PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2842
~ Lunes 9 de Noviembre de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Desde el 7 de noviembre (Fiesta de María
Mediadora de todas las Gracias) al 8 de diciembre (Fiesta de la Inmaculada Concepción),
la Iglesia celebra el mes de María invitándonos a conocer, honrar y amar más a
nuestra Madre, la Santísima Virgen.
El Mes de María es una tradición
religiosa que iniciaron los misioneros europeos en el mes de mayo por ser el
“mes de las flores”, primavera en el hemisferio norte. A mediados del siglo
XIX, Monseñor Joaquín Larraín Gandarillas, entonces Rector del Seminario
Pontificio de Santiago, Chile, conoció y palpó esta tradición europea y quiso
celebrarla (para evitar el frío otoño del mes de mayo en Sudamérica) entre el 8
de noviembre y el 8 de diciembre. Así, el mes dedicado a la Virgen culmina con
la celebración de la Inmaculada Concepción.
Oración: Oh María, durante el bello
mes que os está consagrado, todo resuena con vuestro Nombre y alabanza.
Nosotros venimos a ofreceros, con estos obsequios que colocamos a vuestros
pies, nuestros corazones, deseosos de seros agradables, y a solicitar de
vuestra bondad un nuevo ardor en vuestro santo servicio. Dignaos presentarnos a
vuestro Divino Hijo, que en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre,
dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud; que haga lucir con nuevo
esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto
tiempo en las tinieblas del error; que vuelvan hacia Él, y cambie tantos
corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará su corazón y el vuestro. Que
convierta a los enemigos de su Iglesia, y que, en fin, encienda por todas
partes el fuego de su ardiente caridad; que nos colme de alegría en medio de las
tribulaciones de esta vida, y de esperanza para el porvenir.
¡Buenos días!
El perro y su imagen
Cuántas
veces ansiamos maravillosos jardines que se ven a lo lejos en el horizonte,
mientras nos olvidamos de aspirar la fragancia y admirar la belleza del rosal
plantado junto a nuestra ventana. Gran parte de la infelicidad humana nace de
no valorar lo que tenemos y dejarnos arrastrar por la envidia, comparándonos
con los demás. Pero, ¿conocemos la realidad total de los demás, en forma
objetiva?
Vadeaba un perro un río llevando en su hocico
un sabroso pedazo de carne. Vio su propio reflejo en el agua del río y creyó
que aquel reflejo era en realidad otro perro que llevaba un trozo de carne
mayor que el suyo. Y deseando adueñarse del pedazo ajeno, soltó el suyo para
arrebatar el trozo a su supuesto compadre. Pero el resultado fue que se quedó
sin el propio y sin el ajeno: éste porque no existía, sólo era un reflejo, y el
otro, el verdadero, porque se lo llevó la corriente. Nunca codicies el bien
ajeno, pues puedes perder lo que ya has adquirido con tu esfuerzo. Esopo.
Enumera
tus bendiciones, todo lo positivo y gratificante que descubres en tu propia
vida, y tendrás sentimientos de gratitud y alegría que te harán feliz. Está
siempre vigilante para no dejarte atrapar de la insatisfacción y descontento
que paralizarían tus energías. El desafío de tu vida es florecer allí donde
Dios te ha puesto. Que él te proteja y bendiga.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
Cuando se acercaba la Pascua de los
judíos, Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el Templo a los vendedores de
bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo
con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes;
desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que
vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una
casa de mercado». Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: El celo
por tu Casa me devorará.
Los judíos entonces le replicaron
diciéndole: «Qué señal nos muestras para obrar así?». Jesús les respondió: «Destruid
este templo y en tres días lo levantaré». Los judíos le contestaron: «Cuarenta
y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar
en tres días?». Pero Él hablaba del Santuario de su cuerpo. Cuando resucitó,
pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso,
y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús. (Jn
2,13-22)
Comentario
Hoy, en esta fiesta universal de la
Iglesia, recordamos que aunque Dios no puede ser contenido entre las paredes de
ningún edificio del mundo, desde muy antiguo el ser humano ha sentido la
necesidad de reservar espacios que favorezcan el encuentro personal y
comunitario con Dios. Al principio del cristianismo, los lugares de encuentro
con Dios eran las casas particulares, en las que se reunían las comunidades
para la oración y la fracción del pan. La comunidad reunida era —como también
hoy es— el templo santo de Dios. Con el paso del tiempo, las comunidades fueron
construyendo edificios dedicados a las reuniones litúrgicas, la predicación de
la Palabra y la oración. Y así es como en el cristianismo, con el paso de la
persecución a la libertad religiosa en el Imperio Romano, aparecieron las
grandes basílicas, entre ellas San Juan de Letrán, la catedral de Roma.
