PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2082 ~ Sábado
13 de Julio de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Jesús nos invita a seguirle con el mismo “equipaje” que
Él utilizó: su palabra, su vida llena bondad, de compasión, de inmensa valentía
y profunda libertad.
Quienes se consideren seguidoras y seguidores de Jesús
han de mostrar, con su forma de vivir, lo que significa compartir. Jesús nos
invita a ser liberadores de todas las enfermedades de nuestro mundo. A ser personas
sanadoras, bálsamo, medicina y consuelo, constructores de paz. Desear y
trabajar por la paz y la justicia, curar, compartir vida y mesa más allá de
prejuicios y escrúpulos legales son modos concretos de hacer visible la
cercanía del Reino que trae salvación,
rompe fronteras y libera de todo lo que oprime, esclaviza y deshumaniza.
Anunciar la llegada del Reino es confiar que Dios llevará a cabo su obra
contando con nuestra disponibilidad para lograrlo.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus Apóstoles: «No está el
discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo. Ya le
basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su amo. Si al dueño de
la casa le han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a sus domésticos!
»No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no
haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en
la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo
desde los terrados. Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar
el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo
en la gehenna. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de
ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a
vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis,
pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. Por todo aquel que se declare
por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está
en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también
ante mi Padre que está en los cielos».
(Mt 10,24-33)
Comentario
Hoy, el Evangelio nos invita a reflexionar sobre la
relación maestro-discípulo: «No está el discípulo por encima del maestro, ni el
siervo por encima de su amo» (Mt 10,24). En el campo humano no es imposible que
el alumno llegue a sobrepasar a quien le enseñó el abc de una disciplina. Hay
en la historia ejemplos como Giotto, que se adelanta a su maestro Cimabue, o
como Manzoni al abad Pieri. Pero la clave de la suma sabiduría está sólo en
manos del Hombre-Dios, y todos los demás pueden participar de ella, llegando a
entenderla según diversos niveles: desde el gran teólogo santo Tomás de Aquino
hasta el niño que se preparara para la Primera Comunión. Podremos añadir
adornos de varios estilos, pero no serán nunca nada esencial que enriquezca el
valor intrínseco de la doctrina. Por el contrario, es posible que rayemos en la
herejía.
Debemos tener precaución al intentar hacer mezclas que
pueden distorsionar y no enriquecer para nada la substancia de la Buena
Noticia. «Debemos abstenernos de los manjares, pero mucho más debemos ayunar de
los errores», dice san Agustín. En cierta ocasión me pasaron un libro sobre los
Ángeles Custodios en el que aparecen elementos de doctrinas esotéricas, como la
metempsicosis, y una incompresible necesidad de redención que afectaría a estos
espíritus buenos y confirmados en el bien.
El Evangelio de hoy nos abre los ojos respecto al hecho
ineludible de que el discípulo sea a veces incomprendido, encuentre obstáculos
o hasta sea perseguido por haberse declarado seguidor de Cristo. La vida de
Jesús fue un servicio ininterrumpido en defensa de la verdad. Si a Él se le
apodó como “Beelzebul”, no es extraño que en disputas, en confrontaciones
culturales o en los careos que vemos en televisión, nos tachen de retrógrados.
La fidelidad a Cristo Maestro es el máximo reconocimiento del que podemos
gloriarnos: «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también
me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos» (Mt 10,32).
P. Raimondo M. SORGIA Mannai OP (San Domenico di
Fiesole, Florencia, Italia)
Santoral Católico:
María Rosa Mística
Advocación Mariana
Santa Teresa de Los Andes
Religiosa Carmelita
En la ciudad de Los Andes, en Chile, santa Teresa de Jesús (Juana) Fernández Solar, virgen, que, siendo novicia en la Orden de Carmelitas Descalzas, consagró, como ella misma decía, su vida a Dios por el mundo pecador, muriendo de tifus a los veinte años de edad (1920).
Información amplia: hacer clic acá.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Educando al prójimo
Cuando de alguien
se dice, “es una buena persona”, así simplemente, se la está calificando con la
nota más excelente: la bondad. Ser bueno es ser de nobles sentimientos,
honrado, servicial, respetuoso con todos, amable, generoso. La bondad sintetiza
aspectos muy valiosos de la personalidad, que generan en los demás, aprecio y
admiración, atracción y simpatía.
