jueves, 25 de julio de 2013

Pequeñas Semillitas 2094

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2094 ~ Jueves 25 de Julio de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)

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Alabado sea Jesucristo…
No soy Dios ni pretendo jugar a ser Dios. Sólo Él puede llevarte con seguridad al otro lado. Pero yo quiero ser el puente que haga más fácil la travesía.
Si crees que no es bueno pasar sólo, usa mis hombros. Si me balanceara, no tengas temor. Dios me ha colocado en tu camino para ayudarte a cruzar el río.
No dudes en utilizarme, y cuando llegues, déjame, si quieres. Si me entiendes bien, déjame donde estoy. Otros han pasado por medio de mí, igual como tú pasaron. Pero quiero que continúes tu marcha. Soy tu puente para muchas travesías de la vida, pero aún tengo otro nombre.
Soy un puente llamado amistad…

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?». Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?». Dícenle: «Sí, podemos». Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre».
Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».
(Mt 20,20-28)

Comentario
Hoy, el episodio que nos narra este fragmento del Evangelio nos pone frente a una situación que ocurre con mucha frecuencia en las distintas comunidades cristianas. En efecto, Juan y Santiago han sido muy generosos al abandonar su casa y sus redes para seguir a Jesús. Han escuchado que el Señor anuncia un Reino y que ofrece la vida eterna, pero no logran entender todavía la nueva dimensión que presenta el Señor y, por ello, su madre va a pedir algo bueno, pero que se queda en las simples aspiraciones humanas: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino» (Mt 20,21).
De igual manera, nosotros escuchamos y seguimos al Señor, como lo hicieron los primeros discípulos de Jesús, pero no siempre logramos entender a cabalidad su mensaje y nos dejamos llevar por intereses personales o ambiciones dentro de la Iglesia. Se nos olvida que al aceptar al Señor, tenemos que entregarnos con confianza y de manera plena a Él, que no podemos pensar en obtener la gloria sin haber aceptado la cruz.
La respuesta que les da Jesús pone precisamente el acento en este aspecto: para participar de su Reino, lo que importa es aceptar beber de su misma «copa» (cf. Mt 20,22), es decir, estar dispuestos a entregar nuestra vida por amor a Dios y dedicarnos al servicio de nuestros hermanos, con la misma actitud de misericordia que tuvo Jesús. El Papa Francisco, en su primera homilía, recalcaba que para seguir a Jesús hay que caminar con la cruz, pues «cuando caminamos sin la cruz, cuando confesamos un Cristo sin cruz, no somos discípulos del Señor».
Seguir a Jesús exige, por consiguiente, gran humildad de nuestra parte. A partir del bautismo hemos sido llamados a ser testigos suyos para transformar el mundo. Pero esta transformación sólo la lograremos si somos capaces de ser servidores de los demás, con un espíritu de gran generosidad y entrega, pero siempre llenos de gozo por estar siguiendo y haciendo presente al Señor.
Mons. Octavio RUIZ Arenas Secretario del Pontificio del Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización (Città del Vaticano, Vaticano)

Santoral Católico:
San Santiago el Mayor
Apóstol del Señor
Santiago es uno de los doce Apóstoles de Jesús; hijo de Zebedeo. El y su hermano Juan fueron llamados por Jesús mientras estaban arreglando sus redes de pescar en el lago Genesaret. Recibieron de Cristo el nombre "Boanerges", significando hijos del trueno, por su impetuosidad.

En los evangelios se relata que Santiago tuvo que ver con el milagro de la hija de Jairo. Fue uno de los tres Apóstoles testigos de la Transfiguración y luego Jesús le invitó, también con Pedro y Juan, a compartir más de cerca Su oración en el Monte de los Olivos.

Los Hechos de los Apóstoles relatan que éstos se dispersaron por todo el mundo para llevar la Buena Nueva. Según una antigua tradición, Santiago el Mayor se fue a España. Primero a Galicia, donde estableció una comunidad cristiana, y luego a la ciudad romana de César Augusto, hoy conocida como Zaragoza. La Leyenda Aurea de Jacobus de Voragine nos cuenta que las enseñanzas del Apóstol no fueron aceptadas y solo siete personas se convirtieron al Cristianismo. Estos eran conocidos como los "Siete Convertidos de Zaragoza". Las cosas cambiaron cuando la Virgen Santísima se apareció al Apóstol en esa ciudad, aparición conocida como la Virgen del Pilar. Desde entonces la intercesión de la Virgen hizo que se abrieran extraordinariamente los corazones a la evangelización de España.

En los Hechos de los Apóstoles descubrimos fue el primer apóstol martirizado. Murió asesinado por el rey Herodes Agripa I, el 25 de marzo de 41 (día en que la liturgia actual celebra La Anunciación). Según una leyenda, su acusador se arrepintió antes que mataran a Santiago por lo que también fue decapitado. Santiago es conocido como "el Mayor", distinguiéndolo del otro Apóstol, Santiago el Menor.