San Juan de Letrán es el símbolo de la
unidad de todas las Iglesias del mundo con la Iglesia de Roma, y por eso esta
basílica ostenta el título de Iglesia principal y madre de todas las Iglesias.
Su importancia es superior a la de la misma Basílica de San Pedro del Vaticano,
pues en realidad ésta no es una catedral, sino un santuario edificado sobre la
tumba de San Pedro y el lugar de residencia actual del Papa, que, como Obispo
de Roma, tiene en la Basílica Lateranense su catedral.
Pero no podemos perder de vista que el
verdadero lugar de encuentro del hombre con Dios, el auténtico templo, es
Jesucristo. Por eso, Él tiene plena autoridad para purificar la casa de su
Padre y pronunciar estas palabras: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré»
(Jn 2,19). Gracias a la entrega de su vida por nosotros, Jesucristo ha hecho de
los creyentes un templo vivo de Dios. Por esta razón, el mensaje cristiano nos
recuerda que toda persona humana es sagrada, está habitada por Dios, y no
podemos profanarla usándola como un medio.
Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del
Vallès, Barcelona, España)
Santoral Católico:
Dedicación de la
Basílica de Letrán
Según una tradición que arranca del
siglo XII, se celebra hoy el aniversario de la consagración de la basílica
romana construida por el emperador Constantino hacia el año 324 en el Laterano.
Esta celebración fue primero una fiesta de la ciudad de Roma; más tarde se
extendió a toda la Iglesia de rito romano, con el fin de honrar aquella
basílica, que es llamada «madre y cabeza de todas las iglesias de la Urbe y del
Orbe», en señal de amor y de unidad para con la cátedra de Pedro que, como
escribió san Ignacio de Antioquía, «preside a todos los congregados en la
caridad». La basílica de San Juan de Letrán es la catedral de Roma y está
dedicada al mismo Cristo, el Salvador. En ella tiene su sede el Papa, como
obispo de la Iglesia romana, Iglesia madre de la cristiandad occidental.
Oración: Señor, tú que edificas el
templo de tu gloria con piedras vivas y elegidas, multiplica en tu Iglesia los
dones del Espíritu Santo, a fin de que tu pueblo crezca siempre para
edificación de la Jerusalén celeste. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa
Francisco
“Sé que muchos de ustedes se han visto
turbados por las noticias que han circulado los días pasados sobre documentos
reservados de la Santa Sede que han sido sustraídos y publicados. Por eso
querría decirles primero de todo que robar estos documentos es un delito. Es un
acto deplorable que no ayuda. Pero quiero decirles también que este triste hecho
no me desvía ciertamente del trabajo de reforma que estamos llevando adelante
con mis colaboradores y con la ayuda de todos ustedes”
Tema del día:
La fiesta de hoy
Hoy celebra la Iglesia la fiesta de la
dedicación o consagración de la basílica de Letrán, que es la catedral de Roma.
En la Iglesia tiene importancia, porque al celebrar la catedral de Roma, quiere
que estimemos no sólo todas las catedrales sino también todos los templos de
nuestras comunidades cristianas católicas.
La basílica de Letrán comienza en los
tiempos del emperador Constantino. Este emperador, con la influencia de su
madre santa Elena, el año 313 había promulgado un decreto dando plena libertad
a los cristianos para manifestar externamente su fe. La esposa de Constantino,
Fausta que era cristiana, poseía en Roma un gran palacio que había pertenecido
a la familia Laterani. Deseando celebrar el papa Melquíades un sínodo con
muchos obispos, Fausta le cedió este palacio para el evento. Al poco tiempo
murió Fausta y el emperador Constantino regaló este palacio al Papa, que ya era
Silvestre I.
