domingo, 22 de noviembre de 2015

Pequeñas Semillitas 2855

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2855 ~ Domingo 22 de Noviembre de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy, con la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, coronamos el Año Litúrgico. Todo lo que ha acontecido en nuestras iglesias, en nuestras comunidades, en nuestras parroquias, en nuestra vida personal (cristianamente hablando) ¿Lo hemos centrado en Jesús?
El Año Litúrgico es un inmenso arco que hemos recorrido (Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y la cadencia semanal). Y Jesús es la piedra angular: la clave que sostiene todo.
Hemos caminado, de la mano de Jesús, durante estos meses. Hemos compartido, en el altar, la Eucaristía. Su amor inmenso en el calvario. Sus horas de gloria en la mañana de Resurrección. Hemos asistido emocionados a encuentros y desencuentros con los escribas y con los fariseos. Hemos visto como, Jesús, es un Dios que salva al hombre y sana a enfermos, ciegos, cojos, lisiados y que es capaz de ofrecer alimento allá donde exista la escasez.
¡Cómo no va a ser, siendo así, Rey del Universo! ¿Dónde hemos visto a alguien que, como Jesús, se desviva hasta exprimir su sangre en la cruz? ¿En quién hemos visto, sino en Jesús, un interés por el pobre hasta defenderlo y ponerlo en el lugar que le corresponde? ¿Dónde encontrar a otro, que no sea Jesús, apostando por el hombre, animándole a seguir adelante y a levantarse tras los tropiezos de cada día?
¡Gracias, Señor! Después de estos domingos. Después de haber escuchado tu Palabra. De haber entrado en comunión contigo, por la oración, no podemos menos que exclamar que Tú eres el Rey que nos salva; la fuente que nos da vida; la luz que nos ilumina; la mano que nos conduce; el poder que nos hace falta.
P. Javier Leoz

¡Buenos días!

Aceptar en paz
Para la persona de fe, todo sucede porque lo quiere o lo permite Dios. Y él es experto en sacar bien del mal. Imagínate el río de bendiciones que bajó del Calvario donde murió Jesús en la cruz. También él tiene proyectos de salvación para cada una de tus contradicciones aceptadas en paz.

Un profesor de química al mismo tiempo que hacía experimentos solía dejar enseñanzas inolvidables. Una vez tenía en la mano una botella de leche, y a propósito la dejó caer en la batea del agua. Quedaron los vidrios y toda la leche se escurrió por el desagüe. “La leche está perdida, dijo. No podemos rescatarla más. Seamos más cuidadosos y no lloremos nunca por la leche derramada”.

Hay una oración muy buena para rezar si nos suceden esas cosas desagradables que no tienen más solución: “Señor, concédeme fortaleza para solucionar lo que tiene solución; pero, valor para aceptar lo que ya no tiene solución; y sabiduría para reconocer la diferencia”. Es una sabia lección que se resume así: “Aceptar, olvidar, y seguir adelante”.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz». (Jn 18,33-37)

Comentario
Hoy, Jesucristo nos es presentado como Rey del Universo. Siempre me ha llamado la atención el énfasis que la Biblia da al nombre de “Rey” cuando lo aplica al Señor. «El Señor reina, vestido de majestad», hemos cantado en el Salmo 92. «Soy rey» (Jn 18,37), hemos oído en boca de Jesús mismo. «Bendito el rey que viene en nombre del Señor» (Lc 19,14), decía la gente cuando Él entraba en Jerusalén.
Ciertamente, la palabra “Rey”, aplicada a Dios y a Jesucristo, no tiene las connotaciones de la monarquía política tal como la conocemos. Pero, en cambio, sí que hay una cierta relación entre el lenguaje popular y el lenguaje bíblico respecto a la palabra “rey”. Por ejemplo, cuando una madre cuida a su bebé de pocos meses y le dice: —Tú eres el rey de la casa. ¿Qué está diciendo? Algo muy sencillo: que para ella este niñito ocupa el primer lugar, que lo es todo para ella. Cuando los jóvenes dicen que fulano es el rey del rock quieren decir que no hay nadie igual, lo mismo cuando hablan del rey del baloncesto. Entrad en el cuarto de un adolescente y veréis en la pared quiénes son sus “reyes”. Creo que estas expresiones populares se parecen más a lo que queremos decir cuando aclamamos a Dios como nuestro Rey y nos ayudan a entender la afirmación de Jesús sobre su realeza: «Mi Reino no es de este mundo» (Jn 18,36).
Para los cristianos nuestro Rey es el Señor, es decir, el centro hacia el que se dirige el sentido más profundo de nuestra vida. Al pedir en el Padrenuestro que venga a nosotros su reino, expresamos nuestro deseo de que crezca el número de personas que encuentren en Dios la fuente de la felicidad y se esfuercen por seguir el camino que Él nos ha enseñado, el camino de las bienaventuranzas. Pidámoslo de todo corazón, pues «dondequiera que esté Jesucristo, allí estará nuestra vida y nuestro reino» (San Ambrosio).
Rev. D. Frederic RÀFOLS i Vidal (Barcelona, España)

