PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2851
~ Miércoles 18 de Noviembre de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
El mundo asiste con horror a un
incremento de formas de violencia que, desde distintos fundamentalismos religiosos,
disfrazan intereses políticos y económicos, y afecta a muchas comunidades y
grupos humanos de diversos credos, particularmente cristianos en Medio Oriente,
en el norte y centro de África y en otros lugares del mundo.
Afirmamos con fuerza que nunca la
religión o el nombre de Dios pueden ser invocados para justificar la violencia,
la muerte, la destrucción y la falta de respeto a los derechos humanos más
elementales que nacen de la dignidad de toda persona. Urge una acción
internacional eficaz que ponga fin a tanto sufrimiento provocado por estos
actos de brutalidad.
Los Obispos Argentinos Abril 2015
¡Buenos días!
El deber, clave de felicidad
Las
obligaciones asumidas constituyen lo que Dios espera de ti, porque son la
expresión concreta de su voluntad. Son esas exigencias de la vida familiar, de
tu trabajo o profesión, de las relaciones humanas que te envuelven. La paz y la
felicidad no surgen de algunas grandes y espectaculares actuaciones, sino del
cumplimiento de los deberes de cada día.
Hay un momento admirable en la vida del
hombre: es cuando tomas ante tu propia conciencia el compromiso de cumplir cada
día tu deber. De allí en adelante, comienzas a mirar todo desde otro punto de
vista, y cada cosa cobra nueva perspectiva y nuevo valor. De allí en adelante,
te abres a una nueva etapa, más hermosa y sublime, porque en tu vida ha entrado
a ocupar un lugar decisivo, el deber en vez del dinero, del placer, del
confort, del egoísmo indiferente. Y si el deber ocupa el primer lugar, también
lo ocupa Dios, y si Dios está primero, todo está en orden. Así puedes gozar de
la verdadera paz. La fidelidad al deber, a las exigencias de tus relaciones personales
es fidelidad al amor, y el único acceso a la auténtica felicidad.
Tu
vida, como la de todos, transcurre entre sencillas tareas. Puedes caer en el
grave error de juzgarlas sin importancia y hacerlas sin implicarte con
entusiasmo y amor poniendo lo mejor de ti mismo. No olvides que “no hay virtud
más eminente que la de hacer sencillamente lo que tenemos que hacer”. Que
descubras y vivas la felicidad y paz del deber cumplido.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús estaba cerca de
Jerusalén y añadió una parábola, pues los que le acompañaban creían que el
Reino de Dios aparecería de un momento a otro. Dijo pues: «Un hombre noble
marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse. Habiendo
llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: ‘Negociad hasta
que vuelva’. Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una
embajada que dijese: ‘No queremos que ése reine sobre nosotros’.
»Y sucedió que, cuando regresó, después
de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los
que había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. Se presentó
el primero y dijo: ‘Señor, tu mina ha producido diez minas’. Le respondió:
‘¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno
de diez ciudades’. Vino el segundo y dijo: ‘Tu mina, Señor, ha producido cinco
minas’. Dijo a éste: ‘Ponte tú también al mando de cinco ciudades’. Vino el
otro y dijo: ‘Señor, aquí tienes tu mina, que he tenido guardada en un lienzo;
pues tenía miedo de ti, que eres un hombre severo; que tomas lo que no pusiste,
y cosechas lo que no sembraste’. Dícele: ‘Por tu propia boca te juzgo, siervo
malo; sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo
que no sembré; pues, ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al
volver yo, lo habría cobrado con los intereses’.
»Y dijo a los presentes: ‘Quitadle la
mina y dádsela al que tiene las diez minas’. Dijéronle: ‘Señor, tiene ya diez
minas’. ‘Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun
lo que tiene se le quitará. Y aquellos enemigos míos, los que no quisieron que
yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí’».
