PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3045 ~ Martes 21 de Junio de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Sólo
los amados aman. Sólo los libres libertan. Sólo son fuentes de paz quienes
están en paz consigo mismos.
Los
que sufren hacen sufrir. Los fracasados necesitan ver fracasar a otros. Los resentidos
siembran violencia. Los que tienen conflictos provocan conflictos a su
alrededor. Los que no se aceptan no pueden aceptar a los demás.
Es
tiempo perdido y utopía pura pretender dar a tus semejantes lo que tú no tienes. Debes empezar por ti mismo. Motivarás a
realizarse a tus allegados en la medida en que tú estés realizado. Amarás
realmente al prójimo en la medida en que aceptes y ames serenamente tu persona
y tu pasado. Amarás al prójimo como a ti mismo, pero no perderás de vista que
la medida eres "tú mismo". Para ser útil a otros, lo importante eres
tú mismo.
Sé
feliz tú, y tus hermanos se llenarán de alegría.
* Ignacio Larrañaga
¡Buenos días!
Ser más sanos
El
egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás
encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo, si
vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás.
Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida
sin amor no vale nada.
Padecemos una especie de subdesarrollo emocional que
nos impulsa a ciertas conductas autodestructivas, tanto en nuestra vida pública
como privada. Nos urge encontrar un camino que nos permita hallar una manera de
ser más sanos, y ese camino está íntimamente relacionado con el amor y la
espiritualidad. El amor es el mejor símbolo de la salud del hombre, es todo lo
opuesto a la agresión, al miedo y a la paranoia, que a su vez representan la
patología que nos desune (Claudio Naranjo).
La
regla de oro de las grandes religiones es el amor al prójimo. En el libro de
Tobías el anciano ciego, sintiéndose cercano a la muerte, dio preciosos
consejos a su hijo. Entre ellos se destaca: “Haz a los demás lo que te agrada
que hagan a ti”. Norma fundamental; observarla te dará pacíficas y muy gratas
relaciones con tus semejantes.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No deis a los perros lo que es
santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las
pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen. Por tanto, todo
cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos;
porque ésta es la Ley y los Profetas. Entrad por la entrada estrecha; porque
ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son
muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el
camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran». (Mt 7,6.12-14)
Comentario:
Hoy,
el Señor nos hace tres recomendaciones. La primera, «No deis a los perros lo
que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos» (Mt 7,6),
contrastes en que los “bienes” son asociados a “perlas” y lo “que es santo”; y,
por otro lado, los “perros y puercos” a lo que es impuro. San Juan Crisóstomo
nos enseña que «nuestros enemigos son iguales a nosotros en su naturaleza pero
no en su fe». A pesar de que los beneficios terrenales son concedidos de igual
manera a los dignos e indignos, no es así en lo que se refiere a las “gracias
espirituales”, privilegio de aquellos que son fieles a Dios. La correcta
distribución de los bienes espirituales implica un celo por las cosas sagradas.
La
segunda es la llamada “regla de oro” (cf. Mt 7,12), que compendiaba todo lo que
la Ley y los Profetas recomendaron, tal como ramas de un único árbol: El amor
al prójimo presupone el Amor a Dios, y de Él proviene.
Hacer
al prójimo lo que queremos que nos hagan implica una transparencia de acciones
para con el otro, en el reconocimiento de su semejanza a Dios, de su dignidad.
¿Por qué razón deseamos el Bien para nosotros mismos? Porque lo reconocemos
como medio de identificación y unión con el Creador. Siendo el Bien el único
medio para la vida en plenitud, es inconcebible su ausencia en nuestra relación
con el prójimo. No hay lugar para el bien donde prevalezca la falsedad y
predomine el mal.
Por
último, la "puerta estrecha"... El Papa Benedicto XVI nos pregunta:
«¿Qué significa esta ‘puerta estrecha’? ¿Por qué muchos no pueden pasar por
ella? ¿Es un pasaje reservado para algunos elegidos?». ¡No! El mensaje de
Cristo «nos dice que todos podemos entrar en la vida. El pasaje es ‘estrecho’,
pero abierto a todos; ‘estrecho’ porque es exigente, requiere compromiso,
abnegación, mortificación del propio egoísmo».