Un señor, muy molesto por el ruido, llamó a
la puerta del inquilino del piso inferior y preguntó con mal disimulada rabia:
—¿No ve que son las cuatro de la madrugada? ¡No es posible cerrar un ojo con
ese ruido! ¿Se puede saber qué es todo ese estruendo? — Sí, señor. ¡Es la
grabación de la fiesta que usted hizo ayer hasta la madrugada en su casa!
La anécdota de
hoy señala un defecto corriente: la falta de respeto por los demás. Respetar,
poniéndose en el lugar de los otros, está en la base de la convivencia humana.
Jesús nos advirtió: “No hagas a otro lo que no te gusta que te hagan a ti”.
Norma fundamental y obvia, pero tantas veces transgredida por egoísmo o
inconsciencia. Recuérdala siempre.
Padre Natalio
Palabras del Papa Francisco
“En su misión terrenal Jesús recorrió los caminos de
Tierra Santa; llamó a doce personas sencillas para que permanecieran con Él,
compartiesen su camino y continuasen su misión (...); habló a todos, sin distinción,
a los grandes y los pequeños... a los poderosos y los débiles; trajo la
Misericordia y el perdón de Dios; curó, consoló, comprendió; dio esperanza.
Trajo a todos la presencia de Dios que se interesa por cada hombre y mujer,
como hacen un buen padre y una buena madre por cada uno de sus hijos”
Papa Francisco
Tema del día:
Hacia dónde va Francisco
No pasa una semana sin que el Papa sorprenda con algún
gesto o concepto que reafirme su cometido de una Iglesia austera, cercana a los
que más sufren, transparente y participativa. El sacerdote jesuita Ignacio
Pérez del Viso* analiza el rumbo del nuevo pontificado.
El papa Francisco disfruta de su “luna de miel” que, para
algunos, estaría llegando a su fin. Pero quizás todavía no. Acaba de publicar
su primera encíclica, “a cuatro manos” con Benedicto XVI, que despertará
reacciones. En pocos días más será aclamado por millones de jóvenes en Brasil y
en octubre se reunirá con el grupo ocho cardenales, para escuchar propuestas
llegadas de los cinco continentes, con vistas a una reforma del gobierno de la
Iglesia, en particular de la curia romana, para lograr más eficacia y
transparencia.
Cuando fue elegido papa, a los 76 años, los cardenales
comprendieron que no sería para un pontificado de 20 años, como sí lo
imaginaron al elegir a Juan Pablo II, de 58 años. Francisco no puede patear la
pelota hacia delante, cajoneando expedientes. Lo que no resuelva en ocho años,
el tiempo de dos presidencias democráticas, no lo resolverá en veinte.
Hay objetivos que se alcanzan en un cierto plazo, como la
transparencia en las finanzas del Vaticano o la descentralización de la curia.
Otros objetivos, en cambio, son permanentes, como la mejor formación de los
sacerdotes y catequistas.
Ahora bien, la meta englobante que se propuso Francisco, “una Iglesia pobre, para los pobres”, es
permanente. Dentro de 100 años, otro Papa dirá lo mismo. No obstante, pareciera
que va hacia una meta inalcanzable. Sin embargo, Francisco ha logrado que ese
deseo evangélico se refleje en los objetivos escalonados.
El padre Francisco
Todo gobernante tiene que conducir el aparato del Estado,
que es inmenso, con empresas, hospitales y escuelas. No podemos pedirle que se
ocupe de uno que duerme en la calle. Pero el Papa no es un gobernante dedicado
al aparato de la Iglesia. Es un papá y una mamá, que lava los pies de sus
hijos, como en aquella cárcel, el Jueves Santo. No se siente atrapado por la
institución sino por la mirada de cada chico, de cada anciano, de cada enfermo.
Los gobiernos deben proteger las fronteras y controlar a
los inmigrantes. Ahora bien, con su viaje a la isla de Lampedusa, a donde
llegan miles de migrantes desde África, en embarcaciones que a veces naufragan,
Francisco nos recuerda que pertenecemos todos a la gran familia de Dios. Esos
miserables son los huérfanos de la humanidad. Pero Francisco desea adoptarlos
como hijos, así como la Madre Teresa de Calcuta adoptó a los parias de la
India. La palabra Papa viene de papá.
El hermano
Francisco
Al sentirse padre de todos, no nos considera menores de
edad que debamos ser protegidos. Se comporta también como un hermano, en todo
caso un hermano mayor. No nos mira desde arriba. Su deseo de una mayor
colegialidad o gobierno conjunto con todos los obispos, no responde a una
habilidad del buen político sino a un sentimiento de fraternidad.
