PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2845
~ Jueves 12 de Noviembre de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
El rey de casi-todo tenía casi todo. Tenía tierras, ejércitos y tenía mucho
oro. Pero el rey no estaba satisfecho con el casi-todo. Él quería todo.
Era lógico. Quería todas las tierras.
Quería todos los ejércitos del mundo. Y quería todo el oro que hubiese.
Entonces, mandó a sus soldados a por todo.
Así fueron conquistadas más tierras.
Otros ejércitos fueron dominados, y en sus cofres ya no cabía tanto oro. Pero
el rey todavía no tenía todo. Seguía
siendo el rey de casi-todo. Por eso,
quiso más y más.
Quiso las flores, los frutos y los
pájaros. Quiso las estrellas y el sol. Flores, frutos y pájaros le fueron
traídos. Se apresaron las estrellas y el Sol también perdió su libertad en sus
dominios.
Pero el rey todavía no tenía todo. Porque teniendo las flores, no
podía quitarles la belleza y el perfume. Teniendo los frutos, no podía
quitarles el sabor. Teniendo los pájaros, no pudo quitarles el canto. Teniendo
las estrellas y el sol, no podía quitarles la luz. El rey era aún el rey de casi-todo.
Y se puso triste. Muy triste. Sus reinos
eran ahora muy feos. No había flores ni frutos. La noche no tenía estrellas y
el día no tenía sol.
Entonces el rey de casi-todo no quiso nada más. Devolvió las flores a los campos y
ordenó que se entregasen las tierras conquistadas. Soltó a los pájaros y mandó
que distribuyesen las estrellas por el cielo y que liberaran al sol.
Y el rey fue feliz. Su Reino volvía a
ser hermoso. Razonablemente hermoso. En su inmensa alegría, sintió paz y vio
que no era más el rey de casi-todo.
Él ahora lo tenía todo.
Cuento budista
¡Buenos días!
Hazme fuerte y sano
El P.
Víctor Manuel Fernández ha escrito el libro “Un estímulo todos los días”, en el
que distribuye a lo largo del año propuestas para una vida mejor, más plena,
alegre y dinámica. Hay en él oraciones que son una ayuda excelente para obtener
sanación de miedos, ansiedades y obsesiones diversas. Aquí te ofrezco una para
pedir salud y fuerza.
Señor Jesús, lleno de salud y fuente de
salud, penetra en cada uno de mis órganos con tu poder y fortalece todo mi
cuerpo. Pero te ruego también que me liberes de todo temor a la enfermedad, al
cansancio, al dolor, al desgaste. No permitas que viva obsesionado por mi
bienestar y hazme fuerte con tu poder. Muéstrame la hermosura de participar de
tu Pasión con mis dolores, ofreciéndote con amor mis molestias de cada día.
Enséñame a entregarme a mis trabajos sin temor a debilitarme o desgastarme.
Libérame del temor a la muerte y de todas las angustias que me perturban.
Porque tú eres poderoso. Amén.
Me
agrada esta oración porque es concreta, usa un lenguaje claro y actual, revela
conocimiento de las enfermedades sicológicas, y ofrece una perspectiva bíblica
y teológica para sublimar dolores y molestias de la vida. Aprovéchala para
beneficio de tu cuerpo y espíritu.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, los fariseos
preguntaron a Jesús cuándo llegaría el Reino de Dios. Él les respondió: «El
Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: ‘Vedlo aquí o allá’, porque
el Reino de Dios ya está entre vosotros».
Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en
que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y
os dirán: ‘Vedlo aquí, vedlo allá’. No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como
relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el
Hijo del hombre en su día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser
reprobado por esta generación». (Lc 17,20-25)
Comentario
Hoy, los fariseos preguntan a Jesús una
cosa que ha interesado siempre con una mezcla de interés, curiosidad, miedo...:
¿Cuándo vendrá el Reino de Dios? ¿Cuándo será el día definitivo, el fin del
mundo, el retorno de Cristo para juzgar a los vivos y a los difuntos en el
juicio final?
Jesús dijo que eso es imprevisible. Lo
único que sabemos es que vendrá súbitamente, sin avisar: será «como relámpago
fulgurante» (Lc 17,24), un acontecimiento repentino y, a la vez, lleno de luz y
de gloria. En cuanto a las circunstancias, la segunda llegada de Jesús
permanece en el misterio. Pero Jesús nos da una pista auténtica y segura: desde
ahora, «el Reino de Dios ya está entre vosotros» (Lc 17,21). O bien: «dentro de
vosotros».
El gran suceso del último día será un
hecho universal, pero ocurre también en el pequeño microcosmos de cada corazón.
