PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3046 ~ Miércoles 22 de Junio de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Cuando
hables con otros mantén tu atención en qué es lo que hay para apreciar y siente
gratitud por ello. Discute los problemas y las dificultades con objeto de
aligerar tu carga o encontrar soluciones. Decide que estás totalmente
comprometido a vivir una vida de felicidad. Haz una lista de los factores que
te impiden experimentar la felicidad regularmente.
¿Qué
cambios en tus acciones y pensamientos puedes hacer que te permitan vivir una
vida feliz? Empieza el proceso de hacer esos cambios ahora mismo.
Cada
vez que conozcas a alguien que parece llevar una vida feliz, entrevístalo.
Pregúntale de actitudes y conductas específicas. Encuentra aspectos que te
puedan servir a ti. Haz una práctica regular pensar como pensaría una persona
feliz. Habla en la forma en que una persona feliz hablaría. Ten la expresión
facial de una persona feliz. Camina en la forma que una persona feliz caminaría…
Cuando
haces esto consistentemente, se convierte espontáneamente tu forma de ser.
¡Buenos días!
Relatos del peregrino ruso
"Un
día el peregrino ruso se encontró con un joven sacerdote, pálido y delgado
hasta los huesos, que celebró la Eucaristía con lentitud, piedad y sentimiento,
y pronunció una excelente homilía sobre los medios de adquirir el amor de Dios.
Acabada la Misa el sacerdote, interrogado por el peregrino, le enseñó un modo
fácil para ser un hombre espiritual y orar con provecho”.
“Para recibir la iluminación espiritual y llegar a
ser un hombre interior, hay que elegir cualquier texto de la santa Escritura, y
concentrarse en él la mayor parte del tiempo posible. Así se descubre la luz de
la inteligencia. Para orar, hay que hacer lo mismo: si quieres que tu oración
sea pura, recta y provechosa, es necesario elegir una plegaria corta, compuesta
de algunas palabras breves, pero fuertes, y repetirla con frecuencia y por
mucho tiempo, y así se le toma gusto a la oración”.
“Esta
enseñanza me agradó mucho, pues era práctica y simple, y al mismo tiempo,
profunda y sabia. Agradecí a Dios en espíritu el haberme hecho conocer a un
verdadero pastor de su Iglesia y proseguí mi vida errante”. Esta narración está
en los “Relatos de un peregrino ruso”, testimonio de una sólida espiritualidad
vivida en la Rusia del 1800. Aprovéchala.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de los falsos profetas,
que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos
rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o
higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol
malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un
árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado
y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis». (Mt 7,15-20)
Comentario:
Hoy,
se nos presenta ante nuestra mirada un nuevo contraste evangélico, entre los
árboles buenos y malos. Las afirmaciones de Jesús al respecto son tan simples
que parecen casi simplistas. ¡Y justo es decir que no lo son en absoluto! No lo
son, como no lo es la vida real de cada día.
Ésta
nos enseña que hay buenos que degeneran y acaban dando frutos malos y que, al
revés, hay malos que cambian y acaban dando frutos buenos. ¿Qué significa,
pues, en definitiva, que «todo árbol bueno da frutos buenos (Mt 7,17)»?
Significa que el que es bueno lo es en la medida en que no desfallece obrando
el bien. Obra el bien y no se cansa. Obra el bien y no cede ante la tentación
de obrar el mal. Obra el bien y persevera hasta el heroísmo. Obra el bien y, si
acaso llega a ceder ante el cansancio de actuar así, de caer en la tentación de
obrar el mal, o de asustarse ante la exigencia innegociable, lo reconoce
sinceramente, lo confiesa de veras, se arrepiente de corazón y... vuelve a
empezar.
¡Ah!
Y lo hace, entre otras razones, porque sabe que si no da buen fruto será
cortado y echado al fuego (¡el santo temor de Dios guarda la viña de las buenas
vides!), y porque, conociendo la bondad de los demás a través de sus buenas
obras, sabe, no sólo por experiencia individual, sino también por experiencia
social, que él sólo es bueno y puede ser reconocido como tal a través de los
hechos y no de las solas palabras.
No
basta decir: «Señor, Señor!». Como nos recuerda Santiago, la fe se acredita a
través de las obras: «Muéstrame tu fe sin las obras, que yo por las obras te
haré ver mi fe» (Sant 2,18).
+ Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret (Vic, Barcelona,
España)
Santoral Católico:
Santo Tomás Moro
Mártir
Nació
en Londres el año 1478. Estudió en Londres y Oxford. Fue laico, casado y padre
de cuatro hijos, amigo de los franciscanos y al parecer miembro de la Tercera
Orden Franciscana, humanista y jurista, escritor y hombre de gobierno,
canciller del Reino. Era considerado uno de los humanistas si no el humanista
más grande a nivel europeo. Su obra más conocida se titula Utopía, y es uno de
los textos paradigmáticos de la filosofía política. Un «hombre verdaderamente
completo» lo denominó Pío XI. Porque fue coherente con sus convicciones
cristianas, cayó en desgracia del rey Enrique VIII al oponerse a sus
pretensiones divorcistas y al negarse a jurar la supremacía espiritual del
monarca sobre la del papa. Fue encarcelado en la Torre de Londres y luego
decapitado el 6 de julio de 1535. Por sus dotes naturales y por su fe, supo
enfrentarse a la muerte con la sonrisa en los labios. Canonizado por Pío XI en
1935, Juan Pablo II, el año 2000, lo proclamó patrono de los gobernantes y
políticos. [Su memoria se celebra el 22 de junio, asociada a la de san Juan
Fisher].