Y es tan hermano de un obispo cristiano como de un rabino
o un dirigente del Islam. No achica la familia humana al ámbito de los
católicos. “Católico” significa “universal”.
Como discípulo de san Ignacio de Loyola, Francisco siente
que su misión no es construir murallas sino tender puentes.
El Estado Vaticano tiene como razón de ser la libertad de
la Iglesia. Pero no puede ser un muro que proteja a delincuentes de sotana. Por
eso el Papa se siente ayudado por la justicia italiana cuando ésta investiga a
sospechosos de la curia.
Tiempo atrás, el Vaticano defendía celosamente su
autonomía. Hoy Francisco se siente más autónomo y más libre de mostrar que no
tiene nada que ocultar.
El amigo Francisco
Cada uno de nosotros posee sólo dos o tres amigos, a los
cuales pueda contarles todo lo que le ocurre y siente. Luego vienen los
compañeros, socios, vecinos, conocidos, etc. Pero en un sentido amplio, podemos
hablar de una actitud amistosa hacia todos. Y ésa es la de Francisco. Creo que
esto repercutirá en el modo de tratar a los teólogos, en particular a los de la
Teología de la Liberación, no como un inspector que señala errores sino como
quien desea ayudarlos para que no sean mal interpretados.
Un sector importante de católicos se siente mirado con
cierta animosidad. Es el de los divorciados y vueltos a casar. Reconocen que no
emprendieron el camino correcto, pero no ven por dónde seguir, máxime cuando
tienen hijos. Y no les mostramos ninguna salida.
No creo que Francisco mire para otro lado, como diciendo
“hay cosas que yo no puedo cambiar”. Pienso que alguna solución encontrará,
pero no él solo sino escuchando el parecer de obispos y teólogos.
¿A dónde va
Francisco?
—Voy a donde deseamos llegar todos, a una sociedad donde
haya paz y mayor justicia social. Que nos sintamos todos importantes en esta
nave espacial que es el planeta Tierra. No fui elegido para empujar un rebaño
sino para acompañarlo y llevar en brazos a la pequeña oveja que no puede
seguirnos. Es lo que hacen espontáneamente las mamás y los papás.
—Voy hacia una Iglesia que anuncie mejor el Evangelio.
Vamos hacia la casa del Padre. “Nos hiciste para Ti, exclama san Agustín, e
inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en Ti”.
—Vamos hacia un Dios con rostro de Hermano, siguiendo
nosotros a Jesús, el hermano universal. Y vamos hacia Dios, nuestro Amigo.
“¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?”, cantaba el poeta Lope de Vega. Los
cristianos creemos en la Trinidad, pero la explicamos mal. En el fondo es lo
más sencillo de la fe: un Dios que es Padre, Hermano y Amigo nuestro. Un solo
Dios que nos da un triple abrazo.
* Profesor en la Facultad de Teología de San Miguel
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por la salud de la señora Betinia, de 90 años de edad, que vive
en Costa Rica. Que el Señor la proteja y la Santísima Virgen la acompañe para
que sus últimos años en esta vida sean un tránsito sereno y tranquilo.
Pedimos oración por la señora Clara M., de Guatemala, que inicia el segundo ciclo de
quimioterapia, para que Jesús la siga acompañando, la fortalezca, y si es Su
voluntad, la sane.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a feluzul@gmail.com y deben
poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin
asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben
pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo
antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
"Pequeñas
Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por
correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo
tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío
(moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com con el título: “Suscripción a Pequeñas
Semillitas”.
