PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3029 ~ Domingo 5 de Junio de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Creo
en Jesús el Cristo, cuya vida, desde el fondo de la tierra y desde Dios, sigue
anunciando que ninguna criatura está nunca sola, nunca está abandonada.
Creo
en Jesús, nuestro Señor, el que nos hace libres de todos los señores, de todos
los poderes, de todos los temores que nos amenazan y encogen. Pues para que
seamos libres nos ha liberado Cristo (Gal 5,1)
Creo
en Jesús que lava los pies y sirve la mesa y nos impone el único mandato del
amor feliz de sí y del amor servicial mutuo.
Creo
que Jesús nos devuelve la confianza en nosotros mismos, así como la confianza
en el mundo de hoy don toda su complejidad, con toda su vulnerabilidad.
Creo
en Jesús, Hijo único. El que impregnó su profecía y su rebeldía en la ternura
de Dios. El que se supo plenamente amado, fundado, afirmado, enviado y
sostenido por Dios en todo momento.
Creo
que en él nos percibimos, aunque sólo sea a oscuras, como hijos e hijas
amorosamente engendradas, pacientemente gestadas, incondicionalmente amadas.
Creo
que con él aprendemos a llamar a Dios con infinita confianza y humildad: ¡Abbá!
* José Arregi
¡Buenos días!
De esclavo a médico
Esta
semana que comienzas te presentará, sin duda, ocasiones de hacer alguna buena
acción. Algunas, sin buscarlas, están ahí a la mano, como esperándote. Pero
otras tienes que pensarlas y ponerlas en tu agenda. Unas y otras te entrenan y
mantienen ágil en la actitud de servicio y entrega al prójimo. Un testimonio en
África.
Cuántos, que sólo Dios conoce, han llevado una vida
de generosa entrega y servicio a los más pobres y necesitados. Así lo hizo el
negro Atiman, que había sido raptado de niño y vendido como esclavo en el
mercado público. Dos misioneros lo compraron y le dieron la libertad. Como era
inteligente, le dieron la posibilidad de estudiar y después de varios años de
estudio, se diplomó en medicina. En 1888 se fue con ellos a la orilla del lago
Tanganika a ofrecer sus servicios de médico. Era el único médico en un extenso
territorio y allí estuvo al pie del cañón, sirviendo y sufriendo y ayudando a
tanta gente necesitada durante setenta años, hasta que murió como un santo en
1956.
Hay
personas que al organizar su propia vida se plantean la pregunta ¿dónde puedo
ser más útil a los demás? Es un buen planteo desde el vamos, porque han dejado
a un lado la propia comodidad y ventaja, para centrarla en el prójimo. Es un
enfoque que pone el servicio en primer lugar.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con Él sus
discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad,
sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que
acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella,
y le dijo: «No llores». Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se
pararon, y Él dijo: «Joven, a ti te digo: levántate». El muerto se incorporó y
se puso a hablar, y Él se lo dio a su madre. El temor se apoderó de todos, y
glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre nosotros»,
y «Dios ha visitado a su pueblo». Y lo que se decía de Él, se propagó por toda
Judea y por toda la región circunvecina. (Lc 7,11-17)
Comentario:
Hoy
también nosotros quisiéramos enjugar todas las lágrimas de este mundo: «No
llores» (Lc 7,13). Los medios de comunicación nos muestran —hoy más que nunca—
los dolores de la humanidad. ¡Son tantos! Si pudiéramos, a tantos hombres y
mujeres les diríamos «levántate» (Lc 7,14). Pero…, no podemos, ¡no podemos,
Señor! Nos sale del alma decirle: —Mira, Jesús, que nos vemos desbordados por
el dolor. ¡Ayúdanos!
Ante
esta sensación de impotencia, procuremos reaccionar con sentido sobrenatural y
con sentido común. Sentido sobrenatural, en primer lugar, para ponernos
inmediatamente en manos de Dios: no estamos solos, «Dios ha visitado a su
pueblo» (Lc 7,16). La impotencia es nuestra, no de Él. La peor de todas las
tragedias es la moderna pretensión de edificar un mundo sin Dios e, incluso, a
espaldas de Dios. Desde luego es posible edificar “algo” sin Dios, pero la
historia nos ha mostrado sobradamente que este “algo” es frecuentemente
inhumano. Aprendámoslo de una vez por todas: «Sin mí no podéis hacer nada» (Jn
15,5).
