PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3090 ~ Viernes 5 de Agosto de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
El
tiempo que no dediquemos a ser santos, es tiempo perdido. Ya lo dice el Apóstol
San Pablo que todo lo que hagamos, ya sea comer, beber, o cualquier otra cosa,
lo hagamos para la gloria de Dios, es decir, para ser santos. La voluntad de
Dios es que seamos santos, y no hay mayor objetivo en la vida que éste de
llegar a la santidad. El demonio solo teme que nos decidamos de una vez por
todas a ser santos, porque sabe que cuando gustemos el primer bocado de la
santidad, nos habrá perdido para siempre, porque la santidad es tan sabrosa que
una vez entrevista, nos da cada vez más hambre de Dios y de santidad y ya el
demonio no nos puede detener de ninguna forma. Por eso es que el demonio hace
todo lo posible para que los hombres pasen la vida entretenidos en mil
bagatelas y viviendo descuidados y sin pensar en sus destinos eternos. Los
distrae del pensamiento de la muerte, que a todos nos sobrevendrá, y así
cosecha innumerables almas para su Infierno. Es tiempo de despertar y ser
patriotas y héroes, porque el que se santifica es el que más ama a su Patria y
es el gran benefactor de la humanidad. ¿Queremos hacer algo por el mundo, por
los hombres, por Dios? Tratemos seriamente de ser santos, y haremos mucho,
haremos todo lo que puede hacer un hombre en este mundo y en el otro.
* Santísima Virgen
¡Buenos días!
Himno al Creador
“Reconoce,
cristiano, tu dignidad”, exclamaba san León Magno en una de sus homilías.
¿Sientes y vives la inmensa dignidad de ser hijo de Dios? Al empezar este día y
orar con las palabras de un hermoso himno, asómbrate del amor gratuito con que
Dios te ama. Él te dice: “Tú eres de gran precio ante mis ojos, porque eres
valioso y yo te amo”. (Is. 43, 4).
Señor tú que llamaste del fondo del no ser todos los
seres, prodigios del cincel de tu palabra, imágenes de ti resplandecientes;
Señor, tú que creaste la bella nave azul en que navegan los hijos de los
hombres, entre espacios repletos de misterio y luz de estrellas; Señor, tú que
nos diste la inmensa dignidad de ser tus hijos, no dejes que el pecado y que la
muerte destruyan en el hombre el ser divino. Señor, tú que salvaste al hombre
de caer en vacío, recréanos de nuevo en tu Palabra y llámanos de nuevo al
paraíso. Amén.
La
palabra creadora de Dios es formidable: sacó de la nada todos los seres. El
poder de su Palabra leída y meditada puede restaurar y renovar toda tu vida.
Dile con el profeta David: “¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame
por dentro con espíritu firme”, (S. 51). Él ha prometido darnos un corazón
nuevo e infundirnos un espíritu nuevo. Ábrete a su regalo de vida nueva.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su
vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues, ¿de
qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O, ¿qué
puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre ha de venir
en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según
su conducta. Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no
gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino». (Mt 16,24-28)
Comentario:
Hoy,
el Evangelio nos sitúa claramente frente al mundo. Es radical en su
planteamiento, no admite medias tintas: «Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» (Mt 16,24). En numerosas ocasiones,
frente al sufrimiento generado por nosotros mismos o por otros, oímos: «Debemos
soportar la cruz que Dios nos manda... Dios lo quiere así...», y vamos
acumulando sacrificios como cupones pegados en una cartilla, que presentaremos
en la auditoria celestial el día que nos toque rendir cuentas.
El
sufrimiento no tiene valor en sí mismo. Cristo no era un estoico: tenía sed,
hambre, cansancio, no le gustaba que le abandonaran, se dejaba ayudar... Donde
pudo alivió el dolor, físico y moral. ¿Qué pasa entonces?
Antes
de cargar con nuestra “cruz”, lo primero, es seguir a Cristo. No se sufre y
luego se sigue a Cristo... A Cristo se le sigue desde el Amor, y es desde ahí
desde donde se comprende el sacrificio, la negación personal: «Quien quiera
salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará»
(Mt 16,25). Es el amor y la misericordia lo que conduce al sacrificio. Todo
amor verdadero engendra sacrificio de una u otra forma, pero no todo sacrificio
engendra amor. Dios no es sacrificio; Dios es Amor, y sólo desde esta
perspectiva cobra sentido el dolor, el cansancio y las cruces de nuestra
existencia tras el modelo de hombre que el Padre nos revela en Cristo. San
Agustín sentenció: «En aquello que se ama, o no se sufre, o el mismo
sufrimiento es amado».
