domingo, 21 de julio de 2013

Pequeñas Semillitas 2090

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2090 ~ Domingo 21 de Julio de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Para seguir al instante el desarrollo de cada día de la JMJ Río 2013
incluyendo transmisiones de televisión en vivo, hacer clic en la imagen:
Alabado sea Jesucristo…
El episodio es algo sorprendente. Los discípulos que acompañan a Jesús han desaparecido de la escena. Lázaro, el hermano de Marta y María, está ausente. En la casa de la pequeña aldea de Betania, Jesús se encuentra a solas con dos mujeres que adoptan ante su llegada dos actitudes diferentes…. En ningún momento critica Jesús a Marta su actitud de servicio, tarea fundamental en todo seguimiento a Jesús, pero le invita a no dejarse absorber por su trabajo hasta el punto de perder la paz. Y recuerda que la escucha de su Palabra ha de ser lo prioritario para todos, también para las mujeres, y no una especie de privilegio de los varones.
Es urgente hoy entender y organizar la comunidad cristiana como un lugar donde se cuida, antes de nada, la acogida del Evangelio en medio de la sociedad secular y plural de nuestros días. Nada hay más importante. Nada más necesario. Hemos de aprender a reunirnos mujeres y varones, creyentes y menos creyentes, en pequeños grupos para escuchar y compartir juntos las palabras de Jesús.
Esta escucha del Evangelio en pequeñas “células” puede ser hoy la “matriz” desde la que se vaya regenerando el tejido de nuestras parroquias en crisis. Si el pueblo sencillo conoce de primera mano el Evangelio de Jesús, lo disfruta y lo reclama a la jerarquía, nos arrastrará a todos hacia Jesús.
P. José Antonio Pagola

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».
(Lc 10,38-42)

Comentario
Hoy vemos a un Jesús tan divino como humano: está cansado del viaje y se deja acoger por esta familia que tanto ama, en Betania. Aprovechará la ocasión para hacernos saber qué es “lo más importante”.
En la actitud de estas dos hermanas se acostumbra a ver reflejadas dos maneras de vivir la vocación cristiana: la vida activa y la vida contemplativa. María, «sentada a los pies del Señor»; Marta, atareada por muchas cosas y ocupaciones, siempre sirviendo y contenta, pero cansada (cf. Lc 10,39-40.42). —«Calma», le dice Jesús, «es importante lo que haces, pero es necesario que descanses, y más importante aun, que descanses estando conmigo, mirándome y escuchándome». Dos modelos de vida cristiana que hemos de coordinar y de integrar: vivir tanto la vida de Marta como la de María. Hemos de estar atentos a la Palabra del Señor, y vigilantes, ya que el ruido y el tráfico del día a día —frecuentemente— esconde la presencia de Dios. Porque la vida y la fuerza de un cristiano solamente se mantienen firmes y crecen si él permanece unido a la verdadera vid, de donde le viene la vida, el amor, las ganas de continuar adelante... y de no mirar atrás.
A la mayoría, Dios nos ha llamado a ser como “Marta”. Pero no hemos de olvidar que el Señor quiere que seamos cada vez más como “María”: Jesucristo también nos ha llamado a “escoger la mejor parte” y a no dejar que nadie nos la quite.
Él nos recuerda que lo más importante no es lo que podamos hacer, sino la Palabra de Dios que ilumina nuestras vidas, y, así por el Espíritu Santo nuestras obras quedan impregnadas de su amor
Descansar en el Señor solamente es posible si gozamos de su presencia real ante la Eucaristía. ¡Oración ante el sagrario!: es el tesoro más grande que tenemos los cristianos. Recordemos el título de la última encíclica de Juan Pablo II: La Iglesia vive de la Eucaristía. El Señor tiene muchas cosas que decirnos, más de las que nos pensamos. Busquemos, pues, momentos de silencio y de paz para encontrar a Jesús y, en Él, reencontrarnos a nosotros mismos. Jesucristo nos invita hoy a hacer una opción: escoger «la parte buena» (Lc 10,42).
Rev. D. Bernat GIMENO i Capín (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Lorenzo de Brindisi
Doctor de la Iglesia 
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Las liebres y los leones

Hay una realidad indiscutible, normal y prevista por Dios con un designio de amor: los talentos y capacidades han sido distribuidos en forma desigual. ¿No te parece que es con el fin de hacernos crecer en el amor y el servicio mutuo, complementándonos, ayudándonos, intercambiando los dones, para integrarnos a la familia humana? Una fábula iluminará la idea.

Las liebres arengaban en la asamblea y explicaban que todos deberían ser iguales. Los leones entonces replicaron: —Sus palabras, señoras liebres, son buenas, pero carecen de garras y colmillos como los que tenemos nosotros. Esopo.