En
segundo lugar, sentido común: el dolor no podemos eliminarlo. Todas las
“revoluciones” que nos han prometido un paraíso en esta vida han acabado
sembrando la muerte. Y, aun en el hipotético caso (¡un imposible!) de que algún
día se pudiera eliminar “todo” dolor, no dejaríamos de ser mortales… (por
cierto, un dolor al que sólo Cristo-Dios ha dado respuesta real).
El
espíritu cristiano es “realista” (no esconde el dolor) y, a la vez,
“optimista”: podemos “gestionar” el dolor. Más aún: el dolor es una oportunidad
para manifestar amor y para crecer en amor. Jesucristo —el “Dios cercano”— ha
recorrido este camino. En palabras del Papa Francisco, «conmoverse
(“moverse-con”), compadecerse (“padecer-con”) del que está caído, son actitudes
de quien sabe reconocer en el otro su propia imagen [de fragilidad]. Las
heridas que cura en el hermano son ungüento para las propias. La compasión se
convierte en comunión, en puente que acerca y estrecha lazos».
* Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del
Vallès, Barcelona, España)
Palabras de San Juan Pablo II
“Nos
has dado a tu Madre como nuestra
para
que nos enseñe a meditar y adorar en el corazón.
Ella,
recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica,
se
hizo la más perfecta Madre”
Predicación del Evangelio
Jesús es vida nueva
Caminando
con sus discípulos, Jesús topa con una procesión funeral. Le informan que el fallecido era el único
hijo de una viuda. Jesús mira a la madre
con la misericordia. Hace poco él dijo a
los multitudes en el llano, “’Dichosos los que lloran, pues después
reirán’”. Para esta mujer apenada, el
después ha llegado. Jesús va a volver su
luto en alegría.
Tocando
el ataúd, Jesús detiene la procesión.
Entonces dice al joven: “’…Levántate’”.
Sus palabras despierta al hombre como si fuera tomando una siesta. Entonces Jesús le devuelve a su madre. Se puede preguntar: “¿Habría Jesús resucitado
al muerto si fuera la viuda en la ataúd y el hijo sintiendo la angustia?” Si el enemigo número uno siempre es la
muerte, ¿por qué no lo hubiera hecho?
Sin
embargo, el propósito de Jesús es patentemente aliviar el dolor de la
viuda. No sólo ella queda desconsolada
por no ver a su hijo llegar al culmen de la vida sino también presuntamente no
tiene sostén para vivir. Jesús, el
rostro de la misericordia de Dios, actúa siempre para aliviar la miseria. No obstante, Jesús no siente la renuencia a
llamar a los jóvenes de sus padres para ser sus discípulos. Lo hace a la vez que les promete la
persecución hasta la muerte. Hay que ser un mayor motivo moviendo a Jesús en
este caso que el deseo de ver familias reunidas. ¿Qué será?
En
el pasaje próximo de este evangelio según san Lucas los discípulos de Juan
vienen a Jesús con una pregunta. Quieren
saber si él es “el que ha de venir” o es necesario que esperen a otro. Es decir, si él es el mesías, el que va a
salvar a Israel de sus enemigos para establecer un reino para siempre. Jesús les ofrece testimonio de quien es. Dice: “’…los ciegos ven, los cojos andan, los
leprosos quedan limpios…, lo sordos oyen, los muertos vuelven a la vida, y a
los pobres se les anuncia el mensaje de salvación’”. Vemos que Jesús no está
diciendo que es el mesías. Está
retándoles que cambien su perspectiva del mesías para aceptar a él como el
mismo. No es un guerrero que vaya a
tumbar el dominio del imperio romano.
Más bien, él viene para aliviar los sufrimientos de la gente e invitar a
los demás a seguirlo. Lo seguirán a su
resurrección de la muerte por el camino del amor.
Nosotros,
como los judíos en el tiempo de Jesús, queremos a un mesías que va a
entregarnos de todos nuestros problemas.
Queremos a un Dios que curará nuestras enfermedades tan pronto como le
recemos. Queremos a un Cristo que nos
salve de apuros financieros sin que
suframos necesidad. Queremos a un Señor
que nos entregará una familia amorosa,
una casa cómoda, y una carrera que nos realiza.
En el Evangelio hoy Jesús nos ofrece el testimonio que no somos
desorientados por desear estos bienes pero tampoco van a llevarnos al nuestro
destino. Nos intima que nuestra
salvación queda siempre en confiar en él.
