sábado, 14 de junio de 2014

Pequeñas Semillitas 2378

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2378 ~ Sábado 14 de Junio de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En ocasiones los problemas que debes enfrentar son más de los que querrías ocuparte de solucionar, y el mañana no parece ofrecer soluciones. Tal vez te preguntes: ¿por qué a mí? pero la respuesta a veces no está clara. Hasta es posible que sientas que la vida no es justa por poner tantos obstáculos  en tu camino. Los caminos que cualquiera de nosotros elige tomar no están nunca libres de vallas y curvas, pero tarde o temprano las vueltas conducen a una senda más recta. Cree en ti y en tus aspiraciones. Pronto te darás cuenta de que el futuro contiene muchas promesas para ti. Geri Danks

¡Buenos días!

¿Cómo hacer oración?
La oración humilde y confiada es el poder que Dios pone en tus manos para que, como un niño muy sencillo, le pidas todo lo que necesitas. Pero no debes suplicarle con desesperanza, ni con una oración agitada, como si quisieras exigirle el cumplimiento de tus deseos. A Dios hay que dejarle ser Dios y actuar con plena libertad. Él te ama, y sabe lo que más te conviene.

Comienza por saber escuchar. El Cielo emite noche y día. No ores para que Dios realice tus planes, sino para que tú interpretes los planes de Dios. Pero no olvides que la fuerza de tu debilidad es la oración. Cristo dijo: «Pedid y recibiréis». El pedir tiene su técnica. Hazlo con atención, humildad, confianza, insistencia y unido a Cristo. ¿No sabes qué decirle a Dios? Háblale de tus intereses. Muchas veces. Y a solas. ¿Y las distracciones involuntarias? Descuida. Dios, y el sol, broncean con solo ponerse delante. No hables nunca de «ratos de oración»; ten «vida de oración».

Para disponerte a escuchar, puedes presentar al Señor alguna pregunta que centre tu atención e impida cualquier divagación. Por ejemplo, puedes decirle: Señor, ¿qué quieres de mí en esta situación? O bien, ¿qué deseas insinuarme con esta página del Evangelio? Si al orar buscas con decisión la voluntad de Dios, tu vida cristiana crecerá sólidamente.
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído también que se dijo a los antepasados: ‘No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos’. Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno». (Mt 5,33-37)

Comentario
Hoy continúa Jesús comentándonos los Mandamientos. Los israelitas tenían un gran respeto hacia el nombre de Dios, una veneración sagrada, porque sabían que el nombre se refiere a la persona, y Dios merece todo respeto, todo honor y toda gloria, de pensamiento, palabra y obra. Por esto —teniendo presente que jurar es poner a Dios como testigo de la verdad de lo que decimos— la Ley les mandaba: «No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos» (Mt 5,33). Pero Jesús viene a perfeccionar la Ley (y, por tanto, a perfeccionarnos a nosotros siguiendo la Ley), y da un paso más: «No juréis en modo alguno: ni por el Cielo, (...), ni por la Tierra (...)» (Mt 5,34). No es que jurar, en sí mismo, sea malo, pero son necesarias unas condiciones para que el juramento sea lícito, como por ejemplo, que haya una causa justa, grave, seria (un juicio, pongamos por caso), y que lo que se jura sea verdadero y bueno.
Pero el Señor nos dice todavía más: «Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’» (Mt 5,37). Es decir, nos invita a vivir la veracidad en toda ocasión, a conformar nuestro pensamiento, nuestras palabras y nuestras obras a la verdad. Y la verdad, ¿qué es? Es la gran pregunta, que ya vemos formulada en el Evangelio por boca de Pilato, en el juicio contra Jesús, y a la que tantos pensadores a lo largo de los tiempos han procurado dar respuesta. Dios es la Verdad. Quien vive agradando a Dios, cumpliendo sus Mandamientos, vive en la Verdad. Dice el santo Cura de Ars: «La razón de que tan pocos cristianos obren con la exclusiva intención de agradar a Dios es porque la mayor parte de ellos se encuentran sometidos a la más espantosa ignorancia. Dios mío, ¡cuántas buenas obras se pierden para el Cielo!». Hay que pensar en ello.
Nos conviene formarnos, leer el Evangelio y el Catecismo. Después, vivir según lo que hemos aprendido.
Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona, España)

Santoral Católico:
San Metodio
Patriarca de Constantinopla
En Constantinopla, san Metodio, obispo, que, siendo monje, se dirigió a Roma, en el pontificado del papa Pascual I, para defender el culto de las sagradas imágenes y, elevado al episcopado, celebró solemnemente el triunfo de la fe ortodoxa. († 847)

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

Palabras del Papa Francisco

"Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas"
Papa Francisco

Tema del día:
La ira, una toxina mortal
Reírse a carcajadas mantiene sano el corazón. La alegría mejora las defensas. La depresión, por el contrario, aumenta el riesgo de sufrir cáncer. La evidencia es clara: las emociones producen bienestar o enfermedad. Así de simple. De hecho, un estudio publicado el año pasado en la revista PNAS, de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, afirma que las sensaciones, positivas o negativas, despiertan reacciones físicas en el organismo.

Las 701 personas que participaron en la investigación pintaron, en una silueta humana, el lugar donde sentían sensaciones como ira, miedo, felicidad, tristeza, sorpresa, ansiedad, amor, depresión y envidia. El amor y la alegría generaron en ellas reacciones físicas en cabeza y pecho, donde están los órganos vitales.

