martes, 9 de agosto de 2016

Pequeñas Semillitas 3094

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3094 ~ Martes 9 de Agosto de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Un niño de 6 años, descalzo y temblando de frío, miraba con grandes ojos a través de los cristales de una zapatería. Una señora se acercó al niño y le dijo:
—Mi pequeño amigo, ¿qué estás mirando con tanto interés en esa vidriera?
—Le estaba pidiendo a Dios que me diera un par de zapatos —fue la respuesta del niño.
La señora lo tomó de la mano y lo introdujo en el negocio y pidió al empleado que le diera media docena de pares de calcetines para el niño. Preguntó si podría acercarle un recipiente con agua y una toalla. El empleado rápidamente le trajo lo que pidió. Ella se llevó al niño a la parte trasera del negocio y, quitándose los guantes, comenzó a lavarle los pies, que secó luego con la toalla.
Para entonces el empleado llegó con los calcetines. La señora le puso un par de calcetines al niño y le compró un par de zapatos. Juntó el resto de pares de calcetines y se los dio al niño. Ella acarició al niño en la cabeza y le dijo:
— ¡No hay duda, pequeño amigo, que te sientes más cómodo ahora! Mientras la caritativa dama se daba vuelta para irse, el niño la tomó de la mano y, mirándola con lágrimas en los ojos, le preguntó ingenuamente: — ¿Te ha mandado Dios?

¡Buenos días!

Como una escoba
El humilde reconoce a Dios como autor de todo bien. De él proviene todo cuanto tenemos y somos. Y también cuanto tiene y es nuestro prójimo. Por eso no cabe el sentido competitivo de la vida, que está en el fondo de la actitud soberbia y envidiosa. El que quiere sobresalir no busca tanto alcanzar una meta, sino crear distancia respecto de los otros.

Cuando Bernardita Soubirous era religiosa de las Hermanas de la Caridad, una hermana de la comunidad le enseñó una foto de los lugares de Lourdes y manifestaba la grandeza de haber sido elegida para tan gran don como es la visión de la Virgen. Bernardita se limitó a sonreír y, con aparente ingenuidad, preguntó: —Hermana, ¿para qué sirve una escoba? —Para barrer. Bernardita siguió preguntando: — ¿Y después? —Se guarda en su sitio, detrás de la puerta. —Así ha hecho la Virgen conmigo. Me usó y me ha vuelto a poner en mi sitio. Y yo estoy muy bien.

Santo Tomás de Aquino afirma que Cristo alabó tanto la humildad, porque ella anula el principal impedimento para nuestra santificación. Todas las demás virtudes derivan de ella su valor. Sólo a ella le concede Dios sus dones, y los retira cuando ella desaparece. Bernardita fue instrumento de la Virgen María por su humildad. También san Juan Bautista lo fue de Dios.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
 
Texto del Evangelio:
En una ocasión, los discípulos preguntaron a Jesús: «¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?». Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños». (Mt 18,1-5.10.12-14)

Comentario:
Hoy, el Evangelio nos vuelve a revelar el corazón de Dios. Nos hace entender con qué sentimientos actúa el Padre del cielo en relación con sus hijos. La solicitud más ferviente es para con los pequeños, aquellos hacia los cuales nadie presta atención, aquellos que no llegan al lugar donde todo el mundo llega. Sabíamos que el Padre, como Padre bueno que es, tiene predilección por los hijos pequeños, pero hoy todavía nos damos cuenta de otro deseo del Padre, que se convierte en obligación para nosotros: «Si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos» (Mt 18,3).
Por tanto, entendemos que aquello que valora el Padre no es tanto "ser pequeño", sino "hacerse pequeño". «Quien se haga pequeño (...), ése es el mayor en el Reino de los Cielos» (Mt 18,4). Por esto, podemos entender nuestra responsabilidad en esta acción de empequeñecernos. No se trata tanto de haber sido uno creado pequeño o sencillo, limitado o con más capacidades o menos, sino de saber prescindir de la posible grandeza de cada uno para mantenernos en el nivel de los más humildes y sencillos. La verdadera importancia de cada uno está en asemejarnos a uno de estos pequeños que Jesús mismo presenta con cara y ojos.
Para terminar, el Evangelio todavía nos amplía la lección de hoy. Hay, ¡y muy cerca de nosotros!, unos "pequeños" que a veces los tenemos más abandonados que a los otros: aquellos que son como ovejas que se han descarriado; el Padre los busca y, cuando los encuentra, se alegra porque los hace volver a casa y no se le pierden. Quizá, si contemplásemos a quienes nos rodean como ovejas buscadas por el Padre y devueltas, más que ovejas descarriadas, seríamos capaces de ver más frecuentemente y más de cerca el rostro de Dios. Como dice san Asterio de Amasea: «La parábola de la oveja perdida y el pastor nos enseña que no hemos de desconfiar precipitadamente de los hombres, ni desfallecer al ayudar a los que se encuentran con riesgo».
* Rev. D. Valentí ALONSO i Roig (Barcelona, España)