Es fundamental convencerme que si quiero ser yo mismo, el único punto de referencia para superarme soy yo. No necesito envidiar a nadie. Lo correcto es conocer mis talentos y habilidades, alegrarme de lo que tengo y cultivarlo. Aceptaré, por otra parte, mis límites y carencias. Piénsalo y vive en armonía y paz tu propia realidad.
Padre Natalio

Palabras del Beato Juan Pablo II

"Queridos jóvenes,
sólo Jesús conoce vuestro corazón,
vuestros deseos más profundos.
Sólo Él, que os ha amado hasta la muerte,
es capaz de colmar vuestras aspiraciones.
Sus palabras son palabras de vida eterna,
palabras que dan sentido a la vida.
Nadie fuera de Cristo podrá daros la verdadera felicidad"       
Beato Juan Pablo II
XVIII Jornada Mundial de la Juventud

Tema del día:
Atender lo esencial
Hoy se nos expone en el evangelio una escena hermosa en la que Jesús va a descansar donde una familia amiga. Jesús se nos muestra muy humano: Después de un trabajo arduo, goza de la amistad y agradece las atenciones y la hospitalidad de esta familia. También de la hospitalidad se habla en la 1ª lectura, cuando Abraham acoge a aquellos tres personajes que son ángeles o representación del mismo Señor. Así le trata Abraham y recibe la gran noticia de que se hará realidad su descendencia.

En el evangelio tenemos a dos hermanas que acogen a Jesús. Parece ser que siguiendo las costumbres judías, una se encarga de las tareas domésticas y la otra del recibimiento y atención a los huéspedes. El hecho es que Marta quería hacer algo extraordinario en la cocina y no veía bien que su hermana María estuviera tranquila escuchando a los pies del maestro. Y se lo echa en cara y le dice a Jesús que diga a su hermana que vaya a ayudarla. En ese momento Jesús quiere darle una lección, que es también para todos nosotros. No pudo ser ningún regaño. Jesús, que había dicho que hay que agradecer hasta un vaso de agua que se nos dé, mucho tendría que agradecer todos los esfuerzos que hacía Marta para que Jesús comiera bien.

La primera lección que da Jesús a Marta no es sobre el hecho de atenderle, sino la demasiada agitación en esas atenciones materiales. Quiere decir Jesús que Él ha llegado allí porque desea verles y hablarles sobre el Reino de Dios. También admite que debe comer; pero le basta con cualquier cosa. Por eso María ha escogido lo mejor.

Esto nos lleva a reflexionar sobre nuestra vida religiosa y de apostolado. Hay un error que es el activismo: creer que es más agradable a Dios si hacemos muchas cosas. Muchas veces pasa que por hacer más cosas externas en la religión, descuidamos lo principal que es el “cargar las pilas” del espíritu. Lo importante es saber llevar el punto medio: normalmente no descuidar el trabajo externo, pero dando más predominancia a la oración y a lo que pueda crecer la vida del alma, especialmente escuchar la palabra de Dios y meterle bien dentro de nosotros. Como hacía la Virgen María, que guardaba en su corazón las palabras y los hechos de su hijo Jesús.

Pasa a veces con padres respecto a sus hijos. Algunos sólo se preocupan de que no les falte nada material, que tengan buena salud y estudios. Pero un hijo necesita mucho más de sus padres. Es necesario estar con ellos, escucharlos y comunicarse.

Jesús hoy nos dice que más importante que el trabajo, sobre todo el excesivo, es estar a la escucha de su palabra. En nuestra Iglesia hay quienes se dedican de una manera muy preponderante a la oración, que es escuchar y hablar con Dios, como son tantos religiosos y religiosas contemplativas. Su oficio predominante no es el de educar o el cuidar enfermos, como otros religiosos, sino el ser como un jardín de flores hermosas donde Jesús venga a descansar. Otros tendrán oficios más externos; pero siempre deben tener su tiempo para recibir más energía espiritual para su apostolado.

Hay muchas mujeres que dedican mucho tiempo para el arreglo de las iglesias. Está muy bien, con tal que no sea para su propia vanidad y recuerden a quién se dirige todo el honor, que está para recibirnos en coloquio en el sagrario. Jesús hizo con María lo que nunca haría un fariseo: permitir que una mujer estuviese a sus pies como una discípula. Y seguro que después le diría que fuese a ayudar a su hermana.  
P. Silverio Velasco (España)  

Nuevo video y artículo

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"Juan Pablo II inolvidable"
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Nunca olvidemos agradecer
Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Guatemala agradecen a Dios Todopoderoso y a las personas que rezaron por la salud de María Gabriela M. G., fue operada el día 16 de julio de la rodilla, y gracias al Señor, todo fue un éxito.

