miércoles, 15 de junio de 2016

Pequeñas Semillitas 3039

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3039 ~ Miércoles 15 de Junio de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Con relación a su primera comunión nos dice Don Bosco mismo en su ‘Autobiografía’: Mi madre, durante la Cuaresma, me había llevado a confesarme tres veces. Me repitió varias veces: "Juan mío, Dios te prepara un gran regalo. Procura prepararte bien, confesarte y no callar nada en la confesión. Confiésalo todo, arrepentido de todo, y promete a Dios ser mejor en lo porvenir". Todo lo prometí...
La mañana de mi primera comunión no me dejó hablar con nadie, me acompañó a la sagrada mesa e hizo conmigo la preparación y acción de gracias. Entre otras cosas, me repitió mi madre muchas veces estas palabras: "Mi querido hijo, éste es un día muy grande para ti. Estoy persuadida de que Dios ha tomado verdadera posesión de tu corazón. Prométele que harás cuanto puedas para conservarte bueno hasta el fin de la vida. En lo sucesivo, comulga con frecuencia, pero guárdate bien de hacer sacrilegios. Dilo todo en la confesión: sé siempre obediente, vete de buen grado al catecismo y a los sermones; pero, por amor de Dios, huye como de la peste de aquellos que tienen malas conversaciones".
Después que se ordenó sacerdote, se confesaba todas las semanas con Don Cafasso, su confesor ordinario. Y uno de los principales ministerios de su vida fue confesar. Por eso, se le puede considerar apóstol de la confesión, al igual que otros santos insignes en este punto como san Juan María Vianney y san Pío de Pietrelcina.

¡Buenos días!

Gotitas de amor
Hay personas pobres que distribuyen sonrisas. Existen personas que sufren pero nos comunican alegría. Por allí van personas incomprendidas que saben comprendernos. Se sabe de personas que fueron ofendidas y supieron perdonar. Todos conocemos esas personas… y su secreto es amar. Amigo/a, pasa por el mundo desparramando gotitas de amor.

Un gran bosque de bambú se incendió. Llamaradas impresionantes se levantaban al cielo. Un pajarito diminuto fue al río, mojó sus alas y, regresando al incendio, las empezó a agitar para apagarlo. Iba y venía sin cansarse. Dios que lo veía con admiración, envió a un ángel a llamarlo. Y le dijo: “Oye, ¿por qué te fatigas? ¿Crees acaso que con esas gotitas puedes apagar un incendio tan grande?”. Y el ave contestó con humildad: “El bosque me ha dado tanto, lo amo tanto… Este bosque me ha dado todo lo que soy. En él nací, en él he vivido. Moriré rociándolo con gotitas de amor, aunque no lo pueda apagar”. Ante tanto amor, Dios derramó sobre el bosque una lluvia torrencial.

“El amor alienta, el odio abate; el amor sonríe, el odio es huraño; el amor atrae, el odio rechaza; el amor confía, el odio sospecha; el amor canta, el odio espanta; el amor guarda silencio, el odio vocifera; el amor edifica, el odio destruye; el amor siembra, el odio arranca; el amor espera, el odio desespera; el amor suaviza, el odio irrita”. Amigo/a, elige siempre el amor.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
»Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
»Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará». (Mt 6,1-6.16-18)