Es ahí donde se ha de ir a buscar el Reino. Es en nuestro interior donde está
el Cielo, donde hemos de encontrar a Jesús.
Este Reino, que comenzará
imprevisiblemente “fuera”, puede comenzar ya ahora “dentro” de nosotros. El
último día se configura ahora ya en el interior de cada uno. Si queremos entrar
en el Reino el día final, hemos de hacer entrar ahora el Reino dentro de
nosotros. Si queremos que Jesús en aquel momento definitivo sea nuestro juez
misericordioso, hagamos que Él ahora sea nuestro amigo y huésped interior.
San Bernardo, en un sermón de Adviento,
habla de tres venidas de Jesús. La primera venida, cuando se hizo hombre; la
última, cuando vendrá como juez. Hay una venida intermedia, que es la que tiene
lugar ahora en el corazón de cada uno. Es ahí donde se hacen presentes, a nivel
personal y de experiencia, la primera y la última venida. La sentencia que
pronunciará Jesús el día del Juicio, será la que ahora resuene en nuestro
corazón. Aquello que todavía no ha llegado, es ya ahora una realidad.
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Josafat de
Lituania
Obispo y Mártir
Nació en Wolodymir (Ucrania) hacia el
año 1580 en el seno de una familia ortodoxa. En Vilna conoció a los católicos
uniatas (cristianos de rito oriental en comunión con la Sede romana) y se unió
a ellos. En 1604 ingresó allí en la Orden de San Basilio y se ordenó de
presbítero en 1609. Celoso sacerdote y religioso, fue superior del monasterio
de Byten y luego archimandrita de Vilna. Fue elegido obispo de Polotsk en 1617.
Trabajó infatigablemente por la unidad entre la Iglesia Católica y la Iglesia
Ortodoxa, impulsó entre sus fieles el deseo de la unidad católica, cultivó el
rito bizantino eslavo. Desplegó con gran celo el culto y la disciplina de la
Iglesia, restauró la catedral, convocó cada año el sínodo y ayudó cuanto pudo a
los pobres. Sus enemigos, los que no admitían la existencia de los uniatas, lo
asesinaron cruelmente en Vitebsk (Bielorrusia) el 12 de noviembre de 1623. Fue
mártir de la unidad de la Iglesia y de la verdad católica.
Oración: Aviva, Señor, en tu Iglesia,
el Espíritu que impulsó a san Josafat, obispo y mártir, a dar la vida por su
rebaño, y concédenos, por su intercesión, que ese mismo Espíritu nos dé fuerza
a nosotros para entregar la vida por nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa
Francisco
“Saber compartir es una virtud preciosa.
Su símbolo, su ‘icono’ es la familia reunida alrededor de la mesa doméstica. Una
familia que no come casi nunca junta, o en cuya mesa no se habla pero se ve la
televisión, o el smartphone, es una familia poco familia”
Tema del día:
Hacerse como niños
¡Qué regalo tan grande y maravilloso nos
ha hecho Dios, hermanos míos! En Pascua, día de la salvación, el Señor resucita
y otorga la resurrección al mundo entero. Se levanta desde las profundidades de
la tierra hasta los cielos y, en su cuerpo, nos hace subir hasta lo alto.
Todos nosotros, los cristianos, somos el
cuerpo y los miembros de Cristo, afirma el Apóstol (cfr. 1 Cor 12, 27). Al
resucitar Cristo, también los miembros han resucitado con Él; y mientras Él
pasaba de los infiernos a la tierra, nos ha trasladado de la muerte a la vida.
Pascua, en hebreo, significa paso o partida. ¿Y qué significa este misterio,
sino el tránsito del mal al bien? ¡Y qué tránsito! Del pecado a la justicia,
del vicio a la virtud, de la vejez a la infancia. Hablo aquí de la infancia en
el sentido de sencillez, no de edad. Ayer, la vejez del pecado nos encaminaba
hacia la ruina; hoy, la resurrección de Cristo nos hace renacer a la
inmortalidad de la juventud. La sencillez cristiana hace suya la infancia.
El niño es una criatura que no guarda
rencor, ni conoce el fraude, ni se atreve a engañar. El cristiano, como el niño
pequeño, no se aíra si es insultado (...), no se venga si es maltratado. Más
aún: el Señor le exige que ore por sus enemigos, que deje la túnica y el manto
a los que se lo llevan, que presente la otra mejilla a quien le abofetea (cfr.
Mt 5, 40). La infancia cristiana supera a la de los hombres. Mientras ésta
ignora el pecado, aquélla lo detesta. Ésta debe su inocencia a la debilidad,
aquélla a la virtud. La infancia del cristiano es digna de los mayores elogios,
porque su odio al mal proviene de la voluntad, no de la impotencia.