En
el devenir de nuestra vida, no busquemos un origen divino para los sacrificios
y las penurias: «¿Por qué Dios me manda esto?», sino que tratemos de encontrar
un “uso divino” para ello: «¿Cómo podré hacer de esto un acto de fe y de
amor?». Es desde esta posición como seguimos a Cristo y como —a buen seguro—
nos hacemos merecedores de la mirada misericordiosa del Padre. La misma mirada
con la que contemplaba a su Hijo en la Cruz.
* Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez (Rubí, Barcelona,
España)
Santoral Católico:
Fiesta de la Basílica de
Santa María la Mayor
Hoy
5 de agosto, se celebra la consagración de esta famosa Basílica construida por
el Papa Sixto III, en el año 432, en recuerdo del Concilio de Efeso que en el
año 431 había definido que María sí es Madre de Dios. Esta basílica ha sido
remodelada y hermoseada durante siglos y su torre fue por mucho tiempo la más
alta de Roma.
Los
inicios de esta famosa basílica se remontan a una antigua leyenda. Ésta señala
que por revelación divina, una matrimonio italiano, profundamente piadoso y
solidario, llegaron a un paraje del Monte Esquilino el cual está cubierto de
nieve. El monte blanco era el lugar donde ellos debían erigir un templo
dedicado a la Madre de Dios.
Pronto,
el templo mariano fue una instancia donde miles de feligreses de todas partes
del mundo acudían para venerar y honrar con oraciones y cantos a la Virgen
Madre que tomó el nombre de Virgen de las Nieves.
Los
católicos han tenido siempre mucha veneración por la Basílica de Santa María la
Mayor, por haber sido el primer templo dedicado a Nuestra Señora en Roma, y
porque la antigua leyenda de las nieves que cayeron en el sitio donde iba a ser
construida, recuerda a los fieles que cuando lleguen los ardores de las
pasiones y el fuego de las adversidades, la Madre de Dios puede traer desde el
cielo las nieves de las bendiciones divinas que apaguen las llamas de nuestras
malas inclinaciones y calmen la sed de los que ansían tener paz, santidad y
salvación.
© Aciprensa
El pensamiento del día
“Cada
persona brilla con la luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos
iguales. Hay gente de fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los
colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de
fuego loco, que llena el aire de chispas; algunos fuegos, fuegos bobos, no
alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede
mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende...”
-Eduardo Galeano-
Historias:
Un adelanto del cielo
Ocurrió
durante un mes de voluntariado en las vacaciones de verano. Cuando llegamos a Nairobi (Kenya) nos
preguntábamos cómo nosotros, inexpertos universitarios, podríamos ayudar en
aquella África sucia, polvorienta y calurosa.
Quizá
arreglando tejados..., pero no teníamos experiencia en construcción. Quizá pintando un colegio... pero no sabíamos
de pintura.
Lo
que sí teníamos claro era nuestra intención de darnos totalmente a los
demás. Sin embargo, recibiríamos mucho
más de lo que logramos dar: tuvimos la suerte de entrar en contacto con el
Tercer Mundo, a través de un alojamiento para niños moribundos de las Hermanas
de la Caridad en Nairobi.
Todos
entramos en aquella casucha, un tugurio sin muebles, con poca luz. Contrastaban las hamacas llenas de niños
enfermos y lloriqueando con los limpísimos trajes talares blancos y azules de
las Hermanas de la Caridad, que rebosaban alegría. Yo me quedé bloqueado, en mitad de la
habitación. Nunca había visto nada así.
Mis compañeros universitarios se esparcieron por las estancias, siguiendo a
distintas monjas, que requerían su asistencia.
Una
hermana me preguntó en inglés:
-
¿Has venido a mirar o quieres ayudar?
Sorprendido
por tan directa pregunta y en estado de sopor, balbuceé:
-
A ayudar...
-
¿Ves a ese niño de allí, el del fondo que llora?
