PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3210 ~ Viernes 9 de Diciembre de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Considera
como todas las penas e ignominias que Jesús padeció en su vida y muerte, todas
las tuvo presentes desde el primer instante de su vida; y todas ellas comenzó
desde niño a ofrecerlas en satisfacción de nuestros pecados, principiando desde
entonces a hacer de Redentor. Él mismo reveló a un siervo suyo, que desde el
primer momento de su vida hasta la muerte siempre padeció; y padeció tanto por
los pecados de cada uno de nosotros, que si hubiese tenido tantas vidas cuantos
son los hombres, tantas veces habría muerto de dolor, a no haberle conservado
Dios la vida, para padecer más.
¡Oh!
¡Y qué martirio tuvo siempre el amante corazón de Jesús, al ver todos los
pecados de los hombres! Dice Santo Tomás que este dolor de Jesucristo en
conocer la ofensa del Padre, y el daño que del pecado debía después provenir a
las almas de él mismo amadas, sobrepujó al dolor de todos los pecadores
contritos, aún de aquellos que murieron de puro dolor. Sí, porque ningún pecador ha amado jamás a
Dios y a su propia alma tanto, cuanto
Jesús amaba al Padre y a nuestras almas.
De aquí es, que aquella agonía
padecida por el Redentor en el huerto a la vista de todas nuestras culpas, de cuya satisfacción se había encargado, la
padeció ya desde el vientre materno: Pobre soy yo, y en trabajos desde mi
juventud (Sal. 87). Así por boca de David predijo de sí nuestro Salvador, que
toda su vida debía ser un continuo padecer. De esto deduce san Juan Crisóstomo,
que nosotros no debemos afligirnos de otra cosa que del pecado; y que así como
Jesús por los pecados nuestros fue afligido en toda su vida; así nosotros que
los hemos cometido, debemos tener un continuo dolor, acordándonos de haber
ofendido a un Dios que tanto nos ha amado. (San
Alfonso María Ligorio)
¡Buenos días!
La montaña y el abismo
La
humildad consiste en reconocer que Dios es el autor de todo bien. De él
proviene cuanto tenemos y somos. Por eso no cabe el sentido competitivo de la
vida, que está en el fondo de la actitud soberbia y envidiosa. El que pretende
sobresalir no busca tanto alcanzar una meta, sino crear distancia respecto de
los otros.
Le dijo una vez la montaña al abismo: "Yo, desde
mis majestuosas cumbres, tengo el mundo a mis pies. Contemplo los más bellos
amaneceres, y los más esplendorosos crepúsculos. La luz de la luna acaricia mi
cuerpo y me siento parte de las estrellas porque casi puedo tocarlas. Es tan
grande mi presencia que casi puedo sentir que toco a Dios. Y tú, insignificante
abismo, ¿qué haces allá abajo?” Y el abismo le contestó: "Yo soy quien te
sostengo”.
Sin
la existencia de la piedra más pequeña, no se formaría la playa. Sin la
existencia de un hilo, una alfombra no tendría tanta belleza y sin la
existencia de la gota de agua, el océano no tendría su inmensidad. Toda la
existencia, y todos los seres creados por Dios, somos indispensables, y nadie
está por encima de nadie.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo dijo Jesús a la gente: «¿Pero, con quién compararé a esta
generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan
unos a otros diciendo: ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os
hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado’. Porque vino Juan, que ni
comía ni bebía, y dicen: ‘Demonio tiene’. Vino el Hijo del hombre, que come y
bebe, y dicen: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y
pecadores’. Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras». (Mt 11,13-19)
Comentario:
Hoy
debiéramos removernos ante el suspiro del Señor: «Con quién compararé a esta
generación?» (Mt 11,16). A Jesús le aturde nuestro corazón, demasiadas veces
inconformista y desagradecido. Nunca estamos contentos; siempre nos quejamos.
Incluso nos atrevemos a acusarle y a echarle la culpa de lo que nos incomoda.
Pero
«la Sabiduría se ha acreditado por sus obras» (Mt 11,19): basta contemplar el
misterio de la Navidad. ¿Y nosotros?; ¿cómo es nuestra fe? ¿No será que con
esas quejas tratamos de encubrir la ausencia de nuestra respuesta? ¡Buena pregunta
para el tiempo de Adviento!
Dios
viene al encuentro del hombre, pero el hombre —particularmente el hombre
contemporáneo— se esconde de Él. Algunos le tienen miedo, como Herodes. A
otros, incluso, les molesta su simple presencia: «Fuera, fuera, crucifícalo»
(Jn 19,15). Jesús «es el Dios-que-viene» (Benedicto XVI) y nosotros parecemos
"el hombre-que-se-va": «Vino a los suyos y los suyos no le
recibieron» (Jn 1,11).
