PEQUEÑAS SMILLITAS
Año 9 - Número 2372 ~ Domingo
8 de Junio de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Hoy estamos celebrando Pentecostés, una fiesta de la
Iglesia universal, en la cual se recuerda la venida del Espíritu Santo
sobre los Apóstoles y la Virgen María, cincuenta días después de la Pascua.
Casi podemos imaginar la escena: había pasado ya la pasión, muerte y
resurrección del Señor y también su Ascensión al cielo. Persistía en sus discípulos
un sentimiento de desolación y angustia por la partida del Maestro… Estaban
“encerrados” en el cenáculo porque aún temían a los judíos… A pesar de haber
sido testigos directos y privilegiados de las enseñanzas de Jesús, sus mentes
estaban cerradas y confundidas…
Y entonces se oyó el ruido como de viento impetuoso y el
Espíritu Santo bajó sobre ellos en forma de lenguas de fuego sobre sus cabezas.
Y al ser infundidos con sus dones, ellos abrieron su entendimiento que se llenó
de luz, comenzaron a hablar en leguas ante el asombro de los que los
escuchaban, y sintieron en sus corazones todo el fuego que los impulsó a partir
en distintas direcciones para cumplir con el mandato último de Jesús: ir por
todo el mundo para llevar a todos los pueblos la Buena Noticia.
Y ese día nació la Iglesia. A partir de esos hombres del
pueblo, rudos pescadores, de escasas luces intelectuales hasta recibir el soplo
del Espíritu, se creó la Iglesia y comenzó la tarea de llevar la Palabra de
Jesús por el mundo. Ellos lo hicieron con Sabiduría, Inteligencia, Ciencia,
Fortaleza, Consejo, Piedad y Temor de Dios (los dones recibidos), y nada los
hizo vacilar en su misión, que cumplieron hasta dar la vida casi todos ellos
como mártires de la fe.
Por eso, de alguna manera, en este día estamos celebrando
el cumpleaños de la Iglesia que nació en aquel primer Pentecostés. Y nosotros
somos hoy los continuadores de aquellos primeros apóstoles de Jesús que
recibimos también en este día al Espíritu Santo para que, igual que aquellos
primeros discípulos, seamos también capaces de seguir llevando el mensaje de
Jesús al mundo, que más que nunca necesita de Su Palabra.
¡Buenos días!
Pocas palabras, pero de corazón
La oración es la
llave que abre los tesoros del cielo. Es el puente siempre accesible por el que
llegamos a Dios. El arte de orar es el arte de amar al Señor. Pero orar bien es
un regalo de Dios. Como los apóstoles implorémoslo con frecuencia. Pidamos al
Padre, por Jesús, que derrame sobre nosotros un Espíritu de oración y de
alabanza, (Zac. 12, 10).
Al leer el Evangelio, aprendemos que no hacen
falta muchas palabras para orar, sino que bastan pocas, pero que salgan del
corazón. El leproso dijo: “Señor, si quieres, puedes limpiarme”, (Lucas 5, 12).
El ciego de Jericó dijo: “Señor, haz que pueda ver”, (Lucas 18, 41). Los
apóstoles a punto de zozobrar gritaron: “Sálvanos, Señor, que perecemos”,
(Mateo 8, 25). El publicano en el templó oraba: “Ten piedad de mí, Señor, que
soy un pecador”, (Lucas 18, 13). Pedro dijo a Jesús: “Señor, tú lo sabes todo,
tu sabes que te amo”, (Juan 21, 17). La samaritana pidió a Jesús: “Señor, dame
de esa agua, para que no tenga más sed”, (Juan 4, 15). Haz esto y vivirás…
Para robustecer
tu fe en el Señor que te ama y te acompaña, nada mejor que leer con atención la
Biblia. Al inicio del capítulo 43 de Isaías encontramos esta perla
deslumbrante: “Tú eres de gran precio ante mis ojos, porque eres valioso, y yo
te amo. No temas, porque yo estoy siempre contigo”. Agradece al Padre que
siente inmensa ternura por ti.
Padre Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana,
estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban
los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con
vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se
alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como
el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les
dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan
perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». (Jn 20,19-23)
Comentario
Hoy, en el día de Pentecostés se realiza el cumplimiento
de la promesa que Cristo había hecho a los Apóstoles. En la tarde del día de
Pascua sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20,22). La
venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés renueva y lleva a plenitud ese
don de un modo solemne y con manifestaciones externas. Así culmina el misterio
pascual.