Las virtudes son el premio de las
diversas edades. Sin embargo, la madurez de las buenas costumbres puede
hallarse en un niño, y la inocencia de la juventud puede encontrase en personas
con las sienes blancas. La probidad hace madurar a los jóvenes: la vejez
venerable—dice el profeta—no es la de muchos años, ni se mide por el número de
días. La prudencia es la verdadera madurez del hombre, y la verdadera
ancianidad es una vida inmaculada (Sab 4, 8-9). A los Apóstoles, que ya eran
maduros en edad, les dice el Señor: si no cambiáis y os hacéis como este niño
pequeño, no entraréis en el reino de los cielos (Mt 18, 3). Les envía a la
fuente misma de la vida, y les invita a redescubrir la infancia, para que esos
hombres que ven debilitarse ya sus energías, renazcan a la inocencia del
corazón. Porque si uno no renace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de los cielos (Jn 3, 5).
Esto dice el Señor a los Apóstoles: si
no os hacéis semejantes a este niño... No les dice: como estos niños; sino:
como este niño. Elige uno, propone sólo a uno como modelo. ¿Cuál es este
discípulo que pone como ejemplo a sus discípulos? No creo que un chiquillo del
pueblo, uno de la masa de los hombres, sea propuesto como modelo de santidad a
los Apóstoles y al mundo entero. No creo que este niño venga de la tierra, sino
del Cielo. Es aquél de quien habla el profeta Isaías: un Niño nos ha nacido, un
Hijo se nos ha dado (Is 9, 5). Este es el chiquillo inocente que no sabe
responder al insulto con el insulto, a los golpes con los golpes. Mucho más
aún: en plena agonía reza por sus enemigos: Padre, perdónales, porque no saben
lo que hacen (Lc 23, 24).
De este modo, en su profunda gracia, el
Señor rebosa de esta sencillez que la naturaleza reserva a los niños. Este niño
es el que pide a los pequeños que le imiten y le sigan: toma tu cruz y sígueme
(Mt 16, 24).
Fuente: Sermón 54 de San Máximo de Turín (siglo IV)
-Catolicidad-
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Daniel Oscar P., internado en Miami por cáncer de pulmón y con mal
pronóstico. Invocamos a Jesús, médico por excelencia para que le conceda todas
sus gracias; y a la Santísima Virgen María para que acompañe a su esposa Susana
y a toda la familia.
Pedimos oración para Claudia Z., que vive en Guatemala, y
será operada del hígado, para que Dios nuestro Señor la sane y que Maria Santísima
le de fortaleza en estos momentos y todo se resuelva de la mejor manera.
Pedimos oración por Javier H. T., de México, a quien están haciendo cateterismo y otros
estudios cardiológicos, rogando que por la intercesión de Nuestra Señora de
Guadalupe, salgan todos favorables.
Pedimos oración para María Trinidad A., de Bogotá, Colombia,
que sigue con sus dolencias vasculares, sumado a problema reumático en rodilla
derecha, todo lo cual le ha causado una leve depresión. Confiamos en la
intercesión de nuestra Madre la Virgen María, la nueva Arca en la que navegamos
todos con fe y esperanza, ante nuestro Señor Jesucristo para que pose Él sus
Santas Manos sobre toda la persona de Trini y así favorezca su recuperación
plena.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Unidos a María
Si por
un imposible Lucifer se acercara a María y humildemente le pidiera su amparo,
María lo acogería. Pero esto jamás sucederá con el demonio, porque es incapaz
de humillarse. Pero que esto nos pruebe hasta dónde llega el amor y la
benevolencia de María, que no rechaza a ninguno que humildemente le pide su
protección y perdón, ni siquiera al pecador más terrible.
Esto
nos debe dar una grandísima confianza y debemos tener a María como la tabla de
salvación que podemos utilizar siempre, pero especialmente cuando nos sintamos
desesperados o condenados y malditos.
Efectivamente
habrá algunas ocasiones en que nos creamos maldecidos por Dios, y condenados
para siempre. Entonces será el momento de acudir con confianza a María, y Ella
disipará todas esas tinieblas, y la confianza volverá a nosotros, porque María
es la debilidad de Dios, y nada de lo que pide María, le es negado por Dios.
Recordemos
esta gran verdad: que si el demonio pidiera perdón y el auxilio de María, sería
perdonado y desaparecería el Infierno. Esto jamás sucederá. Pero que esto nos
anime a confiar en que, si nos humillamos ante la Virgen, Ella nos salvará.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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