Palabras de San Juan Pablo II
“El reino de Cristo es la victoria definitiva del amor misericordioso, hacia la plenitud escatológica del bien y de la gracia, de la salvación y de la vida. Esta plenitud tiene su comienzo visible sobre la tierra en la cruz y en la resurrección. Cristo, crucificado y resucitado, es revelación auténtica del amor misericordioso en profundidad. Él es rey de nuestros corazones. Éste es, pues, el reino del amor al hombre, del amor en la verdad; y, por esto, es el reino del amor misericordioso. Este reino es el don “preparado desde la creación del mundo”, don del amor. Y también fruto del amor, que en el curso de la historia del hombre y del mundo se abre constantemente camino a través de las barreras de la indiferencia, del egoísmo, de la despreocupación y del odio; a través de las barreras de la concupiscencia de la carne, de los ojos y de la soberbia de la vida (cfr. 1 Jn 2,16); a través del fomes del pecado que cada uno lleva en sí, a través de la historia de los pecados humanos y de los crímenes, como por ejemplo los que gravitan sobre nuestro tiempo y sobre nuestra generación...¡a través de todo esto!”

Tema del día:
"Tú lo has dicho, yo soy Rey"
En el Evangelio de este domingo, Pilato pregunta a Jesús: «¿Eres tú el Rey de los judíos?», y Jesús responde: «Sí, como dices, soy Rey». Poco antes, Caifás le había dirigido la misma pregunta de otra forma: «¿Eres tú el Hijo de Dios bendito?», y también esta vez Jesús respondió afirmativamente: «Sí, yo soy». Es más: según el Evangelio de Marcos [Mc, 14, 62. Ndt.], Jesús reforzó esta respuesta, citando y aplicándose aquello que el profeta Daniel había dicho del Hijo del hombre que viene entre las nubes del cielo y recibe el reino que nunca pasará (primera lectura). Una visión grandiosa en la que Cristo aparece dentro de la historia y por encima de ella, temporal y eterno.

Junto a esta imagen gloriosa de Cristo hallamos, en las lecturas de la solemnidad, la del Jesús humilde y sufriente, más preocupado de hacer de sus discípulos reyes que de reinar sobre ellos. En el pasaje del Apocalipsis Él es definido como quien «nos ama y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados y ha hecho de nosotros un Reino de Sacerdotes para su Dios y Padre».

Ha sido siempre difícil mantener unidas estas dos prerrogativas de Cristo –majestad y humildad-, derivadas de sus dos naturalezas, divina y humana. El hombre de hoy no tiene dificultad para reconocer en Jesús al amigo y al hermano universal, pero encuentra difícil proclamarle también Señor y reconocerle un poder real sobre él.

En su tiempo Jesús no se ofendía si «la gente» le consideraba uno de los profetas. Pero preguntaba a los apóstoles: «¿Y vosotros quién decís que soy yo?», dando a entender que las respuestas de la gente no eran suficientes.

El Jesús que la Iglesia nos presenta en la solemnidad de Cristo Rey es el Jesús completo, humanísimo y trascendente. En la comunidad de creyentes que es la Iglesia, se custodia la verdadera imagen de Jesús de Nazaret que debe servir como criterio para medir la legitimidad de toda representación suya en la literatura, en el cine, en el arte.

No se trata de una imagen fija e inerte, sino de un Cristo vivo que crece en la comprensión misma de la Iglesia, también a raíz de las cuestiones y de las provocaciones siempre nuevas planteadas por la cultura y por el progreso humano.
P. Raniero Cantalamessa

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido a este blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página.

Agradecimientos
Dicen que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde México, Gabriela Vargas, escribe y dice: Por este conducto quisiéramos agradecer a todos los hermanos de “Pequeñas Semillitas” sus invaluables oraciones en momentos de gran tensión, en momentos de tristeza, de preocupación, para que Dios Nuestro Señor, en su infinita misericordia y la Virgen Santísima, nos sostengan en sus brazos en las enfermedades y en cualquier problema encontremos consuelo. Escribo en nombre de las familias Ávila Flores, Hernández Ávila, Villanueva Solorio, Martínez Aceves, Sarmiento Picaso.

Desde Rosario, Argentina, Silvia G. expresa su agradecimiento a Dios y a todos los que rezaron por su operación realizada hace unos días y que resultó muy buena. Ella se está recuperando satisfactoriamente en su domicilio.

Oración por la Patria 
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación, una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén.

Unidos a María
"...Dirigimos nuestra mirada a María Santísima, a la que hoy invocamos con el título dulcísimo de "Mater Misericordiae". María es "Madre de la Misericordia" porque es la Madre de Jesús, en El que Dios reveló al mundo su "Corazón" rebosante de Amor. La compasión de Dios por el hombre se comunicó al mundo mediante la Maternidad de la Virgen María. Iniciada en Nazaret por obra del Espíritu Santo, la Maternidad de María culminó en el misterio pascual, cuando fue asociada íntimamente a la Pasión, Muerte y Resurrección de su Hijo Divino. Al pie de la Cruz la Virgen se convirtió en Madre de los discípulos de Cristo, Madre de la Iglesia y de toda la humanidad..." (San Juan Pablo II, Regina Coeli. Domingo 22 de abril de 2001).

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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