PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3048 ~ Viernes 24 de Junio de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Cuando
ya transitamos por el último viernes de este mes de junio, dedicado al Sagrado
Corazón de Jesús, es un buen momento para consagrarnos a Él. La consagración es
un pacto que hacemos con Jesús. Él nos dice: "Cuida tú de Mi honra y de
Mis cosas; que Mi Corazón cuidará de ti y de las tuyas."
Para
consagrarnos al Corazón de Jesús, digamos la siguiente oración:
«Yo, (N. N.), me dedico y consagro al Sagrado Corazón
de Nuestro Señor Jesucristo; le entrego mi persona y mi vida, mis acciones,
penas y sufrimientos, para no querer ya servirme de ninguna parte de mi ser
sino para honrarle, amarle y glorificarle. Ésta es mi irrevocable voluntad:
pertenecerle a Él enteramente y hacerlo todo por amor suyo, renunciando de todo
mi corazón a cuanto pueda disgustarle. Te tomo, pues, Corazón divino, como
único objeto de mi amor, por protector de mi vida, seguridad de mi salvación,
remedio de mi fragilidad y mi inconstancia, reparador de todas las faltas de mi
vida, y mi asilo seguro en la hora de la muerte. Sé, pues, Corazón bondadoso,
mi justificación para con Dios Padre, y desvía de mí los rayos de su justa
indignación. Corazón amorosísimo, en ti pongo toda mi confianza, porque, aun
temiéndolo todo de mi flaqueza, todo lo espero de tu bondad. Consume, pues, en
mí todo cuanto pueda disgustarte o resistirte. Imprímase tu amor tan
profundamente en mi corazón, que no pueda olvidarte jamás, ni verme separado de
ti. Te ruego encarecidamente, por tu bondad que mi nombre esté escrito en ti.
Ya que quiero constituir toda mi dicha y toda mi gloria en vivir y morir
llevando las cadenas de tu esclavitud. Así sea».
¡Buenos días!
Caminos…
¿Has
encontrado el sentido de tu vida? ¿Tienes un motivo para levantarte cada mañana
con ilusión y alegría? La Madre Teresa de Calcuta decía con frecuencia: “Si no
se vive para los demás, la vida carece de sentido”. Es hermoso observar que hay
personas que ofrecen con desinterés y generosidad su ayuda a los demás.
Los caminos cuesta abajo son los más fáciles de
andar, pero no llevan a la cumbre. Para los hombres que buscan un camino, sé un
hombre que abre caminos. El camino que te corresponde recorrer no está trazado,
porque nadie lo recorrió jamás. Los caminos más difíciles suelen ser los que
llevan a los lugares más hermosos. Hay hombres que caminan para llegar. Hay
hombres que caminan para huir. ¿Para qué caminas tú? No fuerces a nadie a
seguir tu camino y colabora de manera que cada uno abra el suyo. Cuando no se
tiene una meta, todo camino es inútil y tedioso. Cuando quieres seriamente
alcanzar una meta terminas abriéndote camino hasta alcanzarla.
El
egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás
encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu
propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará
tiempo para los demás. Un corazón sin un hermoso ideal que dé sentido a su vida
es triste como un cielo sin estrellas.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Se
le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos
y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban
con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían
ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra,
dijo: «No; se ha de llamar Juan». Le decían: «No hay nadie en tu parentela que
tenga ese nombre». Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le
llamase. Él pidió una tablilla y escribió: ‘Juan es su nombre’. Y todos
quedaron admirados.
Y
al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el
temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas
estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues
¿qué será este niño?». Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él. El
niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de
su manifestación a Israel. (Lc 1,57-66.80)
Comentario:
Hoy,
celebramos solemnemente el nacimiento del Bautista. San Juan es un hombre de
grandes contrastes: vive el silencio del desierto, pero desde allí mueve las
masas y las invita con voz convincente a la conversión; es humilde para
reconocer que él tan sólo es la voz, no la Palabra, pero no tiene pelos en la
lengua y es capaz de acusar y denunciar las injusticias incluso a los mismos
reyes; invita a sus discípulos a ir hacia Jesús, pero no rechaza conversar con
el rey Herodes mientras está en prisión. Silencioso y humilde, es también
valiente y decidido hasta derramar su sangre. ¡Juan Bautista es un gran
hombre!, el mayor de los nacidos de mujer, así lo elogiará Jesús; pero solamente
es el precursor de Cristo.
