PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2838
~ Jueves 5 de Noviembre de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Yo sé que no soy perfecto ni tampoco me
siento perfecto... Tengo la certeza de mi imperfección y procuro superarla. He
cometido numerosos y crasos errores, seguramente seguiré errando pero nunca
cometeré el mismo error dos veces...
Sé que a medida que deje de equivocarme
me iré perfeccionando, porque mis errores, en lugar de rebajarme, me enaltecen.
No procuro evitar equivocarme porque sé que solo quien vive está propenso a
equivocarse. Mi intención consiste en asimilar la enseñanza que todo error trae
consigo.
Muchas veces no actuamos para evitar
fallar... y al hacerlo evadimos la responsabilidad de vivir. Vive, arriésgate a
cometer errores y aprende siempre de ellos, es la mejor manera de adquirir
sabiduría.
Y déjate iluminar por Dios, que a través
de su Espíritu te brindará los dones necesarios para transitar la vida de la
mejor manera posible, siguiendo los más adecuados de los caminos, que
necesariamente pasan por donde está Él.
¡Buenos días!
Pedaleando cuesta arriba
Confiar
en Dios es depositar toda tu fe en él. Dejarle el cuidado de tus cosas.
Permitirle disponer de tu futuro, porque sabes que te ama más que tú mismo.
Reposar en él “como un niño en brazos de su madre” (salmo 131).Confía sobre
todo en las pruebas, cuando las cosas resultan incomprensibles.
Aquel día estaba sentado junto a un camino
que conducía a lo alto de una colina. Observé a un muchacho montado en
bicicleta que se esforzaba en subir por la colina teniendo incluso el viento en
contra. Evidentemente el esfuerzo que tenia que hacer era tremendo. Cuando
estaba más fatigado apareció afortunadamente un ómnibus que subía la colina en
la misma dirección. Su marcha no era muy acelerada y el joven pudo agarrarse
con una mano de los barrotes de subida de la parte trasera del autobús. Puedes
imaginarte lo que sucedió. El muchacho subió la cuesta a las mil maravillas.
Cuántas
veces tú también estás pedaleando cuesta arriba contra toda clase de
oposiciones y te encuentras casi extenuado por el esfuerzo. Recuerda que tienes
a mano un poder disponible, la energía que te da la confianza en Dios. Ora así:
“El Señor es mi fuerza y mi poder, confiaré y no temeré”. El transformará tu
debilidad en fortaleza y tu cansancio en renovado vigor.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, todos los publicanos y
los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, y los fariseos y los escribas
murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos».
Entonces les dijo esta parábola. «¿Quién
de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa
y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra?
Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa,
convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he
hallado la oveja que se me había perdido’. Os digo que, de igual modo, habrá
más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y
nueve justos que no tengan necesidad de conversión.
»O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas,
si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente
hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas,
y dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido’. Del
mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo
pecador que se convierta». (Lc 15,1-10)
Comentario
Hoy, el evangelista de la misericordia
de Dios nos expone dos parábolas de Jesús que iluminan la conducta divina hacia
los pecadores que regresan al buen camino. Con la imagen tan humana de la
alegría, nos revela la bondad de Dios que se complace en el retorno de quien se
había alejado del pecado. Es como un volver a la casa del Padre (como dirá más
explícitamente en Lc 15,11-32). El Señor no vino a condenar el mundo, sino a
salvarlo (cf. Jn 3,17), y lo hizo acogiendo a los pecadores que con plena
confianza «se acercaban a Jesús para oírle» (Lc 15,1), ya que Él les curaba el
alma como un médico cura el cuerpo de los enfermos (cf. Mt 9,12). Los fariseos
se tenían por buenos y no sentían necesidad del médico, y es por ellos —dice el
evangelista— que Jesús propuso las parábolas que hoy leemos.
