PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3033 ~ Jueves 9 de Junio de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
El
carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa
de finalizar un duro primer año de trabajo. Su cortadora eléctrica se dañó y le
hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.
Mientras lo llevaba a su casa en mi automóvil, permaneció en el más absoluto
silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia.
Mientras
nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol,
tocando las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando se abrió la puerta,
ocurrió una sorprendente transformación.
Su
bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le
dió un beso a su esposa. Posteriormente me acompañó hasta el coche. Cuando
pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que había
visto hacer un rato antes. "Oh, ese es mi árbol de los problemas"
contestó. Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa
es segura, los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a nuestros
hijos. Así que simplemente, cada noche cuando llego a casa, le digo al Señor
"Te dejo colgados mis problemas en este árbol. Ayúdame por favor, Señor, a
afrontarlos de la manera más adecuada" . Luego por la mañana los recojo
otra vez diciendo: "Señor, recojo nuevamente mis problemas. Ayúdame por
favor a resolverlos". Lo maravilloso es, dijo sonriendo, que cuando salgo
por la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado
la noche anterior, gracias a Dios.
¡Buenos días!
Déjate amar por Dios
El
Salmo 103 expresa así cuánto nos ama Dios: “Como un padre siente ternura por su
hijo, así el Señor siente ternura por sus fieles”. “Fiel” es el que tiene fe y
confianza en Dios, el que se apoya en él, está adherido a él de todo corazón.
En el profeta Isaías leemos que así habla Dios: “¿Puede una madre olvidarse del
hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvidara, yo jamás me olvidaré de
ti”. Dos conmovedores símbolos del amor inconcebible de Dios por nosotros.
Si Dios tuviera un refrigerador, tu fotografía
estaría pegada a su puerta. Si él tuviera una billetera, llevaría en ella tu
foto. Él te envía flores cada primavera. Él te regala un amanecer soleado cada
mañana. Las veces que deseas hablar, él te escucha. Él puede vivir en cualquier
parte del universo, pero eligió... tu corazón. Reconócelo como tu amigo. ¡Él
está loco por ti! Dios no prometió días sin dolor, risas sin penas, sol sin
lluvias, pero prometió fortaleza para el día, consuelo para las lágrimas, y luz
para el camino. Tanto te ama que murió por ti. Ahora mismo, abre tu corazón y déjate amar por Dios.
Tener
fe es haber descubierto el inmenso amor que Dios tiene por ti; y, ante tan
enorme y fascinante hallazgo, organizar toda tu vida como una respuesta fiel y
coherente. El Espíritu de Dios, Espíritu de amor, te ayude a interiorizar este
pensamiento en la meditación, porque está en el centro de la auténtica relación
con el Señor. Que él te asista y te bendiga.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si vuestra justicia no es mayor que
la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
»Habéis
oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás; y aquel que mate será reo ante
el tribunal’. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano,
será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil",
será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de
la gehenna de fuego.
»Si,
pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un
hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y
vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.
Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino;
no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan
en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el
último céntimo». (Mt 5,20-26)
Comentario:
Hoy,
Jesús nos invita a ir más allá de lo que puede vivir cualquier mero cumplidor
de la ley. Aún, sin caer en la concreción de malas acciones, muchas veces la
costumbre endurece el deseo de la búsqueda de la santidad, amoldándonos
acomodaticiamente a la rutina del comportarse bien, y nada más. San Juan Bosco
solía repetir: «Lo bueno, es enemigo de lo óptimo». Allí es donde nos llega la
Palabra del Maestro, que nos invita a hacer cosas “mayores” (cf. Mt 5,20), que
parten de una actitud distinta. Cosas mayores que, paradójicamente, pasan por
las menores, por las más pequeñas. Encolerizarse, menospreciar y renegar del
hermano no son adecuadas para el discípulo del Reino, que ha sido llamado a ser
—nada más y nada menos— que sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt 5,13-16),
desde la vigencia de las bienaventuranzas (cf. Mt 5,3-12).
Jesús,
con autoridad, cambia la interpretación del precepto negativo “No matar” (cf.