Y habiendo dicho esto, marchaba por
delante subiendo a Jerusalén. (Lc 19,11-28)
Comentario
Hoy, el Evangelio nos propone la
parábola de las minas: una cantidad de dinero que aquel noble repartió entre
sus siervos, antes de marchar de viaje. Primero, fijémonos en la ocasión que provoca
la parábola de Jesús. Él iba “subiendo” a Jerusalén, donde le esperaba la
pasión y la consiguiente resurrección. Los discípulos «creían que el Reino de
Dios aparecería de un momento a otro» (Lc 19,11). Es en estas circunstancias
cuando Jesús propone esta parábola. Con ella, Jesús nos enseña que hemos de
hacer rendir los dones y cualidades que Él nos ha dado, mejor dicho, que nos ha
dejado a cada uno. No son “nuestros” de manera que podamos hacer con ellos lo
que queramos. Él nos los ha dejado para que los hagamos rendir. Quienes han
hecho rendir las minas —más o menos— son alabados y premiados por su Señor. Es
el siervo perezoso, que guardó el dinero en un pañuelo sin hacerlo rendir, el
que es reprendido y condenado.
El cristiano, pues, ha de esperar
—¡claro está!— el regreso de su Señor, Jesús. Pero con dos condiciones, si se
quiere que el encuentro sea amistoso. La primera es que aleje la curiosidad
malsana de querer saber la hora de la solemne y victoriosa vuelta del Señor.
Vendrá, dice en otro lugar, cuando menos lo pensemos. ¡Fuera, por tanto,
especulaciones sobre esto! Esperamos con esperanza, pero en una espera confiada
sin malsana curiosidad. La segunda es que no perdamos el tiempo. La espera del
encuentro y del final gozoso no puede ser excusa para no tomarnos en serio el
momento presente. Precisamente, porque la alegría y el gozo del encuentro final
será tanto mejor cuanto mayor sea la aportación que cada uno haya hecho por la
causa del reino en la vida presente.
No falta, tampoco aquí, la grave
advertencia de Jesús a los que se rebelan contra Él: «Aquellos enemigos míos,
los que no quisieron que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos
delante de mí» (Lc 19,27).
P. Pere SUÑER i Puig SJ (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Dedicación de las
Basílicas
de San Pedro y San
Pablo
Es el aniversario de las basílicas de
los santos apóstoles, protectores de la ciudad de Roma, meta de peregrinaciones
a lo largo de los siglos. La basílica de San Pedro fue construida por el
emperador Constantino hacia el año 350, en la colina Vaticana, sobre el
sepulcro que guarda las cenizas venerables del Apóstol, y la consagró el papa
san Silvestre; la basílica actual fue consagrada por el papa Urbano VIII el año
1626. El mismo Constantino mandó edificar la basílica de San Pablo, junto a la
vía Ostiense, extramuros de la ciudad de Roma, en el lugar donde se cree que
fue decapitado el apóstol; fue consagrada por el papa Siricio y está regida
desde el siglo VIII por monjes benedictinos; la basílica actual, construida
tras el incendio de la anterior, fue consagrada por Pío IX en 1854. La
conmemoración conjunta expresa simbólicamente la fraternidad de los Apóstoles y
la unidad de la Iglesia. El recuerdo de los dos apóstoles debe fortalecer la fe
que nos transmitieron con su palabra y su martirio.
Oración: Defiende a tu Iglesia,
Señor, con la protección de los apóstoles y, pues ha recibido por ellos el
primer anuncio del Evangelio, reciba también, por su intercesión, aumento de
gracia hasta el fin de los tiempos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
“A lo largo de la vida la gente te
volverá loco,
te faltará el respeto y te tratará mal.
Deja que Dios lidie con las cosas que
ellos hacen,
porque el odio en tu corazón te
consumirá también a ti”
~ Will Smith ~
Historias:
Niña mártir por la
Eucaristía
La niña china que murió por reparar una
ofensa a la Eucaristía
Conozca el bello testimonio que el
profesor Felipe Aquino relató en su espacio en Canção Nova el pasado domingo, 7
de junio, día del Corpus Christi:
Unos meses antes de su muerte, el obispo
Fulton J. Sheen fue entrevistado por un canal nacional de televisión: “Señor
obispo, miles de personas en todo el mundo se inspiran en usted. ¿En quién se
inspiró usted? ¿Fue por casualidad en algún papa?”.
El obispo Sheen respondió que su mayor
inspiración no fue un papa, un cardenal, u otro obispo, ni siquiera un sacerdote
o monja. Fue una niña china de once años de edad.
Explicó que cuando los comunistas se
apoderaron de China, encerraron a un sacerdote en su propia rectoría, cercana a
la iglesia. El sacerdote observó asustado, desde su ventana, cómo los
comunistas invadían el templo y se dirigían al santuario. Llenos de odio,
profanaron el tabernáculo, cogieron el cáliz y arrojándolo al suelo, se cayeron
las hostias consagradas.