Oración: Señor, tú has querido que el testimonio del
martirio sea perfecta expresión de la fe; concédenos, te rogamos, por la
intercesión de san Juan Fisher y de santo Tomás Moro, ratificar con una vida santa
la fe que profesamos de palabra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
San Juan Fisher
Cardenal y Mártir
La liturgia une en una misma memoria a san Juan Fisher
y a santo Tomás Moro, personalidades eminentes de la Iglesia y de la sociedad
inglesa en tiempo del rey Enrique VIII. Juan nació en Berverly (Yorkshire) el
año 1469, hijo de un rico comerciante. Recibió la ordenación sacerdotal después
de una brillante carrera universitaria en Cambridge, donde llegó a canciller de
la Universidad. Más tarde fue elegido arzobispo de Rochester, cargo que ejerció
con una vida austera y de entrega pastoral, visitando con frecuencia a sus
fieles. Fue uno de los hombres más cultos de su tiempo, se distinguió en las
controversias contra las tesis de Lutero y escribió obras contra otros errores.
Por defender la validez del matrimonio de Enrique VIII y rechazar el juramento
de fidelidad a las pretensiones reales contra de la autoridad espiritual del
Papa, fue encarcelado en la Torre de Londres y luego decapitado el 22 de junio
de 1535.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
“Amor,
gloria y alabanzas sean dadas por siempre
al
Corazón de nuestro adorable Salvador,
que
es todo amor, todo amoroso y todo amable”
Margarita de Alacoque
Tema del día:
El verdadero
humilde
Antes
se nos hacía entender que humilde era aquel que renunciaba a sus cualidades.
Sin lugar a dudas que era una posición muy cómoda y no muy cristiana.
Ser
humilde no es negar las cualidades que uno posee sino reconocer a las mismas
como un regalo de Dios. Es asumir que, desde su bondad, Dios ha querido otorgarle
determinadas cualidades para que pueda desarrollarlas desde un servir a los
demás. No se es más que un mero administrador de esas cualidades que hacen que
se sea lo que se es.
¿Quién
puede negar que posee determinadas cualidades? Sería como afirmar la no acción
de Dios en su vida y nadie puede hacer tal cosa.
Existe
la tentación de mirar las cualidades propias desde una comparación con los
demás. Hacer tal cosa no es correcto puesto que a nadie se le habrá de pedir
mucho más de lo que uno es capaz de brindar y por lo tanto no hay lugar para
las comparaciones.
Tampoco
es correcto compararnos puesto que a todos se les habrá de pedir que brinde de
sí, a los demás, lo mejor de uno mismo. Tal cosa nos hace saber que al que
posee 100 se le habrá de pedir 100 puesto que ello es su “lo mejor”. Pero a
quien posee 20 se le habrá de pedir su “lo mejor” y, por lo tanto, sus 20.
No
se es administrador para conservar lo que le ha sido dado sino que se es
administrador para que haga que lo que se le ha brindado produzca frutos y, por
lo tanto, crezca. Si un alguien descubre posee 25 de una determinada cualidad
(de alguna manera debemos cuantificar una realidad que no es cuantificable pero
los números solamente nos sirven a manera de ejemplo) puede llevarla a 26 y a
27 y así sucesivamente. Siempre se es posible cultivar una cualidad para hacer
que ella crezca y se sea más útil a los demás. Siempre se puede ser mejor y
ello es parte de la tarea.
“Dar
a Dios lo que es de Dios” es brindar lo que se es a los demás. Cada vez que se
niega esa entrega está uno apropiándose de algo que no es suyo. Pero, también,
está dejando a alguien con las manos vacías. Quizás, inconscientemente, los
demás esperan de eso que somos y no es correcto frustrar tal espera. No es
porque uno sea mejor que los demás que se brinda sino que lo hace en un intento
por ser coherente con lo que gratuitamente ha recibido. Es dar de lo que uno
es, de la misma manera que lo ha recibido.
Este
dar de lo que uno es, es lo que permite el ejercicio de la complementariedad
que mucho se va perdiendo en nuestro hoy. Parecería como que todos viven tan
agobiados con sus propias y reales dificultades que no existe voluntad como
para complicarse la vida dándose. Porque darse es, siempre, una forma de
complicarse la vida. Es mucho más simple dar cosas que dar de lo que hace a uno
mismo.
Casi
siempre pensamos que ello es muy poco o muy pobre y es preferible dar cosas de
mayor valor que esas cosas que están en la constitución personal de cada uno.