El Espíritu que Jesús comunica crea en el discípulo una
nueva condición humana y produce unidad. Cuando el orgullo del hombre le lleva
a desafiar a Dios construyendo la torre de Babel, Dios confunde sus lenguas y
no pueden entenderse. En Pentecostés sucede lo contrario: por gracia del
Espíritu Santo, los Apóstoles son entendidos por gentes de las más diversas
procedencias y lenguas.
El Espíritu Santo es el Maestro interior que guía al
discípulo hacia la verdad, que le mueve a obrar el bien, que lo consuela en el
dolor, que lo transforma interiormente, dándole una fuerza, una capacidad
nuevas.
El primer día de Pentecostés de la era cristiana, los
Apóstoles estaban reunidos en compañía de María, y estaban en oración. El
recogimiento, la actitud orante es imprescindible para recibir el Espíritu. «De
repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa
donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se
repartían, posándose encima de cada uno» (Hch 2,2-3).
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y se pusieron a
predicar valientemente. Aquellos hombres atemorizados habían sido transformados
en valientes predicadores que no temían la cárcel, ni la tortura, ni el
martirio. No es extraño; la fuerza del Espíritu estaba en ellos.
El Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima
Trinidad, es el alma de mi alma, la vida de mi vida, el ser de mi ser; es mi
santificador, el huésped de mi interior más profundo. Para llegar a la madurez
en la vida de fe es preciso que la relación con Él sea cada vez más consciente,
más personal. En esta celebración de Pentecostés abramos las puertas de nuestro
interior de par en par.
Mons. Josep Àngel SAIZ i Meneses Obispo de Terrassa
(Barcelona, España)
Palabras de San Juan Pablo II
"Con María, la sierva del Señor, descubriréis la
alegría y la fecundidad de la vida oculta. Con Ella, la discípula del Maestro,
seguiréis a Jesús por las calles de Palestina, convirtiéndoos en testigos de su
predicación y de sus milagros. Con Ella, Madre dolorosa, acompañaréis a Jesús
en su pasión y muerte. Con Ella, Virgen de la esperanza, acogeréis el anuncio
gozoso de la Pascua y el don inestimable del Espíritu Santo."
San Juan Pablo II
Tema del día:
Invocación al Espíritu Santo
Según San Juan, el Espíritu hace presente a Jesús en la
comunidad cristiana, recordándonos su mensaje, haciéndonos caminar en su
verdad, interiorizando en nosotros su mandato del amor. A ese Espíritu
invocamos en esta fiesta de Pentecostés.
Ven Espíritu Santo y enséñanos a invocar a Dios con ese
nombre entrañable de “Padre” que nos enseñó Jesús. Si no sentimos su presencia
buena en medio de nosotros, viviremos como huérfanos. Recuérdanos que sólo
Jesús es el camino que nos lleva hasta él. Que sólo su vida entregada a los
últimos nos muestra su verdadero rostro. Sin Jesús nunca entenderemos su sed de
paz, de justicia y dignidad para todos sus hijos e hijas.
Ven Espíritu Santo y haznos caminar en la verdad de
Jesús. Sin tu luz y tu aliento, olvidaremos una y otra vez su Proyecto del
reino de Dios. Viviremos sin pasión y sin esperanza. No sabremos por qué le
seguimos ni para qué. No sabremos por qué vivir y por qué sufrir. Y el Reino
seguirá esperando colaboradores.
Ven Espíritu Santo y enséñanos a anunciar la Buena
Noticia de Jesús. Que no echemos cargas pesadas sobre nadie. Que no
dictaminemos sobre problemas que no nos duelen ni condenemos a quienes
necesitan sobre todo acogida y comprensión. Que nunca quebremos la caña cascada
ni apaguemos la mecha vacilante.
Ven Espíritu Santo e infunde en nosotros la experiencia
religiosa de Jesús. Que no nos perdamos en trivialidades mientras descuidamos
la justicia, la misericordia y la fe. Que nada ni nadie nos distraiga de
seguirlo como único Señor. Que ninguna doctrina, práctica o devoción nos aleje
de su Evangelio.
Ven Espíritu Santo y aumenta nuestra fe para experimentar
la fuerza de Jesús en el centro mismo de nuestra debilidad. Enséñanos a
alimentar nuestra vida, no de tradiciones humanas ni palabras vacías, sino del
conocimiento interno de su Persona. Que nos dejemos guiar siempre por su
Espíritu audaz y creador, no por nuestro instinto de seguridad.
Ven Espíritu Santo, transforma nuestros corazones y
conviértenos a Jesús. Si cada uno de nosotros no cambia, nada cambiará en su
Iglesia. Si todos seguimos cautivos de la inercia, nada nuevo y bueno nacerá
entre sus seguidores. Si no nos dejamos arrastrar por su creatividad, su
movimiento quedará bloqueado.