Santoral Católico:
Santa Edith Stein
Teresa Benedictina de la Cruz
Monja y Mártir
 
Nació de padres judíos en Breslau el año 1891. Estudió filosofía en Breslau y Gottinga, se hizo discípula de Husserl y al clasificar los escritos de A. Reinach conoció a su viuda, fervorosa cristiana. En 1921 leyó la “Historia de un alma” de santa Teresa del Niño Jesús. Tras haber buscado durante largo tiempo la verdad, recibió el don de la fe y se convirtió a la Iglesia católica. Recibió el Bautismo el día 1 de enero de 1922. Desde ese momento, sirvió a Dios ejerciendo su oficio de profesora y publicando obras filosóficas. En 1933 ingresó en las Carmelitas Descalzas de Colonia y cambió de nombre. Impelida a ausentarse de su patria a causa de la persecución de los judíos, fue acogida en el convento de las Carmelitas de Echt (Holanda) en diciembre de 1938. Fue detenida por la Gestapo el 2 de agosto de 1942 y deportada al campo de concentración de Auschwitz (Polonia). Allí murió el 9 de agosto de 1942 en la cámara de gas. Juan Pablo II la canonizó en 1998, y la nombró copatrona de Europa en 1999.
Oración: Dios de nuestros padres, que guiaste a tu mártir santa Teresa Benedicta al conocimiento de tu Hijo crucificado y a imitarle hasta la muerte, concédenos por su intercesión que todos los hombres reconozcan en Cristo a su Salvador y, por medio de Él, puedan contemplarte para siempre. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
© Directorio Franciscano    

Palabras del Papa Francisco
“A los sacerdotes les recuerdo 
que el confesionario no debe ser una sala de tortura 
sino el lugar de la misericordia del Señor (EG 44). 
Igualmente destaco que la Eucaristía no es un premio para los perfectos 
sino un generoso remedio y un alimento para los débiles (EG 47)”

Biblioteca de archivos 
Recuerda que en la página (blog) de "Pequeñas Semillitas" y también en "Juan Pablo II inolvidable", en la columna lateral derecha, hay un enlace con la misma imagen que ves arriba de este escrito, desde donde se ingresa a la Biblioteca de archivos. Ingresando allí encontrarás una selección de los mejores artículos publicados en “Pequeñas Semillitas” que podrás leer o descargar a tu computadora.
Entre los archivos de texto (pdf) están en forma completa los documentos papales: "Lumen Fidei", "Evangelii Gaudium", "Misericordiae Vultus" y "Laudato Si". También está el Diario de Santa Faustina y hay enlaces para ver películas con la vida de grandes santos de la Iglesia.

Tema del día:
¿Una moral sin Dios?

—Pero se puede tener una moral muy exigente y elevada sin ser creyente.

Es cierto que existen muchas personas de gran rectitud moral que no son creyentes. Y es cierto también que se pueden encontrar doctrinas éticas respetables que excluyen la fe.

Pero no veo, sin embargo, cómo puede existir una ética que prescinda totalmente de Dios y pueda considerarse racionalmente bien fundada. La ética se remite a la naturaleza, y esta, a su autor, que es Dios.

Para fundamentar cualquier ética es necesario saber quién es el hombre y quién es su creador (Platón decía que no podemos conocer qué conducta nos hace buenos si no conocemos quiénes somos). Una ética sin Dios, sin un ser superior, basada solo en el consenso social, o en unas tradiciones culturales, ofrece pocas garantías ante la patente debilidad del hombre o ante su capacidad de ser manipulado.

Una referencia a Dios sirve -y la historia parece empeñada en demostrarlo- no solo para justificar la existencia de normas de conducta que hay que observar, sino también para mover a las personas a observarlas. El creyente se dirige a Dios no solo como legislador sino también como juez. Conocer la ley moral y observarla son cosas bien distintas, y por eso, si Dios está presente -y presente sin pretender acomodarlo al propio capricho, como es lógico- será más fácil que se observen esas leyes morales.

