleite en mis caminos (Prov 23, 26). Jesús sólo busca tu cariño y tu
amor. ¡Cuán consoladores y suaves son los momentos pasados con este Dios de
bondad!
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Hubo
en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo
de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel;
los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos
y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de
avanzada edad.
Sucedió
que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en
suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor
para quemar el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a
la hora del incienso. Se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha
del altar del incienso. Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de
él. El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido
escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre
Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, porque
será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu
Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos de los hijos de Israel, les
convertirá al Señor su Dios, e irá delante de Él con el espíritu y el poder de
Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los
rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien
dispuesto».
Zacarías
dijo al ángel: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en
edad». El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y
he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva. Mira, te vas a
quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque
no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo».
El
pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su demora en el
Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido
una visión en el Santuario; les hablaba por señas, y permaneció mudo. Y sucedió
que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa. Días
después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses diciendo:
«Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi
oprobio entre los hombres». (Lc 1,5-25)
Comentario:
Hoy,
el ángel Gabriel anuncia al sacerdote Zacarías el nacimiento “sobrenatural” de
Juan el Bautista, que preparará la misión del Mesías. Dios, en su amorosa
providencia, prepara el nacimiento de Jesús con el nacimiento de Juan, el
Bautista. Aunque Isabel sea estéril, no importa. Dios quiere hacer el milagro
por amor a nosotros, sus criaturas.
Pero
Zacarías no manifiesta en el momento oportuno la visión sobrenatural de la fe:
«¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad» (Lc
1,18). Tiene una mirada excesivamente humana. Le falta la docilidad confiada en
los planes de Dios, que siempre son más grandes que los nuestros: ¡en este
caso, ni más ni menos que la Encarnación del Hijo de Dios para la salvación del
género humano! El ángel encuentra a Zacarías como “despistado”, lento para las
cosas de Dios, como estando en “fuera de juego”.
Cuando
ya faltan pocos días para la Navidad, conviene que el Ángel del Señor nos
encuentre preparados, como María. Es necesario tratar de mantener la presencia
de Dios a lo largo del día, intensificar nuestro amor a Jesucristo en nuestro
tiempo de oración, recibir con mucha devoción la Sagrada Comunión: ¡porque
Jesús nace y viene a nosotros! Y que no nos falte la visión sobrenatural en
todos los quehaceres de nuestra vida. Hemos de poner visión sobrenatural en
nuestro trabajo profesional, en nuestros estudios, en nuestros apostolados,
incluso en los contratiempos de la jornada. ¡Nada escapa a la providencia
divina! Con la certeza y la alegría de saber que nosotros colaboramos con los
ángeles y con el Señor en los planes amorosos y salvadores de Dios.
* Rev. D. Ignasi FUSTER i Camp (La Llagosta,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
Beato Urbano V
Papa
Una
de las épocas más difíciles para la Iglesia Católica fue "El destierro de
Avignon, o destierro de Babilonia". Durante este periodo los Papas
tuvieron que salir de Roma, a causa de las continuas e insostenibles
revoluciones. Se establecieron en Avignon, una ciudad francesa, poco después
del año 1300. Entre todos los Papas que vivieron en Avignon estaba Urbano V.
Nació
en Languedoc, Francia, en 1310. Hizo sus estudios universitarios y entró de
monje benedictino. Fue superior de los principales conventos de su comunidad y
como tenía especiales cualidades para la diplomacia. Los Sumos Pontífices que
vivieron en Avignon lo emplearon como Nuncio o embajador. Estaba de Nuncio en
Nápoles cuando llegó la noticia de que había muerto el Papa Inocencio VI y que
él había sido nombrado nuevo Sumo Pontífice. Y no era ni obispo menos cardenal.
En sólo un día fue consagrado obispo, y coronado como Papa.
Como
Sumo Pontífice se propuso acabar con los abusos que existían. Quitó los lujos
de su palacio y de sus colaboradores. Se preocupó por obtener que el grupo de
sus empleados en la Corte Pontificia fuera un verdadero modelo de vida
cristiana. Entregó los principales cargos eclesiásticos a personas de
reconocida virtud y luchó fuertemente para acabar con las malas costumbres. Al
mismo tiempo trabajó seriamente para elevar el nivel cultural del pueblo y fundó
una academia para enseñar medicina.
Con
la ayuda de los franciscanos y de los dominicos emprendió la evangelización de
Bulgaria, Ucrania, Bosnia, Albania, Lituania, y hasta logró enviar misioneros a
la lejana Mongolia. Lo más notorio de este santo Pontífice es que volvió a
Roma, después de que ningún Papa lo había hecho desde hacía más de 50 años. Al
llegar a Roma no pudo contener las lágrimas. Las grandes basílicas, incluso la
de San Pedro, estaban casi en ruinas. La ciudad se hallaba en el más lamentable
estado de abandono y deterioro.
Urbano
V con sus grandes cualidades de organizador, emprendió la empresa de
reconstruir los monumentos y edificios religiosos de Roma. Estableció su
residencia en el Vaticano (donde hasta hoy viven los Pontífices). También se
dedicó a restablecer el orden en el clero y el pueblo. Pero las revoluciones se
dieron nuevamente, y Urbano, que se encontraba bastante enfermo, dispuso irse
otra vez a Francia en 1370. Santa Brígida le anunció que si abandonaba Roma
moriría. El 5 de diciembre salió de Roma y el 19 de diciembre murió.
