PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1966 ~
Miércoles 27 de Febrero de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Dijo el Señor: “El
que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera
ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del
hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en
rescate por muchos.”
Jesús, ayúdame a convencerme de que mi grandeza está en
el servicio humilde y desinteresado. Libérame de estar pendiente de puestos y
lugares de gloria, para entregarme con un corazón despojado a servirte en los
hermanos.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, cuando Jesús iba subiendo a Jerusalén,
tomó aparte a los Doce, y les dijo por el camino: «Mirad que subimos a
Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y
escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse
de Él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo
con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?».
Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y
otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís.
¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?». Dícenle: «Sí, podemos». Díceles:
«Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa
mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre».
Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos
hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las
dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha
de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre
vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros,
será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a
ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».
(Mt 20,17-28)
Comentario
Hoy, la Iglesia —inspirada por el Espíritu Santo— nos
propone en este tiempo de Cuaresma un texto en el que Jesús plantea a sus
discípulos —y, por lo tanto, también a nosotros— un cambio de mentalidad. Jesús
hoy voltea las visiones humanas y terrenales de sus discípulos y les abre un
nuevo horizonte de comprensión sobre cuál ha de ser el estilo de vida de sus
seguidores.
Nuestras inclinaciones naturales nos mueven al deseo de
dominar las cosas y a las personas, mandar y dar órdenes, que se haga lo que a
nosotros nos gusta, que la gente nos reconozca un status, una posición. Pues
bien, el camino que Jesús nos propone es el opuesto: «El que quiera llegar a
ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el
primero entre vosotros, será vuestro esclavo» (Mt 20,26-27). “Servidor”,
“esclavo”: ¡no podemos quedarnos en el enunciado de las palabras!; las hemos
escuchado cientos de veces, hemos de ser capaces de entrar en contacto con la
realidad que significan, y confrontar dicha realidad con nuestras actitudes y
comportamientos.
El Concilio Vaticano II ha afirmado que «el hombre
adquiere su plenitud a través del servicio y la entrega a los demás». En este
caso, nos parece que damos la vida, cuando realmente la estamos encontrando. El
hombre que no vive para servir no sirve para vivir. Y en esta actitud, nuestro
modelo es el mismo Cristo —el hombre plenamente hombre— pues «el Hijo del
hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate
por muchos» (Mt 20,28).
Ser servidor, ser esclavo, tal y como nos lo pide Jesús
es imposible para nosotros. Queda fuera del alcance de nuestra pobre voluntad:
hemos de implorar, esperar y desear intensamente que se nos concedan esos
dones. La Cuaresma y sus prácticas cuaresmales —ayuno, limosna y oración— nos
recuerdan que para recibir esos dones nos debemos disponer adecuadamente.
Rev. D. Francesc JORDANA i Soler (Mirasol, Barcelona,
España)
Santoral Católico:
San Gabriel de la Dolorosa
Religioso Pasionista
El 1 de marzo de 1838 nació en el pueblecito de Asís
(Italia) un niño llamado Francisco que, como el famoso fundador de los
franciscanos, llegó a ser santo. Era el undécimo de trece hermanos y quedó
huérfano de madre a los cuatro años.
Francisco (que tomó más tarde como nombre religioso
Gabriel de la Dolorosa) tenía un "temperamento suave, jovial, insinuante,
decidido y generoso, poseía también un corazón sensible y lleno de
afectividad... Era de palabra fácil apropiada, inteligente, amena y llena de una
gracia que sorprendía...".
De estatura más bien alta (medía 1,70 metros), tenía
"buena voz, era ágil y bien formado".
Con su familia se trasladó a Spoleto donde, como el otro
Francisco, era un líder de los jóvenes. Allí fue a la escuela de los hermanos
de las Escuelas Cristianas, y al liceo clásico con los jesuitas. Le agradaba
mucho el canto, y consiguió premios en poesía latina y en las veladas
teatrales. Era un joven dinámico, con una gran pasión por su fe cristiana. En
su habitación había colocado una escultura de la Piedad para su veneración
íntima.
Cuando iba al teatro Meliso con su padre, muchas veces
salía a escondidas para ir a rezar bajo el pórtico de la catedral, que estaba
muy cerca; después regresaba antes de que concluyera la función para salir con
los demás espectadores. Algunas veces usaba cilicio y se sabe que en una
ocasión rechazó las proposiciones deshonestas de un libertino, amenazándole con
una navaja.
