PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2215 ~ Sábado
7 de Diciembre de 2013
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
¡Virgen Santísima, que agradaste al Señor y fuiste su
Madre; inmaculada en el cuerpo, en el alma, en la fe y en el amor! Por piedad,
vuelve benigna los ojos a los fieles que imploran tu poderoso patrocinio. La
maligna serpiente, contra quien fue lanzada la primera maldición, sigue
combatiendo con furor y tentando a los miserables hijos de Eva. ¡Ea, bendita
Madre, nuestra Reina y Abogada, que desde el primer instante de tu concepción
quebrantaste la cabeza del enemigo! Acoge las súplicas de los que, unidos a ti
en un solo corazón, te pedimos las presentes ante el trono del Altísimo para
que no caigamos nunca en las emboscadas que se nos preparan; para que todos
lleguemos al puerto de salvación, y, entre tantos peligros, la Iglesia y la
sociedad canten de nuevo el himno del rescate, de la victoria y de la paz.
Amén.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y
aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y
sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y al ver a la muchedumbre, sintió
compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen
pastor. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos.
Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies».
Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los
espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda
dolencia. A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones:
«Dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id proclamando
que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos,
purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis».
(Mt 9,35—10,1.6-8)
Comentario
Hoy, cuando ya llevamos una semana dentro del itinerario
de preparación para la celebración de la Navidad, ya hemos constatado que una
de las virtudes que hemos de fomentar durante el Adviento es la esperanza. Pero
no de una manera pasiva, como quien espera que pase el tren, sino una esperanza
activa, que nos mueve a disponernos poniendo de nuestra parte todo lo que sea
necesario para que Jesús pueda nacer de nuevo en nuestros corazones.
Pero hemos de tratar de no conformarnos sólo con lo que
nosotros esperamos, sino —sobre todo— ir a descubrir qué es lo que Dios espera
de nosotros. Como los doce, también nosotros estamos llamados a seguir sus
caminos. Ojalá que hoy escuchemos la voz del Señor que —por medio del profeta
Isaías— nos dice: «El camino es éste, síguelo» (Is 30,21, de la primera lectura
de hoy). Siguiendo cada uno su camino, Dios espera de todos que con nuestra
vida anunciemos «que el Reino de Dios está cerca» (Mt 10,7).
El Evangelio de hoy nos narra cómo, ante aquella multitud
de gente, Jesús tuvo compasión y les dijo: «La mies es mucha y los obreros
pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies» (Mt
9,37-38). Él ha querido confiar en nosotros y quiere que en las muy diversas
circunstancias respondamos a la vocación de convertirnos en apóstoles de
nuestro mundo. La misión para la que Dios Padre ha enviado a su Hijo al mundo
requiere de nosotros que seamos sus continuadores. En nuestros días también
encontramos una multitud desorientada y desesperanzada, que tiene sed de la
Buena Nueva de la Salvación que Cristo nos ha traído, de la que nosotros somos
sus mensajeros. Es una misión confiada a todos. Conocedores de nuestras
flaquezas y handicaps, apoyémonos en la oración constante y estemos contentos
de llegar a ser así colaboradores del plan redentor que Cristo nos ha revelado.
Rev. D. Xavier PAGÉS i Castañer (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Ambrosio
Obispo y Doctor de la Iglesia
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Las ilusiones
Madurez es la
capacidad de tomar una decisión y sostenerla. Los inmaduros pasan sus vidas
explorando posibilidades para al fin no hacer nada. Viven de ilusiones y sueños
que los distraen de un camino real y concreto desde el cual, paso tras paso,
con esfuerzo perseverante, podrían
forjarse un destino glorioso. Aquí te ofrezco una fábula que ilustra esta
verdad.
Sorprendió un león a una liebre que dormía
tranquilamente. Pero, cuando estaba a punto de devorarla, vio pasar a un
ciervo. Dejó entonces a la liebre por perseguir al ciervo. Despertó la liebre
ante los ruidos de la persecución, y no esperando más, emprendió su huída.
Mientras tanto el león que no pudo dar alcance al ciervo, ya cansado, regresó a
saciarse con la liebre y se encontró con que también se le había escapado.
Entonces se dijo el león: —Bien me lo merezco, pues teniendo ya una presa en
mis manos, la dejé para ir tras la esperanza de obtener una mayor. Esopo.
Madurez es
perseverancia, es la habilidad de realizar un proyecto a pesar de las
dificultades, cerrándote con decisión a las ilusiones que distraen y seducen.
