PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3096 ~ Jueves 11 de Agosto de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Debemos
enlazar nuestros sueños con lo que está disponible en nuestra circunstancia.
Hay que aprender a ver el lado positivo de todo lo que nos rodea. De esa
manera, el éxito está asegurado.
Asegúrate
de que tus sueños y objetivos estén basados en la realidad. Aquellos basados en
la fantasía son solo eso, ilusiones. Incluso en los sueños basados en la
realidad, debes conocer tus capacidades y tus posibilidades de cumplirlos según
tu situación. ¿Consideras los obstáculos que aparecen en tu vida como un reto?
Entonces tu optimismo es correcto. Si de lo contrario sales corriendo ante el
primer problema, tu optimismo no te llevará a ninguna parte. Los sueños que no
son practicables no se harán realidad por más positivo que seas.
¡Buenos días!
Agradece con humildad a Dios
La
famosa sicóloga norteamericana, de origen suizo, Elisabeth Kübler Ross dice:
Llegó un momento en mi vida en que me di cuenta de que había traído dos hijos
al mundo, les había dado todo el bienestar, una buena educación, pero eran
soberbios y estaban vacíos por dentro, vacíos como una botella de cerveza
recién bebida. Entonces, me dije a mí misma, que debía hacer algo que no fuese
solamente darles cosas materiales.
De acuerdo con mi esposo, tomamos como huésped en mi
casa a un anciano de 74 años, al cual los médicos habían diagnosticado dos
meses de vida. Quería que mis hijos estuvieran cerca de él en su momento final,
quería que viesen y tocasen por sí mismos la experiencia más importante de la
vida: La muerte. El huésped no sólo vivió dos meses, vivió dos años y medio. Era
tratado en todo como un miembro más de la familia.
Aquella experiencia dio a mis hijos una increíble
riqueza espiritual. En aquel desconocido, que fue recibido para morir entre
nosotros, descubrieron un nuevo sentido para su vida y maduraron mucho (haciéndose
más humildes). Aquel pobre anciano nos había dado mucho más de lo que nosotros
le habíamos dado a él.
Es
bueno conocer la muerte para conocer la vida. Es importante darnos cuenta de lo
poco que somos humanamente y de lo frágil que es la vida para que no seamos
soberbios y podamos vivir humildemente agradecidos a Dios por cada momento de
nuestra existencia, sin tratar de acumular tesoros en este mundo.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Pedro preguntó a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar
las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?». Dícele Jesús: «No te
digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso el Reino de los
Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al
empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. Como
no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus
hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus
pies, y postrado le decía: «Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré».
Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó
la deuda.
»Al
salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía
cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: «Paga lo que debes». Su
compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: «Ten paciencia conmigo, que ya te
pagaré». Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase
lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y
fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar
y le dijo: «Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo
suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo
que yo me compadecí de ti?». Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos
hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre
celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano».
Y
sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y fue a la
región de Judea, al otro lado del Jordán. (Mt 18,21—19,1)
Comentario:
Hoy,
preguntar «¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi
hermano?» (Mt 18,21), puede significar: —Éstos a quienes tanto amo, los veo
también con manías y caprichos que me molestan, me importunan cada dos por
tres, no me hablan... Y esto un día y otro día. Señor, ¿hasta cuándo los he de
aguantar?
Jesús
contesta con la lección de la paciencia. En realidad, los dos colegas coinciden
cuando dicen: «Ten paciencia conmigo» (Mt 18,26.29). Mientras la intemperancia
del malvado, que ahogaba al otro por poca cosa, le ocasiona la ruina moral y
económica, la paciencia del rey, a la vez que salva al deudor, a la familia y
sus bienes, engrandece la personalidad del monarca y le genera la confianza de
la corte. La reacción del rey, en labios de Jesús, nos recuerda aquello del
libro de los Salmos: «Mas el perdón se halla junto a ti, para que seas temido»
(Sal 130,4).
