jueves, 18 de julio de 2013

Pequeñas Semillitas 2087

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2087 ~ Jueves 18 de Julio de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)

Alabado sea Jesucristo…
Dice Jesús: Sed puros. Comenzad a serlo por el cuerpo para pasar al espíritu. Comenzad por los cinco sentidos para pasar a las siete pasiones. Comenzad por el ojo, sentido que es rey y que abre el camino a la más mordiente y compleja de las hambres. El ojo ve la carne y apetece la carne. El ojo ve la riqueza de los ricos y apetece el oro. El ojo ve la potencia de los gobernantes y apetece el poder. Tened ojo sereno, honesto, morigerado, puro, y tendréis deseos serenos, honestos, morigerados y puros. Cuanto más puro sea vuestro ojo, más puro será vuestro corazón. Estad atentos a vuestro ojo, ávido descubridor de los pomos tentadores. Sed castos en las miradas, si queréis ser castos en el cuerpo. Si tenéis castidad de carne, tendréis castidad de riqueza y de poder; tendréis todas las castidades y seréis amigos de Dios. No temáis ser objeto de burlas por ser castos, temed sólo ser enemigos de Dios.

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».
(Mt 11,28-30)

Comentario
Hoy, ante un mundo que ha decidido darle la espalda a Dios, ante un mundo hostil a lo cristiano y a los cristianos, escuchar de Jesús (que es quien nos habla en la liturgia o en la lectura personal de la Palabra), provoca consuelo, alegría y esperanzas en medio de las luchas cotidianas: «Venid a mí todos los que estáis fatigados (…), yo os daré descanso» (Mt 11,28-29).
Consuelo, porque estas palabras contienen la promesa del alivio que proviene del amor de Dios. Alegría, porque hacen que el corazón manifieste en la vida, la seguridad en la fe de esa promesa. Esperanzas, porque caminando, en un mundo así de resuelto contra Dios y nosotros, los que creemos en Cristo sabemos que no todo acaba con un fin, sino que muchos “fines” fueron “principios” de cosas mucho mejores, como lo mostró su propia resurrección.
Nuestro fin, para principio de novedades en el amor de Dios, es estarse siempre con Cristo. Nuestra meta es ir indefectiblemente al amor de Cristo, “yugo” de una ley que no se basa en la limitada capacidad de los voluntarismos humanos, sino en la eterna voluntad salvadora de Dios.
En ese sentido nos dirá Benedicto XVI en una de sus Catequesis: «Dios tiene una voluntad con y para nosotros, y ésta debe convertirse en lo que queremos y somos. La esencia del cielo estriba en que se cumpla sin reservas la voluntad de Dios, o para ponerlo en otros términos, donde se cumple la voluntad de Dios hay cielo. Jesús mismo es “cielo” en el sentido más profundo y verdadero de la palabra, es Él en quien y a través de quien se cumple totalmente la voluntad de Dios. Nuestra voluntad nos aleja de la voluntad de Dios y nos vuelve mera “tierra”. Pero Él nos acepta, nos atrae hacia Sí y, en comunión con Él, aprendemos la voluntad de Dios». Que así sea, entonces.
P. Julio César RAMOS González SDB (Mendoza, Argentina)

Santoral Católico:
Santa Marina de Orense
Virgen y Mártir de Aguas Santas
Su vida esta mezclada entre la realidad y la leyenda. Nació en Balcagia, la actual Bayona de Pontevedra en Galicia (España), por el año 119, siendo hija de Lucio Castelio Severo, gobernador romano de Gallaecia y Lusitania y de su esposa Calsia, quien da a luz en un solo parto a nueve niñas mientras su marido esta fuera recorriendo sus dominios. Asustada Calsia por el múltiple alumbramiento y temiendo ser repudiada por infidelidad conyugal decide deshacerse de las criaturas y se las encomienda a su fiel servidora Sila, ordenándole que bajo el mayor secreteo las ahogara en el río Miñor.

Sila, cristiana a carta cabal, lejos de cometer tan horrible crimen, las dejaría en casa de familias amigas y las criaturas fueron bautizadas por el obispo San Ovidio y criadas en la fe cristiana.

Llegado el momento tuvieron que comparecer ante su propio padre acusadas de ser cristianas, el cual al saber que eran sus hijas las invita a que renuncien a Cristo a cambio de poder vivir rodeadas de los lujos y comodidades propias de su nacimiento. Las encarcela tratando de atemorizarlas pero logran huir de las garras de la cárcel y se dispersaron. Todas ellas, no obstante acabarían siendo mártires cristianas.