Es decir, que lo sigamos por hacer obras de misericordia hasta que
nosotros también lleguemos a la vida eterna.
Se
habla del don de lágrimas. Es la
capacidad de llorar con los que lloren.
Jesús bendice esta capacidad cuando dice, “’Dichosos lo que
lloren’”. Nosotros no podemos levantar a
los muertos, pero sí podemos buscar este don de lágrimas. Constituirá una obra de misericordia hacia
las personas en luto. Llorar con los que
lloren constituye obra de misericordia.
* P. Carmelo Mele O. P.
Junio mes del Sagrado Corazón de Jesús
¡Oh Sagrado Corazón, qué tierno sos!
- Meditación:
Dicen que una vez la Santísima Virgen a un niño se le presentó, le habló del
Amor y de su Corazón, pero el niño, que sorprendido la escuchaba, se atrevió a
preguntarle por el Niño Dios. De tal modo, una conversación parecida a ésta se
escuchó:
Perdón,
Virgen María, ¿pero si voy al Cielo voy a poder jugar con el Niño Jesús? La
Virgen sonriendo contestó: “Sí, en el Cielo se te da todo lo que buscas con un
corazón de niño”. El pequeño prosiguió: ¿Al fútbol también podré jugar con El?
La Virgen contestó: Si así lo deseáis… El niño: Ah, pero siempre va a ganar
Jesús, porque Él es el mejor, es Dios. La Virgen, llena de ternura, contestó:
“No, mi amor, porque en el Cielo no hay competencia y mi Jesús siempre deja
ganar…”. A lo que el niño, poniéndose a llorar respondió: “Entonces yo no
quiero ganar, sólo quiero ser como Jesús…”.
¡Qué
lección la de la Madre de Dios! Ella nos muestra la humildad y la ternura del
Corazón de Su Hijo, que todo nos da, nos deja hasta querer ¨ganar¨ para que
podamos aprender a ser como Él, y ver que el Rey, todo Poder, trabaja en la
pequeñez. ¿Qué nos queda entonces a nosotros?
- Jaculatoria:
¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh
Amadísimo, oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en
mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el
Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este
modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
- Florecilla:
Que tratemos de ser niños guiados por la voz de nuestra Madre, practicando la
humildad.
- Oración:
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
* Reina del
Cielo
Nuevo vídeo y artículo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página.
Hay
nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes
acceder en la dirección:
Agradecimientos
Dicen
que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las
oraciones de las personas en la tierra:
Una
es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que
atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que
llegan en todo momento.
La
otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y
en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega
ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde
esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por
semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina:
agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros
pedidos de oración.
Desde Buenos Aires, Argentina, agradecen a Dios porque
Vilma B., de 50 años, ha sido
trasplantada de riñón con todo éxito. Sólo queda pedir que el organismo acepte
el riñón, funcione bien y no se produzca ningún fenómeno de rechazo.
Desde México llega un agradecimiento a Dios y a los
que rezaron porque la niña Verónica
Lizette de 15 años de edad, que estaba desaparecida hace varios días, ha
sido encontrada sana y salva y ya está en su casa con sus padres.
Desde
Bogotá, Colombia, Carlos C. O.,
agradece a Dios y a las personas que rezaron, y nos dice que sus estudios
médicos han salido todos bien. Demos gracias al Señor.
Los cinco minutos de Dios
Junio 5
En
la unidad del cuerpo y alma, el hombre es una síntesis del universo, el cual
alcanza en el hombre su cima más alta. Por su interioridad, es el hombre
superior al universo entero; y a esa profunda interioridad retorna cuando se
mete dentro de sí mismo, donde Dios lo aguarda.
Al
afirmar en sí mismo la espiritualidad y la resurrección, no es el hombre
juguete de un espejismo ilusorio sino que, por el contrario, toca la verdad más
profunda de la realidad.
En
lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley,
que él no se dicta a sí mismo. El hombre tiene una ley escrita por Dios en su
corazón y esa ley es tan íntima que no la puede desconocer, por más que tenga
la triste posibilidad de acallarla y desoírla; siempre estará en su conciencia
reclamando la vivencia de esa ley.
“La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario
del hombre en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el
recinto más íntimo de aquella” (GS 169). Dios nos habla por medio de nuestra
conciencia; debemos formar la conciencia y según sus pautas.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.