La tradición también relata que los discípulos de Santiago recogieron su cuerpo y lo trasladaron a Galicia (extremo norte-oeste de España). Sus restos mortales están en la basílica edificada en su honor en Santiago de Compostela. En España, Santiago es el más conocido y querido de todos los santos. En América hay numerosas ciudades dedicadas al Apóstol en Chile, República Dominicana, Ecuador, Cuba y otros países.
Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Sé luz en el mundo

El Señor te ha regalado la luz de la fe para que la irradies a tu alrededor, con el ejemplo y con la palabra. Jesús te anima a hacer brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ti (Mateo 5, 13-15). Cada uno tiene posibilidades distintas, pero no menos importantes aunque parezcan limitadas. Dios ha dispuesto que las almas vayan iluminando otras almas, como si fueran antorchas.

Si puedes ser una estrella en el cielo, sé una estrella en el cielo. Si no puedes ser una estrella en el cielo, sé una hoguera en la montaña. Si no puedes ser una hoguera en la montaña, sé una lámpara en tu casa.

Esto me hace recordar un aviso para cierta celebración, cuya ambigüedad  hizo sonreír a todos los presentes: “El párroco encenderá su vela en la del altar. El diácono encenderá la suya en la del párroco, y luego encenderá uno por uno a todos los fieles de la primera fila”. Ojalá que todos fuéramos antorchas vivientes de Cristo Jesús “luz del mundo”, para iluminar a tantos que todavía “yacen en tinieblas y en sombras de muerte”. Que Dios, que “es luz y en quien no hay tiniebla alguna”, te bendiga e impulse a tu misión.
Padre Natalio

Palabras del Papa Francisco

“Hoy, en vista de la Jornada Mundial de la Juventud que me ha traído a Brasil, también yo vengo a llamar a la puerta de la casa de María —que amó a Jesús y lo educó— para que nos ayude a todos nosotros, Pastores del Pueblo de Dios, padres y educadores, a transmitir a nuestros jóvenes los valores que los hagan artífices de una nación y de un mundo más justo, solidario y fraterno. Para ello, quisiera señalar tres sencillas actitudes: mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría
Papa Francisco
  
Información JMJ Río 2013

Agenda de hoy

Las horas que van a ver a continuación corresponden a la hora local en Río de Janeiro, Brasil (similar en Argentina)
Para el resto de países consultar en:

Jueves 25
07.30: Santa Misa privada en la Residencia de Sumaré.
09.45: Entrega de la Llave de la Ciudad al Papa y bendición de la bandera olímpica en el Palacio de la Ciudad.
11.00: Visita a la Comunidad de Varginha (Manguinhos). Discurso del Santo Padre.
18.00: Fiesta de acogida de los jóvenes en el paseo marítimo de Copacabana. Saludo y discurso del Santo Padre

Oración del Papa Francisco
a la Madre Aparecida
Madre Aparecida, como Tú un día,
así me siento hoy delante de Ti y de Dios,
que nos propone una misión para la vida
los cuales contornos y límites no conocemos,
las cuales exigencias apenas entrevemos.
Pero en Tu fe, gracias a la cual
“nada es imposible para Dios”
Tú, oh Madre, nos has flaqueado
y yo no puedo flaquear.

Aquí está la Servidora del Señor,
que se haga en mí según tu Palabra

Así, o Tú o como Tú,
yo abrazo mi misión.
En tus manos pongo mi vida
y vamos, Tú-Madre y yo-hijo,
a caminar juntos, a creer juntos,
a luchar juntos, a vencer juntos,
como siempre juntos caminaron Tú y Tu Hijo.

¡Mujer, aquí está tu hijo!
¡Hijo, aquí está tu Madre!

Madre Aparecida,
un día llevaste tu Hijo
al Templo para consagrarlo al Padre
para que fuera totalmente disponible a la misión.
Llévame hoy al mismo Padre,
conságrame a Él
con todo aquello que soy
y con todo aquello que tengo.

¡Estoy aquí! ¡Envíame!

Madre Aparecida,
pongo en tus manos
y llevo al Padre nuestros y tus jóvenes,
la Jornada Mundial de la Juventud:
Cuánta fuerza, cuánta vida,
y cuánto dinamismo que germina y florece
y que puede estar al servicio de la vida
y de la humanidad.

¡Acoge y santifica, oh Padre, a Tu Juventud!

En fin, Madre, te pedimos:
Quédate aquí,
acoge siempre a tus hijos e hijas peregrinos
pero ven también con nosotros,
quédate siempre a nuestro lado
y acompaña en la misión
la gran familia de fieles,
sobre todo cuando la cruz pesa de más.
Y sostiene nuestra esperanza y nuestra fe.

¡Sé fiel hasta la muerte y yo
te daré la corona de la vida!
Amén.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por la Jornada Mundial de la Juventud que se realiza en Río de Janeiro, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la señora Guadalupe Z., d México D.F., para que Dios Misericordioso le sane su pierna, equilibre su diabetes y le dé fuerzas para seguir viviendo a pesar de sus problemas. También pedimos por la salud física y psíquica de Rosa R. G., de la misma ciudad. Y por Luis Fernando B. V., para que el Señor le abra las puertas para un nuevo trabajo.

