PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3098 ~ Sábado 13 de Agosto de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Señor,
hoy te entrego a todas las personas que quiero: mis familiares, mis amigos,
vecinos, compañeros de trabajo o de la parroquia, amigos y conocidos de
internet.
Los
coloco bajo tu protección divina. Son tuyos, Señor y yo te proclamo una vez más
Rey y Salvador de sus vidas. Tú sabes lo que es mejor para ellos, tú los
conoces bien y tienes un plan maravilloso para sus vidas. Tómalos Señor,
condúcelos con tu luz, renuévalos con tu
amor y tu paz. Cuídalos de todo mal y protégelos de toda perturbación. No
permitas que nada ni nadie les haga daño. Y si algo les sucede, yo sé que tú
sacaras de eso algún bien para sus vidas, porque eres sabio y poderoso, y yo
los he dejado en tus manos.
Alabado
seas por sus vidas, porque son obra de tus manos amorosas y son tuyos. Amén.
¡Buenos días!
La carreta vacía
Caminaba
con mi padre cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio
me preguntó:
— ¿Además del cantar de los pájaros, escuchas alguna
cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le
respondí:
— Estoy escuchando el ruido de una carreta.
— Eso es —dijo mi padre— Es una carreta vacía. Pregunté a mi padre:
— ¿Cómo sabes
que es una carreta vacía, si aún no la vemos?
Entonces mi padre respondió:
— Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía,
por causa del ruido. Cuanto más vacía está la carreta, mayor es el ruido que
hace.
Me
convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado,
interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta,
presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y menospreciando a la
gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: — Cuanto más
vacía la carreta, mayor es el ruido que hace
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, le presentaron a Jesús unos niños para que les impusiera las
manos y orase; pero los discípulos les reñían. Mas Jesús les dijo: «Dejad que
los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es
el Reino de los Cielos». Y, después de imponerles las manos, se fue de allí. (Mt 19,13-15)
Comentario:
Hoy
nos es dado contemplar una escena que, desgraciadamente, es demasiado actual:
«Le presentaron a Jesús unos niños para que les impusiera las manos y orase;
pero los discípulos les reñían» (Mt 19,13). Jesús ama especialmente a los
niños; nosotros, con los pobres razonamientos típicos de “gente mayor”, les
impedimos acercarse a Jesús y al Padre: —¡Cuando sean mayores, si lo desean, ya
escogerán...! Esto es un gran error.
Los
pobres, es decir, los más carentes, los más necesitados, son objeto de
particular predilección por parte del Señor. Y los niños, los pequeños son muy
“pobres”. Son pobres de edad, son pobres de formación... Son indefensos. Por
esto, la Iglesia —“Madre” nuestra— dispone que los padres lleven pronto a sus
hijos a bautizar, para que el Espíritu Santo ponga morada en sus almas y entren
en el calor de la comunidad de los creyentes. Así lo indican tanto el Catecismo
de la Iglesia como el Código de Derecho Canónico, ordenamientos del máximo
rango de la Iglesia (que, como toda comunidad, debe tener sus ordenamientos).
¡Pero
no!: ¡cuando sean mayores! Es absurda esta manera de proceder. Y, si no,
preguntémonos: —¿Qué comerá este niño? Lo que le ponga su madre, sin esperar a
que el niño especifique qué es lo que prefiere. —¿Qué idioma hablará este niño?
El que le hablen sus padres (de otra manera, el niño nunca podrá escoger
ninguna lengua). —¿A qué escuela irá este niño? A la que sus padres le lleven,
sin esperar que el chico defina los estudios que prefiere...
—¿Qué
comió Jesús? Aquello que le puso su Madre, María. —¿Qué lengua habló Jesús? La
de sus padres. —¿Qué religión aprendió y practicó el Niño Jesús? La de sus
padres, la religión judía. Después, cuando ya fue mayor, pero gracias a la
instrucción que había recibido de sus padres, fundó una nueva religión... Pero,
primero, la de sus padres, como es natural.
* Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del
Vallès, Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Ponciano y San Hipólito
Papa y Presbítero, Mártires
Los
santos mártires Ponciano, papa del año 230 al año 235, e Hipólito, presbítero
de la Iglesia de Roma, fueron desterrados juntos a Cerdeña, el año 235, por el
emperador Maximino el Tracio, que los condenó a trabajos forzados en las
canteras. Allí cumplieron juntos una condena común y, al parecer, fueron
coronados con una misma corona, la del martirio. Después sus cuerpos fueron
trasladados y enterrados en Roma, Ponciano en el cementerio de Calixto,
Hipólito en el cementerio de la Vía Tiburtina. El pontificado de Ponciano se
vio turbado por la continuación del cisma que había provocado el famoso
escritor Hipólito. En el común cautiverio, ambos se reconciliaron antes de su
muerte. Ponciano renunció el año 235 a la sede de Roma, y dejó expedito el
camino para su sucesor san Antero. Hipólito, fecundo escritor, de tendencias
rigoristas, estuvo en desacuerdo con la elección del papa san Calixto I
(217-222), y él mismo fue elegido antipapa. El destierro a Cerdeña fue el
camino de la reconciliación en la Iglesia.
Oración: Te rogamos, Señor, que el glorioso martirio
de tus santos aumente en nosotros los deseos de amarte y fortalezca la fe en
nuestros corazones. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
El pensamiento del día
"Después
de la meditación,
la
palabra de Dios se os manifestará
con
todo su esplendor luminoso,
adquirirá
el poder de destruir
vuestras
naturales inclinaciones hacia lo material,
tendrá
el poder de transformarlas
en
ascensiones puras y sublimes del espíritu,
y
de unir vuestro corazón
cada
vez más estrechamente
al
Corazón divino de vuestro Señor"
-Santo Padre Pío-
Temas Médicos:
Cáncer y ejercicios
El
ejercicio es un tratamiento clínico importante y debe ser complemento también
del tratamiento contra el cáncer.
Decir
que el ejercicio, aparte de ayudar a prevenir el cáncer, beneficia a los
sobrevivientes de la enfermedad y a quienes están en algún tratamiento para
combatirla, no es nuevo. Desde hace más de dos décadas, cientos de estudios han
dado cuenta de la necesidad de que los pacientes (y cualquier persona) eviten
el sedentarismo y sean más activos.
Pese
a eso apenas ahora los oncólogos están incluyendo en la lista de sus
prescripciones al ejercicio.
De
acuerdo con Mauricio Serrato, especialista en medicina del deporte, “esta es
una paradoja de la actividad física: entre más tenemos conocimiento de lo que
se debe hacer, menos lo hacemos”.
Un
estudio publicado por “The Lancet” en agosto del 2011, y llevado a cabo con
datos de 400.000 personas por un equipo de científicos taiwaneses, encontró que
hacer ejercicio durante al menos 15 minutos diarios, reduce en un 10 por ciento
las probabilidades de morir a causa de cáncer y aumenta las expectativas de
vida en tres años.
El
oncólogo Carlos Castro, director científico de la Liga Colombiana contra el
Cáncer, asegura que el ejercicio “es un medicamento bueno, bonito y barato”. No
hace falta correr maratones ni ser un deportista de alto rendimiento, “una
simple caminata, a buen ritmo, es suficiente”, dice.
En
eso coincide el informe “A moverse más”, de la organización británica MacMillan
Cancer Support. De acuerdo con los resultados del trabajo, el ejercicio podría
ser “la mejor medicina” para tratar un mal crónico como el cáncer. Una de las
razones por las que, quizá, algunos médicos no recomiendan a sus pacientes
permanecer activos es la resistencia de estos a hacer cualquier esfuerzo
físico, teniendo en cuenta el cansancio, el dolor muscular, el estrés y la
depresión causados por tratamientos como las quimioterapias y radioterapias.
No
obstante, según sugiere una reciente investigación publicada en la última
edición del British Journal of Sports Medicine, “el ejercicio es un tratamiento
clínicamente relevante y debe ser complemento del tratamiento oncológico”.
Al
respecto, Olga Lucía Estrada, vicepresidenta de la Asociación Colombiana de
Medicina Física y Rehabilitación, asegura que se ha demostrado que el ejercicio
regulado tiene un efecto positivo en el plano físico, psicológico y adaptativo
de las personas con cáncer, al punto que favorece los procesos de recuperación
y disminuye de manera significativa los efectos negativos de los tratamientos.
En
este sentido, señala la especialista, el ejercicio aeróbico (caminar, montar
bicicleta o hacer gimnasia), practicado de manera regular, aporta ventajas
significativas frente a personas que en las mismas condiciones no hacen ningún
tipo de actividad.
Planee
su rutina
Si
bien el ejercicio trae beneficios múltiples, es importante definir el tipo y la
intensidad de la actividad que puede favorecer a cada persona. Según Estrada,
deben fijarse pautas específicas; las siguientes pueden ser aplicables a todos
los tipos de cáncer:
-
Hable con el oncólogo. El médico tratante es el encargado de aclarar las dudas
sobre la posibilidad de hacer algún tipo de actividad física y las
restricciones que tendría la misma.
