lunes, 12 de diciembre de 2016

Pequeñas Semillitas 3213

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3213 ~ Lunes 12 de Diciembre de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Contemplando la santa Iglesia este gran misterio y este gran prodigio de aparecer un Dios nacido en un establo, toda admirada exclama: ¡Oh grande misterio, y admirable Sacramento! que los animales viesen al Señor nacido recostado en un pesebre.
Para contemplar con ternura y amor el nacimiento de Jesús, debemos pedir al Señor que nos dé una fe viva; porque si entramos sin fe en la gruta de Belén, no experimentaremos más que un afecto de compasión, al ver un niño reducido a un estado tan pobre, que naciendo en el corazón de invierno, es reclinado en un pesebre de bestias, sin fuego y en medio de una fría cueva.
Pero si entramos con fe, y vamos considerando qué exceso de bondad y de amor ha sido el que un Dios haya querido reducirse a comparecer pequeñito infante, estrechando entre las fajas, colocado sobre la paja, que gime, que tiembla de frío, que no puede moverse, que tiene necesidad de leche para vivir, ¿cómo es posible que cada uno de nosotros no se sienta atraído, y dulcemente obligado a dar todos sus afectos a este Dios niño, que se ha reducido a tal estado para hacerse amar?  Dice San Lucas, que los pastores después de haber visitado a Jesús en el establo, se volvieron glorificando y loando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto (Lc. 2, 20). 
¿Que habían visto? No otro que un pobre niñito tiritando de frio, sobre unas pocas pajas; mas por cuanto estaban iluminados de la fe, reconocieron en aquel infante el exceso del amor divino; del cual inflamados iban después alabando y glorificando a Dios en la contemplación de haber tenido la suerte de ver un Dios anonadado y desmayado por amor de los hombres. (San Alfonso María Ligorio)

¡Buenos días!

La violencia y la paz
Si tú sabes mirar al otro con un poquito de amor, si tú sabes preferir la esperanza a la sospecha, si tú estás persuadido que te corresponde tomar la iniciativa antes que el otro, si todavía la mirada de un niño llega a desarmar tu corazón, entonces... ¡vendrá la paz!

Estamos inmersos en medio de la violencia y no nos damos cuenta. Las personas caminan apuradas sin disfrutar el paisaje, van de prisa hacia ninguna parte, no se miran, no se observan, se evaden, se atropellan, se distraen. No ven a los pobres, a los niños, a los que sufren, van ensimismados en sus ruidos, en sus radios, en sus celulares, en sus problemas, que sin saberlo, son los problemas de todos. Hay un mar de violencia en nuestras calles: los conductores están a las carreras, a los bocinazos, a los insultos, no se cede el paso cortésmente, no les importa el peatón, que siempre alerta, tiene que correr para llegar a la vereda. (Hernán Pérez E.)

Si tú puedes alegrarte del gozo de tu vecino, si la injusticia que golpea a los otros te indigna tanto como la que tú puedes sufrir, si para ti el extranjero es un hermano, si tú puedes dar gratuitamente un poco de tu tiempo, por amor, entonces... ¡vendrá la paz!  Que el Señor te dé un corazón pacífico. 
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús entró en el templo. Mientras enseñaba se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?». Jesús les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa; si me contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?». Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: ‘Del cielo’, nos dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’. Y si decimos: ‘De los hombres’, tenemos miedo a la gente, pues todos tienen a Juan por profeta». Respondieron, pues, a Jesús: «No sabemos». Y Él les replicó asimismo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto». (Mt 21,23-27)

Comentario:
Hoy, el Evangelio nos invita a contemplar dos aspectos de la personalidad de Jesús: la astucia y la autoridad. Fijémonos, primero, en la astucia: Él conoce profundamente el corazón del hombre, conoce el interior de cada persona que se le acerca. Y, cuando los sumos sacerdotes y los notables del pueblo se dirigen a Él para preguntarle, con malicia: «Con qué autoridad haces esto?» (Mt 21,23), Jesús, que conoce su falsedad, les responde con otra pregunta: «El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?» (Mt 21,25). Ellos no saben qué contestarle, ya que si dicen que venía de Dios, entrarían en contradicción con ellos mismos por no haberle creído, y si dicen que venía de los hombres se pondrían en contra del pueblo, que lo tenía por profeta. Se encuentran en un callejón sin salida. Astutamente, Jesús con una simple pregunta ha denunciado su hipocresía; les ha dado la verdad. Y la verdad siempre es incómoda, te hace tambalear.
También nosotros estamos llamados a tener la astucia de Jesús, para hacer tambalear a la mentira. Tantas veces los hijos de las tinieblas usan toda su astucia para conseguir más dinero, más poder y más prestigio; mientras que los hijos de la luz parece que tengamos la astucia y la imaginación un poco adormecidas. Del mismo modo que un hombre del mundo utiliza la imaginación al servicio de sus intereses, los cristianos hemos de emplear nuestros talentos al servicio de Dios y del Evangelio. Por ejemplo: cuando uno se encuentra ante una persona que habla mal de la Iglesia (cosa que pasa con frecuencia), ¿con qué astucia sabemos responder a la crítica negativa? O bien, en un ambiente de trabajo, con un compañero que sólo vive para él mismo y “pasa de todos”, ¿con qué astucia sabremos devolver bien por mal? Si le amamos, como Jesús, nuestra presencia le será muy “incómoda”.
Jesús ejercía su autoridad gracias al profundo conocimiento que tenía de las personas y de las situaciones. También nosotros estamos llamados a tener esta autoridad. Es un don que nos viene de lo alto. Cuanto más nos ejerzamos en poner las cosas en su sitio —las pequeñas cosas de cada día—, mejor sabremos orientar a las personas y las situaciones, gracias a las inspiraciones del Espíritu Santo.
* Rev. D. Melcior QUEROL i Solà (Ribes de Freser, Girona, España)