Quizás
el secreto de su grandeza está en su conciencia de saberse elegido por Dios;
así lo expresa el evangelista: «El niño crecía y su espíritu se fortalecía;
vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel» (Lc 1,80).
Toda su niñez y juventud estuvo marcada por la conciencia de su misión: dar
testimonio; y lo hace bautizando a Cristo en el Jordán, preparando para el
Señor un pueblo bien dispuesto y, al final de su vida, derramando su sangre en
favor de la verdad. Con nuestro conocimiento de Juan, podemos responder a la
pregunta de sus contemporáneos: «¿Qué será este niño?» (Lc 1,66).
Todos
nosotros, por el bautismo, hemos sido elegidos y enviados a dar testimonio del
Señor. En un ambiente de indiferencia, san Juan es modelo y ayuda para
nosotros; san Agustín nos dice: «Admira a Juan cuanto te sea posible, pues lo
que admiras aprovecha a Cristo. Aprovecha a Cristo, repito, no porqué tú le
ofrezcas algo a Él, sino para progresar tú en Él». En Juan, sus actitudes de
Precursor, manifestadas en su oración atenta al Espíritu, en su fortaleza y su
humildad, nos ayudan a abrir horizontes nuevos de santidad para nosotros y para
nuestros hermanos.
* Rev. D. Joan MARTÍNEZ Porcel (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Natividad de San Juan Bautista
Seis
meses antes de la Natividad del Señor celebramos la de su Precursor. Refiere
San Lucas que Isabel era estéril y que tanto ella como Zacarías eran de edad
avanzada. Pero un día en que él oficiaba en el templo de Jerusalén, se le
apareció un ángel que le dijo: «Tu mujer te dará un hijo y le pondrás por
nombre Juan». Tiempo después, en la Anunciación, el ángel Gabriel dijo a María
que su pariente Isabel estaba en el sexto mes de embarazo. María marchó
presurosa a Ain Karem, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír ésta
el saludo de María, saltó de gozo el hijo que llevaba en su seno. Cuando se le
cumplió el tiempo, Isabel dio a luz un hijo, de quien profetizó su padre: «Y a
ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a
preparar sus caminos». Juan vivió en el desierto hasta el momento de empezar su
predicación. De él dijo Jesús: «Entre los nacidos de mujer, ninguno mayor que
Juan Bautista».
Oración: Oh Dios, que suscitaste a san Juan Bautista
para que preparase a Cristo, el Señor, un pueblo bien dispuesto, concede a tu
familia el don de la alegría espiritual y dirige la voluntad de tus hijos por
el camino de la salvación y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
“El
hombre puro experimenta la misma atracción que todos por lo femenino,
pero
la belleza de la mujer no le hace perder de vista
la
dignidad y el respeto que ella merece”
Tema del día:
La pureza
Hoy
el mundo se burla de esta virtud, porque por todos los medios de comunicación
social, especialmente la televisión, exalta y promueve toda clase de impureza.
Pero el sexto mandamiento no ha sido abolido por Dios, sigue en vigencia, y los
que no lo cumplen pecan gravemente y, si mueren en ese estado, se condenan para
siempre al infierno.
El
demonio de la lujuria ha sabido introducirse en todas partes y ya todas las
naciones se han embriagado con su copa. La moda, cada vez más provocativa y
escandalosa, ya no tiene reparos en nada, y así se hace cada día más difícil
mantenerse en pie en este pantano que es el mundo actual. Hoy más que nunca
este mundo está en poder del Príncipe de las tinieblas, de Satanás, que reina
casi sin oposición.
Pero
dice el Apocalipsis que en este tiempo aparece en el cielo un gran signo, una
Mujer vestida de Sol. Es la Virgen, que viene en ayuda de sus hijos y a
combatir al demonio y todos sus secuaces. Ahora, el que quiera conservarse puro
y casto debe, necesariamente, cobijarse bajo su manto, porque Ella es la Virgen
Pura que transmite su pureza inmaculada a sus hijos y devotos.
Ya
dice el Señor en el Evangelio que si nuestro ojo está malo, todo nuestro ser
estará en tinieblas, y es por el sentido de la vista que entra el pecado. Por
eso, para preservarnos de este mal, es necesario que acostumbremos a los ojos a
las miradas puras y honestas, evitando todo espectáculo o imagen obscena o
peligrosa para la conservación de esta virtud.