Ex 20,13) por la interpretación positiva de la profunda y radical exigencia de
la reconciliación, puesta —para mayor énfasis— en relación con el culto. Así,
no hay ofrenda que sirva cuando «te acuerdas entonces de que un hermano tuyo
tiene algo contra ti» (Mt 5,23). Por eso, importa arreglar cualquier pleito,
porque de lo contrario la invalidez de la ofrenda se volverá contra ti (cf. Mt
5,26).
Todo
esto, sólo lo puede movilizar un gran amor. Nos dirá san Pablo: «En efecto, lo
de: No adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás
preceptos, se resumen en esta fórmula: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’.
La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su
plenitud» (Rom 13,9-10). Pidamos ser renovados en el don de la caridad —hasta
el mínimo detalle— para con el prójimo, y nuestra vida será la mejor y más
auténtica ofrenda a Dios.
* P. Julio César RAMOS González SDB (Mendoza,
Argentina)
Santoral Católico:
San Efrén
Diácono y Doctor de la Iglesia
Nació
en Nísibe, en la Mesopotamia septentrional, hacia el año 306 y recibió una
educación cristiana. Tenía pocos años cuando el emperador Constantino promulgó
el edicto de Milán. Pero Efrén no gozó la libertad de culto porque su padre,
que era sacerdote pagano, no veía con buenos ojos la educación cristiana que le
daba su madre, y lo echó de casa. Se ordenó de diácono a los 18 años y, cuando
Nísibe cayó bajo el poder persa, se estableció en Edesa (hoy Urfa, en Turquía),
de cuya escuela teológica fue iniciador y director. Tanto en su patria como en
Edesa puso de manifiesto sus dotes naturales de orador, místico y poeta (son
memorables sus himnos y cánticos para las celebraciones litúrgicas que le
valieron el título de «cítara del Espíritu Santo»), a la vez que profundo teólogo
y conocedor de la Escritura. A pesar de su intensa vida ascética, desplegó una
gran actividad como predicador y como autor de importantes obras destinadas a
la refutación de los errores de su tiempo. Murió en Edesa el 9 de junio del año
373.- Oración: Señor, infunde en nuestros corazones el Espíritu Santo que con
su inspiración impulsaba a tu diácono san Efrén a cantar con alegría tus
misterios y a consagrar su vida a tu servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa Francisco
“Jesús
exhorta a orar ‘sin desfallecer’.
Todos sentimos momentos de cansancio y de desánimo, sobre todo cuando nuestra
oración parece ineficaz. Pero Jesús nos asegura que Dios escucha rápidamente a
sus hijos, aunque esto no significa que lo haga en los tiempos y en los modos
que nosotros quisiéramos. ¡La oración no es una varita mágica! Ésta nos ayuda a
conservar la fe en Dios y a confiar en Él incluso cuando no comprendemos su
voluntad (…) Pidamos al Señor una fe que se haga oración incesante,
perseverante, una fe que se nutre del deseo de su llegada. Y en la oración
experimentamos la compasión de Dios, que como un Padre va al encuentro de sus
hijos lleno de amor misericordioso”.
Tema del día:
Ir a Misa
La
Iglesia Católica manda cumplir con el precepto de asistir a Misa los domingos y
fiestas de guardar.
A
veces no cumplimos con este precepto y entonces cometemos un pecado grave o
mortal.
¿Por
qué es tan importante la Misa dominical? Porque la Misa es la renovación del
Sacrificio de Jesús en el Monte Calvario, es decir que Jesús en cada Misa se
vuelve a ofrecer y vuelve a morir por nosotros.
La
Misa es el mismo Sacrificio de la Cruz, solo que incruento, o sea que no hay
derramamiento de sangre. Pero es el mismo Sacrificio.
Entonces
el que no pudo estar presente en la Crucifixión del Señor porque no vivió en su
época, puede ahora estar verdaderamente presente si asiste a la Misa. Por eso
faltar a Misa el domingo es un pecado, y como todo pecado es siempre una falta
de amor a Dios y al prójimo.