Desde Córdoba, Argentina, una querida amiga quiere expresar su agradecimiento a Dios y a las personas que rezaron por Martín, un hombre joven que hace aproximadamente un mes tuvo un paro cardíaco y estuvo muerto varios minutos hasta llegar a un centro hospitalario donde le hicieron maniobras médicas de resucitación y ha estado internado gravísimo, casi sin esperanzas según los médicos, y gracias a la misericordia de Dios, ahora está lúcido, con buena recuperación y haciendo planes de futuro. Damos gracias a Dios por este verdadero milagro y seguimos rezando por su definitiva y total recuperación sin secuelas.

 “Intimidad Divina”

Domingo 16 del Tiempo Ordinario

La presencia de Dios entre los hombres y la hospitalidad a él ofrecido por éstos, son el tema sugestivo de la primera lectura y el Evangelio del día. En la primera lectura (Gn 18, 1-10) tenemos la singular aparición de Yahvé a Abrahán por medio de tres misteriosos personajes, portadores visibles de la invisible majestad de Dios. La premura excepcional con que Abrahán los acoge y el generoso banquete que les prepara revelan en el patriarca la intuición de un suceso extraordinario, divino. “Señor mío –dice postrándose hasta la tierra–, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo” (ib. 3). Más que una invitación, estas palabras son una súplica reveladora de su ansia de hospedar al Señor, acogerlo en su tienda y tenerlo junto a sí. Abrahán se muestra también aquí como “el amito de Dios” (Is 41, 8) que trata con él con sumo respeto y al mismo tiempo, con confianza humilde y vivo deseo de servirle. Terminada la comida, la promesa de un hijo a pesar de la avanzada edad de Abrahán y de Sara, descubre claramente la naturaleza sobrenatural de los tres personajes, uno de los cuales habla como hablaría Dios mismo.

También el Evangelio del día (Lc 10, 38-42) muestra a Dios sentado a la mesa del hombre, pero con una circunstancia absolutamente nueva, la de su Hijo hecho carne, venido a habitar en medio de los hombres. La escena tiene lugar en Betania, en casa de Marta, donde Jesús es acogido con una premura muy similar a la de Abrahán con sus visitantes. Como él, Marta se apresura a preparar un convite desacostumbrado; pero su solicitud no es compartida por su hermana, la cual, imitando más bien el ansia de Abrahán de conversar con Dios, aprovecha la visita del Maestro para sentarse a sus pies y escucharlo. En realidad, aunque las intenciones de Marta sean óptimas y su afanarse sea expresión de amor, hay un modo mejor de acoger al Señor, como él mismo lo declara, y es el elegido por María. En efecto, cuando Dios visita al hombre, lo hace sobre todo para traerle sus dones, su palabra; y nadie afirmará que sea más importante afanarse que escuchar la palabra del Señor.

Siempre valdrá más lo que Dios hace y dice a los hombres que lo que éstos puedan hacer por él. “Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria” (ib 41-42)... Lo que salva al hombre no es la multiplicidad de las obras, sino la palabra de Dios escuchada con amor y vivida con fidelidad. “María ha escogido la parte mejor” (ib 42). Esta elección no es patrimonio exclusivo de los contemplativos, sino que todo cristiano debe –en cierta medida– hacerla suya, no presumiendo darse a la acción sin haber profundizado antes la palabra de Dios en la oración. Sólo así será capaz de vivir el Evangelio, aunque el hacerlo le resulte arduo y le exija sacrificios. San Pablo podría decir con alegría: “completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia” (Cl 1, 24; 2ª lectura), porque había meditado a fondo el evangelio de la cruz o, habiendo penetrado el misterio de Cristo, había encontrado fuerza para revivirlo en sí mismo.

¡Oh Señor! Dame el anhelo de escucharte. Existe a veces la necesidad tan imperiosa de callar, que una quisiera permanecer como María Magdalena, ese maravilloso ejemplo de vida contemplativa, a tus pies, ¡oh Divino Maestro!, ávida de conocerlo todo, de penetrar cada vez más en el misterio del Amor que has venido a revelarnos. Haz que durante los momentos de actividad, mientras desempeño el oficio de Marta, mi alma pueda permanecer siempre adorante, inmersa, como María Magdalena, en tu contemplación, bebiendo ininterrumpidamente de esta fuente como un sediento. Así es como entiendo yo, Señor, el apostolado: podré irradiarte, darte a las almas, cuando esté en contacto continuo con esta divina fuente. Haz que me compenetre tan profundamente contigo, Maestro divino, que permanezca en íntima unión con tu alma y me identifique con todos tus sentimientos, para luego vivir como ti, cumpliendo la voluntad del Padre. (Isabel de la Trinidad, Cartas)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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