PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2212 ~
Miércoles 4 de Diciembre de 2013
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Ya caminamos el Adviento e importa es la actitud con la
que lo vivimos: celebrar el Adviento supone una actitud de atención, vigilancia
y espera activa.
Esperar a Jesús es vivir el presente con lucidez,
confianza y responsabilidad. Velar, vigilar, escuchar el latido de la vida,
trabajar, día a día, para que la obra que Jesús comenzó llegue a su
cumplimiento. Darle a conocer con nuestra vida, estando atentos a los anhelos
de paz, de justicia, de solidaridad. Sabiendo siempre que en la alegría, en el
dolor, en todas las circunstancias y en todos los acontecimientos, Jesús está
con nosotros.
La Palabra de Jesús es Fuente de confianza, paz y alegría
interior. Es anuncio de su presencia y de su liberación. El Dios que viene es
el que esperamos, el que anhelamos, en quien confiamos, el que sale a nuestro
encuentro, el que nos busca, nos comprende, nos libera, nos acoge, nos cura,
nos quiere, nos llena de vida, alegría, luz y paz.
Jesús viene siempre, está viniendo continuamente a
nuestra vida, en las personas que encontramos, en el trabajo, en la comunidad,
en nuestro interior...
¡Viene el Señor! Viene la Luz, viene a iluminarnos el
camino y a llenarnos de esperanza.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, pasando de allí, Jesús vino junto al mar
de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo
consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies,
y Él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos
hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos
veían; y glorificaron al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento
compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no
tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en
el camino». Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan
suficiente para saciar a una multitud tan grande?». Díceles Jesús: «¿Cuántos
panes tenéis?». Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos». El mandó a la
gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando
gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la
gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete
espuertas llenas.
(Mt 15,29-37)
Comentario
Hoy contemplamos en el Evangelio la multiplicación de los
panes y peces. Mucha gente —comenta el evangelista Mateo— «se le acercó» (Mt
15,30) al Señor. Hombres y mujeres que necesitan de Cristo, ciegos, cojos y
enfermos de todo tipo, así como otros que los acompañan. Todos nosotros también
tenemos necesidad de Cristo, de su ternura, de su perdón, de su luz, de su
misericordia... En Él se encuentra la plenitud de lo humano.
El Evangelio de hoy nos hace caer en la cuenta, a la vez,
de la necesidad de hombres que conduzcan a otros hacia Jesucristo. Los que
llevan a los enfermos a Jesús para que los cure son imagen de todos aquellos
que saben que el acto más grande de caridad para con el prójimo es acercarlo a
Cristo, fuente de toda Vida. La vida de fe exige, pues, la santidad y el
apostolado.
San Pablo exhorta a tener los mismos sentimientos de
Cristo Jesús (cf. Fl 2,5). Nuestro relato muestra cómo es el corazón: «Siento
compasión de la gente» (Mt 15,32). No puede dejarlos porque están hambrientos y
fatigados. Cristo busca al hombre en toda necesidad y se hace el encontradizo.
¡Cuán bueno es el Señor con nosotros!; y ¡cuán importantes somos las personas a
sus ojos! Sólo con pensarlo se dilata el corazón humano lleno de
agradecimiento, admiración y deseo sincero de conversión.
Este Dios hecho hombre, que todo lo puede y que nos ama
apasionadamente, y a quien necesitamos en todo y para todo —«sin mi no podéis
nada» (Jn 15,5)— necesita, paradójicamente, también de nosotros: éste es el
significado de los siete panes y los pocos peces que usará para alimentar a una
multitud del pueblo. Si nos diéramos cuenta de cómo Jesús se apoya en nosotros,
y del valor que tiene todo lo que hacemos para Él, por pequeño que sea, nos
esforzaríamos más y más en corresponderle con todo nuestro ser.
Rev. D. Joan COSTA i Bou (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Juan Damasceno
Doctor de la Iglesia
San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia,
célebre por su santidad y por su doctrina, que luchó valerosamente de palabra y
por escrito contra el emperador León Isáurico para defender el culto de las
sagradas imágenes, y hecho monje en la laura de San Sabas, cerca de Jerusalén,
compuso himnos sagrados y allí murió. Su cuerpo fue enterrado en este día (c.