La devoción popular sitúa a Liberata y a Marina (hermanas) mártires en la cruz a la edad de 20 años el 18 de enero del 139. La fiesta de Santa Liberata se celebra el 20 de julio por ser la fecha en que se trasladaron sus reliquias desde la ciudad de Sigüenza a la Bayona gallega en el año 1515. La fiesta de Santa Marina se celebra el 18 de julio. En el lugar donde fue decapitada manaron tres manantiales de agua.
Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Con la mirada en el cielo

Don Bosco vivió con una mirada fija en el Cielo y otra en las realidades de este mundo para orientarlo a la felicidad que no tiene fin. Pero trabajó sin cansancio en cambiar las situaciones de desprotección y abandono de niños y jóvenes pobres. En sus escritos hay pensamientos que brotaron de su profunda visión de fe. Son joyas de sólida espiritualidad. He aquí algunos:

La vida es demasiado corta. Hay que hacer de prisa lo poco que se pueda, antes que nos sorprenda la muerte. Los ociosos, al final de la vida, experimentarán grandes remordimientos por el tiempo perdido. Las espinas de la vida serán las flores de la eternidad. A la hora de la muerte se ven las cosas desde otro punto de vista. ¿Quieres llevar contigo el dinero a la eternidad? Da limosna a los pobres. Hagamos el bien que podamos y no aguardemos la recompensa del mundo, sino solamente de Dios. Un trocito de paraíso lo arregla todo.

Qué aire celestial traen estas consignas que san Juan Bosco repetía en las homilías y confesiones, y a veces al oído de un muchacho triste en un rincón del patio. Son pensamientos simples pero nos invitan a pensar en otra dimensión, con parámetros de eternidad. ¿Por qué no enriquecerte con estas perspectivas de la vida en abundancia?
Padre Natalio

Palabras del Papa Francisco

“Dios es muy misericordioso con nosotros.
Aprendamos también nosotros a tener misericordia con los demás,
especialmente con los que sufren”
Papa Francisco

Historias:
Un hombre santo

Hace muchos años, vivía un hombre que era capaz de amar y perdonar a todos los que encontraba en su camino. Por esta razón, Dios envió a un ángel para que hablara con él.

-Dios me pidió que viniera a visitarte y que te dijera que Él quiere recompensarte por tu bondad- dijo el ángel.
Cualquier gracia que desees, te será concedida.

¿Te gustaría tener el don de curar?
-De ninguna manera -respondió el hombre- prefiero que el propio Dios elija a aquellos que deben ser curados.

-¿Y qué te parecería atraer a los pecadores hacia el camino de la verdad?
-Esa es una tarea para ángeles como tú. Yo no quiero que nadie me venere ni tener que dar el ejemplo todo el tiempo.

-No puedo volver al cielo sin haberte concedido un milagro. Si no eliges, te verás obligado a aceptar uno.

El hombre reflexionó un momento y terminó por responder:
-Entonces, deseo que el Bien se haga por mi intermedio, pero sin que nadie se dé cuenta- ni yo mismo, porque podría pecar de vanidoso.

Y el ángel hizo que la sombra del hombre tuviera el poder de curar, pero sólo cuando el sol estuviese dándole en el rostro. De esta manera, por dondequiera que pasaba, los enfermos se curaban, la tierra volvía a ser fértil y las personas tristes recuperaban la alegría.

El hombre caminó muchos años por la Tierra sin darse cuenta de los milagros que realizaba porque cuando estaba de frente al sol, tenía a su sombra atrás. De esta manera, pudo vivir y morir sin tener conciencia de su propia santidad.
Paulo Coelho

Meditación breve

El arzobispo vietnamita Nguyen Van Thuan nos relata su experiencia: “Cuando me arrestaron, tuve que marcharme enseguida, con las manos vacías. Al día siguiente me permitieron escribir a los míos para pedir lo más necesario: ropa, dentífrico, etc. Les puse: Por favor, envíenme también un poco de vino como medicina contra el dolor de estómago. Los fieles comprendieron enseguida. Me enviaron una botellita de vino de misa, con la etiqueta: Medicina contra el dolor de estómago, y hostias hábilmente escondidas en el paquete.
Nunca podré expresar mi gran alegría: diariamente con tres gotas de vino y una de agua en la palma de la mano, celebré la misa. ¡Éste era mi altar y ésta mi catedral! Era la verdadera medicina del alma y del cuerpo. A cada paso tenía ocasión de extender los brazos y clavarme en la cruz con Jesús, de beber con él el cáliz más amargo. Cada día al recitar las palabras de la consagración confirmaba con toda el alma un nuevo pacto eterno entre Jesús y yo, mediante su sangre mezclada con la mía. ¡Han sido las misas más hermosas de mi vida!”