Santoral Católico:
Nuestra Señora de Guadalupe
Patrona de México, de América y de Filipinas 
Un sábado 9 de diciembre, el indio Juan Diego, recién convertido a la fe católica, se dirigió al templo para oír Misa. Al pie de un cerro pequeño llamado Tepeyac vio una nube blanca y resplandeciente y oyó que lo llamaban por su nombre. Vio a una hermosa Señora quien le dijo ser "la siempre Virgen María Madre de Dios" y le pidió que fuera donde el Obispo para pedirle que en aquel lugar se le construyera un templo. Juan Diego se dirigió a la casa del obispo Fray Juan de Zumárraga y le contó todo lo que había sucedido. El obispo oyó con admiración el relato del indio y le hizo muchas preguntas, pero al final no le creyó.

De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oír a Juan Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un templo. De regreso, Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba. El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano.

Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo.

Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio. Pio X la proclamó como "Patrona de toda la América Latina", Pio XI de todas las "Américas", Pio XII la llamó "Emperatriz de las Américas" y Juan XXIII "La Misionera Celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas".
© Aciprensa    

Pensamiento del día

"Navidad es el más humano y cordial de todos los tiempos,
impregnado e inspirado por el sentimiento de la fraternidad humana,
espíritu esencial del cristianismo,
y el aliento embalsamado de las rosas".

Historia verdadera:
La Virgen de Guadalupe 
Diez años después de la conquista de México, el día 9 de diciembre de 1531, Juan Diego iba rumbo al Convento de Tlaltelolco para oír misa. Al amanecer llegó al pie del Tepeyac. De repente oyó música que parecía el gorjeo de miles de pájaros. Muy sorprendido se paró, alzó su vista a la cima del cerro y vio que estaba iluminado con una luz extraña. Cesó la música y en seguida oyó una dulce voz procedente de lo alto de la colina, llamándole: "Juanito; querido Juan Dieguito". Juan subió presurosamente y al llegar a la cumbre vio a la Santísima Virgen María en medio de un arco iris, ataviada con esplendor celestial.

Su hermosura y mirada bondadosa llenaron su corazón de gozo infinito mientras escuchó las palabras tiernas que ella le dirigió a él. Ella habló en azteca. Le dijo que ella era la Inmaculada Virgen María, Madre del Verdadero Dios. Le reveló cómo era su deseo más vehemente tener un templo allá en el llano donde, como madre piadosa, mostraría todo su amor y misericordia a él y a los suyos y a cuantos solicitaren su amparo. "Y para realizar lo que mi clemencia pretende, irás a la casa del Obispo de México y le dirás que yo te envío a manifestarle lo que mucho deseo; que aquí en el llano me edifique un templo. Le contarás cuanto has visto y admirado, y lo que has oído. Ten por seguro que le agradeceré bien y lo pagaré, porque te haré feliz y merecerás que yo te recompense el trabajo y fatiga con que vas a procurar lo que te encomiendo. Ya has oído mi mandato, hijo mío, el más pequeño: anda y pon todo tu esfuerzo".

Juan se inclinó ante ella y le dijo: "Señora mía: ya voy a cumplir tu mandato; me despido de ti, yo, tu humilde siervo".

Cuando Juan llegó a la casa del Obispo Zumárraga y fue llevado a su presencia, le dijo todo lo que la Madre de Dios le había dicho. Pero el Obispo parecía dudar de sus palabras, pidiéndole volver otro día para escucharle más despacio.