Eran tiempos de persecución y el
sacerdote sabía exactamente cuántas hostias había en el cáliz: treinta y dos.
Cuando los comunistas se fueron, tal vez
no se dieron cuenta o no prestaron atención a una niña que estaba rezando en la
parte trasera de la iglesia y vio todo lo que sucedió.
En la noche, la pequeña regresó y
escapando del guardia que estaba en la rectoría, entró en el templo. Ahí, hizo
una hora santa de oración, un acto de amor para reparar el acto de odio.
Después de su hora santa, entró en el santuario, se arrodilló e inclinándose
hacia delante, con su lengua recibió a Jesús en la Sagrada Comunión (en aquel
tiempo no estaba permitido a los laicos tocar la Eucaristía con sus manos).
La pequeña regresó cada noche, haciendo
su hora santa y recibiendo a Jesús Sacramentado en la lengua. La trigésima
noche, después de haber consumido la última hostia, accidentalmente hizo un
ruido que despertó al guardia. Este corrió tras ella, la agarró y la golpeó
hasta matarla con la parte posterior de su arma.
Este acto de martirio heroico fue
presenciado por el sacerdote que, profundamente abatido, miraba por la ventana
de su cuarto convertido en celda.
Cuando el obispo Sheen escuchó el
relato, se inspiró de tal manera que prometió a Dios que haría una hora santa
de oración frente a Jesús Sacramentado todos los días por el resto de su vida.
Si aquella pequeña pudo dar testimonio
con su vida de la real y bella presencia de su Salvador en el Santísimo
Sacramento, entonces el obispo se veía obligado a hacer lo mismo. Su único
deseo desde entonces sería atraer al mundo al Corazón ardiente de Jesús en el
Santísimo Sacramento.
La pequeña enseñó al obispo el verdadero
valor de la devoción que se debe tener a la Eucaristía; cómo la fe puede
sobreponerse a todo miedo y cómo el verdadero amor a Jesús en la Eucaristía
debe trascender la propia vida.
Nuevos vídeos
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas
Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de
esta página.
Hay nuevo vídeo publicado en el blog
"Juan
Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para las siguientes
personas, todas de México: Laura Z.,
a quien tienen que hacer una colonoscopía; Javier
H. T. que debe ser operado a corazón abierto; y Margarita M. C., de 81 años, que tuvo un derrame cerebral con otras
complicaciones que no termina de superar. Para todos ellos pedimos la
intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, para que el Señor les conceda sus
gracias y puedan recuperarse.
Pedimos oración por Valeria, de 45 años de edad, que vive en Bariloche, Argentina, y está afectada de tumores en la cabeza por lo que ya ha sido operada y la van a intervenir de nuevo. Que el Señor la bendiga y también a los médicos que la tratan.
Pedimos oración por Valeria, de 45 años de edad, que vive en Bariloche, Argentina, y está afectada de tumores en la cabeza por lo que ya ha sido operada y la van a intervenir de nuevo. Que el Señor la bendiga y también a los médicos que la tratan.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Unidos a María
Dios
mora en todo el universo, pero el lugar de sus delicias es el Inmaculado
Corazón de María, donde el Señor habita en su plenitud y de manera más cómoda.
Por
eso cuando busquemos a Dios, vayamos a la Santísima Virgen, y Le hallaremos con
seguridad.
María
es la Portadora de Dios y lo lleva siempre a donde los hombres necesitan de Él,
como en otro tiempo hizo visitando a su prima Santa Isabel.
La
Virgen lleva a Dios, y por eso lleva la Alegría, ya que Dios es la Fuente de
toda alegría. Si estamos tristes invoquemos a María, consagrémonos a Ella,
hagamos que nuestros hogares de entreguen a la Virgen, y entonces la alegría
espiritual reinará en nuestros corazones y en nuestras familias, porque donde
entra la Virgen, entra también Dios, y necesariamente debe salir huyendo el
demonio y toda desgracia y tristeza.
Quien
halla a María, ha hallado la Vida, porque en Ella mora Dios, que es la Vida de
las almas.
Si
somos amigos de la Virgen, entonces automáticamente seremos amigos de Dios, y
la divina Providencia nos tomará bajo su cuidado y no nos faltará nada ni en lo
espiritual ni en lo material.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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