El 22 de agosto de 1856 estaba asistiendo a la procesión
de la "Santa Icone", una imagen mariana venerada en Spoleto, cuando
la Virgen María le habló al corazón para invitarle con apremio: "Tú no
estás llamado a seguir en el mundo. ¿Qué haces, pues, en él? Entra en la vida
religiosa" (Fuentes, p. 208). El 10 de septiembre de 1856 entró en el
noviciado pasionista de Morrovalle (Macerata) y tomó el nombre religioso de
Gabriel. Tenía solo 18 años. Su entrega fue con todo su corazón y en la vida
religiosa encontró su felicidad: "La alegría y el gozo que disfruto dentro
de estas paredes son indecibles" (Escritos, p. 185). Sus mayores amores
eran Jesús Crucificado, la Eucaristía y la Virgen María.
En el convento de Isola, cuando los primeros rayos del
sol entraban por la ventana de su celda en la mañana del 27 de febrero de 1862,
Gabriel, sumido en éxtasis de amor y rodeado por los religiosos que lloraban
junto a su lecho, abandonó la tierra y fue al cielo, invitado por la Virgen
María.
Treinta años más tarde, El 17 de octubre de 1892, se
iniciaron los trámites para inscribirlo entre los santos ya que la devoción de
los fieles y los milagros que realizaba eran muchos. Fue canonizado por
Benedicto XV en 1920. Declarado co-patrón de la juventud católica Italiana,
1926. Es el Patrón principal de Abruzo en 1959.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Primer día de trabajo
La concentración
en tus propósitos es fundamental para llegar a las metas que deseas. En la
medida en que dispersas tu atención, se retardan o se pierden los objetivos
anhelados. La concentración es una disciplina de la mente y voluntad para hacer
efectivos los deseos profundos del corazón. Una anécdota que ilustra los daños
de la dispersión mental.
Un pasajero le toca el hombro al taxista para
hacerle una pregunta. El taxista grita, pierde el control del coche, casi choca
con un camión, se sube a la acera y se mete en un escaparate haciendo pedazos
los vidrios. Por un momento no se oye nada en el taxi, hasta que el taxista
dice:
—¡Mire amigo, jamás haga eso otra vez! ¡Casi
me mata del susto! El pasajero, impresionado le pide disculpas y le dice:
—No pensé que se fuera asustar tanto si le
tocaba el hombro. El taxista le dice:
—Lo que pasa es que es mi primer día de
trabajo como taxista.
—¿Y qué hacía antes?
—¡Fui chofer de carroza funeraria durante 25
años!
La concentración
es la capacidad de dirigir toda nuestra atención a un asunto determinado,
abstrayéndonos de cualquier otra cosa. Es necesario silenciar todo el pasado y
el futuro, desligarnos de preocupaciones y problemas. Fuera del momento
presente no permitas que nada más ocupe tu mente. En esto falló el taxista del
cuento humorístico de hoy.
Padre Natalio
La frase de hoy
"Conservad la llama que Dios ha encendido en
vuestros corazones… procurad que no se apague, alimentadla cada día,
compartidla con vuestros coetáneos que viven en la oscuridad y buscan una luz
para su camino… Apoyados en su amor, no os dejéis intimidar por un entorno en el
que se pretende excluir a Dios y en el que el poder, el tener o el placer a
menudo son los principales criterios por los que se rige la existencia. Puede
que os menosprecien, como se suele hacer con quienes evocan metas más altas o
desenmascaran los ídolos ante los que hoy muchos se postran. Será entonces
cuando una vida hondamente enraizada en Cristo se muestre realmente como una
novedad y atraiga con fuerza a quienes de veras buscan a Dios, la verdad y la
justicia".
SS Benedicto XVI
Tema del día:
Quo Vadis Petrus?
Voy a rezar por todos y cada uno de vosotros pues, sé muy
bien, que en el silencio y en la soledad os tendré a todos, sin yo saberlo, con
nombres y apellidos delante de un DIOS que, sin abrir yo mis labios sabrá de
antemano por el amor que le profeso lo que le llevo en mi corazón guardado.
Voy a estar con el que, desde hace muchos años, sé que me
quiere tal y cómo soy. Voy a descubrir, ahora con más fuerza, lo que, de mi
puño y letra, brotó en horas de contemplación, reflexión, estudio y pensamiento:
Él es mi DIOS y a Él adoraré hasta mis últimos días. Él
es mi SEÑOR y he intentado guiar su barca. Él es mi ESPÍRITU y, conoce muy bien
que esta hora estaba marcada certeramente y con exactitud en su reloj divino.
Voy, con mis sandalias de pescador desgastadas tras haber
recorrido con dificultades y debilidad los caminos del mundo gozoso y
sufriente.
Voy sin mi cayado, porque bien sé que necesitaba de manos
más vigorosas y con más salud y vitalidad corporal que os indiquen en tiempos
de combate y de cambios los apriscos y senderos que conducen al Evangelio.
Voy, más no huyo, sino que cumplo una y otra vez lo que
ha sido la clave de mi consagración al Creador: por amor y obediencia fui… y
por amor y obediencia me voy.