Comentario:
Hoy, Jesús nos invita a obrar para la gloria de Dios, con el fin de agradar al Padre, que para eso mismo hemos sido creados. Así lo afirma el Catecismo de la Iglesia: «Dios creó todo para el hombre, pero el hombre fue creado para servir y amar a Dios y para ofrecerle toda la creación». Éste es el sentido de nuestra vida y nuestro honor: agradar al Padre, complacer a Dios. Éste es el testimonio que Cristo nos dejó. Ojalá que el Padre celestial pueda dar de cada uno de nosotros el mismo testimonio que dio de su Hijo en el momento de su bautizo: «Éste es mi Hijo amado en quien me he complacido» (Mt 3,17).
La falta de rectitud de intención sería especialmente grave y ridícula si se produjera en acciones como son la oración, el ayuno y la limosna, ya que se trata de actos de piedad y de caridad, es decir, actos que —per se— son propios de la virtud de la religión o actos que se realizan por amor a Dios.
Por tanto, «cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial» (Mt 6,1). ¿Cómo podríamos agradar a Dios si lo que procuramos de entrada es que nos vean y quedar bien —lo primero de todo— delante de los hombres? No es que tengamos que escondernos de los hombres para que no nos vean, sino que se trata de dirigir nuestras buenas obras directamente y en primer lugar a Dios. No importa ni es malo que nos vean los otros: todo lo contrario, pues podemos edificarlos con el testimonio coherente de nuestra acción.
Pero lo que sí importa —¡y mucho!— es que nosotros veamos a Dios tras nuestras actuaciones. Y, por tanto, debemos «examinar con mucho cuidado nuestra intención en todo lo que hacemos, y no buscar nuestros intereses, si queremos servir al Señor» (San Gregorio Magno).
* Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
Beata Albertina  Berkenbrock
Virgen y Mártir
Nació en Sao Luis, al norte de Brasil, en 1919, de una familia católica, proveniente de Westfalia (Alemania). Recibió una excelente educación cristiana. Era obediente, bondadosa, delicada, modesta, dócil y piadosa, ayudaba en los quehaceres del hogar y en las labores del campo. Sus devociones especiales eran la Virgen María y san Luis Gonzaga. Llevada de su caridad, acompañaba a las niñas más pobres, con las que jugaba y compartía su pan, y lo hacía en particular con los hijos de su asesino, Idanlicio, que trabajaba para su familia; esto tenía un mérito especial porque eran de raza negra y vivían en un ambiente de fuerte sentimiento racista. El 15 de junio de 1931, Albertina estaba apacentando el ganado de su familia cuando el padre le pidió que fuera a buscar un buey que se había alejado. En el camino encontró a Idanlicio que se ofreció a ayudarle. Con engaño la condujo a un bosque cercano pidiéndole tener una relación sexual. Albertina se opuso con firmeza e Idanlicio intentó violarla. Al no lograrlo, extrajo una navaja y le cortó la garganta, causándole la muerte en el acto. Fue beatificada como virgen y mártir el año 2007.
© Directorio Franciscano    

Palabras del Papa Francisco
“Que el Señor nos de la gracia, solo esta: oren por los enemigos, por aquellos que nos desean mal, que no quieren el bien para nosotros. Orar por aquellos que nos hacen mal, que nos persiguen. Y cada uno de nosotros sabe el nombre y el apellido: oro por esto, por esto, por esto… Les aseguro que esta oración hará dos cosas: a él lo hará mejorar porque la oración es potente, y a nosotros nos hará más hijos del Padre”

Tema del día:
Un buen ejemplo convierte
Una clínica, un quirófano, y, tendida sobre la mesa de operaciones, una niña de muy pocos años. La operación a practicar es francamente delicada, difícil; tres doctores en cirugía están presentes y dos médicos anestesistas.

–A ver, nena –dice uno de éstos–; cierra los ojitos, que vas a dormir.

–¡Pero si es de día! –replica la niña–; yo nunca duermo de día.

–No importa. Ahora vas a dormir. Cierra los ojitos...

El médico no quería que la niña viera la aguja con que la tenían que pinchar para anestesiarla. Y ella repetía lo mismo:

–Yo no duermo de día...

–Sin embargo, hoy tienes que hacerlo así; has de dormir para curarte... Anda, sé buena y cierra los ojitos...

–Bueno –dijo la pequeñita conformándose, pues comprendió muy bien que, tarde o temprano aquellos señores se saldrían con la suya. Pero añadió:

–Yo, antes de dormir, rezo siempre las tres Avemarías. ¿Me dejan que las rece?...

–Sí, puedes rezar tus tres Avemarías...

Y con toda sencillez, la niña se incorporó, se arrodilló, juntó sus manecitas, y empezó su oración de todas las noches: “Dios te salve, María,... Ruega por nosotros, pecadores...”  Luego, acabadas las tres Avemarías, se tendió en la mesa y, sin esperar otra recomendación, cerró sus inocentes ojos...