¿Por
qué huimos? Por nuestra falta de humildad. San Juan Bautista nos recomendaba
"menguarnos". Y la Iglesia nos lo recuerda cada vez que llega el
Adviento. Por tanto, hagámonos pequeños para poder entender y acoger al
"Pequeño Dios". Él se nos presenta en la humildad de los pañales:
¡nunca antes se había predicado un "Dios-con-pañales"! Ridícula
imagen damos a la vista de Dios cuando los hombres pretendemos encubrirnos con
excusas y falsas justificaciones. Ya en los albores de la humanidad Adán lanzó
las culpas a Eva; Eva a la serpiente y…, habiendo transcurrido los siglos,
seguimos igual.
Pero
llega Jesús-Dios: en el frío y la pobreza extrema de Belén no vociferó ni nos
reprochó nada. ¡Todo lo contrario!: ya empieza a cargar sobre sus pequeñas
espaldas todas nuestras culpas. Entonces, ¿le vamos a tener miedo?; ¿de verdad
van a valer nuestras excusas ante ese "Pequeño-Dios"? «La señal de
Dios es el Niño: aprendamos a vivir con Él y a practicar también con Él la
humildad» (Benedicto XVI).
* Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del
Vallès, Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Juan Diego
Vidente de la Virgen de Guadalupe
Nació
cerca de la Ciudad de México en 1474, de familia distinguida y acomodada en la
sociedad azteca. En 1524, ya adulto y padre de familia, se convirtió por la
predicación de los franciscanos y recibió el bautismo junto con su esposa María
Lucía, con la que vivió castamente hasta la muerte de ella en 1529. Hombre de
fe, fue coherente con sus obligaciones bautismales, nutriendo regularmente su
unión con Dios mediante la eucaristía y el estudio del catecismo. El 9 de
diciembre de 1531, en un lugar denominado Tepeyac, tuvo una aparición de María
Santísima, que le encargó que pidiese al obispo franciscano Juan de Zumárraga
la construcción de una iglesia en el lugar de la aparición. Hasta conseguirlo,
la Virgen se le apareció de nuevo y obró milagros. Después, Juan Diego vivió
santamente en la colina del Tepeyac, en la casita que el obispo le había hecho
construir junto a la capilla levantada en honor de la Virgen de Guadalupe. Y
allí murió en 1548. Juan Pablo II lo canonizó el año 2002.
Oración: Oh Dios, que
manifestaste a tu pueblo el amor de la santísima Virgen María por medio del
bienaventurado Juan Diego: concédenos por su intercesión que, obedeciendo los
consejos de nuestra Madre de Guadalupe, podamos cumplir siempre tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Pensamiento del día
"Si
un niño vive con tolerancia, aprenderá a ser paciente.
Si
un niño vive con aliento, aprenderá a tener confianza en sí mismo.
Si
un niño vive entre críticas, aprenderá a condenar a su prójimo.
Si
un niño vive entre pleitos, aprenderá a pelear.
Si
un niño vive en el ridículo, aprenderá a ser tímido.
Si
un niño vive con venganza, aprenderá a sentirse culpable.
Si
un niño vive con estímulo, aprenderá a apreciar a las demás personas.
Si
un niño vive con rectitud, aprenderá lo que es justicia.
Si
un niño vive con seguridad, aprenderá a tener fe.
Si
un niño vive con aprobación, aprenderá a valorarse.
Si
un niño vive con amor, ternura y amistad, aprenderá a amar, amar,
amar.....".
Tema del día:
Bienaventuranzas de María
BIENAVENTURADOS
SI RESPONDEMOS A LA IDEA CREADORA DE DIOS
Bienaventurados
nosotros si respondemos como ella con todo nuestro ser y en respuesta, va
contenida una cooperación perfecta con la gracia de Dios que previene y socorre
y una disponibilidad plena y generosa a la acción del Espíritu Santo que hace
de nosotros una criatura nueva y abierta a la acción constante y maravillosa de
nuestro padre y creador.
BIENAVENTURADOS
SI ABIERTOS A SU PALABRA MANTENEMOS UN DIALOGO CONSTANTE CON ÉL
Bienaventurados
nosotros si sabemos que creer es "abandonarse" en la verdad misma de
la palabra de Dios viviente, sabiendo y reconociendo humildemente cuán
inescrutables son sus designios e inescrutables sus caminos. Se conforma a
ellos en la penumbra de la fe, aceptando plenamente y con corazón abierto todo
lo que está dispuesto en su proyecto eterno de amor.
BIENAVENTURADOS
SI EN LAS PRUEBAS Y DIFICULTADES SABEMOS DECIR AMÉN
Bienaventurados
nosotros si como Ella, que confió plenamente en Él, en medio de las pruebas y
dificultades de la vida y supo decir cada día con más hondura y radical
confianza: "Hágase en mí según tu palabra". Que seamos capaces de
crecer y cultivar juntos en familia, en grupo, en comunidad, esa Palabra dicha
para cada uno, aceptando, descubriendo, asumiendo en toda su profundidad ese
beneplácito amoroso de Dios.