Es mucho menos comprometedor dar una cosa que un abrazo. Es muchísimo más
necesario e importante un abrazo que una cosa. Sin embargo nos remuerde la
conciencia por haber negado una cosa pero jamás por haber negado un abrazo.
Pongo
el ejemplo del abrazo pero podría ser cualquier otro ejemplo de esas realidades
que dicen de nosotros mismos. Decir un abrazo es decir cercanía y muchas otras
cosas más y hacer tal cosa es casi como salir a la intemperie y ello jamás es
de nuestro agrado. Siempre se hace preferible vivir escondidos detrás de esas
máscaras que ofrecen seguridades. Cualquier cosa se vuelve válida con tal de no
correr riesgos.
Dios,
para con nosotros, vive corriendo riesgos puesto que brinda y deja en manos de
nuestra libertad para que se obre como se entienda más conveniente. Continuará
dándose para seguir mostrándonos un proceder que espera de cada uno.
Ser
humilde es servir porque lo que se es no es otra cosa que un regalo que Dios,
desde nosotros, quiere hacer llegar a los demás.
* Padre Martín Ponce de León SDB
Junio mes del Sagrado Corazón de Jesús
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón Eucarístico!
- Meditación:
¡Oh Señor, Oh Mi Amor! Que aquel Jueves Santo te quisiste quedar entre nosotros
perpetuado en el Pan Sagrado. Señor, te conviertes en nuestro Alimento para que
algún día veamos el Cielo. Cuántos hoy del Supremo Regalo se han olvidado y lo
han despreciado, cuántos hermanos están profanando Tu Cuerpo Santo. Sabes,
Señor, muy pocos creen que estás en el Pan Vivo, que el Vino en Tu Sacratísima
Sangre se ha convertido… ¡Oh Mi Cristo, cuántos corazones perdidos!.
Señor
que nos obsequias en las Especies Santas la Vida de las almas, qué pocas de
ellas Te besan cuando en ellas entras. Jacinta de Fátima te llamaba el Jesús
Escondido, al saber que estabas en el Pan Bendito. ¡Oh Señor, que renuevas el
Supremo Sacrificio y te ofreces permanentemente para nuestra salvación! Te pido
perdón por todos los que no sabemos verte presente en el Pan de Dios y no te
damos permanente adoración!
- Jaculatoria:
¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh
Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en
mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el
Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este
modo vivas en mí y te pueda decir siempre sí. Amén.
- Florecilla:
Ofrezcamos una mortificación al Señor por todos los ultrajes y sacrilegios
cometidos contra Su Santísimo Cuerpo y Sacratísima Sangre.
- Oración:
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
* Reina del
Cielo
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la
unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de
los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración por las siguientes personas: José
Eduardo R., de San Juan, Puerto Rico, 58 años de edad, que sufrió un
infarto y se encuentra ahora en cuidados intensivos muy afectado física y
emocionalmente; Javier H. T., de
Toluca, México, operado a corazón abierto; Pablo
M., de ciudad de México, que lucha contra el cáncer con fuerzas y con fe; y
para Pepe C. S., de México, con
derrame cerebral. A todos ellos los dejamos en las manos del Señor Jesús, para
que les conceda sus gracias de sanación.
Pedimos
oración para César R., de España,
que tuvo un tumor en el cerebro y aún presenta secuelas, para que Jesús
Misericordioso y la Santísima virgen lo sigan acompañando en su plena
recuperación, en su trabajo y junto a su hermosa familia.
Pedimos
continuar en oración por el tratamiento oncológico de Paola, de Pamplona, España, que está en su tercera semana de
quimioterapia y gracias a Dios y a la mediación de la amada Virgen de Lourdes,
siga tolerando bien los procedimientos.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de Dios
Junio 22
Poco
se acostumbra hoy a reflexionar, meditar, pensar con pausa y seriedad. El mundo
que nos rodea es un mundo de bullicio que aturde y nos priva del silencio
indispensable para nuestra introspección.
Somos
seres inteligentes; si el hombre es el profesional del pensamiento, hay muchos
hombres que no ejercen su profesión; no debemos marchar por la fuerza exclusiva
de los instintos ciegos y apetencias naturales, ni como hipnotizados
irresponsables, ni como sonámbulos inconscientes.
No
vayamos a ser víctimas del vértigo de la velocidad, ni de la alocada
precipitación, que es el mal terrible de nuestros días; dediquemos cada día
unos breves minutos al menos a entrar dentro de nosotros mismos; el “minuto de
Dios” ha de ocupar en nuestro día un lugar preponderante; cuanto más pensemos,
más hombres seremos; cuanto más pensemos en Dios, más nos asemejaremos a Él.
“Meditaré tus leyes y tendré en cuenta tus caminos.
Mi alegría está en tus preceptos, no olvidaré tu palabra” (Sal 118,15-16). La
meditación de la Palabra del Señor y no solamente su lectura rápida o
superficial; el minuto dedicado a Dios por la meditación de su santa Ley; deben
ser dos preocupaciones que de continuo graben tu corazón.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.