“Intimidad Divina”
Dios es amor
“Dios es amor” (1 Jn 4, 16), amor eterno, infinito y
sustancial. Como todo lo que hay en Dios es hermoso, bueno, perfecto y santo,
así todo lo que hay en Dios es amor: su belleza, santidad, sabiduría, verdad,
omnipotencia y hasta justicia son amor. El amor en dios es el acto eterno de su
voluntad, acto perfectísimo y santo porque está siempre dirigido al Bien
supremo; este es el amor con que Dios se ama a sí mismo, siendo él el único
bien sumo y eterno al que ningún otro bien puede ser preferido. El amor santo e
infinito que Dios se tiene a sí mismo no tiene nada que ver con el egoísmo del
hombre, el cual se ama con afecto desordenado hasta preferirse a Dios. El
hombre es egoísta porque tiende a amarse a sí mismo excluyendo todo otro
afecto; pero Dios está tan exento de toda sombra de egoísmo, que, aun amándose
infinitamente y estando totalmente enamorado de su bondad infinita, quiere
derramar también su amor y su bondad fuera de sí. De este modo ama dios a las
criaturas; su amor está en la raíz del ser de ellas, porque amándolas las llama
a la existencia y crea en ellas el bien. Dios ama con amor totalmente gratuito,
libre y sumamente puro; con amor que es al mismo tiempo benevolencia que quiere
el bien de la criatura, y beneficencia que hace ese bien. Amando al hombre Dios
le da la vida, le infunde la gracia, lo invita a la santidad, lo atrae a sí y
le hace partícipe de su felicidad eterna: todo lo que somos y tenemos es don de
su amor infinito.
“Con amor eterno te he amado; por eso he reservado gracia
para ti” (Jr 31, 3). No existía el hombre aún, y Dios que ya lo veía, lo amaba
y lo quería; su amor se le adelantó desde la eternidad. Ninguna criatura podría
existir si Dios no la hubiese precedido con su amor. “Tú amas a todos los seres
–dice la Sagrada Escritura– y nada de lo que hiciste aborreces, pues si algo
odiases, no lo hubieses creado. Y ¿cómo podría subsistir cosa que no hubieses
querido? ¿Cómo se conservaría si no la hubieses llamado?” (Sb 11, 24-25). La
historia de la vida del hombre es la historia del amor de Dios para con él. Una
vez iniciada, no tiene fin, porque el amor de Dios tampoco lo tiene; sólo el
pecado, como rechazo que es del amor divino, tiene la triste posibilidad de
interrumpirla. Pero de por sí Dios ama con amor infinito, eterno, inmutable y
fidelísimo; él mismo ha querido declararlo con las expresiones más tiernas:
“¿Acaso olvida una madre a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus
entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido” (Is 49, 15).
Dios ama al hombre cuando lo consuela, pero lo ama también
cuando lo aflige con el dolor; sus gracias y consolaciones son amor, pero no lo
son menos sus pruebas y castigos, “porque el Señor reprende a aquel que ama,
como un padre al hijo querido” (Pr 3, 12). En toda circunstancia, por triste y
dolorosa que sea, está el hombre rodeado constantemente por el amor divino, que
es siempre amor del bien y por eso quiere infaliblemente su bien aun cuando lo conduzca por el camino
áspero y duro del sufrimiento. Y hasta no es raro que Dios hiera más duramente
a los que ama más, “porque… los adeptos de Dios en el horno de la humillación”
son purificados (Ecli 2, 5). Santa Teresa de Jesús escribe: “Veis aquí hijas, a
quien más amaba [a Jesús] lo que dio [el sufrimiento]… Así que éstos son sus
dones en este mundo. Da conforme al amor que nos tiene: a los que ama más, da d
estos dones más; a los que menos, menos” (Cm 32, 7). Aunque el dolor lo
desgarre, el verdadero cristiano no vacila en su fe, sino repite: “hemos
conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él” (1 Jn 4, 16).
Te adoro, Señor, en
el infinito y limpio amor con que te amas, amor recíproco del Padre y del Hijo,
del que procede la precesión del Espíritu Santo… Esa es, Señor, tu inefable y
única beatitud: el amor. Amor mío infinito, te adoro. Cuando tú nos creaste, no
hiciste sino amar más aún, si fuese posible. No has amado sólo tu esencia
consustancial en la Trinidad de las Personas, sino también las criaturas. Te
hiciste amor para nosotros, como eras ya amor en ti mismo. Eres amor para el
hombre más que para cualquier otra criatura. El amor te ha traído del cielo y
te ha sometido a las leyes de la naturaleza creada. Únicamente el amor ha
podido conquistarte, oh Altísimo, e impulsarte a hacerte pequeño. Por tu amor
infinito a los pecadores has ido a la muerte y es el amor lo que te retiene
ahora en la tierra, aun después de tu ascensión, en el pequeño tabernáculo,
bajo apariencias humildes… Dios mío… no puedo asir lo infinito, pero de una
cosa me doy cuenta; de que me amas con una profundidad infinitamente superior a
cuanto puedo imaginar… ¿Cómo es posible que no te ame con toda mi alma? (J. H.
Newman, Madurez Cristiana)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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