Ante aquel cuadro encantador, uno de los cirujanos se sintió profundamente enternecido, aunque lo disimuló, y aparentó permanecer imperturbable. Pero en cuanto pudo abandonar el quirófano, lo hizo diciendo a sus compañeros que ellos podían terminar la operación, no haciendo falta él. Entonces se retiró a su despacho, se cerró por dentro, se puso de rodillas y empezó a llorar. Llevaba muchos años alejado de la Iglesia, sin recibir los Sacramentos y sin hacer oración... Y salió de allí decidido a realizar una buena confesión y vivir en adelante según la Ley de Dios, porque le había transformado totalmente, haciéndole recordar la inocencia y fervor religioso de su niñez, aquella niña que no se dormía sin antes haber rezado sus tres Avemarías.
* Sitio Santísima Virgen

Junio mes del Sagrado Corazón de Jesús
¡Oh Sagrado Corazón, 
Corazón del Uno y Trino Dios!
- Meditación: Corre una brisa fresca y parece que junto al pequeño río algo de naturaleza despierta… es el Jordán… un pequeño gentío, allí está el Bautista… se acerca imponente mi Jesús, sin pompas, con sencillez pues es el Verdadero Rey. Se miran, se dicen unas pocas palabras y en ese instante el Cielo habla… se abrieron los Cielos y descendió el Espíritu de Dios. Al mismo tiempo se oyó una Voz que desde el Cielo dijo: “Este es Mi Hijo, el Amado, este es Mi Elegido” (Mateo 3-16).

La misma Trinidad se presentaba en la tierra Santa, mostrándonos en lo pequeño un gran misterio. Tres personas distintas y Un sólo Dios. Jesús, al decirle Sus discípulos “muéstranos al Padre” respondería: “hace tanto tiempo estoy entre ustedes y todavía no me conocen”. Nuestra limitada naturaleza no puede entender la ilimitada magnificencia de Dios, Uno en el Otro está, y el mismo Corazón es de nuestro Único Dios. Pidamos al Corazón del Hijo conocer el Amor del Padre, y encerrarnos en Él, cubiertos con las Alas del Espíritu Santo.

- Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre sí. Amén.

- Florecilla: Hagamos la oración de los pastorcitos de Fátima: Oh Dios mío, yo creo, espero, adoro y Os amo y Os pido perdón por todos los que no creen, no esperan, no adoran y no Os aman (repetir tres veces). Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo, Os adoro profundamente y Os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los Tabernáculos de la tierra en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales El mismo es ofendido, y por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y por la intercesión del Inmaculado Corazón de María Os pido por la conversión de los pecadores. Amén

- Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
   * Reina del Cielo

Pedidos de oración 
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Patricia A. y Javier R., de Córdoba Argentina. También por el alma de Nené, de Argentina, que hoy estaría cumpliendo 92 años de edad y ahora nos cuida desde el cielo.

Pedimos oración por el alma de las siguientes personas (todas de México): Ángela C., Juan Ignacio, José Javier, José Antonio, Evaristo y Jesús. Que Dios los reciba en el Reino de los Cielos.

Pedimos oración por el pastor Brandon H., de San Clemente, California, EEUU, quien perdió a su hijo de ocho años en un accidente. Pedimos que la Misericordia de Dios ayude a él y a su familia a superar esta tragedia.

Pedimos oración para Verónica A., de la provincia de Santa Fe, Argentina, que ya salió varias veces de su cáncer y otra vez apareció esta cruel enfermedad, esta vez con metástasis en huesos. Que el fuego del amor del Sagrado Corazón de Jesús llegue a ella con toda su fuerza y le conceda gracias de sanación.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de Dios
Junio 15
Tú piensas que los otros no te aman tanto a ti como tú los amas a ellos; y piensas eso porque no te aman como tú los amas; con ello estás cayendo en el error de confundir el tanto con el cómo; no son sinónimos.
El cómo responde a la personalidad; y como cada uno tiene su propia personalidad; cada uno tiene su modo de amar, su cómo ama. No pretendas que los demás amen como tú amas; porque eso sería pretender que los demás se despojaran de su personalidad para adquirir la tuya.
Te he hablado del cómo en el amor; si te fijas en la intensidad, en el tanto, he de decirte que el tanto no se puede medir por el cómo; la intensidad será medida por la propia disposición psíquica; y así, lo que para uno puede ser mucho, para otro puede resultar muy poco; fíjate más bien en tu propia maduración y no juzgues a los demás.
“El Padre mismo los ama, porque ustedes me aman y han creído que yo vengo de Dios” (Jn 16,27). El único modo de amar a Dios es amarlo sin modo ni medida; las matemáticas no sirven cuando se trata de amar a Dios; nunca se lo puede amar demasiado; siempre lo amamos menos de lo que Él merece, de lo que lo debemos amar.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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