Me voy, pero detrás de mí se queda Aquel por el que
intenté serviros como padre, amaros como pastor, enseñaros como maestro e
iluminaros desde el Espíritu.
Me voy… pero queda la gran obra del Señor: Su Iglesia.
Por su bien, por ella, con ella y en ella me voy y estoy.
Texto: Javier Leoz Ventura
Para difundir e imitar
La siguiente noticia se refiere a algo que sucederá en la
ciudad de Córdoba, Argentina. Pero bien vale que esta iniciativa se repita en
todas las ciudades y pueblos del mundo donde laten corazones católicos, por lo
que se ruega su más amplia difusión:
Mañana jueves 28, a las 16hs. (20hs. de Roma), momento
exacto en que se concretará la renuncia del Papa Benedicto XVI, se invita a
unirse al Rezo solemne y meditado del Santo Rosario, en la Basílica de Santo
Domingo de la ciudad de Córdoba, Argentina (Av. Vélez Sárfield esquina Deán
Funes), a los pies de la Patrona de la ciudad, la Virgen del Rosario del
Milagro.
También en ese horario, todas las iglesias y capillas de
la ciudad harán repicar sus campanas!!!
Oremos todos juntos... En primer lugar por la Santa Madre
Iglesia que vive momentos difíciles… En segundo lugar por Benedicto XVI para
que el Señor premie sus heroicos esfuerzos como pontífice y le conceda muchos
años de vida entregado a la oración… Y en tercer lugar invoquemos al Espíritu
Santo para que conceda todos sus dones a los señores cardenales que en breve
deberán elegir el nuevo conductor de la Iglesia.
Las aguas están turbulentas y agitadas… pero en el Año de
la Fe, mantengamos la fe, la esperanza y el amor, sabiendo que quien dirige la
barca de Pedro es Jesús.
Cuaresma día por día:
Día 15º. Miércoles segundo
Se curó el
monstruo.
Lo escribía J. Urteaga: "Ocurrió en un pueblo
español. Intervienen como protagonistas: un muchacho enfermo, su familia, una
ermita dedicada a Santa María y muchas súplicas.
El chico tiene 14 años, era alegre, dinámico,
dicharachero, incapaz de estarse quieto un instante, deportista…; en muy poco
tiempo el muchacho ha sufrido un cambio espectacular. Una parálisis progresiva
le tiene inmovilizado en un sillón de ruedas. Toda aquella alegría contagiosa
se ha transformado en un infierno, especialmente para la familia; en lo humano
es inútil, en lo espiritual un pequeño monstruo egoísta. Todos deben servirle,
cuidarle, atenderle, desvivirse por él. Todo es poco.
Una luz se ha encendido en el alma de su madre. Le
llevaran a la ermita. Rezarán a la Virgen. Le pedirán su curación. Se hará el
milagro.
Llegó el día. Ante la reja hay una madre que habla en voz
alta con la Virgen, sin que le importe ni poco ni mucho que haya gente en su
entorno.
¡María, tienes que cuidar a mi hija! ¡Es mi pequeña!
Cúrala María. Que fallen los diagnósticos. ¡Qué no sea cáncer! Esta niña es
todo lo que tengo en mi vida. ¡Cómo te la vas a llevar! ¡María, que no sea
cáncer! Ella también te lo pide. Me ha dicho que venga a rezarte a la ermita.
¡Anda, María, que no sea cáncer!
Poco después, aquella madre angustiada, santiguándose,
abandonó la reja de la ermita.
Es ahora cuando la otra madre, la de nuestro muchacho, se
acerca para decirle, al tiempo, con miedo y con dulzura:
¡Hijo!, ¿ya has Pedido a la Virgen…??
Y se realiza el portento.
- Sí, mamá. He pedido la curación… He pedido a la Virgen
que no sea cáncer.
Señor, a veces yo también soy un auténtico monstruo por
el egoísmo. Si ser cristiano es parecerse a Ti… me tienes que cambiar. ¡Qué
piense en los demás! ¡Que haga más por los demás que por mí! ¡Que ayude, que
haga favores, que me dé cuenta de lo que necesitan o de lo que podría alegrarles!
¡Cúrame, Madre mía, y dame mi corazón generoso! Gracias.
Continúa hablándole a Dios con tus palabras.
P. José Pedro Manglano Castellary
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor
Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros
hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el
hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos
países del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los
matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Claudia A., que vive en San Salvador,
El Salvador, y que atraviesa una difícil situación personal, sobre todo desde
lo emocional. Que María, nuestra Madre la consuele y la fortalezca para superar
las dificultades y poder salir adelante con la fe puesta en Jesús.
Pedimos oración por Mónica M. O., que vive en Buenos
Aires, Argentina, afectada de una grave enfermedad pancreática. Que el Buen
Jesús esté junto a ella y la toque con sus gracias de amor y sanación.
