jueves, 7 de febrero de 2013

Pequeñas Semillitas 1946


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 1946 ~ Jueves 7 de Febrero de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Alabado sea Jesucristo…
En la lectura del Evangelio de hoy, tomado de San Marcos 6, 7-13, encontramos a Jesús enviando a los apóstoles a su misión evangelizadora por el mundo.
Y esa misión nos toca de cerca a todos nosotros también por nuestra condición de bautizados que nos da el derecho y el deber de contribuir al crecimiento de la Iglesia y su expansión por el mundo llevando la Palabra de Dios a todos los hombres de buena voluntad que quieran recibirla.
El Concilio Vaticano II dejó en claro que cada cual será apóstol según los dones recibidos de Dios y su vocación personal, pero deben serlo todos, porque en el bautismo todos recibieron una verdadera investidura apostólica y con ella la caridad que es alma de todo apostolado. Las formas y responsabilidades particulares serán diferentes para los Obispos, sacerdotes, personas consagradas a Dios, padres o simples cristianos; pero todos son apóstoles, porque todos indistintamente han sido asumidos e insertos por Cristo como miembros vivos de su Cuerpo místico.
Todos los apóstoles, dice San Pablo, son “ministros”, servidores de Dios, “y cada uno según lo que el señor le dio”. No hacen otra cosa que prestar a Dios su esfuerzo, mas el verdadero actor es sólo Dios. El apostolado no es obra humana sino obra divina a la que el apóstol presta su colaboración como humilde instrumento. El apóstol está con Jesús en las cosas del Padre (Lc 2, 49) y trabaja con él en la difusión del Reino.
Sepamos pues ser apóstoles de Jesús en todos los ámbitos en los que nos toca actuar cada día…


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas». Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos». Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
(Mc 6,7-13)

Comentario
Hoy, el Evangelio relata la primera de las misiones apostólicas. Cristo envía a los Doce a predicar, a curar todo tipo de enfermos y a preparar los caminos de la salvación definitiva. Ésta es la misión de la Iglesia, y también la de cada cristiano. El Concilio Vaticano II afirmó que «la vocación cristiana implica como tal la vocación al apostolado. Ningún miembro tiene una función pasiva. Por tanto, quien no se esforzara por el crecimiento del cuerpo sería, por ello mismo, inútil para toda la Iglesia como también para sí mismo»
El mundo actual necesita —como decía Gustave Thibon— un “suplemento de alma” para poderlo regenerar. Sólo Cristo con su doctrina es medicina para las enfermedades de todo el mundo. Éste tiene sus crisis. No se trata solamente de una parcial crisis moral, o de valores humanos: es una crisis de todo el conjunto. Y el término más preciso para definirla es el de una “crisis de alma”.
Los cristianos con la gracia y la doctrina de Jesús, nos encontramos en medio de las estructuras temporales para vivificarlas y ordenarlas hacia el Creador: «Que el mundo, por la predicación de la Iglesia, escuchando pueda creer, creyendo pueda esperar, y esperando pueda amar» (san Agustín). El cristiano no puede huir de este mundo. Tal como escribía Bernanos: «Nos has lanzado en medio de la masa, en medio de la multitud como levadura; reconquistaremos, palmo a palmo, el universo que el pecado nos ha arrebatado; Señor, te lo devolveremos tal como lo recibimos aquella primera mañana de los días, en todo su orden y en toda su santidad».
Uno de los secretos está en amar al mundo con toda el alma y vivir con amor la misión encomendada por Cristo a los Apóstoles y a todos nosotros. Con palabras de san Josemaría, «el apostolado es amor de Dios, que se desborda, con entrega de uno mismo a los otros (...). Y el afán de apostolado es la manifestación exacta, adecuada, necesaria, de la vida interior». Éste ha de ser nuestro testimonio cotidiano en medio de los hombres y a lo largo de todas las épocas.
Rev. D. Josep VALL i Mundó (Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Tobías el Viejo
Patriarca


Sitúate en el año 700 antes de Cristo. Y a continuación lee el libro de Tobías en la Biblia. Es corto y agradable.

Este hombre gozaba cumpliendo con su deber religioso, a pesar de que sus padres y familiares adorasen al becerro de oro o a ídolos falsos.

La invasión de Israel por parte del rey de Nínive, hizo que muchos judíos fueran desterrados. Tobías, que tenía muy buenas cualidades, llegó a ocupar un buen puesto en la administración del gobierno.