Ven Espíritu Santo y defiéndenos del riesgo de olvidar a
Jesús. Atrapados por nuestros miedos e incertidumbres, no somos capaces de
escuchar su voz ni sentir su aliento. Despierta nuestra adhesión pues, si
perdemos el contacto con él, seguirá creciendo en nosotros el nerviosismo y la
inseguridad.
José Antonio Pagola
Junio, mes del Corazón de
Jesús
Día 8.- El
escándalo
El corazón más dulce y más humilde de la tierra es el
Corazón de Jesús. Pero este corazón divino no puede quedar indiferente frente a
la ruina de tantas almas y es entonces cuando se conmueve y grita: ¡Ay, del
mundo por los escándalos!
Jesús trabaja por la salvación de las almas; el escándalo
roba las almas a Jesús para darles el demonio. Jesús muere en la cruz para
redimir a los pecadores; el escándalo hace estragos de la inocencia, destruye y
arruina la obra de la redención.
Dice S. Agustín que el escandaloso sufrirá tantos
infiernos como las almas que él ha asesinado. Examínate bien. La Magdalena fue
escandalosa, pero reparó y llegó a ser santa. Haz tú lo mismo.
Fuente: Web Católico de Javier
Nuevo video y artículo
Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II
inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Ven
Espíritu de Jesús,
Tú que eres el espíritu de los pobres
y de los que luchan por ellos, ¡Ven!
Ven hoy a visitarme, ven enseguida.
Traspasa las paredes de mi casa.
Rompe las murallas que me separan de los pobres,
derriba mis puertas atrancadas, abre todas las ventanas,
y déjame indefenso ante Ti, ante ellos.
Aparta todas las piedras que pongo en tu camino,
y acércate a mí para ungirme con tu óleo,
el óleo de los pobres y la justicia.
¡ Ven!, ven sin tardar, unge mi alma y empápala,
Espíritu de Jesús, Espíritu de los pobres,
empapa mi alma con tu amor, Espíritu Liberador.
Y después, envíame, envíame a los pobres,
a llevarles tu alegría y tu dignidad,
a darles lo que les debemos en justicia,
para hacer un mundo nuevo a tu medida:
El mundo del Espíritu.
-Karl Rahner-
Nunca olvidemos agradecer
Una vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes
para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por
las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
Desde México, llega una oración de agradecimiento porque Emma Graciela I. C. ha salido muy bien
de su tratamiento por cáncer de mama.
Desde Estados Unidos, agradecen a Dios y a los que
rezaron por Esperanza, cuyos
estudios han descartado la presencia de cáncer.
Desde Canadá, el joven Derik ha salido del hospital luego de su delicada operación, por lo
que agradecen a Dios y a las personas que rezaron por él.
Desde Costa Rica, la familia
Merino Burbano da gracias al Señor
porque les salvó la vida y los llevó sanos y salvos a casa.
Felipe agradece al Señor y la Santísima Virgen por una gracia concedida.
Felipe agradece al Señor y la Santísima Virgen por una gracia concedida.
Un estímulo todos los días
Junio 8
Las personas que son débiles espiritualmente tienen
muchos temores a debilitarse. Se sienten frágiles, y por eso creen que se
pueden desgastar y enfermar por cualquier cosa. Pero ese mismo temor los
debilita más y los expone a enfermarse. Además, como están pendientes de
cualquier dolor, cada vez que comienzan a sentir algo fuera de lugar le dan
demasiada importancia y comienzan a echarle la culpa a los demás, al trabajo, a
la vida. Eso los lleva a reducir su actividad y sus contactos, a refugiarse en
su pequeño mundo, a evitar los esfuerzos o las relaciones humanas más
exigentes. Es como si renunciaran a vivir. Pero así las molestias se les hacen
más grandes todavía, porque pasan a ser lo único que capta su atención
profunda.
Estas personas en realidad están un poco enfermas del
alma, y esa enfermedad interior es la causa de muchos otros males que arruinan
su existencia.
Cuando sentimos que nos está sucediendo algo así, tenemos
que reconocer esa tentación y no dejarnos dominar. Pero además necesitamos
buscar la presencia del Todopoderoso, para pedirle que cure ese miedo enfermizo
y que nos haga fuertes por dentro. Con su poder podemos enfrentarlo todo, y él
puede ser nuestro Salvador también cuando tengamos que enfrentar dificultades.
Un problema no podrá terminar con mi vida si yo confío en el amor y en el
poder.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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