Está
claro que nos hemos de oponer a la injusticia, y, si es necesario,
enérgicamente (soportar el mal sería un indicio de apatía o de cobardía). Pero
la indignación es sana cuando en ella no hay egoísmo, ni ira, ni necedad, sino
deseo recto de defender la verdad. La auténtica paciencia es la que nos lleva a
soportar misericordiosamente la contradicción, la debilidad, las molestias, las
faltas de oportunidad de las personas, de los acontecimientos o de las cosas. Ser
paciente equivale a dominarse a uno mismo. Los seres susceptibles o violentos
no pueden ser pacientes porque ni reflexionan ni son amos de sí mismos.
La
paciencia es una virtud cristiana porque forma parte del mensaje del Reino de
los cielos, y se forja en la experiencia de que todo el mundo tenemos defectos.
Si Pablo nos exhorta a soportarnos los unos a los otros (cf. Col 3,12-13),
Pedro nos recuerda que la paciencia del Señor nos da la oportunidad de
salvarnos (cf. 2Pe 3,15).
Ciertamente,
¡cuántas veces la paciencia del buen Dios nos ha perdonado en el confesionario!
¿Siete veces? ¿Setenta veces siete? ¡Quizá más!
* Rev. D. Joan BLADÉ i Piñol (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Clara de Asís
Virgen y Fundadora
Nació
en Asís (Italia) el año 1193 en el seno de una familia noble. Cuando san
Francisco se convirtió a Dios y empezó a predicar, Clara lo escuchaba a gusto y
se entrevistaba con él en secreto. La noche del Domingo de Ramos de 1211 ó
1212, Clara abandonó la casa paterna y se consagró a Dios en la Porciúncula en
manos de Francisco. Acto seguido la acompañaron al monasterio de benedictinas
de San Pablo de Bastia, de donde pasó más tarde a la iglesia del Santo Ángel de
Panzo y luego a San Damián. Pronto la siguieron otras jóvenes, y con ellas,
bajo la guía de Francisco, se formó en San Damián, a las afueras de Asís, la
comunidad que se convertiría en la Orden de las Clarisas. Allí vivió Clara
encerrada, en pobreza, oración y caridad, más de cuarenta años, gran parte de
los cuales estuvo postrada en cama. Fue la madre y formadora, con su ejemplo y
su palabra, de una gran familia monástica, parte esencial del carisma
franciscano. La víspera de su muerte tuvo la alegría de ver aprobada por el
Papa su Regla propia. Murió en San Damián el 11 de agosto de 1253, y la
canonizó Alejandro IV el 15 de agosto de 1255.
Oración: Oh Dios, que infundiste en santa Clara un profundo
amor a la pobreza evangélica, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo a
Cristo en la pobreza de espíritu, merezcamos llegar a contemplarte en tu reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
El pensamiento del día
“Si
sufres con Cristo, reinarás con Él;
si
con Él lloras, con Él gozarás;
si
mueres con Él en la cruz de la tribulación,
poseerás
las moradas eternas
en
el esplendor de los santos
y
tu nombre, inscrito en el libro de la vida,
será
glorioso entre los hombres”
Santa Clara de Asís
Historias:
Lengua
Hace
más de 2.000 años atrás, un rico mercader griego tenía un esclavo llamado Esopo. Un esclavo no muy bien parecido, feo, pero de
sabiduría única en el mundo.
Cierta
vez, para probar las cualidades de su esclavo, el mercader ordenó:
-Toma,
Esopo. Aquí está este saco de
monedas. Corre al mercado y compra los
mejores ingredientes para un banquete. ¡La
mejor comida del mundo!
Poco
tiempo después, Esopo volvió del mercado y colocó sobre la mesa un plato
cubierto por un fino paño de lino. El
mercader levantó el paño y se sorprendió:
-¡Ah!
¿Lengua?
Nada
como una buena lengua que los pastores griegos saben preparar muy bien.
-
Pero ¿por qué escogiste exactamente a la lengua como la mejor comida del
mundo?
El
esclavo, con la mirada baja, explicó su preferencia:
-¿Qué
hay mejor que la lengua, señor?
La
lengua nos une a todos, cuando hablamos.
Sin
la lengua no podríamos entendernos.
La
lengua es la llave, el órgano de la verdad y la razón.