Y como los vaivenes de la política son como son, al entrar un nuevo rey en Nínive, llamado Senaquerib, atacó a los israelitas, y a Tobías le destituyó del cargo que ocupaba con el rey anterior.

Tan malo era este monarca que no permitió que enterraran a los israelitas. Quería ver el festín que hacían los cuervos con sus cuerpos.

Tobías, exponiéndose a la muerte, los enterraba de noche. Y para colmo, al quedarse dormido en casa, unas golondrinas soltaron su excremento en sus ojos y se quedó ciego. Fue entonces su mujer la que sacó la casa adelante trabajando de hilandera.

Tobías siguió ciego durante cuatro años. La economía de casa no iba bien. Se acordó de que un amigo le debía dinero. Le mandó a su hijo Tobías que fuera a pedírselo con estas palabras: "Vaya a la plaza y busque un buen hombre que lo quiera acompañar durante el largo y peligroso viaje, y dígale que le pagaremos el sueldo debido durante todo el tiempo que dure el viaje".

Fue san Rafael el compañero, disfrazado de hombre, el que le acompañó. Al llegar a la casa que buscaban, Tobías se enamoró de la joven Sara. Recibió el dinero que le correspondía, la boda se celebró tal y como era costumbre en aquel tiempo, y desde entonces toda la familia gozó de mucha paz, y el ángel Rafael desapareció de su vista.

Fuente: Catholic.net


¡Buenos días!

Apuesta entre músicos famosos

La anécdota que leerás hoy plantea el tema de la creatividad. Es ésta una notable capacidad del hombre que embellece su vida con sorpresas que ayudan a superar la monotonía y rutina diaria. Dan alegría y contento esos toques de novedad en las lecciones del maestro, en los platos de la mesa familiar, en la organización del domingo, etc. Basta un poco de iniciativa.

En cierta ocasión se encontraron los dos genios Haydn y Mozart. El joven y chistoso Mozart se dirigió al maestro y le dijo: —Le apuesto seis botellas de vino que voy a componer una pieza de música que usted no podrá tocar a primera vista. Haydn aceptó la apuesta. Mozart escribió rápido unas notas en el papel. Haydn se sentó al piano y empezó a tocar; pero de pronto se detuvo y dijo: —Mis dos manos se hallan ahora en los dos extremos del piano, ¿cómo puedo entonces tocar esta tecla que está justamente en el medio? Es imposible. Sonriendo Mozart se sentó al piano y con sus dos manos tocó las notas de los extremos, mientras que con su nariz tocó la del medio, ganando así la apuesta.

Una persona es creativa cuando se le ocurren ideas nuevas. Ahora bien, las ideas nuevas son la rueda del progreso. Sin ellas reinaría el estancamiento en todos los órdenes. Por eso la habilidad para generar buenas ideas es esencial para alcanzar el éxito, sea cual sea la profesión o tarea de tu vida. Te sugiero que leas “Cómo generar ideas”, de Jack Foster, Editorial Norma (1999). 

Padre Natalio


La frase de hoy

“"La razón trata de decidir lo que es justo.
La cólera trata de que sea justo todo lo que ella ha decidido”

Séneca


Tema del día:
Vivir el Tiempo Ordinario


El “Tiempo Ordinario” de la Liturgia, ordinario no significa de poca importancia. Ordinario no significa de poca importancia, anodino, insulso, incoloro. Sencillamente, con este nombre se le quiere distinguir de los “tiempos fuertes”, que son el ciclo de Pascua y el de Navidad con su preparación y su prolongación. Es el tiempo más antiguo de la organización del año cristiano. Y además, ocupa la mayor parte del año: 33 ó 34 semanas, de las 52 que hay.

El Tiempo Ordinario tiene su gracia particular que hay que pedir a Dios y buscarla con toda la ilusión de nuestra vida: así como en este Tiempo Ordinario vemos a un Cristo ya maduro, responsable ante la misión que le encomendó su Padre, le vemos crecer en edad, sabiduría y gracia delante de Dios su Padre y de los hombres, le vemos ir y venir, desvivirse por cumplir la Voluntad de su Padre, brindarse a los hombres... así también nosotros en el Tiempo Ordinario debemos buscar crecer y madurar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor, y sobre todo, cumplir con gozo la Voluntad Santísima de Dios. Esta es la gracia que debemos buscar e implorar de Dios durante estas 33 semanas del Tiempo Ordinario.

