domingo, 7 de agosto de 2016

Pequeñas Semillitas 3092

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3092 ~ Domingo 7 de Agosto de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Si recordamos el Evangelio del domingo pasado, Jesús ponía énfasis en la inutilidad de la avaricia, nos explicaba que de nada sirve juntar dinero, riquezas o tesoros en la tierra, pues para nada nos servirán cuando seamos llamados a la hora de la muerte.  Y hoy, siguiendo de alguna manera en la misma tónica, nos previene que tenemos que estar atentos y vigilantes, ya que la muerte podría llegar a nosotros de manera repentina, sin ningún aviso, por lo que lo más razonable es que vivamos siempre en gracia de Dios para estar seguros de la salvación.
Para eso nos habla en parábolas explicando que si el dueño de casa supiera a qué hora va a venir un ladrón, no permitiría que entrase a robarle. O si los siervos supieran a qué hora va a venir su señor que ha ido a una boda, lo esperarían despiertos y con las lámparas encendidas.
El Padre celestial ha preparado un Reino hermoso para nosotros. El camino para llegar allí es no acumular en la tierra riquezas materiales (que pueden ser quitadas por el ladrón o corroídas por la polilla), sino más bien juntar riquezas espirituales que son las que nos van a permitir llegar a Él.

¡Buenos días!

Amor y entrega
Vivir la caridad cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestra capacidad humana. Por eso es indispensable suplicar con humildad y constancia al Señor el don de la fraternidad para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos, retraimientos, susceptibilidades… Pero cuando el amor de Dios nos invade podemos “disculpar, soportar y esperar sin límites”…

“¡Queridos hijos! Mi deseo es acercarlos cada vez más a Jesús y a su corazón traspasado, para que ustedes sean capaces de comprender el inmenso amor con el que él se ha entregado por cada uno de ustedes. Por eso, queridos hijos, oren para que de sus corazones pueda brotar una fuente de amor hacia cada persona, incluso hacia quienes los odian y los desprecian. Así ustedes serán capaces de vencer, con el amor de Jesús, todas las miserias de este mundo lleno de sufrimientos, que está sin esperanza para aquellos que no conocen a Jesús. Yo estoy con ustedes y los amo con el amor inmenso de Jesús. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”

Hijos de un Dios que es amor, sólo podremos realizar y dignificar nuestra vida ejercitándonos en el amor, porque el examen final será precisamente sobre el amor, y nuestra eternidad feliz consistirá en vivir con plenitud el amor a Dios y a los hermanos. Que el mensaje de la Reina de la Paz te ayude a crecer en esta dimensión básica del Evangelio de Jesús. 
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos! Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre».
Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?». Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más». (Lc 12,32-48)

Comentario:
Hoy, el Evangelio nos recuerda y nos exige que estemos en actitud de vigilia «porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre» (Lc 12,40). Hay que vigilar siempre, debemos vivir en tensión, “desinstalados”, somos peregrinos en un mundo que pasa, nuestra verdadera patria la tenemos en el cielo. Hacia allí se dirige nuestra vida; queramos o no, nuestra existencia terrenal es proyecto de cara al encuentro definitivo con el Señor, y en este encuentro «a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más» (Lc 12,48). ¿No es, acaso, éste el momento culminante de nuestra vida? ¡Vivamos la vida de manera inteligente, démonos cuenta de cuál es el verdadero tesoro! No vayamos tras los tesoros de este mundo, como tanta gente hace. ¡No tengamos su mentalidad!
Según la mentalidad del mundo: ¡tanto tienes, tanto vales! Las personas son valoradas por el dinero que poseen, por su clase y categoría social, por su prestigio, por su poder. ¡Todo eso, a los ojos de Dios, no vale nada! Supón que hoy te descubren una enfermedad incurable, y que te dan como máximo un mes de vida,... ¿qué harás con tu dinero?, ¿de qué te servirán tu poder, tu prestigio, tu clase social? ¡No te servirá para nada! ¿Te das cuenta de que todo eso que el mundo tanto valora, en el momento de la verdad, no vale nada? Y, entonces, echas una mirada hacia atrás, a tu entorno, y los valores cambian totalmente: la relación con las personas que te rodean, el amor, aquella mirada de paz y de comprensión, pasan a ser verdaderos valores, auténticos tesoros que tú —tras los dioses de este mundo— siempre habías menospreciado.
¡Ten la inteligencia evangélica para discernir cuál es el verdadero tesoro! Que las riquezas de tu corazón no sean los dioses de este mundo, sino el amor, la verdadera paz, la sabiduría y todos los dones que Dios concede a sus hijos predilectos.
* Rev. D. Melcior QUEROL i Solà (Ribes de Freser, Girona, España)

Palabras de San Juan Pablo II
"No es fácil amar con un amor profundo, constituido por una entrega auténtica de sí. Este amor se aprende sólo en la escuela de Dios, al calor de su caridad, fijando nuestra mirada en Él, sintonizándonos con su corazón de Padre. Así llegamos a ser capaces de mirar a nuestros hermanos con ojos nuevos, con una actitud de gratuidad y comunión, de generosidad y perdón. ¡Todo esto es misericordia!"

Predicación del Evangelio
Vigilia y misericordia
El padre Jacques Hamil fue degollado hace dos semanas mientras celebraba la misa.  Dejó un legado terrenal sustancioso.  Todos lo conocieron como hombre de bondad, generosidad, y sencillez.  Se recordará por décadas como víctima de la persecución de ISIS.  Tan impresionante como sea esta reputación, el padre Hamil goza aún más por el acogimiento que recibe en el cielo.  Él representa un ejemplo claro de lo que refiere Jesús en el evangelio hoy cuando dice: “…acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba…”.  Por haber entregado su vida sirviendo al Señor, el padre Hamil logró un puesto dichoso en el Reino.