Pedimos oración por la niñita Delfina D., una pequeña de
7 meses, de la ciudad de Santa Fe, Argentina, que tiene síndrome
urémico-hemolítico, poniéndola en las manos de María y junto al Niño Jesús,
para su protección, cuidado y curación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
“Intimidad Divina”
El orgullo del
cristiano
“Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será
entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le
entregarán a los gentiles, para burlarse de él, azotarle y crucificarle, y al
tercer día resucitará” (Mt 20, 18-19). Jesús anuncia a sus íntimos la pasión
que ha de padecer… y no es entendido. Jesús habla de pasión, de desprecios, de
muerte ignominiosa; los apóstoles están preocupados únicamente de asegurarse
los primeros puestos. Es la eterna tendencia del orgullo –triste herencia del
pecado original– que pretende afirmarse e imponerse en todos los campos, no
excluido el religioso. Para entender, aquellos hombres necesitarán ver a su
Maestro literalmente “ridiculizado, azotado, crucificado”, y después
resucitado, como ha profetizado él mismo. Por el momento Jesús les amonesta:
“¿Podéis beber el cáliz que yo voy a beber?” Se repite la lección del Tabor: es
imposible llegar a la gloria sin pasar por el camino estrecho de la cruz. Al
cual se debe añadir otra: no se comprende, y menos se puede vivir, el misterio
de la cruz sin la humildad.
Jesús ha condenado públicamente la conducta de los
fariseos, que “van buscando los primeros puestos en los banquetes y los
primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la
gente les llame ‘Rabbí’” (Mt. 23, 6-7). Unas palabras muy semejantes había
dicho antes en privado a los Doce: Sabéis que los jefes de las naciones las
gobiernan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. Pero
no ha de ser así entre vosotros. Los discípulos del Señor no han de dejarse
contaminar de la mentalidad de los fariseos, ni han de admitir las aspiraciones
de los grandes del mundo. Su conducta será completamente opuesta, sus
preferencias deben tener una dirección totalmente contraria: no dominar sino servir,
no presidir sino fraternizar; más aún, someterse a los otros, escoger el último
puesto. Santiago y Juan que aspiraban a los primeros asientos en el Reino de
Cristo, saben ahora cómo tienen que comportarse para conquistarlos: hacerse
pequeños, siervos de los hermanos, verdaderamente esclavos.
Esto es algo terriblemente desorientador para los que
piensan según la sabiduría de la carne, algo absolutamente incomprensible,
absurdo; por el contrario para quien juzga según Dios es sabiduría divina,
envuelta en el misterio de Cristo Crucificado. Toda la vida de Cristo, y
especialmente su pasión, tiene un profundo significado de servicio, para gloria
del Padre y para salvación de los hombres. Él, que es el primogénito de toda la
creación, que está llamado a ser el primero en todo lo que hay en la tierra y
en los cielos (Cl 1, 15-18), se hizo siervo de todos los hombres, su esclavo,
vendido y entregado a la muerte en rescate de sus pecados. Beber su cáliz
significa estar dispuesto a seguirle por este camino de humildad y de cruz,
quiere decir entregarse al servicio de Dios y de los hermanos, firmemente
convencidos y decididos a gastar ahí todas sus fuerzas, hasta el sacrificio
total de sí mismo. Desde ese momento, todas las veleidades de primacías y
honores humanos desaparecen y ya el cristiano ambiciona sólo una gloria: ser
semejante a su Dios crucificado. “¡Dios me libre de gloriarme si no es en la
cruz de nuestro Señor Jesucristo” (Gl 6, 14).
Dios mío, haz que
me considere siempre siervo de todos, siervo de las almas y siervo de los
cuerpos, para hacer el mayor bien posible a las unas y a los otros, siervo cada
vez que pueda, siervo colocándome en el último lugar… Siervo, no en hacerme
servir, sino en servir, sea a mí mismo o a los demás, lo cual se puede hacer
siempre, sea cual fuere la función que se ejerza, como lo demostraste tú mismo,
que aun siendo Dios, maestro y Señor, supiste estar en medio de los Apóstoles
como quien sirve… Haz que yo entregue mi vida, como tú entregaste la tuya, y
que la entregue junto a ti, para la redención de muchos… por medio de la
oración, de la penitencia, del ejemplo, de la comunión de los Santos…; si te
place, por medio del martirio, a costa de todos los sacrificios que gustes de
imponerme, en todos los momentos de mi vida, vida que te la ofrezco toda para
tu mayor gloria… y en la obediencia a tu voluntad para la santificación de los
hombres… ¡Oh Dios mío, soy tu siervo y tu esclavo: mi alimento es hacer tu
voluntad… Haz de mí lo que te plazca, para tu gloria, para consuelo de tu
corazón… para la redención de muchos…! (C. de Foucauld)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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