Sí,
faltar a Misa el domingo es una falta de amor a Dios, de amor a Jesús. Porque
si sabemos que un familiar nuestro está sufriendo en su lecho de dolor y nos
espera ansiosamente para que le consolemos, pero nosotros no lo visitamos,
cometemos una falta de amor. Y lo mismo sucede con Jesús, que en cada Misa
muere por nosotros, muere por mí, y yo ni siquiera voy a estar con Él en la
Misa, consolándole y dándole gracias por todo el amor que me da y por haberme
salvado. ¡Tremenda ingratitud!
Pero
además la Misa nos obtiene una lluvia de gracias sobre nosotros y sobre
nuestras empresas temporales y espirituales, porque de la Misa fluye un río de
gracias y consuelos, de bienes sin medida.
Tengamos
más fe y sepamos que cuando vamos a Misa el domingo, vamos a la Crucifixión,
Muerte y Resurrección del Señor, que se renovará misteriosamente ante nuestros
ojos.
Hace
falta tener más fe y no dejar de ir a Misa por ningún motivo, salvo por causa
justificada, porque en la Misa, Jesús, desde la Cruz, mientras muere, busca con
su mirada a quienes le consuelen, nos busca a nosotros, a cada uno de nosotros,
y si no estamos presentes el Señor se pone muy triste y muere abandonado.
Si
abandonamos a Jesús en la Misa, el Señor se ve obligado a abandonarnos a
nosotros.
Vayamos
a Misa por amor a Jesús, y no por simpatía o antipatía con el sacerdote o los
fieles. La Misa es algo muy serio, así que guardemos también la compostura, el
silencio y la piedad. Amemos al Señor que se entrega otra vez por nosotros.
* Sitio Santísima Virgen
Junio mes del Sagrado Corazón de Jesús
¡Oh Sagrado Corazón,
fuente inagotable de amor!
- Meditación:
Jesús tanto nos amó que no sólo hasta Su última gota de Sangre derramó,
obedeciendo la Voluntad del Padre que lo envió, sino que también desde la Cruz
nos dejó a Su Santísima Madre, a la más Bella Mujer que jamás existiría, para
que sea nuestra guía. En Pentecostés, Ella, confirmando su apostolado, está
reunida con los discípulos esperando la venida del Paráclito, cumpliendo así
con lo señalado por su Divino Hijo. Así la Criatura más Perfecta, la
Inmaculada, la Llena de Gracia, se convierte en Madre de la Iglesia,
participando del misterio de la Corredención. Ella ve con dolor y con amor
todas las asechanzas, tropiezos y persecuciones que el enemigo prepara frente a
nosotros, interponiéndose para nuestra protección como la Mujer Vestida de Sol,
y señalando el camino del regreso de Cristo.
- Jaculatoria:
¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh
Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en
mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el
Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este
modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
- Florecilla:
Recemos el Rosario a la Santísima Virgen, para que sea nuestra protectora y
nuestra guía.
- Oración:
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
* Reina del
Cielo
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Los cinco minutos de Dios
Junio 9
Vivimos
en tiempos en que es preciso definirse, dar la cara sin actitudes vergonzantes,
aunque sin necios alardes. Luchar por defender las ideas en que creemos,
palpitar la realidad del mundo en que vivimos decir que no a las actitudes
pasivas o conformistas, a las medias tintas.
Definirse,
actuar con rectitud y sin dobleces, más bien con transparencia y decisión:
cumplir nuestra actividad sin dramatismo, pero sin miedos inoperantes; dar un
testimonio sencillo por sus maneras, pero firme por su permanencia y definido
por su transparencia.
Ser
las manos que alivian, los ojos que orientan, los brazos que ayudan, las mentes
que crean soluciones. Sumergirse en el mundo, para cambiar sus estructuras
injustas, creando nuevos ambientes que posibiliten y faciliten la vida del
mutuo amor.
“Deseamos que cada uno muestre el mismo celo para
asegurar el cumplimiento de la esperanza. Así en lugar de dejarse estar
perezosamente, imitarán el ejemplo de aquellos que, por la fe y la
perseverancia heredan las promesas” (Heb 6,11-12)
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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