* Diácono D. Evaldo PINA FILHO (Brasilia, Brasil)
Santoral Católico:
San Luis Gonzaga
Religioso
Nació
en 1568 cerca de Mantua (Italia), siendo el heredero del primer marqués de
Castiglione. Aunque dio unos primeros pasos de iniciación en la vida militar y
aristocrática, muy pronto se sintió inclinado a la vida religiosa. De 1581 a
1584 estuvo en Madrid como paje del príncipe don Diego, y allí se sintió
inspirado a hacerse jesuita. Después de superar la oposición de su padre,
renunció a sus derechos en favor de su hermano, ingresó en la Compañía de Jesús
en 1585 e inició sus estudios de teología en Roma. Había recibido la primera
comunión de manos de san Carlos Borromeo, y en la Compañía tuvo por padre
espiritual a san Roberto Belarmino. Su vida fue ejemplo de austeridad y dominio
de sí mismo y, sobre todo, de entrega el servicio de los demás. En 1591 estalló
la peste de tabardillo, y Luis se ofreció a asistir a los enfermos. Mientras
transportaba a un apestado al hospital, se contagió él mismo. Murió en la
enfermería del Colegio Romano el 21 de junio de 1591, a los 23 años de edad.
Oración: Señor Dios, dispensador de los dones
celestiales, que has querido juntar en san Luis Gonzaga una admirable inocencia
de vida y un austero espíritu de penitencia, concédenos, por su intercesión,
que, si no hemos sabido imitarle en su vida inocente, sigamos fielmente sus
ejemplos en la penitencia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa Francisco
La
santidad no se compra. Ni la ganan las mejores fuerzas humanas. No, la santidad
sencilla de todos los cristianos, la nuestra, aquella que debemos hacer todos
los días es un camino que se puede hacer sólo si lo sostienen cuatro elementos
imprescindibles, a saber: coraje, esperanza, gracia y conversión. […] ¿Dónde
encuentran la fuerza para hacer todo esto? Precisamente en la Eucaristía: en el
poder del amor del Señor resucitado, que también hoy parte el pan para nosotros
y repite: «Haced esto en memoria mía».
Tema del día:
Oraciones al Sagrado Corazón de Jesús
Oración de Santa Teresita de Lisieux
Sagrario
del Altar el nido de tus más tiernos y regalados amores. Amor me pides, Dios
mío, y amor me das; tu amor es amor de cielo, y el mío, amor mezclado de tierra
y cielo; el tuyo es infinito y purísimo; el mío, imperfecto y limitado. Sea yo,
Jesús mío, desde hoy, todo para Ti, como Tú lo eres para mí. Que te ame yo
siempre, como te amaron los Apóstoles; y mis labios besen tus benditos pies,
como los besó la Magdalena convertida. Mira y escucha los extravíos de mi
corazón arrepentido, como escuchaste a Zaqueo y a la Samaritana. Déjame
reclinar mi cabeza en tu sagrado pecho como a tu discípulo amado San Juan.
Deseo vivir contigo, porque eres vida y amor.
Por
sólo tus amores, Jesús, mi bien amado, en Ti mi vida puse, mi gloria y
porvenir. Y ya que para el mundo soy una flor marchita, no tengo más anhelo
que, amándote, morir.
Acto de consagración y desagravio al Sagrado Corazón
de Jesús
¡Oh
Corazón de Jesús! Yo quiero consagrarme a ti con todo el fervor de mi espíritu.
Sobre el ara del altar en que te inmolas por mi amor, deposito todo mi ser; mi
cuerpo que respetaré como templo en que tú habitas; mi alma que cultivaré como
jardín en que te recreas; mis sentidos, que guardaré como puertas de tentación;
mis potencias, que abriré a las inspiraciones de tu gracia; mis pensamientos,
que apartaré de las ilusiones del mundo; mis deseos, que pondré en la felicidad
del Paraíso; mis virtudes que florecerán a la sombra de tu protección; mis
pasiones, que se someterán al freno de tus mandamientos; y hasta mis pecados,
que detestaré mientras haya odio en mi pecho, y que lloraré sin cesar mientras
haya lágrimas en mis ojos. Mi corazón quiere desde hoy ser para siempre todo
tuyo, así como tú, ¡oh Corazón divino! has querido ser siempre todo mío. Tuyo
todo, tuyo siempre; no más culpas, no más tibieza. Yo te serviré por los que te
ofenden; pensaré en ti por los que te olvidan; te amaré por los que te odian; y
rogaré y gemiré, y me sacrificaré por los que te blasfeman sin conocerte. Tú,
que penetras los corazones, y sabes la sinceridad de mi deseo, comunícame
aquella gracia que hace al débil omnipotente, dame el triunfo del valor en las
batallas de la tierra, y cíñeme la oliva de la paz en las mansiones de la
gloria. Amén.
Ofrecimiento al Sagrado Corazón
Jesús
mío dulcísimo, que en vuestra infinita y dulcísima misericordia prometisteis la
gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro
Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos: acordaos de esta promesa,
y a mí, indigno siervo vuestro, que acabo de recibiros sacramentado con este
fin e intención, concededme que muera detestando todos mis pecados, esperando
en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro amantísimo y
amabilísimo Corazón. Amén.