Pedimos oración por Roberto, que vive en México, diagnosticado con un trastorno emocional, para que encuentre a Jesús y pueda superar las dificultades que afronta.

Pedimos oración por la familia de Juan Gilberto M. T., originarios de Jalisco, México, quienes están atravesando graves problemas, y en especial por la salud de su mamá. Que Nuestra Señora de Guadalupe sea portadora de este ruego ante Jesús Misericordioso.

Pedimos oración por la restitución de la salud de Natalie I., de Córdoba, Argentina, operada de un tumor de hipófisis en marzo y todavía con trastornos y complicaciones. De la misma ciudad, pedimos por la solución de los problemas de María Eugenia G., con aceptación de la voluntad de Dios; y por Gonzalo Gabriel, de 20 años de edad, que juega al basquetball y tiene posibilidades de ser convocado por clubes de prestigio, para que sepa manejar la situación con calma y serena reflexión. 

Pedimos oración por la víctimas de la tragedia ferroviaria ocurrida ayer en Santiago de Compostela, España.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a feluzul@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.

“Intimidad Divina”

Llamados a la esperanza

“Cada uno debe caminar sin vacilación por el camino de la fe viva, que engendra la esperanza y obra la caridad” (LG 41). Tal es el dinamismo de la vida cristiana, toda ella basada en las virtudes teologales. De la fe viva nace la esperanza. La fe no sólo da al hombre la certeza de la existencia de Dios, sino le asegura que Dios es bondad, belleza, sabiduría, providencia y amor infinito y felicidad eterna. Entonces, se enciende en el corazón el deseo de poseer a este Dios tan grande y tan bueno. ¿Será posible? Sí, porque Dios mismo ha establecido ser el fin del hombre, su bien supremo. Aun como simple criatura, el hombre tiene su fin en Dios, si bien sólo en el plano natural: es decir respetando las leyes impresas en la creación, el hombre podría llegar a cierto goce natural de Dios, pero no podría nunca aspirar a poseer a Dios en sí mismo ni a entrar en la corriente de la vida íntima de Dios y participar en su vida trinitaria.

“Hemos sido salvados en esperanza –afirma San Pablo–, y una esperanza que se ve, no es esperanza; pues ¿cómo es posible esperar una cosa que se ve? (Rm 8, 24). La salvación, la felicidad eterna, la posesión eterna de Dios son objeto de esperanza, precisamente porque no están aún en nuestra mano. Como lo que se ve no es objeto de la fe, así tampoco puede ser objeto de la esperanza lo que se posee. El movimiento de la esperanza –aun de la puramente humana– se hace tanto más intenso cuanto menos se pose y cuanto menos se satisface uno en lo que tiene. “La esperanza siempre es d lo que no se posee –dice San Juan de la Cruz–, porque si se poseyese, ya no sería esperanza (S II, 6, 3). El hombre, atraído por bienes terrenos y las comodidades y placeres que ellos ofrecen, queda cerrado a la esperanza ultra terrena… La pobreza de espíritu y la humildad son el terreno fértil en que se desarrolla la semilla preciosa de la esperanza teologal.

La Sagrada Escritura está llena del grito de la esperanza que sube del corazón de los “pobres de Yahvé”. “Yo, desdichado y pobre; oh Dios, ven presto a mí. Tú, mi socorro y mi libertador” (Sl 70, 6). “¿Quién hay para mí en el cielo? Estando contigo no hallo gusto ya en la tierra. Mi carne y mi corazón se consumen. ¡Roca de la tierra, mi porción, Dios por siempre! (Sl 73, 25-26). Esperar en las virtudes o capacidades propias, esperar en los hombres, en las riquezas o en los recursos terrenos es cosa engañosa y sin consistencia; solamente Dios, que ha encendido en el hombre el anhelo de una felicidad infinita, “responde a las aspiraciones más profundas de corazón humano, el cual nunca se sacia plenamente con solos los elementos terrenos” (GS 41).

Dios mío, desde la eternidad y en la eternidad, tu bienaventuranza consiste en el conocimiento de ti mismo, ese conocimiento que es exclusivo tuyo… ¿Qué soy yo, Dios mío, para que quieras hacer consistir mi felicidad en lo mismo que consiste la tuya?, ¿para que me concedas  no sólo contemplarte, sino participar de tu gozo? Prepárame a él, Señor, enséñame a sentir sed de él. Dios mío, ¿podré verte un día? ¿Qué visión comparar a la visión de ti? ¿Veré yo el manantial de gracia que me ilumina, me fortalece y me consuela? Si vengo a ti, si he sido creado por ti, si vivo en ti, pueda yo, Señor, tornar a ti y permanecer contigo para siempre. (J. H. Newman, Madurez cristiana)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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