Gracias
a la lengua se construyen ciudades, gracias a la lengua podemos expresar
nuestro amor.
La
lengua es el órgano del cariño, de la ternura, del amor, de la
comprensión.
Es
la lengua que torna eternos los versos de los poetas, las ideas de los grandes
escritores.
Con
la lengua se enseña, se persuade, se instruye, se reza, se explica, se canta,
se describe, se elogia, se demuestra, se afirma.
Con
la lengua decimos "madre" y "querida" y
"Dios".
Con
la lengua decimos "sí", con la lengua decimos "¡yo te
amo"!
¿Puede
haber algo mejor que la lengua señor?
El
mercader se levantó entusiasmado:
-¡Muy
bien Esopo! Realmente me has traído lo
mejor que hay. Toma ahora este otro saco
de monedas. Anda de nuevo al mercado y
trae lo que haya de peor, pues quiero ver tu sabiduría.
Después
de algún tiempo, el esclavo Esopo volvió del mercado trayendo un plato cubierto
por un paño.
El
mercader lo recibió con una sonrisa:
-Hummm......ya
sé lo que hay de mejor. Veamos ahora lo
que hay de peor...
El
mercader descubrió el plato y quedó indignado:
-¡¿Qué?!
¿Lengua?
¿Lengua
otra vez?
¿Lengua?
¿No
dijiste que la lengua era lo mejor que había?
¿Quieres
ser azotado?
Esopo
bajó la mirada y respondió:
-La
lengua, señor, es lo peor que hay en el mundo.
Es
la fuente de todas las intrigas, el inicio de todos los procesos, la madre de
todas las discusiones.
Es
la lengua la que separa a la humanidad, que divide a los pueblos.
Es
la lengua la que usan los malos políticos cuando quieren engañar con sus falsas
promesas.
Es
la lengua la que usan los pícaros cuando quieren estafar.
La
lengua es el órgano de la mentira, de la discordia, de los malos entendidos, de
las guerras, de la explotación.
Es
la lengua la que miente, la que esconde, que engaña, que explota, que blasfema,
que insulta, que se acobarda, que mendiga, que provoca, que destruye, que
calumnia, que vende, que seduce, que corrompe.
Con
la lengua decimos "muere" y "canalla" y "demonio".
Con
la lengua decimos "no".
Con
la lengua decimos "¡yo te odio!"
Ahí
está señor, por qué la lengua es la mejor y la peor de todas las cosas…
"Pequeñas Semillitas" por e-mail
Si
lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas
Semillitas" por correo, más el agregado de un powerpoint. Las
suscripciones son totalmente gratis y solo tienes que solicitarlas escribiendo
a Rocío (moderadora del grupo) a: peque.semillitas.3@gmail.com con el título:
“Suscripción a Pequeñas Semillitas”.
Si
ya estás suscripto y quieres cancelar tu suscripción debes escribir a la misma
dirección con el título: “Baja”.
Los cinco minutos de Dios
Agosto 11
Los
niños merecen todo nuestro respeto y nuestro amor. No estará de más que examinemos si hemos
faltado al respeto al niño; no solamente los niños pueden faltar el respeto a
los mayores; la falta de respeto al niño, por parte de los adultos, es mucho
más grave. Y examinemos si nuestro amor a los niños ha sido siempre sincero,
grande y puro.
Y
finalmente, analizar, con entera honestidad ante la propia conciencia, si la
mirada de los niños, que todo lo descubre, pudo ver siempre en nosotros a Dios.
Los
niños son como diamantes en bruto, que hay que trabajar y pulir; son una línea
de puntos suspensivos, sin saber que encierran en su suspenso. Quizás de nosotros dependa el que algunos de
esos puntos suspensivos se resuelvan en magníficas afirmaciones de fidelidad al
deber, de generosidad y de entrega.
“El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre,
me recibe a mí mismo. Pero si alguien escandaliza a uno de estos pequeños que
creen en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de
moler y lo hundieran en el fondo del mar” (Mt 18,5-6). Cuida de tus niños y
cuida de los niños en general; su integridad es lo más hermoso que existe sobre
la tierra.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.