BIENAVENTURADOS
SI NOS ADHERIMOS A CRISTO, CAMINO Y VERDAD DE NUESTRAS VIDAS
Bienaventurados
nosotros si como Ella, llena de Gracia, que está permanentemente presente en el
misterio de Cristo, pegada y adherida a Él en todo su peregrinar (terrestre y
celeste) y al mismo tiempo, de modo discreto, pero directo y eficaz, haciendo
presente a los hombres el misterio de Jesucristo doloroso, muerto y resucitado.
Quien cree en Él no muere, vive para siempre.
BIENAVENTURADOS
NOSOTROS SI UNIDOS AL ESPÍRITU HACEMOS IGLESIA
Bienaventurados
nosotros si estrechamos nuestra unión y abiertos a la acción fecunda del
Espíritu Santo, sabemos aguardar con ánimo abierto y esperanzado, la promesa de
los dones del Espíritu para hacer brotar y renacer algo nuevo e inesperado,
porque las riquezas del Espíritu son inagotables. Para Dios NADA hay imposible.
"Dichosa tú que has creído, porque se hará lo que Él ha dicho".
BIENAVENTURADOS
SI SOMOS LIBRES Y VIVIMOS EN LA VERDAD Y LA LUZ
Bienaventurados
nosotros si abiertos totalmente a la luz de Dios y orientados hacia Él, por el
empuje de la fe, vemos en María, al lado de su hijo, la imagen más perfecta de
la libertad y de la liberación de la humanidad y del cosmos. La Iglesia debe
mirar hacia Ella, Madre y Modelo, para comprender en su integridad el sentido
de su misión expresado en el Magnificat. ¡Eso engrandece!
BIENAVENTURADOS
SI LA ACOGEMOS EN EL ESPACIO MÁS ÍNTIMO DE NUESTRO SER
Bienaventurados
nosotros si como auténticos discípulos de Cristo, como Juan al pie de la Cruz,
vivimos esta dimensión Mariana, mediante una entrega filial y confiada a la
Madre de Dios, iniciada con el testamento del Redentor en el Calvario,
"acogiéndola entre las cosas propias" e introduciéndola en todo el espacio
de su vida interior, es decir, en su yo humano y cristiano. Vivir en Él.
BIENAVENTURADOS
SI VEMOS EN ELLA EL MODELO DE UNA PERSONA PLENA Y REALIZADA
Cultivando
los más altos sentimientos de que es capaz el corazón humano: la oblación total
del amor, la fuerza que sabe resistir los más fuertes dolores, la fidelidad sin
límites, la laboriosidad infatigable y la capacidad de conjugar la intuición
penetrante con la palabra de apoyo y de estímulo. El verdadero sentido de la
mujer que la Iglesia descubre a la luz de María. "Tú, que para asombro de
la naturaleza humana, has dado el ser humano a tu Creador.
©
Web católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la
unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de
los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración para que Dios le conceda a Rigoberto
R., de El Salvador, un trabajo digno y justo para sostener a su familia.
Te rogamos Señor que nos concedas las gracias que confiadamente
estamos solicitando
y todas aquellas que quedan en lo profundo de
nuestros corazones y Tú conoces.
Reconocemos que si lo que pedimos es para nuestro
bien
Tu respuesta llegará en el momento que sea más
oportuno.
Bendícenos Señor y no permitas que nunca nos
separemos de Ti.
Amén.
Los cinco minutos de Dios
Diciembre 9
La
perfección de las cosas no está en hacerlas, sino en hacerlas bien; y para
hacerlas bien es preciso fijarse en los detalles. Los detalles de la vida, que
son múltiples y minúsculos, pero que son los que hacen que la vida sea
agradable y recta.
Cerrar
bien la puerta de un armario, sin estruendos ni violencias; dejar en orden y en
su debido lugar las prendas de vestir; ser puntual en acudir a su debido tiempo
a una reunión, sin hacer esperar a los demás; no fumar cuando el humo del
cigarrillo molesta el vecino, teniendo con él esa mínima atención; ser
responsable en todas las pequeñas cosas que se nos han encomendado.
Detalles...
detalles... pero detalles que van configurando las cosas, las van
perfeccionando, las van elevando.
Fijarse
en esos detalles no es vulgaridad, sino delicada perfección, ansia de
mejoramiento.
“Nosotros llamamos felices a los que sufrieron con
paciencia. Ustedes oyeron hablar de la paciencia de Job, y saben lo que hizo el
Señor con él; porque el Señor es compasivo y misericordioso” (Sant 5,11). Se
necesitará no poca paciencia para ser fiel en los detalles, pero ahí se
manifiesta la verdadera perfección.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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