Corazón
de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, tened piedad de nosotros.
Padrenuestro...
Corazón
de Jesús, rico en todos los que os invocan, tened piedad de nosotros.
Padrenuestro...
Corazón
de Jesús, esperanza de los que mueren en Vos, tened piedad de nosotros.
Padrenuestro...
Invocaciones al Sagrado Corazón
Amor
del Corazón de Jesús, abrásanos.
Caridad
del Corazón de Jesús, derrámate en nosotros.
Fuerza
del Corazón de Jesús, sostennos.
Misericordia
del Corazón de Jesús, perdónanos.
Paciencia
del Corazón de Jesús, no te canses de nosotros.
Reino
del Corazón de Jesús, establécete en nosotros.
Voluntad
del Corazón de Jesús, dispón de nosotros.
Celo
del Corazón de Jesús, inflámanos.
Virgen
Inmaculada, ruega por nosotros al Corazón de Jesús.
*Aciprensa
Junio mes del Sagrado Corazón de Jesús
¡Oh Sagrado Corazón, Indulgente y Glorioso!
- Meditación:
Señor, a pesar de que Tu Corazón ya no latía, Tu Madre sabía que volverías.
Ella con gran Dolor te aguardaba en oración, Ella esperaba, destrozada y
angustiada, Ella confiaba en Tu Palabra. Señor de la Esperanza, Señor de la
Verdad que enseñas a Tu Iglesia, a pesar de su tibieza, que Tu Palabra no
pasará, que todo se cumplirá. Por eso aquella Dulce Muchacha de Nazaret, la
Joven Madre de Belén, la Dolorosa del Calvario, nos mostraría que con amor y Fe
que te volveríamos a ver. Es por eso que a Ella te presentaste para consolarla
y alegrarla, pues El Santo, Su Hijo Amado, había Resucitado. ¡Cuál no fue el
Gozo de aquella Santa Madre! Alegrémonos con María pues Jesús está vivo, en
Cuerpo y Alma, vivo hace dos mil años y vivo hoy. No prediquemos a un Cristo
Muerto, ya que ¡el Señor Resucitó!. ¡Gloria a Dios!
Y
este Señor está a nuestro lado, porque la Santa Palabra cumpliéndose está. Él
nos dijo: “…donde dos o más estén reunidos en Mi Nombre, Yo estaré en medio de
ellos”. Hagamos lo que nos ordena nuestro Señor: “vayan por todo el mundo y
anuncien la Buena Nueva… éstas son las señales que acompañarán a los que crean:
en Mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas, tomarán con sus manos
serpientes y si beben algún veneno, no les hará daño, impondrán las manos sobre
los enfermos y quedarán sanos…” (Marcos 16, 15-20). Cristo está vivo, es el
Único Dios y todo lo hace El, es el Señor que sigue haciendo milagros y
acompañándonos… seamos sus humildes instrumentos.
- Jaculatoria:
¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh
Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en
mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el
Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este
modo vivas en mí y te pueda decir siempre sí. Amén.
- Florecilla: Que
testimoniemos a nuestros hermanos que Jesús está vivo, cumpliendo sus mandatos.
- Oración:
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
* Reina del
Cielo
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Pablo II inolvidable"
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Los cinco minutos de Dios
Junio 21
Sería
desastroso no entender bien en qué consiste la verdadera libertad. La libertad
es la facultad que Dios nos ha dado de elección y determinación para que,
entregados al bien, en él nos perfeccionemos, forjando en él nuestra felicidad.
Por
eso la obediencia a Dios es el ejercicio de la verdadera libertad, pues nuestra
libertad no es otra cosa que una participación de la misma libertad de Dios.
La
verdadera razón de ser de nuestra libertad es la conquista del bien. Por eso
nuestra libertad no puede correr por cauces de locos caprichos o pasiones
egoístas y humillantes.
Una
cosa es la libertad y otra el abuso de la libertad, que engendra el
libertinaje; si la libertad es algo muy bueno, el libertinaje es malo y
pernicioso; no confundamos las cosas: la medicina con el veneno.
“Para ser libres nos liberó Cristo; manténgase firmes
para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud… porque ustedes han sido
llamados a vivir en libertad; procuren que esa libertad no sea pretexto para
satisfacer los deseos carnales” (Gal 5,1-13). El Señor nos ha liberado de la
gracia, ésta es la verdadera liberación, base de toda otra liberación. No
queramos volver al pecado, para no volver a ser esclavos.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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