Ese mismo día regresó a la cumbre de la colina y encontró a la Santísima Virgen que le estaba esperando. Con lágrimas de tristeza le contó cómo había fracasado su empresa. Ella le pidió volver a ver al Sr. Obispo el día siguiente. Juan Diego cumplió con el mandato de la Santísima Virgen. Esta vez tuvo mejor éxito; el Sr. Obispo pidió una señal.

Juan regresó a la colina, dio el recado a María Santísima y ella prometió darle una señal al siguiente día en la mañana. Pero Juan Diego no podía cumplir este encargo porque un tío suyo, llamado Juan Bernardino había enfermado gravemente.

Dos días más tarde, el día doce de diciembre, Juan Bernardino estaba moribundo y Juan Diego se apresuró a traerle un sacerdote de Tlaltelolco. Llegó a la ladera del cerro y optó ir por el lado oriente para evitar que la Virgen Santísima le viera pasar. Primero quería atender a su tío. Con grande sorpresa la vio bajar y salir a su encuentro. Juan le dio su disculpa por no haber venido el día anterior. Después de oír las palabras de Juan Diego, ella le respondió: "Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. No se turbe tu corazón, no temas esa ni ninguna otra enfermedad o angustia. ¿Acaso no estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy tu salud? ¿Qué más te falta? No te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella; está seguro de que ya sanó".

Cuando Juan Diego oyó estas palabras se sintió contento. Le rogó que le despachara a ver al Señor Obispo para llevarle alguna señal y prueba a fin de que le creyera. Ella le dijo: "Sube, hijo mío el más pequeño, a la cumbre donde me viste y te di órdenes, hallarás que hay diferentes flores; córtalas, recógelas y en seguida baja y tráelas a mi presencia".

Juan Diego subió y cuando llegó a la cumbre, se asombró mucho de que hubieran brotado tan hermosas flores. En sus corolas fragantes, el rocío de la noche semejaba perlas preciosas. Presto empezó a córtalas, las echó en su regazo y las llevó ante la Virgen. Ella tomó las flores en sus manos, las arregló en la tilma y dijo: "Hijo mío el más pequeño, aquí tienes la señal que debes llevar al Señor Obispo. Le dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla. Tú eres mi embajador muy digno de confianza. Rigurosamente te ordeno que sólo delante del Obispo despliegues tu tilma y descubras lo que llevas".

Cuando Juan Diego estuvo ante el Obispo Fray Juan de Zumárraga, y le contó los detalles de la cuarta aparición de la Santísima Virgen, abrió su tilma para mostrarle las flores, las cuales cayeron al suelo. En este instante, ante la inmensa sorpresa del Señor Obispo y sus compañeros, apareció la imagen de la Santísima Virgen María maravillosamente pintada con los más hermosos colores sobre la burda tela de su manto.

Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas

Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir el power point y los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com 
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para que Jesús, que todo lo puede y para quien nada es imposible, restaure el matrimonio de Rubén y su esposa Rudy, de Venezuela, que  tienen muchas peleas y disgustos... Señor uno y trino, rogamos Tu misericordia, luz, sabiduría y paz en los corazones y vidas de esta pareja. Tu poder junto con el poder de nuestra Madrecita de Guadalupe restauren sus vidas y puedan salvar su unión.

Pedimos oración por la salud de Norma, de Córdoba, Argentina, esposa de un apreciado amigo y hermano en la fe, que se encuentra internada en estado delicado por una afección digestiva complicada, sumado a una neumonía. Rogamos a Dios misericordioso, por la mediación de la María, Madre del Redentor, que le conceda la gracia de superar las dificultades y volver a su estado normal. Mucha fuerza para Tati, su esposo, y toda la familia.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de Dios
Diciembre 12
Sabemos que toda la ley consiste en amar de veras a Dios y a los hombres; lo demás son medios para conseguir este amor.
No hay cosa tan difícil de hacer y no hay cosa que tan fácilmente estemos persuadidos de cumplir.
Si se nos pregunta si amamos a Dios, respondemos "indudablemente". Si se nos interroga si amamos a los prójimos, igualmente sin hesitaciones diremos "¡ciertamente!".
Sin embargo, debemos recordar que el amor no consiste en decir "te amo" sino en hacer "obras de amor". El amor no será jamás un sentimiento, sino un gesto concreto.
En consecuencia, para saber si amo a Dios y si amo a los hombres, he de preguntarme si "hago" algo por Dios y por los hombres. Solamente esa concreción del amor es la que me podrá persuadir  de un modo cierto de que mi amor es auténtico y no falso.
“Si antes entregaron sus miembros, haciéndolos esclavos de la impureza y del desorden hasta llegar a sus excesos, pónganlos ahora al servicio de la justicia para alcanzar la santidad” (Rom 6,19). Santo no es tanto el que no peca cuanto el que ama, a no ser que no peque precisamente porque ama.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.