PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2384 ~ Viernes
20 de Junio de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Estamos transitando los días de este mes de Junio, tan
pletórico en celebraciones importantes para los católicos. Mes del Sagrado
Corazón de Jesús, cuya fiesta es -este año- el viernes 27 (tercer viernes
posterior a Pentecostés). Fiesta del Inmaculado Corazón de María (sábado
siguiente). Nuestra Señora de la Consolación (hoy 20). Otros santos “enormes”
como Justino (día 1), Efrén (día 9), Bernabé (día 11), Antonio de Padua (día
13), Romualdo (día 19), Juan Bautista (día 24), Ireneo (el 28), Pedro y Pablo
(el 29)… sin desmerecer en nada a otros grandes santos que también se celebran
en este mismo mes. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús, puede llevarnos
al cielo. María es nuestra abogada e mediadora infalible. Y los santos son los
intercesores que tenemos para, a través de ellos, acercarnos
más a Dios…
Aprovechemos entonces cada día de este mes para dar un
paso más hacia adelante en el camino de nuestra propia santidad.
¡Buenos días!
Descubre a Dios cada día
La Reina de la
Paz insiste en la oración de cada día, momento para sentirte en la presencia de
Dios, descubriéndolo presente en tu vida. En un ambiente de fe y recogimiento
te abres a su amor y tomas fuerza contra ese enemigo que está en cada uno y se
llama egoísmo, con sus diversos disfraces de vanidad, orgullo, ira, rencor,
sensualidad, injusticias, ambiciones…
“¡Queridos hijos! No olviden que están sobre
la tierra en camino hacia la eternidad y que la morada de ustedes está en los
cielos. Por eso, hijitos, estén abiertos al amor de Dios y dejen el egoísmo y
el pecado. Que la alegría de ustedes sea únicamente el descubrir a Dios en la
oración cotidiana. Por eso, aprovechen este tiempo y oren, oren, oren, y Dios
está cerca de ustedes en la oración y a través de la oración. ¡Gracias por
haber respondido a mi llamado! ”
La Virgen María
te recuerda que vas hacia la eternidad. “Queridos míos, yo los exhorto, como a
gente de paso y extranjeros: no cedan a esos deseos carnales que combaten
contra el alma”, (1Ped 2, 11-12). “Busquen los bienes del cielo donde Cristo
está sentado a la derecha de Dios. Tengan el corazón puesto en las cosas del
cielo y no en las de la tierra”, (Col 3, 1-2).
Padre Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No os
amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y
ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no
hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque
donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
»La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano,
todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará
a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!». (Mt 6,19-23)
Comentario
Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay
polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben
Hoy, el Señor nos dice que «la lámpara del cuerpo es el
ojo» (Mt 6,22). Santo Tomás entiende que con esto —al hablar del ojo— Jesús se
refiere a la intención del hombre. Cuando la intención es recta, lúcida,
encaminada a Dios, todas nuestras acciones son brillantes, resplandecientes;
pero cuando la intención no es recta, ¡Qué grande es la oscuridad! (cf. Mt 6,
23).
Nuestra intención puede ser poco recta por malicia, por
maldad, pero más frecuentemente lo es por falta de sensatez. Vivimos como si
hubiésemos venido al mundo para amontonar riquezas y no tenemos en la cabeza ningún
otro pensamiento. Ganar dinero, comprar, disponer, tener. Queremos despertar la
admiración de los otros o tal vez la envidia. Nos engañamos, sufrimos, nos
cargamos de preocupaciones y de disgustos y no encontramos la felicidad que
deseamos. Jesús nos hace otra propuesta: «Amontonaos más bien tesoros en el
cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y
roben» (Mt 6,20). El cielo es el granero de las buenas acciones, esto sí que es
un tesoro para siempre.
Seamos sinceros con nosotros mismos, ¿en qué empleamos
nuestros esfuerzos, cuáles son nuestros afanes? Ciertamente, es propio del buen
cristiano estudiar y trabajar honradamente para abrirse paso en el mundo, para
sacar adelante la familia, asegurar el futuro de los suyos y la tranquilidad de
la vejez, trabajar también por el deseo de ayudar a los otros... Sí, todo esto
es propio de un buen cristiano. Pero si aquello que tú buscas es tener más y
más, poniendo el corazón en estas riquezas, olvidándote de las buenas acciones,
olvidándote de que en este mundo estamos de paso, que nuestra vida es una
sombra que pasa, ¿no es cierto que —entonces— tenemos el ojo oscurecido? Y si
el sentido común se enturbia, «¡qué oscuridad habrá!» (Mt 6,23).
Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés (Tarragona, España)
Santoral Católico:
Nuestra Señora de la
Consolación
Advocación Mariana
El día 20 de junio se celebra la fiesta de la Santísima
Virgen del Consuelo, patrona especial de Turín y del Piamonte. Ella es también
la Madre inspiradora de los misioneros que, en su nombre, se empeñan en llevar
el Evangelio por todo el mundo. Al igual que María, que veneran bajo el título
de “la Consolata”, pretenden llevar al mundo el auténtico Consuelo que es
Jesús, el Evangelio y con ello su presencia junto a los marginados, con la
ayuda a los afligidos, la cura a los enfermos, la defensa de los derechos
humanos y el fomento de la justicia y de la paz.
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
20 de Junio:
Día de la Bandera Argentina
Día de la Bandera Argentina
“La bandera mía se parece al cielo:
es azul y blanca, con el sol en medio.
¿Cómo no quererla como yo la quiero
si en ella el retrato de mi patria veo?
Por eso al mirarla flotando a los vientos
de orgullo y de dicha se me ensancha el pecho.
Por eso al mirarla siento un solo anhelo:
ser justo y honrado, ser valiente y bueno”
Historias:
El pan de Cristo
Al cabo de meses de encontrarse
sin trabajo, se había visto obligado a recurrir a la mendicidad para
sobrevivir, cosa que detestaba profundamente. Una fría tarde de invierno se
encontraba en las inmediaciones de un club privado cuando observó a un hombre y
su esposa que entraban al mismo. Víctor le pidió al hombre unas monedas para
poder comprarse algo de comer.
—Lo siento, amigo, pero no tengo
nada de cambio —replicó éste.
La mujer, que oyó la
conversación, preguntó:
—¿Qué quería ese pobre hombre?
— Dinero para una comida. Dijo
que tenía hambre —respondió su marido.
—¡Lorenzo, no podemos entrar a
comer una comida suntuosa que no necesitamos y dejar a un hombre hambriento
aquí afuera!
—¡Hoy en día hay un mendigo en
cada esquina! Seguro que quiere el dinero para beber.
—¡Yo tengo un poco de cambio! Le
daré algo.
Aunque Víctor estaba de espaldas
a ellos, oyó todo lo que dijeron. Avergonzado, quería alejarse corriendo de
allí, pero en ese momento oyó la amable voz de la mujer que le decía:
—Aquí tiene unas monedas.
Consígase algo de comer. Aunque la situación está difícil, no pierda las
esperanzas. En alguna parte hay un empleo para usted. Espero que pronto lo
encuentre.
—¡Muchas gracias, señora! Me ha
dado usted ocasión de comenzar de nuevo y me ha ayudado a cobrar ánimo. Jamás
olvidaré su gentileza.
—Estará usted comiendo el pan de
Cristo. Compártalo —dijo ella con una cálida sonrisa dirigida más bien a un
hombre y no a un mendigo. Víctor sintió como si una descarga eléctrica le
recorriera el cuerpo.
Encontró un lugar barato donde
comer, gastó la mitad de lo que la señora le había dado y resolvió guardar lo
que le sobraba para otro día. Comería el pan de Cristo dos días. Una vez más,
aquella descarga eléctrica corrió por su interior. ¡El pan de Cristo!
¡Un momento! —pensó—. No puedo
guardarme el pan de Cristo solamente para mí mismo. Le parecía estar escuchando
el eco de un viejo himno que había aprendido en la escuela dominical. En ese
momento pasó a su lado un anciano.
Quizás ese pobre anciano tenga
hambre —pensó—. Tengo que compartir el pan de Cristo.
—Oiga —exclamó Víctor—. ¿Le
gustaría entrar y comerse una buena comida?
El viejo se dio vuelta y lo miró
con descreimiento.
—¿Habla usted en serio, amigo?
El hombre no daba crédito a su
buena fortuna hasta que se sentó a una mesa cubierta con un hule y le pusieron
delante un plato de guiso caliente. Durante la cena, Víctor notó que el hombre
envolvía un pedazo de pan en su servilleta de papel.
—¿Está guardando un poco para
mañana? —le preguntó.
—No, no. Es que hay un chico que
conozco por donde suelo frecuentar. La ha pasado mal últimamente y estaba
llorando cuando lo dejé. Tenía hambre. Le voy a llevar el pan.