750).
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Tareas necesarias
Tú eres parte de
grupos humanos y tus tareas contribuyen a lograr los objetivos que dan sentido
a la existencia del grupo. Por lo tanto es importante que aprecies y respetes a
todos los que contigo llevan adelante esa organización. Y sientas la alegría y
la responsabilidad de aportar lo que te corresponde para tu propia satisfacción
y la de tus compañeros.
En cierta ocasión, sabios profesores de una
congregación religiosa fueron recibidos por el Papa san Pío X. Con ellos se
hallaba un hermano benemérito, ya anciano, el cocinero de la casa, que nunca
había visto a su Santidad. Cuando llegaron, el Papa le preguntó precisamente a
él qué ciencia enseñaba.
—Santo Padre, —tartamudeó el pobre, confuso—,
yo soy solamente cocinero.
—Estupendo, —replicó el Papa—. Usted es más
necesario que ningún otro para estos sabios profesores. ¿Qué harían ellos y que
sería de su ciencia, si usted no
pensara en sus estómagos? Casi nunca lo más
necesario es lo más brillante. El trabajo de una madre de familia o de un ama
de casa no luce ni sale en los periódicos. Pero es el más necesario para que el
mundo siga adelante. La nafta no luce en el coche, no se ve, pero lo hace andar...
Que sepas valorar
el trabajo permanente de mamá en el orden de la casa, en la cocina, en el
lavado, etc. No es el más brillante, pero es tan indispensable, ¿verdad? Dale
gracias y ayúdala con cariño y comprensión. El bienestar, orden y paz del hogar
es un beneficio que gratifica a toda la familia. ¿Por qué no empezar hoy? Dios
te bendiga.
Padre Natalio
Mes de María
Día veintiocho (4/DIC)
Perdón de las injurias
CONSIDERACIÓN.
Nuestro Señor Jesucristo iba a morir en la cruz, sufría horribles torturas; sus
manos y pies se hallaban perforados por los clavos de la crucifixión; veía a
María, su santa Madre, en pie, ante la cruz, sumergida en el más profundo
dolor; sus enemigos le injuriaban y se regocijaban de su suplicio. Acaba de
prometer el Paraíso al buen Ladrón, escuchémosle ahora dirigir al Cielo sus más
ardientes súplicas: “Padre mío, perdónalos, exclama, porque no saben lo que
hacen”.
¡Qué lección para nosotros que somos sus discípulos y sus
hijos! Encontramos en el curso de nuestra vida, a personas que no nos quieren,
que nos desean el mal y que nos lo hacen realmente; la naturaleza sufrirá, el
pensamiento de vengarnos por nuestros actos o palabras nos vendrá, puede ser, a
la mente; pero, somos cristianos y debemos perdonar, más aun, amar a nuestros
enemigos. Volvamos los ojos al crucifijo: Jesús es nuestro modelo. Él ha hecho
más que perdonar a sus enemigos, ha rogado por ellos y María ha llevado su heroísmo
hasta perdonar, Ella también, a los verdugos de su divino Hijo.
EJEMPLO. Un
pobre negro, que había abrazado el cristianismo, ganó por comportamiento, la
gracia y confianza de su amo. Un día que éste deseaba comprar una veintena de
esclavos, se dirigió al mercado con su fiel Tom y le ordenó elegir buenos
obreros. Con gran sorpresa del plantador, Tom le presentó un anciano inútil,
que el amo no aceptó sino de obsequio. Cuando llegaron a las plantaciones, el
buen negro no cesó de prodigar al anciano los más tiernos cuidados. Lo alojó en
su cabaña y lo hizo comer con él. Si tenía frío, Tom lo conducía al sol, si se
quejaba del calor, lo hacía sentar a la sombra de los cocoteros. Sorprendido de
este apego, el amo deseó conocer la causa.
-¿Es tu padre?, le preguntó.
-No, amo; no es mi padre.
-¿Es algún hermano mayor que tú?
-No, no es un hermano mío.
¿Es algún tío u otro de tus parientes? porque no es
posible que cobres tan gran amistad hacia un hombre completamente extraño.