Que no seas de aquellos que sueñan con un jardín allá lejos en el horizonte y
no disfrutan las rosas que florecen junto a su ventana. Te deseo un día
provechoso.
Padre Natalio
Mes de María
Día treinta y uno (7/DIC)
María, nuestra Protectora y
Reina
CONSIDERACIÓN.
Ninguno de los días de nuestra vida pasará sin que presentemos a la Santísima
Virgen nuestros piadosos homenajes. Tenemos sin cesar, necesidad de la
protección todopoderosa de Aquella que es, al mismo tiempo, Madre de Jesús y
Madre nuestra.
No olvidemos jamás que somos sus hijos, que Ella nos ama
y que quiere nuestra felicidad. Ella nos obtendrá todas las gracias necesarias
para cumplir la obra de nuestra salvación. Consagrémosle, pues, terminando
estas lecturas, nuestra persona, nuestra familia y pongámonos bajo su guarda,
bajo su protección tutelar. Por su intercesión los pecadores se salvan, los
enfermos se curan; Ella da a los débiles la fuerza y la victoria a los
ejércitos. Nada le cuesta para escuchar nuestras súplicas y necesitándose
milagros, Ella los obtiene del Señor, para aquellos que le han entregado su
esperanza y confianza.
CONSAGRACIÓN DE
SAN LUIS DE GONZAGA, A LA SANTA VIRGEN. Virgen Santa ¡oh María! mi guía y
Soberana, yo vengo a arrojarme al seno de vuestra misericordia y a poner, desde
este momento y para siempre, mi alma y mi cuerpo bajo vuestra sagrada guardia y
protección especial. Os confío y entrego en vuestras manos todas mis esperanzas
y consuelos, todas mis penas y miserias, como también el curso y fin de mi
vida, a fin de que por vuestra santísima intercesión y por vuestros méritos, todas
mis obras sean hechas según vuestra voluntad y para agrado de vuestro divino
Hijo.
RESOLUCIÓN. Renovaré
frecuentemente la consagración de mí mismo, a la Santa Virgen.
JACULATORIA. María,
Reina de todos los santos, rogad por nosotros.
EJEMPLO. Caracterizaba sobre todo a San Leonardo de
Puerto Mauricio, su tierna devoción y su profundo amor a la Madre de Dios. Cada
noche, recitaba el rosario, cada vez que oía sonar la hora, decía un Ave María.
Celebraba todas las fiestas de la Reina del Cielo con tierna devoción y llevaba
siempre consigo una de sus imágenes. María recompensó este amor con usura. Así,
San Leonardo decía más tarde: “Cuando recuerdo todas las gracias que he
recibido de la Santa Virgen me figuro ser como una capilla de peregrinación, en
la cual, de todos lados, cuelgan ex-votos. No tenéis más que leer, estoy todo
cubierto de inscripciones, por dentro y por fuera, en el cuerpo tanto como en
el alma; no creo más que los favores de María. Mi salud física y moral, mi
sacerdocio, mi hábito religioso, todo lo he recibido por la gracia de esta
buena madre. Sobre mi corazón se encuentra grabado: Por la gracia de María;
sobre mi lengua: Por la gracia de María. Sed bendita sin fin, ¡oh dulce y tierna
Madre, mi protectora bien amada! Por toda la eternidad, cantaré las
misericordias de María y si tengo la felicidad de salvarme, no será sino por la
intercesión de mi soberana, la incomparable Reina de los Cielos”.
PLEGARIA DE SAN BERNARDO,
PARA TODOS LOS DÍAS. Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María, que jamás se
ha oído decir que ninguno de aquellos que han acudido a vuestra protección e implorado
vuestro socorro, haya sido abandonado. Animado con tal confianza, acudo a Vos
¡oh dulce Virgen de las vírgenes! me refugio a vuestros pies, gimiendo bajo el
peso de mis pecados. No despreciéis, ¡oh Madre del Verbo!, mis humildes
plegarias; antes bien, oídlas benignamente y cumplidlas. Así sea.
JACULATORIA. Oh
María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Fuente: www.santisimavirgen.com.ar
La frase de hoy
“Cuanto más el Espíritu Santo encuentra a María en un
alma,
más se vuelve operante y poderoso
para reproducir a Jesucristo en esa alma,
y esa alma en
Jesucristo”
San Luis María Grignon de Montfort
Poesía
“Elegida por Dios antes que
nada”
¡Oh elegida por Dios antes que nada;
Reina del Ala, propia del zafiro,
nieta de Adán creada en el retiro
de la virginidad siempre increada!
Tienes el ojo tierno de preñada;
y ante el sabroso origen del suspiro
donde la leche mana miera, miro
tu cintura de no parir, delgada.