Sobre todo Jesús quiere que depositemos el tesoro por practicar la misericordia.  Desea que socorramos a aquellos que no tengan nada para pagarnos.  No vale mucho en sus ojos que ayudemos a aquellos que nos vayan a compensar.  Ni le llama mucha atención que apoyemos a nuestros amigos que van a devolver el favor un día.  Para Jesús los esfuerzos que cuentan son nuestros intentos para levantar al pobre de la miseria.  Hay una historia de Santo Domingo, cuya fiesta celebramos mañana, que demuestra el tipo de sacrificio recomendado aquí.  Como universitario, Domingo tenía algunos pergaminos para estudiar. Eran raros y costosos, pero no eran imágenes de Dios. Cuando el santo se enteró que había gente muriendo del hambre, vendió los pergaminos para comprarles comida.  Dijo Domingo que no quería estudiar de pieles muertas cuando las gentes se morían de carencia de pan.

Por la parábola del ladrón metiendo en la casa Jesús indica que la solicitud por los pobres debe ser constante no sólo cuando se escucha de una hambruna.  Como tenemos que prepararnos para la venida del ladrón a cualquier hora, tenemos que pensar en los pobres todos los días.  Aquí en los Estados Unidos los depósitos de comida para los pobres están repletos durante los días festivos del fin del año pero muchas veces carentes durante el verano.  Jesús compararía este tipo de administración de bienes con la de los borrachos y comilones que maltratan a los criados.  Diría que no van a tener ningún premio cuando venga.  La imagen que Jesús emplea para indicar lo que pasará nos parece creíble.  Dice que si encuentra a los criados sirviendo a uno y otro cuando venga, él va a ponerse de túnica para servirlos.  Es como lo conocemos: gran amigo para todos.

Tenemos un vistazo de Jesús en la respuesta del papa Francisco a la masacre en Niza, Francia el mes pasado.  Como todos, el papa fue entristecido por lo que pasó pero no descorazonado. Telefoneó a las autoridades con el mensaje: “¿Qué puedo hacer por ustedes?”  Entonces prometió a encontrar las familias de las víctimas tan pronto posible.  A través del evangelio Jesús muestra el mismo afán para apoyarnos con nuestras dificultades.  Insiste que ayudemos a uno y otro pero está a nuestro lado fortaleciéndonos todo el tiempo.  Podemos contar con él.  Jesús está a nuestro lado fortaleciéndonos.
* P. Carmelo Mele O. P.

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Agradecimientos

Dicen que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde México, nos escribe nuestra buena amiga Martha para agradecer a Dios nuestro Señor y a todos los que intercedieron: nuestra buena Madre y todos los santos, porque su hija (Martha) superó el dengue y sus plaquetas ya están bien. Nos sumamos al agradecimiento.

Desde Buenos Aires, Argentina, Alberto escribe para agradecer a Dios porque su hijo Francisco, próximo a graduarse como Abogado, ha conseguido trabajo en Tribunales en forma interina pero con posibilidades de que luego llegue una designación definitiva. ¡Felicidades Francisco!

Desde Colombia, el amigo Carlos C. escribe y dice: “Damos gracias por la franca y pronta recuperación de María Edilma y Aidee, las dos intervenidas por problemas de orden cancerígeno. A la espera de los resultados de la patología, estamos confiados en el Señor que todo saldrá bien. Agradecemos las oraciones que se han hecho por estas dos mujeres de fe y esperanza católica, que sin duda han sido efectivas”

Desde México escribe Gabriela V. R. y dice: “Gracias por las oraciones de la comunidad de Pequeñas Semillitas, ya que en nuestros problemas, angustias, temores, es reconfortante saber que tenemos muchos hermanos unidos en la oración que nos apoyan, que no estamos solos. Que Dios los bendiga a todos”.

Desde Texas, USA, escribe Bárbara R. y dice: “Quiero dar gracias a Dios por derramar su misericordia sobre mi matrimonio y por regalarme la paz interior que tanto necesitaba. A nuestra Madre Maria por no soltarnos en este camino”.

Los cinco minutos de Dios
Agosto 7
La vida humana, fuera de pocas excepciones, se encierra en dos cifras solas. La vida del mundo se expresará quizás en cinco cifras.
¿Y la eternidad? ¿Cuántas cifras representa? Váyanse añadiendo cifras desde aquí a la estrella más alejada... léase, si es posible, esa cantidad... y aún entonces, ¡qué poco nos habremos acercado a la eternidad! ¡La eternidad no tiene cifras!
La vida no es más que el prólogo del libro de la eternidad; no interesa tanto el prólogo, cuanto el libro.
Pero es cierto que el prólogo ya nos puede adelantar la idea del libro; de ahí la importancia de una vida honesta y santa.
La vida nos ha sido dada para buscar a Dios. La muerte para encontrarlo. La eternidad, para poseerlo.
Si logro alcanzar eso, mi vida habrá sido digna de ser vivida; de otra forma la habré malgastado, la habré perdido.
“Alégrense los que en ti se refugian, y canten siempre jubilosos, tú proteges a los que aman tu Nombre” (Sal 5,12). Ciertamente ha de ser motivo de alegría para ti el saber que amas el Nombre del Señor y que Él te espera, a fin de recompensarte para siempre, por toda la eternidad.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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