No
descendamos al abismo con la mayoría, pues hoy la mayor parte de la humanidad
desciende más bajo que los brutos y una mínima parte es la que sube hacia Dios.
No hay términos medios: o se sube o se baja, nunca en la vida espiritual se
queda uno estancado, sino que o avanza o retrocede. Ya lo dice Jesús en el
Apocalipsis: Que el santo se santifique más, y que el pecador peque más aún,
vengo pronto.
¡Ave
María purísima! ¡Sin pecado concebida!
* Sitio Santísima Virgen
Junio mes del Sagrado Corazón de Jesús
¡Oh Sagrado Corazón,
que te hiciste mi hermano!
- Meditación:
Pobre, mi Jesús, que con dulzura nos quieres llevar a la Tierra Prometida.
¿Sabes, Señor, qué pienso cuando aún te miro clavado en el Madero… cuando veo
Tu Corazón sangrar? Con un suspiro lleno de dolor quisiera bajarte de la Cruz,
sacarte esos clavos, borrar de Tu Frente todos los pecados que desfiguraron Tu
Amado Rostro Santo. Y Tú, con esa Mirada pides amor en un mundo que se olvidó
de Dios, que sólo busca el placer, la vanidad, no pensar en los demás para
vivir en el yo. Señor, qué lejos de Tus enseñanzas Tú nos viniste a liberar, a
mostrar que teníamos que morir a nosotros mismos para vivir en Cristo. Señor,
darse por los demás hasta morir. Sí, Tú me lo viniste a decir y yo lo olvidé,
el mundo me hizo sordo de corazón y dejé de oír Tu Voz. Creí que yo solo podía,
que triunfaría y viviría la buena vida. ¿Qué vida, Señor, si así yo moría, y a
pesar de que todo tenía me encontraba con el alma vacía? Jesús, mi amado,
Jesús, mi hermano que todo nos has dado, hazme escuchar Tu hermosa Voz como mi
hermano mayor que me miras y me guías, y eres fuente de verdadera alegría.
Porque sabes, mi Señor, aun cuando todo me sacaras, si aún tengo Tu Mirada
destella mi alma porque sé que Tú me amas.
- Jaculatoria:
¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh
Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en
mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el
Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este
modo vivas en mí y te pueda decir siempre sí. Amén.
- Florecilla:
Seamos sencillos y regalemos sonrisas y consuelo a todos los que están
sufriendo, aun cuando nosotros estemos en el huerto.
- Oración:
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
* Reina del
Cielo
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para Karla B., de Río de Janeiro, Brasil, que luego de esperar 7 años logró quedar embarazada y por una complicación ha perdido la gestación y ha debido ser operada, estando ahora grave y con respirador, con riesgo cierto para su vida. Que el Señor la asista y le conceda la gracia de poder recuperarse.
Pedimos oración por el bebé Francisco A., de Córdoba, Argentina,
internado con una infección post operatoria, por lo que rogamos a la Santísima
Virgen que lo proteja e interceda por su pronta curación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de Dios
Junio 24
El
hombre es un ser libre y por ser libre tiene conciencia, que le señala cuál es
el bien, qué libertad ha de elegir y cuál es el mal que ha de rechazar.
La
conciencia en muchas ocasiones es el semáforo verde que da paso libre al actuar
del hombre, pero otras es el semáforo rojo que alerta sobre las prohibiciones
del paso, del peligro de una colisión moral.
Una
ciudad dinámica no puede prescindir de los semáforos regidores del tránsito y
el hombre de hoy, atormentado y golpeado por tantos incentivos, no puede
prescindir de los semáforos de su conciencia, que permite o cuestiona.
La
conciencia es el juicio práctico de la razón humana, iluminada por los altos
principios de la ley natural, que es la ley eterna de Dios, participada por la
creatura racional. Como en mi ser dependo de Dios, también dependo de Él en mi
actuar.
“El motivo de nuestro orgullo es el testimonio que
nos da nuestra conciencia de que siempre nos hemos conducido… con la santidad y
la sinceridad que proceden de Dios, movidos no por un saber meramente humano,
sino por la gracia de Dios” (2 Cor 1,12). No son los hombres los que en último
término deberán juzgarnos, sino el Señor; si Él nos aprueba, no importa tanto
que los hombres nos desaprueben; aunque si los hombres nos desaprueban, debemos
examinarnos para ver si Dios nos aprueba.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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