El pan de Cristo... Recordó
nuevamente las palabras de la mujer y tuvo la extraña sensación de que había un
tercer convidado sentado a aquella mesa.
A lo lejos las campanas de una
iglesia parecían entonar a sus oídos el viejo himno que le había sonado antes
en la cabeza.
Los dos hombres llevaron el pan
al niño hambriento, que comenzó a engullírselo.
De golpe se detuvo y llamó a un
perro, un perro perdido y asustado.
—Aquí tienes, perrito. Te doy la mitad —dijo el niño.
El pan de Cristo... Alcanzaría
también para el hermano cuadrúpedo. San Francisco de Asís habría hecho lo mismo
—pensó Víctor.
El niño había cambiado totalmente
de semblante. Se puso de pie y comenzó a vender el periódico con entusiasmo.
Hasta luego —dijo Víctor al
viejo— En alguna parte hay un empleo
para usted. Pronto dará con él. No desespere. ¿Sabe? —su voz se tornó en un susurro—. Esto que hemos comido es el pan de Cristo. Una
señora me lo dijo cuando me dio aquellas monedas para comprarlo. ¡El futuro nos
deparará algo bueno!
Al alejarse el viejo, Víctor se
dio vuelta y se encontró con el perro que le olfateaba la pierna. Se agachó
para acariciarlo y descubrió que tenía un collar que llevaba grabado el nombre
del dueño. Víctor recorrió el largo camino hasta la casa del dueño del perro y
llamó a la puerta. Al salir éste y ver que había encontrado a su perro, se puso
contentísimo. De golpe la expresión de su rostro se tornó seria. Estaba por
reprocharle a Víctor que seguramente había robado el perro para cobrar la
recompensa, pero no lo hizo. Víctor ostentaba un cierto aire de dignidad que lo
detuvo. En cambio dijo:
—En el periódico vespertino de
ayer ofrecí una recompensa. ¡Aquí tiene!
Víctor miró el billete medio aturdido.
No puedo aceptarlo —dijo quedamente— Sólo quería hacerle un bien al perro.
—¡Téngalo! Para mí lo que usted
hizo vale mucho más que eso. ¿Le interesaría un empleo? Venga a mi oficina
mañana. Me hace mucha falta una persona íntegra como usted.
Junio, mes del Corazón de
Jesús
Día 20.- La
castidad
El Corazón de Jesús es el emblema de la inocencia. Él
quiere ser el cordero sin mancha que se alimenta en un jardín de lirios. En su
vida terrena, Jesús escoge un precursor, mártir de la castidad; ofrece sus
confidencias a un discípulo, Juan, que es virgen. "Bienaventurados los
limpios de corazón porque ellos verán a Dios". La Iglesia amará la
castidad como el ornamento más delicado y suave de sus ministros... y los
santos la magnificarán como la virtud angélica... creadora de los ángeles sobre
la tierra
Fuente: Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por tres jóvenes de Rosario, Argentina,
que están buscando trabajo: Leandro,
Rodrigo y Mercedes. Y a la vez, rezamos por tantas personas en Argentina y
otros países que se encuentran desocupados, con lo que ello significa como
verdadero problema social.
Pedimos oración para dos personas de la provincia de
Santa Fe, Argentina: Cristina H., 33
años, con leucemia en grave condición, y Theo
Gabriel M., un bebé recién nacido con problemas pulmonares. Que la
Santísima Virgen de la Consolación los ayude a superar sus dificultades.
Tú quisiste,
Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de
manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora
las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a
cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de
sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse
unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos
por Cristo nuestro Señor.
Amén
Un estímulo todos los días
Junio 20
Es bueno imaginar frecuentemente a Jesús, tratar de
contemplar su rostro amable, feliz, serenamente gozoso. Y también imaginar que
te mira con amor y te dice: “Vamos Víctor, yo te quiero, sigamos juntos. No te
detengas. Este día vale la pena.”
Es bello vivir cada cosa con esa conciencia de ser mirado
con amor, para poder caminar envueltos por ese amor que sostiene y que anima.
Ante la mirada del Señor, deja que poco a poco vaya
brotando una sonrisa, que es como decirle que sí a la vida, es como aceptar que
Jesús te lleve donde él quiera. Luego podrás tomar una vez más la decisión de
volver a enfrentar lo todo con amor y esperanza.
A lo largo del día, cuando te amanece la tristeza o el
desaliento, cuando comiences a llenarte de ideas pesimistas, puedes intentar
despertar otra vez esa sonrisa. Es una buena opción para que te conviertas en
una fuente de alegría y de esperanza.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.