© Aciprensa
Pensamiento del día
Vivir
la Navidad es asumir un programa de vida que nos lleve a un nuevo nacimiento
personal. Con Navidad se nos ofrece la posibilidad de una nueva vida, porque a
veces nos endurecemos y quedamos atrapados por la indiferencia y el pecado. El
nacimiento de Jesús grita a nuestro corazón que para Dios es posible lo
imposible, que siempre está la posibilidad de hacernos niños para así entrar en
el Reino de Dios. Esta es la alegría de nuestra Navidad: creer en un nuevo
nacimiento a una vida más humana y cristiana. “Si las semillas sembradas en
tierra negra pueden llegar a convertirse en rosas tan bellas, ¿qué no puede llegar
a ser el corazón del hombre en su largo camino hacia las estrellas?” (Gilberto
Chesterton).
Tema del día:
Las antífonas de la O
Las
antífonas de la O son siete, y la Iglesia las canta con el Magnificat del
Oficio de Vísperas desde el día 17 hasta el día 23 de diciembre. Son un
llamamiento al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los
pueblos antes de su venida, y, también son, una manifestación del sentimiento
con que todos los años, de nuevo, le espera la Iglesia en los días que preceden
a la gran solemnidad del Nacimiento del Salvador.
Se
llaman así porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», en castellano
«Oh». También se llaman «antífonas mayores».
Fueron
compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede decir que son un magnífico
compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen
expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto del Israel del
A.T. como de la Iglesia del N.T.
Son
breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el espíritu del
Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios
hecho hombre: «Oh». La comprensión cada vez más profunda de su misterio. Y la
súplica urgente: «ven»
Cada
antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de un título mesiánico
tomado del A.T., pero entendido con la plenitud del N.T. Es una aclamación a
Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina
siempre con una súplica: «ven» y no tardes más.
17 Diciembre:
Oh
Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro
confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ¡ven y muéstranos el camino
de la salvación!
18 Diciembre:
Oh
Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza
ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ¡ven a librarnos con el poder de tu
brazo!
19 Diciembre:
Oh
Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante
quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ¡ven a
librarnos, no tardes más!
20 Diciembre:
Oh
Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar,
cierras y nadie puede abrir, ¡ven y libra los cautivos que viven en tinieblas y
en sombra de muerte!
21 Diciembre:
Oh
Sol que naces de lo alto, Resplandor de la Luz Eterna, Sol de justicia, ¡ven
ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte!
22 Diciembre:
Oh
Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que
haces de dos pueblos uno solo, ¡ven y salva al hombre que formaste del barro de
la tierra!
23 Diciembre:
Oh
Emmanuel, Rey y Legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los
pueblos, ¡ven a salvarnos, Señor Dios nuestro!
Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas
Formulo
el siguiente ofrecimiento únicamente
para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas
Semillitas" por e-mail: Si desean recibir el power point y los comentarios
del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para
tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales
sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com
Sólo
deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia
y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la
unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de
los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración por la aparición con vida y sano de Cristian Patricio H. N., 37 años, desaparecido en Iquitos-Perú
desde el martes 13 de diciembre; fue por trabajo y debió estar en Lima ese
mismo día, y no se han tenido más noticias de él. Que Dios, Padre
misericordioso, ayude a encontrarlo sano y salvo. Rezamos también por Felipe T., de ciudad de México, que está desaparecido hace dos días.
Pedimos
oración para Mariana O. R., de
Puebla, México, que tuvo un accidente de bicicleta y está en terapia intensiva.
Roguemos al Señor para que se recupere totalmente.
Pedimos
oración por Álvaro M. B., de
Colombia, a quien recientemente le intervinieron la vejiga para extraerle parte
de una masa cancerígena. Ahora los resultados muestran que deben volverlo a
operar para extraer lo que hace falta y muy seguramente le impondrán
quimioterapia. La próxima semana tiene cita con el oncólogo que lo operó.
Pedimos al Señor derrame múltiples bendiciones sobre él, confiados y llenos de
esperanza que todo saldrá bien con la intercesión de nuestra Señora de Lourdes.
Pedimos fortaleza para su esposa Cecilia, sus hijos y toda la familia.
Pedimos
oración para Joaquín L., colombiano
católico y mariano a carta cabal quien sufre de artritis y artrosis, con
severos problemas en sus rodillas; muchos dolores ofrecidos al Señor, pero con
la firme convicción y confianza en nuestra Señora de la Esperanza que habrá de
interceder ante Jesús para su completa recuperación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras
debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de Dios
Diciembre 19
Ya
hace días que todos estamos pensando en la próxima Navidad; estamos pensando en ella y la estamos
esperando; como espera el niño el día de fiesta o el paseo; con la ilusión de
la novia que sueña en el momento de la consagración de su amor ante el altar de
Dios.
Y
es que la fiesta de Navidad es para todos los cristianos todo eso: es una
fiesta, un paseo, una entrega de Dios al hombre.
La
fiesta de Navidad llena de ilusiones a todos: a niños y a adultos. Todos
esperamos a ese Niño que siendo niño atrae a los adultos, y siendo adulto se
rodea de niños.
Siempre
lo sentimos nuestro, muy nuestro y muy cerca de nosotros. Todos, sin excepción,
en el día de la Navidad pareciera que nos sentimos más buenos, porque nos
sentimos más niños. Y, al sentirnos más
niños, recordamos las palabras que dijo el Niño que nació en Belén: "El
Reino de los Cielos es de aquellos que se hacen como niños: sencillos,
humildes, inocentes".
“La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien
pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa Dios con nosotros” (Mt
1,23). Cristo nos viene por María; nosotros vamos a Cristo por María; no
sigamos distinto camino del que Él siguió al venir a nosotros, porque no
estaremos seguros de llegar hasta Él.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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