Además el emperador, en los grandes
jardines que tenía el palacio, mandó construir una gran basílica para que fuese
sede del papa y catedral de Roma. La consagración fue el 9 de Noviembre del año
324. El nombre del “Divino Salvador” proviene, dicen unos que porque con ese
nombre se consagró. Otros dicen que procede de cuando en el año 787 se volvió a
consagrar y una imagen del Divino Redentor sangró por los golpes de un judío.
Se la conoce más con el título de san Juan, porque había dos altares
importantes dedicados a san Juan Bautista y al Evangelista y sobre todo por el
hermoso baptisterio en honor de san Juan Bautista.
Con esta basílica cambió el concepto de
templo cristiano, ya que los templos paganos en Roma eran pequeños, pues no
eran para reunión de la gente, sino sólo para morada de los dioses o ídolos.
Algo parecido pasaba en el templo de Jerusalén, pues en lo más sagrado sólo
estaba el “arca de la alianza”, símbolo de la presencia de Dios y sólo entraba
un sacerdote. Toda la gente con sus ofrendas estaba en los patios. En cambio en
los templos cristianos, además de la presencia de Dios y de la presencia real
de Jesús en la Eucaristía, se reúne el pueblo cristiano para orar. Por eso no se
pudieron cristianizar los templos paganos, sino que se usaron las basílicas.
Estas eran unos edificios grandes, que servían para ventas, tribunales o
política: actos grandes presididos por
el rey. De ahí su nombre, pues rey en griego se llama “basileus”.
El evangelio de este día habla de la
expulsión de los comerciantes en el templo por parte de Jesús. El comercio allí
se veía como normal, pues al tener la gente que ofrecer animales, se les facilitaba la venta allí mismo
y podían pagarlo mejor con la moneda del templo. El hecho es que Jesús ve que
la ofrenda a Dios se ha convertido en un negocio y que todo ello es un gran
impedimento para que la gente sencilla pueda acercarse a Dios por medio de la
oración.
Así al Dios de Israel, que ama a su
pueblo, y sobre todo a los pobres y sencillos, le han convertido en un dios
lejano y exigente, que parece estar más con los ricos que pueden dar ofrendas
mejores. Por eso Jesús tuvo esa reacción fuerte: para poder dejar un poco más claro
que el Reino de Dios es de amor y de un culto y oración más interior, muy
diferente de todo ese tinglado y negocio que habían montado aquellos sacerdotes
y jefes que sólo se preocupaban por enriquecerse.
De hecho el templo no es totalmente
necesario para estar con Dios, ya que lo importante es adorarle “en espíritu y
verdad”. También nosotros somos templo de Dios, pues en aquel que ama a Dios
habita la Santísima Trinidad. Pero el templo externo es muy conveniente, porque
necesitamos expresar nuestra fe de una forma externa. El templo además
representa a Jesucristo, que es la “imagen del Padre”; y en la mayoría de los
templos habita Jesús, hombre y Dios, de una manera real en la Eucaristía. Por
eso al estimar el templo, procuramos que sea artístico y hermoso, y lo
adornamos, para sentirnos a gusto cuando estamos juntos y para demostrar
nuestro amor a Jesucristo, a su madre, la Virgen María, y a algunos de sus
siervos que están en el cielo.
P. Silverio Velasco
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Unidos a María
Todos
debemos pedir la perseverancia final, es decir, la perseverancia en la fe y en
la gracia para que en el momento de la muerte nos encontremos en gracia de Dios
y nos salvemos. Y esto se lo debemos pedir especialmente a la Santísima Virgen,
pues Ella es la que mejor nos puede ayudar a perseverar en el bien.
Si
tenemos una gran devoción a María, eso es como un seguro contra todo riesgo,
como un estar protegidos contra todos los enemigos del alma, visibles e
invisibles, e inclinar a Dios en nuestro favor. Todos los bienes nos vienen con
la devoción a la Virgen, pues Dios ha puesto en las manos de María la salvación
de sus hijos.
Seamos
amigos de María y no nos arrepentiremos nunca, sino que estaremos felices en
este mundo y en el venidero, porque quien tiene a María lo tiene todo, ya que
en Ella están los tesoros más grandes de Dios, incluido su Hijo.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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