Nuevo artículo

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"Juan Pablo II inolvidable"
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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la señora Edith U., de Costa Rica, quien está padeciendo problemas urinarios muy molestos, sin que hasta ahora los tratamientos logren mejorarla. La ponemos en las manos de Jesús, para que con su gracia sanadora le alivie su enfermedad. 

Pedimos oración por Manuel Adonis G., que vive en Honduras, padre de tres niños, sostén de su hogar y que está afectado de un tumor cerebral, en espera de una segunda operación. Que por la intercesión de Juan Pablo II se consiga pronto realizar esa operación y pueda superar con bien su enfermedad.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a feluzul@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.

“Intimidad Divina”

A Dios todo le es posible

Hablando de la obra creadora de Dios, concluye Isaías: “Alzad a lo alto los ojos y ved: ¿quién ha hecho esto? El que… llama a cada estrella por su nombre. Gracias a su esfuerzo y al vigor de su energía, no falta ni una” (40, 26). Dios es el omnipotente que puede hacer todo cuanto quiere, como quiere y cuando quiere: “Todo cuando agrada al señor lo hace en el cielo y en la tierra, en los mares y en todos los abismos” (Sl 135, 6). Nada puede impedir su acción, nada puede oponerse a su poder, nada le es difícil: “ninguna cosa es imposible para Dios” (Lc 1, 37). Las obras del hombre, aun las más sencillas, requieren tiempo, trabajo, material y colaboración; las obras de Dios, aun las más grandiosas, se cumplen en un instante por un acto sencillo de su voluntad. Dios es tan omnipotente que con una palabra lo ha sacado todo de la nada… Dios es tan omnipotente que transforma a los hombres, hijos del pecado, en hijos suyos adoptivos, partícipes de la vida divina… Dios es tan omnipotente que saca bien hasta del mal… ¡Cuánta necesidad tenemos de su ayuda nosotros tan débiles, que queremos, si, el bien, pero tantas veces nos sentimos incapaces de practicarlo.

“A aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos decir o pensar” (Ef 3, 20), debe recurrir el hombre con confianza y humildad para hallar el socorro necesario a su debilidad e impotencia. San Pablo amonesta que no podemos “atribuirnos cosa alguna como propia, sino que nuestra capacidad viene de Dios” (2 Cr 3, 5). Si el hombre puede y sabe hacer algo, no es por virtud suya propia, sino porque Dios le ha dado parte en su poder divino: abanado a sí mismo no sería capaz ni de formular un pensamiento o articular una palabra. Esta su impotencia radical debe mantenerlo en humildad pero no debe acobardarlo, porque Dios, bondad infinita, así como lo ha llamado a la vida, le da también la capacidad y las fuerzas necesarias para su vivir y obrar; y se las da tanto más abundantemente cuanto el hombre es más humilde y con más confianza acude a él.

Si es penoso experimentar la propia impotencia, es sumamente alentador poder contar con el poder de Dios, el cual se complace en elegir “lo necio del mundo, para confundir a los sabios… lo débil del mundo para confundir lo fuerte, lo plebeyo y despreciable del mundo… lo que no es” (1 Cr 1 27-29). La razón de tantos fracasos en el bien es no apoyarse bastante en la omnipotencia divina, contando demasiado con las fuerzas y medios humanos. Esto vale sobre todo en lo que concierne a la salvación y santificación propia y ajena, empresa que excede todo poder humano. Y no obstante es preciso trabajar en esta empresa con gran empeño y confianza, implorando continuamente la ayuda divina, porque “para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible” (Mt 19, 26).

Tuya, oh Señor, es la grandeza, la fuerza, la magnificencia, el esplendor y la majestad, pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo, oh Señor, es el reino; tú te levantas por encima de todo. De ti proceden las riquezas y la gloria. Tú lo gobiernas todo; en tu mano están el poder y la fortaleza, y es tu mano la que todo lo engrandece y a todo da consistencia. Pues bien, oh Dios nuestro, te celebramos y alabamos tu nombre magnífico. (1 Crónicas, 29, 11-13).
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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