-No, mi amo; no es pariente mío ni siquiera amigo.
-Explícame, pues, por qué le prodigas tantas
consideraciones.
-¡Es mi enemigo!, respondió el esclavo; él me ha vendido
a los blancos en las costas de África, pero no puedo odiarlo, porque el Padre
misionero me ha dicho: “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene
sed, dale de beber”.
PLEGARIA DE SAN
BUENAVENTURA. Nosotros dirigimos hacia Vos, oh María, suspiros llenos de
fervor y Os suplicamos con tierno amor: destruid todo el mal que nuestros
pensamientos perversos hayan podido producir. Así sea.
RESOLUCIÓN. Perdonaré
gustoso a los que me han perjudicado y les prestaré servicios cuando llegare la
ocasión.
JACULATORIA. María,
Trono de Sabiduría, rogad por nosotros.
Fuente: www.santisimavirgen.com.ar
La frase de hoy
“Como quiera que toda nuestra perfección consiste en el
ser conformes, unidos y consagrados a Jesucristo, la más perfecta de las
devociones es, sin duda alguna, la que nos conforma, nos une y nos consagra lo
más perfectamente posible a Jesucristo. Ahora bien, siendo María, de todas las
criaturas, la más conforme a Jesucristo, se sigue que, de todas las devociones,
la que más consagra y conforma un alma a Jesucristo es la devoción a María, su
Santísima Madre, y que cuanto más consagrada esté un alma a la Santísima
Virgen, tanto más lo estará a Jesucristo.”
San Luis María Grignon de Montfort
Mensaje de María Reina de la
Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de diciembre de
2013
¡Queridos hijos! Con amor y paciencia de madre, veo
vuestro incesante vagar y cuán perdidos están. Es por esta razón que estoy con
ustedes. Deseo primero que se encuentren y se conozcan a ustedes mismos para
que puedan así reconocer y admitir –honestamente y de todo corazón- todo lo que
no les permite plenamente conocer el amor del Padre Celestial. Hijos míos, al
Padre se lo conoce por medio de la cruz. Por eso, no rechacen la cruz.
Esfuércense, con mi ayuda, por comprender y aceptar la cruz. Cuando la lleguen
a aceptar también comprenderán y amarán al Padre Celestial; caminarán con mi
Hijo y conmigo; se diferenciarán de aquellos que no han llegado a conocer el
amor del Padre del Cielo; de aquellos que lo escuchan pero no lo comprenden, de
aquellos que no caminan con Él y no logran conocerlo. Deseo que lleguen a
conocer la verdad de mi Hijo y sean mis apóstoles; que, como hijos de Dios, se
eleven por encima del modo de pensar humano y, siempre y en todo, busquen el
modo de pensar de Dios en cada ocasión. Hijos míos, oren y ayunen para que
puedan reconocer todo lo que busco de ustedes. Oren por sus pastores y anhelen
conocer el amor de vuestro Padre Celestial, en unión con ellos. Gracias.
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II inolvidable"
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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para que se restablezca la paz social en Córdoba, Argentina, que está gravísimamente afectada por una huelga policial que ha desatado desde la tarde de ayer todo tipo de actos vandálicos, robos, saqueos, asaltos, destrucción y muerte. Que Jesucristo, Señor de la Historia, tenga misericordia de esta ciudad, de esta provincia, y de este país.
Pedimos oración por la salud de Juan Carlos R., de Ezeiza, Argentina, quién padece una enfermedad que todavía no confirmada, y a causa de ella está sin trabajar y cada vez más limitado, para que el Señor en su grande e infinita Misericordia, le brinde una recuperación que le permita poder realizarse como padre de familia, como hombre de fe y como persona; que destrabe los múltiples inconvenientes que cada día va encontrando en su camino y que finalmente se manifieste en la grandeza de su Amor, para que este hermano pueda seguir brillando bajo su Luz.
Pedimos oración por la salud de Juan Carlos R., de Ezeiza, Argentina, quién padece una enfermedad que todavía no confirmada, y a causa de ella está sin trabajar y cada vez más limitado, para que el Señor en su grande e infinita Misericordia, le brinde una recuperación que le permita poder realizarse como padre de familia, como hombre de fe y como persona; que destrabe los múltiples inconvenientes que cada día va encontrando en su camino y que finalmente se manifieste en la grandeza de su Amor, para que este hermano pueda seguir brillando bajo su Luz.