Crecer. Crecer. Crecer. El que no crece, se estanca, se enferma y muere. Debemos crecer en nuestras tareas ordinarias: matrimonio, en la vida espiritual, en la vida profesional, en el trabajo, en el estudio, en las relaciones humanas. Debemos crecer también en medio de nuestros sufrimientos, éxitos, fracasos. ¡Cuántas virtudes podemos ejercitar en todo esto! El Tiempo Ordinario se convierte así en un gimnasio auténtico para encontrar a Dios en los acontecimientos diarios, ejercitarnos en virtudes, crecer en santidad...y todo se convierte en tiempo de salvación, en tiempo de gracia de Dios. ¡Todo es gracia para quien está atento y tiene fe y amor!

El espíritu del Tiempo Ordinario queda bien descrito en el prefacio VI dominical de la misa: “En ti vivimos, nos movemos y existimos; y todavía peregrinos en este mundo, no sólo experimentamos las pruebas cotidianas de tu amor, sino que poseemos ya en prenda la vida futura, pues esperamos gozar de la Pascua eterna, porque tenemos las primicias del Espíritu por el que resucitaste a Jesús de entre los muertos”.

Este Tiempo Ordinario se divide como en dos “tandas”. Una primera, desde después de la Epifanía y el bautismo del Señor hasta el comienzo de la Cuaresma. Y la segunda, desde después de Pentecostés hasta el Adviento.

Les invito a aprovechar este Tiempo Ordinario con gran fervor, con esperanza, creciendo en las virtudes teologales. Es tiempo de gracia y salvación. Encontraremos a Dios en cada rincón de nuestro día. Basta tener ojos de fe para descubrirlo, no vivir miopes y encerrados en nuestro egoísmo y problemas. Dios va a pasar por nuestro camino. Y durante este tiempo miremos a ese Cristo apóstol, que desde temprano ora a su Padre, y después durante el día se desvive llevando la salvación a todos, terminando el día rendido a los pies de su Padre, que le consuela y le llena de su infinito amor, de ese amor que al día siguiente nos comunicará a raudales. Si no nos entusiasmamos con el Cristo apóstol, lleno de fuerza, de amor y vigor... ¿Con quién nos entusiasmaremos?

Cristo, déjanos acompañarte durante este Tiempo Ordinario, para que aprendamos de ti a cómo comportarnos con tu Padre, con los demás, con los acontecimientos prósperos o adversos de la vida. Vamos contigo, ¿a quién temeremos? Queremos ser santos para santificar y elevar a nuestro mundo.

Autor: P. Antonio Rivero L.C.
Fuente: Catholic.net


Meditación breve


Quizá, el problema más grande del hombre, es que está demasiado distraído… La verdad se le escapa, a quien no presta atención, a quien no sabe escuchar y ver.
La vida se vuelve un pesar, para quien no sabe regresar a las cosas simples del vivir, la vida se vuelve una confusión, cuando no tenemos tiempo para sentarnos a contemplar, y del pesar nace el sin-sentido y de la confusión la ira.
No es entonces extraño, que las personas que más tienen, más infelices son, porque hay más cosas que las distraen, que las pre-sobre-ocupan, que las hacen perder la capacidad humana de disfrutar las pequeñeces de la vida.
Creo que la existencia del hombre está creada para que en todo momento podamos contemplar la verdad, contemplar la belleza que nos rodea, humanizarla, y humanizarnos nosotros mismos que no es sino regresar a comprender quiénes somos, y qué buscamos, comprender, que allí donde está nuestro tesoro, allí estará también nuestro corazón.
Carlos Ray


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Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por las intenciones y necesidades de Radio María Argentina: por el otorgamiento definitivo de todas las frecuencias; por la consolidación de la red en términos jurídicos, económicos y pastorales; por el lanzamiento de la dimensión juvenil de la Obra, para que el mensaje de vida y esperanza llegue a muchos jóvenes. Ponemos estas intenciones en las manos de la Madre.

Pedimos oración por Manuela E. Z., de Medellín - Colombia, que inició su primer semestre de odontología. Que nuestro señor Jesucristo y su Sagrada Familia le acompañen e iluminen.