Según el científico finlandés Lauri Nummenmaa, uno de los autores del estudio, existen mecanismos biológicos que preparan al ser humano para responder a sus experiencias positivas (alegría, placer, esperanza, sorpresa, entusiasmo, satisfacción y serenidad), las cuales lo protegen y lo ayudan a disfrutar las vivencias, y negativas (ira, tristeza, miedo, disgusto y vergüenza), que lo ayudan a defenderse.

Las emociones se regulan en el sistema límbico del cerebro. Allí, funciona ese cerebro primitivo del que emergen las sensaciones de manera impulsiva, explica Leonardo Palacios, neurólogo de la Universidad del Rosario. Sin embargo, la corteza cerebral que lo cobija –lóbulo frontal– las controla para evitar que actuemos como fieras.

Según el psiquiatra Jorge Forero, presidente del Instituto para el Desarrollo de la salud emocional, cuando se manifiestan los problemas emocionales, ocurren cambios a nivel del sistema nervioso central que tienen acción directa sobre el corazón, la respiración y otros órganos.

“Cuando una persona está tensionada –dice Forero–, se activa el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, que estimula la producción de sustancias como las catecolaminas, que elevan la presión arterial y la frecuencia cardiaca, y disminuyen la irrigación sanguínea en algunas áreas, hasta convertirse en un factor de riesgo para la salud cardiovascular y cerebral, entre otros”.

Las positivas –explica Palacios– han demostrado ser saludables, pues disminuyen los niveles de las hormonas del estrés (cortisol y adrenalina). “La risa y la alegría mejoran el aparato cardiovascular. Las personas con buen ánimo y sentimientos de optimismo soportan mejor las enfermedades y son menos propensas a padecer depresión”, afirma el experto.

Reírse, por ejemplo, activa 400 de los 650 músculos del cuerpo; no en vano, quienes se ríen intensamente sienten más apetito, pues las carcajadas tienen un efecto similar al del ejercicio físico moderado. Además, según un estudio de los doctores Lee Berk y Stanley Tan, de la Universidad Loma Linda (California), la risa reduce las hormonas del estrés y mejora la función del sistema inmunológico, pues genera endorfinas, llamadas hormonas del bienestar. Reír, incluso, es un predictor de la longevidad.

Así mismo, una investigación del Centro Médico de la Universidad de Maryland (EE.UU.) demostró, en el 2005, que las arterias de las personas con infarto al miocardio, sometidas a situaciones que generaban buen humor, crecían hasta un 30 por ciento su diámetro. Las negativas, por el contrario, dice Palacios, aumentan el riesgo de enfermedad cerebrovascular, de cáncer y de padecer condiciones mentales como fobias, ansiedad, depresión, trastornos de la alimentación y disfunción sexual.

El colon irritable, por ejemplo, es un problema emocional, pero muchos lo entienden como un mal netamente físico “y pierden tiempo y plata en tratamientos médicos que, muchas veces, no dan resultado”, dice Forero.

También las migrañas, los trastornos de ansiedad, las fobias, ataques de pánico y la fibromialgia (dolor prolongado en todo el cuerpo) pueden tener como causa el estrés, mal moderno de la humanidad.

Según la terapeuta holística Margarita Sierra “cuando alguien tiene dificultad para solucionar sus problemas a nivel psicológico o emocional, aparece un estado de preocupación o ansiedad, irritabilidad, ira, miedo o tristeza, que puede producir un aumento de la frecuencia cardiaca, problemas digestivos, alergias, dolor de cabeza, sensación de falta de aire, sudoración, tensión alta o baja. Cualquier situación emocional que permanezca en el tiempo, sin resolver, se convierte en una toxina para el organismo, que afecta gravemente la salud”.

Por tal motivo, puntualiza la experta, canalizar y liberar las emociones negativas permite gozar de una buena salud emocional y recuperar el bienestar físico.
Fuente: Material de Internet

Junio, mes del Corazón de Jesús
Día 14.- Las tentaciones
Los apóstoles se acercaron un día a Jesús y le dijeron: "Maestro, tú nos invitas siempre a orar; nosotros somos ignorantes, enséñanos tú. Y Jesús siempre bueno, respondió": Cuando oréis hacedlo así: Padre nuestro que estás en los cielos; y les enseñó la estupenda oración del Padre nuestro. ¿Sabes por qué Jesús quiere que oremos al Padre para no dejarnos caer en la tentación? Porque Él sabía que el demonio nos tentaría siempre y quería que nosotros pidiésemos la ayuda celestial para no sucumbir a la tentación. Él mismo permitió que el demonio le tentase para darnos ejemplo.
Fuente: Web Católico de Javier

"Pequeñas Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío (moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com  con el título: “Suscripción a Pequeñas Semillitas”.

Un estímulo todos los días
Junio 14
Cuando no sé cómo defenderme, lo primero es acudir al perdón.
Perdonar a los agresivos es mejor que odiarlos, porque si alimentamos el rencor y les deseamos el mal, eso complica todas las cosas y despierta más todavía su mala actitud hacia nosotros. Pero hay otro camino. Si tratamos de comprender su debilidad, si le pedimos cada día al Señor la gracia de perdonarlos, y le entregamos nuestro dolor y nuestro rencor, entonces el perdón terminará desatando los nudos de esa relación enferma.
Otra arma poderosa es la alabanza: alabar a Dios por esa persona que nos mira mal, porque Dios le dio la vida, porque Jesús dio su sangre por ella, porque es imagen de Dios.
Y finalmente, tenemos el arma de la bendición: bendecir a esa persona, desearle el bien y pedirle al Señor que la bendiga para que sea feliz.
Estas son las armas más poderosas. No te conviene utilizar otras armas que sólo alimentan el rencor y la angustia, y que terminarán destruyendo tu propia vida.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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