-
No improvise. Elija el ejercicio que le es familiar y que está en capacidad de
practicar. Es importante que a la persona le guste la actividad que está
realizando. Si es posible, no se ejercite solo, hágalo en compañía de otras
personas.
-
Es ideal que, previamente, solicite una evaluación con un médico especialista,
en este caso un deportólogo, fisiatra o terapeuta físico, que lo oriente.
-
Agéndese. Establezca una hora determinada para su actividad y un tiempo para
realizarla.
-
Regule su actividad. Tanto el día que reciba tratamiento, como los posteriores,
hay que reducir la intensidad y el tiempo del ejercicio (5 o 10 minutos al día,
en esas condiciones, pueden ser suficientes).
-
Evite el ejercicio extenuante. Recuerde que el propósito no es entrenarse para
una competición, sino obtener beneficios físicos y emocionales.
* Fuente: “El Tiempo”
Humor:
Mafalda y su mamá
Mamá
de Mafalda: - ¡Mafalda, apagá esa luz y dormí de una vez, que son las doce y
pico!
Mafalda:
- Está bien. ¡Horas extras!...¡Además de ser la madre de una todo el día,
encima hace horas extras!
Vendedor:
- Buenas tardes, nena, ¿Está tu mamá?
Mafalda:
- Depende… ¿Cuál de ellas?
Vendedor:
- ¿Cómo cuál? Pero... ¿Cuántas mamás tenés?
Mafalda:
- ¡Uf!...Una a la que adoro con toda el alma, otra que me persigue con su sopa,
otra que me protege, otra que me grita, otra que es feliz en su hogar, otra que
vive esclava de la casa...
Mamá
de Mafalda: - ¿Quién era Mafalda?
Mafalda:
- Un vendedor al que le vendieron eso de que madre hay una sola.
Mafalda:
- Pero... ¿Por qué tengo que hacerlo?
Mamá
de Mafalda: - ¡Porque te lo ordeno yo, que soy tu MADRE!
Mafalda:
- ¡Si es cuestión de títulos, yo soy tu HIJA! ¡Y nos graduamos el mismo día! ¿O
NO?
Mafalda:
- Mamá.
Mamá
de Mafalda: - ¿Qué?
Mafalda:
- Nada. Sólo quería cerciorarme de que aún hay una buena palabra que continúa
en vigencia.
Mafalda,
bajo la lluvia: - Mmmmhhh! ¡Qué hermosa lluvia!
Dos
señoras: - ¡Que hermoso resfrío! ¿Por qué no vas a tu casa? Así es como luego
se enferman. ¡Dar trabajo! ¡Parece que les gustara dar trabajo!
Mafalda:
- Lo que nos faltaba... ¡Comandos paramaternales!
Mafalda:
- ¡Pero mamá, los hijos no podemos ser tan monstruos y bañarnos sin oponer
resistencia! ¡Los hijos no podemos ser tan degenerados y comer sin chistar!
¡Los hijos no podemos ser tan desalmados y portarnos bien! ¡Sería cerrarles a
nuestras propias madres sus fuentes de trabajo!!
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Los cinco minutos de Dios
Agosto 13
Toda
persona humana tiene los mismos derechos a la verdad y a la libertad; pero no
son sujetos de libertad ni de derecho el error, el mal, el desorden ni la
anarquía.
En
consecuencia, la persona humana podrá usar de su libertad para bien suyo; pero
nunca y bajo ningún concepto para dañar al prójimo, para producirse un mal.
No
has de pensar que cuando se te impone alguna cosa, sea en el orden del
entendimiento o de la voluntad, de las costumbres o de la vida, de las
creencias o del afecto, con ello se coarta tu libertad. Todo lo contrario:
sometiéndote voluntaria y conscientemente a ello se perfeccionará tu voluntad.
La
libertad del entendimiento consiste en ser esclavo de la verdad, y la libertad
de la voluntad en ser esclavo de la virtud. El acto de libertad más sublime es
llevar a cabo el acuerdo y la armonía más perfecta posible entre su libertad personal
y la voluntad de Dios.
“Es la persona humana la que hay que salvar. Es la
sociedad humana la que hay que renovar. Es, por consiguiente, el hombre; pero
el hombre todo entero, cuerpo y alma, corazón y conciencia, inteligencia y
voluntad…” (GS 3). No caigamos ni en un materialismo crudo ni en un angelismo
ingenuo: apuntemos más bien a un humanismo integral y cristiano.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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