Pedimos oración por Pamela,
que hoy será operada en Rosario, Argentina, para que María, Reina de la Paz, la
proteja y Jesús haga que todo sea bueno para ella en esta circunstancia.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
“Intimidad Divina”
Santos en la
caridad
“El Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros” (Is
25, 8), dice Isaías aludiendo a la obra de salvación que había de cumplir Dios
un día en favor de su pueblo. Es lo que se ha realizado con la venida de Jesús:
“Se le acercó una gran muchedumbre –narra San Mateo– en la que había cojos,
mancos, ciegos, mudos y muchos otros, que se echaron a sus pies, y los curó”
(Mt 15, 30). La misión de Cristo se presentó en seguida como una misión de
bondad y de caridad infinita para alivio de todas las miserias humanas. De esta
manera revelaba Cristo a los hombres la naturaleza íntima de Dios: el amor… El
amor en Dios es una infinita complacencia en su infinita bondad, en que él
halla toda su felicidad; y sin embargo Dios no encierra en sí solo su amor,
sino que lo derrama fuera de sí llamando a la existencia a innumerables
criaturas para comunicarles sus bienes y su felicidad. Dios, que es amor, crea
a los hombres por un acto de amor, y por amor también los conserva y los va
dirigiendo para que obtengan su propia felicidad, orientándolos a sí, sumo Bien
y haciéndolos capaces de amarle.
“Dios es amor, y el que vive en amor permanece en Dios y
Dios en él” (1 Jn 4, 16). “Y Dios difundió su caridad en nuestros corazones por
el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 5, 5). Por consiguiente, el don
principal y más necesario es la caridad, con la que amamos a Dios sobre todas
las cosas y al prójimo por él (LG 42). A semejanza de la de Dios, la vida del
cristiano debe ser esencialmente amor: en primer lugar para con Dios y luego
amor para con todos los hombres. Esto es posible porque Dios ha infundido en el
corazón de los creyentes una centella de su amor infinito. Quien fomenta este
amor y vive en él “mora en Dios y Dios en él”, porque participa de la vida de
Dios que es amor. Pero quien con el pecado se opone al amor extingue en sí la
vida divina y se precipita en la muerte: “El que no ama permanece en la muerte”
(1 Jn 3, 14). La caridad y la gracia son absolutamente inseparables; es
imposible vivir en gracia de Dios si se rehusa su amor, como es imposible ser
“partícipes de la divina naturaleza” (2 Pe 1, 4) si el corazón se cierra a la
caridad, pues Dios es caridad.
Al hacer al hombre partícipe del amor que es Dios, la
caridad lo hace semejante a Dios como verdadero hijo y lo une a él. Y así la
caridad es la más excelente de todas las virtudes no sólo en esta vida sino
también en la otra, ya que permanecerá para siempre y de su intensidad
dependerá la felicidad eterna de cada uno de los elegidos. Todo cristiano es
santo, es decir participa de la santidad de Dios, en la medida en que participa
de su amor. De aquí se sigue que la caridad es el “primero y más necesario don”
que Dios ha hecho al hombre, y al mismo tiempo el primero y más importante de
sus mandamientos. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primer mandamiento. El
segundo, semejante a éste, es: Amarás al prójimo como a ti mismo” (Mt 22,
37-39). El amor es la esencia de la santidad y el dinamismo de la vida cristiana,
de la vida de gracia.
“Amor saca amor. Y
aunque sea muy a los principios y nosotros muy ruines, procuremos ir mirando
esto siempre y despertándonos para amar; porque si una vez nos hace el Señor
merced que se nos imprima en el corazón este amor, sernos ha todo fácil y
obraremos muy en breve y muy sin trabajo. Dénosle Su Majestad, pues sabe lo
mucho que nos conviene, por el que él nos tuvo y por su glorioso Hijo, a quien
tan a su costa nos le mostró, amén” (Santa Teresa de Jesús)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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