Si nosotros nos sentimos espiritualmente
enfermos, Jesús nos atenderá y se alegrará de que acudamos a Él. Si, en cambio,
como los orgullosos fariseos pensásemos que no nos es necesario pedir perdón,
el Médico divino no podría obrar en nosotros. Sentirnos pecadores lo hemos de
hacer cada vez que recitamos el Padrenuestro, ya que en él decimos «perdona
nuestras ofensas...». ¡Y cuánto hemos de agradecerle que lo haga! ¡Cuánto
agradecimiento también hemos de sentir por el sacramento de la reconciliación
que ha puesto a nuestro alcance tan compasivamente! Que la soberbia no nos lo
haga menospreciar. San Agustín nos dice que Jesucristo, Dios Hombre, nos dio
ejemplo de humildad para curarnos del “tumor” de la soberbia, «ya que gran
miseria es el hombre soberbio, pero más grande misericordia es Dios humilde».
Digamos todavía que la lección que Jesús
da a los fariseos es ejemplar también para nosotros; no podemos alejar de
nosotros a los pecadores. El Señor quiere que nos amemos como Él nos ha amado
(cf. Jn 13,34) y hemos de sentir gran gozo cuando podamos llevar una oveja
errante al redil o recobrar una moneda perdida.
Rev. D. Francesc NICOLAU i Pous (Barcelona, España)
Santos Zacarías e
Isabel
Padres de Juan el
Bautista
Fueron los padres de Juan Bautista y
Zacarías era sacerdote de la Antigua Ley. No tenían hijos y habían llegado ya a
una edad en que no podían esperar tenerlos, cuando un ángel se le apareció a
Zacarías, en el momento en que éste oficiaba en el templo y le dijo: "No
temas Zacarías porque tu plegaria ha sido escuchada, e Isabel, tu mujer, te
dará a luz un hijo, al que pondrás por nombre Juan. Desde el seno de su madre
será lleno del Espíritu Santo y, a muchos de los hijos de Israel convertirá al
Señor su Dios". Y así sucedió.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
“Madurar, es entender
que debes poner punto final
a capítulos de tu vida
porque de no hacerlo,
no podrás escribir
nuevas y mejores historias”
Tema del día:
Noviembre… mes
para meditar
El día está desapacible....soledad en la
Capilla, la luz roja parpadea y tú estás ahí Señor... y yo como siempre estoy
frente a ti y no sé por qué tengo un sentimiento de melancolía... debe ser el
mes de noviembre. Este mes que nos llena de recuerdos de los seres que ya no
podemos ver, lugares vacíos, ecos de voces queridas... que ya no oímos,
siluetas y rostros que llevamos en nuestro corazón, pero que ya no están.
Es el mes en que se habla de la muerte y
los crepúsculos tienen una luz mortecina y el viento que va arrancando las
hojas de los árboles nos habla de la proximidad del invierno. Si tuviera color
le pondríamos un tono gris, serio y formal, con pinceladas de color cobre y
oro....
Es el mes en que el pensamiento de la
muerte nos pone inquietos pero solo por unos días pues pronto nos liberamos de
este, para seguir, con alegría inconsciente, sumergiéndonos en el bullicio de
la vida.
Pensar, meditar en la muerte no nos
gusta. No estamos preparados para ello y tan solo nos causa desasosiego. Sabemos
que algún día llegará... Tú, Jesús, nos dices: “Velad, porque no sabéis ni el día ni la hora. Estad alerta, para no
ser sorprendidos”.
La muerte ha de llegar, eso no cabe
duda, pero Tú Señor, nos trajiste la esperanza de la resurrección. Creer en que
vamos a resucitar es algo que nos aligera el alma y que en realidad no es la
muerte sino una transformación de la propia vida.
Y San Pablo nos dice en su primera carta
a los corintios: “Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre
los muertos, ¿cómo andan diciendo algunos de entre vosotros que no hay
resurrección de muertos? Si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo
resucitó y si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana también
vuestra fe. Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos como primicia de los
que se durmieron”.
Esta fe es la que nos alimenta, Señor, y
hace que tengamos una esperanza en esa muerte como la puerta hacia la otra
vida, hacia la vida eterna.