Trillo es tu pie de la serpiente lista,
tu parva el mundo, el ángel tu siguiente,
Gloria del Greco y del cristal orgullo.
Privilegio de Judea con tu vista
Dios, y eligió la brisa y el ambiente
en que debía abrirse tu capullo.
Miguel Hernández
"Pequeñas
Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por
correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo
tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío
(moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com con el título: “Suscripción a Pequeñas
Semillitas”.
“Intimidad Divina”
Mensajeros de
salvación
“Está esperando el Señor para haceros gracias, y se
levanta para tener misericordia de vosotros… Pueblo de Sión, ya no llorarás más:
te hará gracia a la voz de tu amor; al oírte te responderá” (Is 30, 18-19). Con
delicadas expresiones describe Isaías el amor incansable de Dios para con su
pueblo. Pero la plena manifestación de ese amor se realizó en la persona del
Mesías, que realizó y encarnó de la manera más sublime cuanto los profetas
habían anunciado. “Jesús recorría ciudades y aldeas… Viendo a la muchedumbre,
se enterneció y de compasión por ella, porque estaban fatigados y decaídos como
ovejas sin pastor” (Mt 9, 35-36). Jesús es el Emanuel, o sea, dios mismo que
por amor a los hombres ha puesto su tienda en medio de ellos para curar sus
heridas y sanar sus llagas (Is 30, 26). Todos los cristianos, aunque en formas
diversas, están llamados a colaborar en la obra de la salvación, pues “la
vocación cristiana es, por su misma naturaleza, vocación también a apostolado”
(AA 2). Salvado con él y en él, en mensajero y en transmisor de la salvación
para los demás.
Cuando Jesús mandó a sus apóstoles a predicar el reino de
los cielos, les dijo: “Gratis lo habéis recibido, dadlo gratis” (Mt 10, 8). El
Maestro, al llamarlos a sí, les había anunciado y traído la salvación: el
perdón de los pecados y el ofrecimiento gratuito de su gracia. Ahora les toca a
ellos hacer alumbrar sus inteligencias y preparar sus corazones a la
conversión. Y no sólo eso, mas deben ocuparse también como Jesús, del bien
material de los hombres: “Curad a los enfermos, resucitad a los muertos,
limpiad a los leprosos y arrojad a los demonios” (Mt 10, 8). El Hijo de Dios que
ha querido tomar carne humana, sabe muy bien que el hombre no es sólo espíritu,
y quiere salvarlo por lo tanto en la integridad de su persona. Del mismo modo
que no se puede desencarnar al hombre, tampoco es posible procurar eficazmente
su bien espiritual prescindiendo de su bien material. Jesús que enseñaba a las
muchedumbres y multiplicaba los panes para apagar su hambre, que perdonaba los
pecados y curaba los cuerpos, nos recuerda que la obra de la salvación debe
comprender a todo el hombre, mostrando al mismo tiempo el camino para llegar
más fácilmente al corazón humano. El camino que ha seguido su amor infinito
para llegar a los hombres, es el que tienen que seguir también sus discípulos
para cooperar a la salvación de los hermanos.
Para salvar a la humanidad Jesús quiso encarnarse conformándose en todo a la
situación concreta de los hombres; del mismo modo los apóstoles deben saber encarnarse en las condiciones de vida
esenciales de sus propios hermanos, como tomándolas para sí. Y esto no toca
sólo a los apóstoles de profesión, sacerdotes, religiosos, personas consagradas
a Dios, sino anunciar el Evangelio más con la vida que con las palabras,
testimoniarlo con la caridad, con el amor, con el servicio fraterno y generoso
prestado a todo el que se encuentre en necesidad. De esta manera los fieles
cooperan con la voluntad salvadora de Dios “manifestando a todos, incluso en el
propio servicio temporal, la caridad con que Dios amó al mundo” (LG 41).
¡Oh Pastor de
Israel!, apresta el oído. Tú que conduces a tu pueble como un rebaño… despierta
tu poder, ven y sálvanos… Dios de los ejércitos, restáuranos; haz brillar tu
rostro y seremos salvos…. ¡Dios de los ejércitos!, vuélvete ya; mira desde los
cielos y contempla y visita esta viña, esta viña que ha plantado tu diestra…
Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo del hombre, a quien
para ti corroboraste; y no nos apartemos más de ti; nos darás la vida e
invocaremos tu nombre. Yahvé, Dios de los ejércitos, restáuranos; haz brillar
tu faz sobre nosotros y seremos salvos. (Salmo 80, 2-4, 15-20)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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