PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2373 ~ Lunes 9
de Junio de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Todos los evangelios hablan del temor que sintieron
quienes habían seguido a Jesús, después de su ejecución en la cruz. El cuarto
evangelista en particular nos dice que el temor es lo contrario a la fe. El
miedo revela falta de amor, impide vivir la fe que transforma la vida.
En toda situación, Jesús se acerca y nos ofrece su paz. Paz que libera del
miedo, de la vieja condición de “encerrados” y prepara para asumir nuevos
desafíos.
El Espíritu de Jesús recrea a las personas, transforma
una comunidad cobarde y cerrada en una comunidad valiente, con las puertas y
ventanas abiertas.
El encuentro con Jesús es fuente de la mayor alegría... Para aquellos primeros seguidores del Maestro, y hoy también para nosotros.
¡Buenos días!
El campesino y el clima
La tormenta es un
buen símbolo para nuestras crisis, angustias y fracasos. En fin para todo lo
que se presenta como algo doloroso e indeseable en tu vida. Pero son
inevitables. Lo bueno es encontrar en todas ellas el lado positivo, porque muy
expresivamente escribió Luis Veuillot “hay bendiciones de Dios que entran en
casa rompiendo los cristales”.
Un campesino pidió a Dios le permitiera
ordenar el clima para que —según él— le rindiera mejor su cosecha. ¡Dios se lo
concedió! Entonces, si el campesino quería lluvia ligera, así sucedía; si pedía
sol, éste brillaba; si necesitaba más agua, llovía más; etc. Sin embargo, al
llegar la cosecha, se sorprendió mucho porque resultó un fracaso. Desconcertado
preguntó a Dios por qué salió así la cosa, si él había puesto los climas más
adecuados. Pero Dios le contestó: "tú pediste lo que quisiste, pero no lo
que de verdad convenía. Nunca pediste tormentas, y éstas son muy necesarias
para limpiar la siembra, ahuyentar aves y animales que la consumen y purificarla
de plagas que la destruyen".
“Dios permite
esas visitas de las tormentas porque sabe que por medio de ella tú y yo podemos
crecer de gloria en gloria. Si logramos resistir y confiar cuando vengan,
saldremos transformados por el poder de Dios y podremos darle gracias por
permitir la visita de la maestra tormenta”. (S. Escudero). Que seas experto en superar las borrascas.
Padre Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, viendo la muchedumbre, subió al monte,
se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba
diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino
de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la
tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán
saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a
Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados
hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque
de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien,
y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi
causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los
cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a
vosotros». (Mt
5,1-12)
Comentario
Hoy, con la proclamación de las Bienaventuranzas, Jesús
nos hace notar que a menudo somos unos desmemoriados y actuamos como los niños,
pues el juego nos hace perder el recuerdo. Jesús temía que la gran cantidad de
“buenas noticias” que nos ha comunicado —es decir, de palabras, gestos y
silencios— se diluyera en nuestros pecados y preocupaciones. ¿Recordáis, en la
parábola del sembrador, la imagen del grano de trigo ahogado en las espinas?
Por eso san Mateo engarza las Bienaventuranzas como unos principios
fundamentales, para que no las olvidemos nunca. Son un compendio de la Nueva
Ley presentada por Jesús, como unos puntos básicos que nos ayudan a vivir
cristianamente.
Las Bienaventuranzas están destinadas a todo el mundo. El
Maestro no sólo enseña a los discípulos que le rodean, ni excluye a ninguna
clase de personas, sino que presenta un mensaje universal. Ahora bien,
puntualiza las disposiciones que debemos tener y la conducta moral que nos pide.
Aunque la salvación definitiva no se da en este mundo, sino en el otro,
mientras vivimos en la tierra debemos cambiar de mentalidad y transformar
nuestra valoración de las cosas. Debemos acostumbrarnos a ver el rostro del
Cristo que llora en los que lloran, en los que quieren vivir desprendidos de
palabra y de hechos, en los mansos de corazón, en los que fomentan las ansias
de santidad, en los que han tomado una “determinada determinación”, como decía
santa Teresa de Jesús, para ser sembradores de paz y alegría.
Las Bienaventuranzas son el perfume del Señor
participando en la historia humana. También en la tuya y en la mía. Los dos
últimos versículos incorporan la presencia de la Cruz, ya que invitan a la
alegría cuando las cosas se ponen feas humanamente hablando por causa de Jesús
y del Evangelio. Y es que, cuando la coherencia de la vida cristiana sea firme,
entonces, fácilmente vendrá la persecución de mil maneras distintas, entre
dificultades y contrariedades inesperadas. El texto de san Mateo es rotundo:
entonces «alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los
cielos» (Mt 5,12).
Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch (Salt, Girona, España)
Santoral Católico:
San Efrén
Diácono y Doctor de la
Iglesia
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
Oración Mariana
Mi santísima Señora,
Madre de Dios, llena de gracia,
tú eres la gloria de nuestra naturaleza,
el canal de todos los bienes,
la reina de todas las cosas después de la Trinidad...,
la mediadora del mundo después del Mediador;
tú eres el puente misterioso que une la tierra con el
cielo,
la llave que nos abre las puertas del paraíso,
nuestra abogada, nuestra mediadora.
Mira mi fe,
mira mis piadosos anhelos y acuérdate de tu misericordia
y de tu poder.
Madre de Aquel que es el único misericordioso y bueno,
acoge mi alma en mi miseria y, por tu mediación,
hazla digna de estar un día a la diestra de tu único
Hijo.
Amén
-San Efrén-
Historias:
“Quiero estar donde está
Jesús”
Cierto día llegó a Londres un pastor protestante que se
sentía muy atraído hacia el catolicismo, pero aún no se atrevía a dar el paso
decisivo. Era padre de familia y venía acompañado de una hijita de 5 años. Visitando
distintos edificios, entró también con su hijita en una iglesia católica. Se
asombró la pequeña al ver la hermosa iglesia; pero lo que más le llamó la
atención fue una lamparita primorosa que ardía delante del Sagrario.
-"Papá: ¿por qué está esa lucecita allí?",
preguntó con interés la niña.
-Porque en esta iglesia, hijita mía, allí, detrás de esa
puertecita dorada está Jesús.
-Yo quiero ver a Jesús, papá.
-Imposible, niña mía, la puerta del tabernáculo está
cerrada. Además, Jesús está allí escondido bajo las especies del pan.
Pero la buena niña repetía con insistencia:
-"¡Quiero ver a Jesús!".
Días más tarde la llevó a una iglesia protestante donde
no había altar, ni tabernáculo, ni lámpara.
-"Papá..., ¿por qué no tiene esta iglesia una lamparita
como aquella otra iglesia que visitamos el otro día?", preguntó la niña.
Con inmensa pena respondió el padre:
-"Porque Jesús no está aquí, hijita mía".
Lo miró la niña muy sorprendida y quedó callada y
pensativa.
Desde entonces hablaba continuamente de la iglesia
católica y cuando su padre la llevaba al templo protestante no quería entrar,
se resistencia diciendo:
-"¡Yo quiero
ir a donde está Jesús!".
Estas palabras tantas veces repetidas con inmensa
tristeza por la buena niña impresionaron grandemente al padre. Como su hija, él
también empezó a comprender que solamente somos felices estando con Jesús.
Y desde ese instante fue madurando su heroica resolución:
IR A DONDE ESTÁ JESÚS. Bien sabía que muchas privaciones y grandes sacrificios
le esperaban. Renunciar a la iglesia protestante era renunciar a un sueldo de
cinco mil dólares; la única ayuda para él y su familia. Mas, nada le importó.
Venció todas las dificultades seguro de que Jesús sería su guía, su sostén, su
felicidad. Con todos los suyos volvió al rebaño de Cristo, diciendo con su
hija: “¡Quiero estar donde está Jesús!”
Fuente: Catolicidad
Junio, mes del Corazón de
Jesús
Día 9.- El pecado
venial
En el tribunal de Anás, Jesús recibe una bofetada de un
siervo y en la humildad de su Corazón exclama: El pecado venial deliberado es
una bofetada a Jesús; no lo pone en la cruz como el pecado mortal, pero es
siempre un agravio, una injusticia, una ofensa.
¿Qué diríamos de un criado que obedeciese los mandatos
del amo, pero despreciase sus deseos y sus consejos? ¿Qué diríamos de un hijo
que diese una bofetada a su madre? Nosotros hacemos algo peor con Jesús cuando
cometemos el pecado venial.
Fuente: Web Católico de Javier
Un estímulo todos los días
Junio 9
La respiración profunda sirve para oxigenar bien el
cerebro y para seguir viviendo con más lucidez. Nos ayuda a tomar conciencia de
la realidad y a concentrarnos en este instante. Pero sobre todo sirve para
incorporar el cuerpo en la oración, ese cuerpo que necesita del aire para
sobrevivir. Junto con el aire nuevo que aspiramos, recibamos la presencia de
Dios que nos renueva. Y con el aire viciado que sale de nuestro cuerpo, dejemos
que se vaya también todo pesimismo, toda pena, todo mal sentimiento.
Dedica un momento sólo a respirar, percibiendo con toda
la atención el aire que entra y sale. Eso te ayudará a sentirte vivo, a
recordar que estás vivo, y eso puede despertar nuevamente el gusto de existir.
Es mejor todavía si después de algunos minutos comienzas
a imaginar el rostro de Jesús, lleno de ternura, y al tomar el aire piensas:
“Señor Jesús”, y al soltar el aire dices interiormente: “Ten piedad de mí”.
Puedes hacerlo hoy, ahora mismo, y verás que este simple
ejercicio le dará un nuevo sabor a este día.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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