Pero eso sí, ese viaje a la eternidad
nos obliga a tener listo "el equipaje", nos hace vivir día a día con
el esfuerzo y la voluntad de ser mejores. No podemos despreciar el momento
presente para obtener méritos que serán presentados ante tu Juicio, Señor.
Los seres queridos que se fueron nos
impelen de mil formas y momentos a que preparemos "ese camino" y ese
final de nuestra vida terrena, porque ellos ya saben que el gozo será infinito
cuando traspasemos esa temida puerta de la muerte y podamos contemplar el rostro
de tu amado Padre, el tuyo, el de tu Santísima Madre y también el de todos los
que se nos adelantaron.
Mes de noviembre.... mes para meditar.
Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
Nuevo vídeo
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas
Semillitas" en internet
sobre el drama de la guerra en Siria
contado por la Hna. María Guadalupe.
Para verlo tienes que ir al final de
esta página
Relato más amplio de la Hna. María
Guadalupe
Parte 1:
https://youtu.be/IAoP9rSt0ds
Parte 2:
https://youtu.be/HcG7Xb-YoG0
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para Roberto, de Asunción, Paraguay, que
tiene problemas renales. Que la Virgen de Caacupé lo proteja e interceda ante
Dios por su curación.
Pedimos oración por Jorge Alberto, de la provincia de Córdoba, Argentina, para que
Jesús entre en su corazón y lo aleje de los males mundanos, el rencor, la
mentira, la falta de amor por sí mismo. Para que pueda formar y ser parte de
una familia, ser buen amigo, comunicativo y compañero amoroso.
Pedimos oración para Gabrielito, de Necochea, Argentina, a
quien otra vez se le está formando un tumor maligno en su cerebro y debe
empezar con quimio y rayos. Encomendamos su salud a la Virgen de Lourdes, para
que ruegue por él a Jesús y se cure.
Pedimos oración por Gabriel D. S., de México D.F., para que el resultado de sus estudios y el diagnóstico médico sean buenos.
Pedimos oración para Patricia, de Escobar, Buenos Aires, Argentina, para que el Espíritu Santo ilumine su corazón, reviva en ella la llama de la Fe y pueda sentirse nuevamente muy cerca del Señor.
Pedimos oración por Gabriel D. S., de México D.F., para que el resultado de sus estudios y el diagnóstico médico sean buenos.
Pedimos oración para Patricia, de Escobar, Buenos Aires, Argentina, para que el Espíritu Santo ilumine su corazón, reviva en ella la llama de la Fe y pueda sentirse nuevamente muy cerca del Señor.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Unidos a María
La
Iglesia llama a María: “Causa de nuestra alegría”, pues es María la que porta a
Jesús, y donde Ella llega, también llega Jesús, que es la Alegría del Cielo.
Cuando
la Virgen fue a visitar a su prima Santa Isabel, el niño que llevaba en el seno
Isabel, saltó de gozo y de alegría en su vientre al escuchar la voz de la
Virgen.
También
los invitados de las Bodas de Caná, se llenaron de alegría por beber aquel vino
tan bueno, que fue obtenido por la intercesión de María.
Y en
Pentecostés, fue por María que el Espíritu Santo descendió con todo su poder al
grupo apostólico, y derramó sus Dones y su Alegría, de modo que quienes oían a
los apóstoles, decían que estaban ebrios.
Y es
siempre María la que nos trae la alegría a nuestra vida y a nuestro hogar. Por
eso no tardemos en abrirle las puertas de nuestro corazón y de nuestra casa a
la Virgen, que Ella los convertirá en moradas de paz y de alegría, y viviremos
felices aún en medio de las pruebas de esta vida.
Cuando
la tristeza nos quiera ganar el corazón, invoquemos a María y, mejor aún,
cantemos cánticos marianos, y veremos cómo la tristeza de esfuma y vuelve la
paz y la alegría a nuestros corazones atribulados.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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