En cambio, cuando se prescinde voluntariamente de Dios, es fácil que el hombre se desvíe hasta convertirse en la única instancia que decide lo que es bueno o malo, en función de sus propios intereses. ¿Por qué ayudar a una persona que difícilmente me podrá corresponder? ¿Por qué perdonar? ¿Por qué ser fiel a mi marido o mi mujer cuando es tan fácil no serlo? ¿Por qué no aceptar esa pequeña ganancia fácil? ¿Por qué arriesgarse a decir la verdad y no dejar que sea otro quien pague las consecuencias de mi error?

Quien no tiene conciencia de pecado y no admite que haya nadie superior a él que juzgue sus acciones, se encuentra mucho más indefenso ante la tentación de erigirse como juez y determinador supremo de lo bueno y lo malo.

Eso no significa que el creyente obre siempre rectamente, ni que no se engañe nunca; pero al menos no está solo. Está menos expuesto a engañarse a sí mismo diciéndose que es bueno lo que le gusta y malo lo que no le gusta. Sabe que tiene dentro una voz moral que en determinado momento le advertirá: basta, no sigas por ahí. Sin religión es más fácil dudar si vale la pena ser fiel a la ética. Sin religión es más fácil no ver claro por qué se han de mantener conductas que suponen sacrificios.

Esto sucede más aún cuando la moral laica se transmite de una generación a otra sin apenas reflexión. Como ha señalado Julián Marías, los que al principio sostuvieron esos principios laicos como elemento de un debate ideológico, tenían al menos el ardor y el idealismo de una causa que defendían con pasión. Pero si esa moral se transmite a los más jóvenes, a los hijos, y después a los hijos de estos, sin ninguna vinculación a creencias religiosas, es fácil que ese idealismo quede en unas simples ideas sin un fundamento claro, y por tanto pierden vigor.

Cuando se niega que hay un juicio y una vida después de la muerte, es bastante fácil que las perspectivas de una persona se reduzcan a lo que en esta vida pueda suceder. Si no se cuenta con nada más, porque no se cree en el más allá, el sentido de última responsabilidad tiende a diluirse.

—¿Y qué le dirías al que, a pesar de buscar a Dios, no tiene fe?

Buscar a Dios es un paso importante. Y casi siempre supone tener ya algo de fe. Si la búsqueda es sincera, tarde o temprano lo encontrará. Yo recomendaría a esa persona que pensara en su propia conducta y en la verdad, que reflexionara sobre qué está bien y qué está mal, y que procurara actuar conforme a ello, pues tal vez es Dios quien se lo está pidiendo. Y obrando bien estará en una buena disposición para descubrir a quien es la fuente del bien.
*Alfonso Aguiló

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la salud de nuestra amiga andaluza Marina R., que en estos días tiene que realizarse controles oncológicos. Que la Santísima Virgen de Lourdes interceda por ella y pida a Jesús que le conceda todas sus gracias de sanación.

Pedimos oración para Mario, de Bogotá, Colombia, quien está siendo asediado por su ex-esposa con cosas de brujería, por lo que rogamos al Señor ilumine a Mario y le haga consciente de esa situación. Rogamos vaya todo por el camino del bien con la intercesión de nuestra Madre, la Virgen María, y la de todos los Santos.

Pedimos oración para las siguientes personas de México: Pepe C. S., que reingresa al hospital para realizarse estudios por el derrame cerebral que sufrió en marzo; José Luis E. T., que tiene enfisema pulmonar y muchas complicaciones pues se cayó y se fracturó tres vértebras y tres costillas y como no pueden operarlo le van a realizar inyecciones para cementar las fracturas; y por René R. T., para que sane completamente de su oído y cesen los mareos.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de Dios 
Agosto 9
La vida es algo serio, muy serio; pero es también algo hermoso, muy hermoso.
El secreto de toda existencia se condensa en la tripartita fórmula:
- un amor que ofrecer
- un compromiso que asumir
- un apostolado que ejercer.
Tener un ideal es tener razón para vivir. Es también un medio para vivir una vida más amplia, más elevada.
Quien ha trascendido su egoísmo y se ha consagrado al servicio de un ideal más grande que él mismo, se halla próximo a Dios.
El ególatra será estático, como lo es toda inacción; el que se realiza en el prójimo es dinámico, con el dinamismo de la donación.
La vida es extremadamente valiosa, si se sabe para qué nos ha sido dada. Valorizar la vida es ya ponerse bajo la influencia de un ideal. Una vida ociosa es una muerte anticipada.
Vivir es sentir el alma, toda el alma: es amar con todas las fuerzas hasta el fin y hasta el sacrificio.
“Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea que viva, sea que muera. Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia” (Flp 1, 20-21). Mi vida es Cristo, y Cristo es mi vida; Cristo es el que da sentido a mi vida, el que le da impulso, y la muerte será el encuentro definitivo y total con ese Cristo que es mi resurrección y mi vida.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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