Lloraba
desconsoladamente, pero sin fuerza.
-
Sí, ése (le dije señalándolo).
-
Bien: tómalo con cuidado y tráelo. Lo bautizamos ayer.
Lo
noté con una fiebre altísima. El niño tendría un par de años.
-
Ahora tómalo y dale todo el amor que puedas...
-
No entiendo... - me excusé
-
Que le des todo el cariño de que seas capaz, a tu manera... -Y me dejó con el
niño.
Le
canté, lo besé, lo arrullé... dejó de llorar, me sonrió, se durmió...
Al
cabo de un rato busqué llorando a la hermana:
-Hermana:
no respira...
La
monja certificó su muerte:
-
Ha muerto en tus brazos... Y tú le has adelantado quince minutos con tu cariño
el amor que Dios le va a dar por toda la eternidad.
Entonces
entendí tantas cosas: el cielo, el amor de mis padres, el amor de Jesús, los
detalles de afecto de mis amigos...: mi viaje a Kenya supuso un antes y un
después en mi vida. Ahora sé que todos
tenemos "kenyas" a nuestro alrededor para dar amor cada día.
“Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos
20:35).
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la
unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de
los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el alma
del niño Lorenzo, de 1 año,
fallecido en Santa Fe, Argentina. Que descanse en paz y su familia encuentre
cristiano consuelo.
Pedimos
oración para que Daniel W., de
México pueda encontrar un buen trabajo. Y por Doña Eva M., también de México, que es una señora mayor, para que
Dios Nuestro Señor le devuelva su salud y que esté lo mejor posible.
Pedimos
oración por Olga, de Chile, que ha
tenido un accidente cerebrovascular hace pocos días y ahora está internada en
muy grave estado. La confiamos a la misericordia de Dios con la mediación de la
Santísima Virgen de Lourdes.
Pedimos
oración para Ximena M., de Colombia,
a quien le han diagnosticado un cuadro de esclerosis múltiple con pronóstico
reservado. Muy preocupada por su juventud y familia. Rogamos al Señor pose sus
Santas y Sanadores Manos sobre ella y su familia, con la intercesión de nuestra
Señora de Lourdes, seguros que todo saldrá bien por la Voluntad de Dios.
Pedimos oración por dos personas de México: David G. B., a quien le ha dado un derrame cerebral; y Ricardo A. A., que será operado en pocos días más por un cáncer digestivo. Que el Señor los auxilie.
Pedimos oración por dos personas de México: David G. B., a quien le ha dado un derrame cerebral; y Ricardo A. A., que será operado en pocos días más por un cáncer digestivo. Que el Señor los auxilie.
Pedimos oración para la niña Lucía D., de Buenos Aires, Argentina, de
tres años y medio de edad, que ha sido diagnosticada con leucemia y comenzó las
sesiones de quimioterapia. La encomendamos a la Santísima Virgen para que
interceda ante el Buen Jesús por su sanación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de Dios
Agosto 5
¿Te
has fijado en los árboles que bordean los caminos? En los días calurosos del
verano, cuando el sol aprieta fuertemente, todos buscan la sombra protectora de
los árboles y caminan bajo ella protegiéndose del calor. Los árboles se exponen
a los vientos, a la lluvia, al sol; y, en cambio, brindan sombra, frescor,
protección.
Tu
vida tiene que ser como los árboles: en ella tienen derecho a cobijarse cuantos
de una u otra forma necesitan de ti, de tu comprensión, de tu compañía, de tu
alivio, de tu ayuda; tú deberás exponerte al sufrimiento, para que los demás no
sufran; recibirás el ardor del trabajo, para que los demás descansen; traspirarás
con ansiedad para que los demás se alivien al amparo de tu protección.
En
una palabra: sufrirás tú, para que los otros no sufran. Y ésa será tu mayor
alegría y tu mayor motivo de orgullo: ser útil a los demás, ofrendarte por los
demás, desvivirte por los demás.
“Valen más dos juntos que uno solo, porque es mayor
la recompensa del esfuerzo. Si caen, uno levanta a su compañero; pero, ¡pobre
del que está solo y se cae, sin tener a nadie que lo levante!” (Ecl 4,9-10). De
ahí la necesidad de que no te apartes de tus hermanos; mantente al lado de
ellos y, por medio de ellos, al lado del Señor.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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