Pedimos oración por Claudio B., de Buenos Aires Argentina, que está con un gran decaimiento general y no se puede levantar de la cama y no le encuentran lo que tienen; y también por su familia para que Dios le de fuerzas para acompañarlo y que todo tenga un final feliz.

Pedimos oración por Claudia P. M. de Buenos Aires, Argentina, para que junto con su esposo Julio puedan solucionar algunos problemas económicos y así tomar unas merecidas vacaciones de verano.

Pedimos oración por René A., de San Salvador, El Salvador, que está siendo afectado de cáncer de piel en la cara y debido a esta circunstancia ha sido hospitalizado para operarlo, pero no se le ha podido realizar la cirugía ya que le ha provocado ansiedad y se le ha subido la presión. Que María nuestra Madre lo acoja en sus manos para que todo salga bien y que la salud le sea completamente restaurada.

Pedimos oración por Gloria G., de Resistencia, Chaco, Argentina, quien se encuentra luchando contra cáncer de hígado y nuevos nódulos que le salieron en la base del cerebro. Está en tratamiento, pero muy débil y muy triste casi sin fuerzas ya para luchar. Rogamos a Jesús Misericordioso que la asista y le ayude en estos momentos tan difíciles.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


“Intimidad Divina”

La Iglesia

Al despedirse de sus discípulos, antes de subir al cielo, Jesús dijo: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20). Se ha quedado, en efecto, con los hombres en la Eucaristía para ser su compañero y viático de su peregrinar; se ha quedado invisible, pero realmente presente en su Iglesia para ser su guía, su pastor y su maestro. Después  de haber preparado el primer núcleo de la Iglesia con su predicación y con la elección y formación de los Apóstoles, Jesús le ha dado su vida muriendo por ella en la cruz. La Iglesia, enseña el Concilio Vaticano II, es la esposa “que Cristo amó y se entregó por ella para santificarla y unió consigo con pacto indisoluble” (LG 6), constituyéndola colaboradora y continuadora de su obra de salvación de los hombres. Cristo no vive ya aquí abajo en su cuerpo físico ascendido a la gloria del cielo, sino en su Cuerpo místico, la Iglesia, esposa suya y madre de los creyentes. Cristo vive en la Iglesia como Cabeza, porque es él quien la gobierna invisiblemente por medio de su Espíritu.

“No puede tener a Dios por Padre el que no tiene a la Iglesia por madre” dice San Cipriano. Jesús ha venido a salvar y santificar al mundo, pero de ordinario lo hace mediante la Iglesia. Ha dado por los hombres la vida, ha derramado su sangre, ha puesto a su disposición sus preciosísimos méritos, les ha dejado los sacramentos y el patrimonio de su doctrina; pero ha querido que fuese la Iglesia la única depositaria y dispensadora de estos bienes. Cristo, dice el Concilio, la ha constituido como “sacramento universal de salvación” (LG 48), o sea, como “signo e instrumento” de la santificación de los hombres y de su “unión íntima con Dios”. En efecto, la Iglesia, predicando la palabra de Dios, difunde la fe, y administrando los sacramentos comunica y alimenta la vida de la gracia, por lo cual los hombres son injertados en Cristo como miembros vivos de su Cuerpo místico. De este modo viene a ser a su vez “Iglesia”, es decir, célula viva de esta gran familia, la cual, al paso que une a los hombres con Dios, los une también entre sí como hijos del mismo padre y de la misma madre, como hermanos unidos por el vínculo de un recíproco amor.

Justamente porque es miembro vivo de la Iglesia, no puede el cristiano contentarse con gozar de los beneficios que de ella se le derivan, sino que debe sentirse obligado a compartir su vida, sus ansias y sus sufrimientos, y a contribuir a su incremento, lo mismo que un hijo toma parte activa en la vida de su familia y participa de su suerte. Sentir y vivir con la Iglesia es sentir y vivir con Cristo, el cual en ella continuamente vive y obra, salva y santifica, uniendo a todos los hombres a sí y entre ellos para que lleguen a la vida eterna. Ir a la Iglesia es ir a Jesús; amar y servir a la Iglesia es amar y servir a Cristo, su cabeza. Y así como él amó a la Iglesia hasta darle la vida “con su sangre” (He 20, 28), así el cristiano debe amarla con la obediencia y la devoción filial, y con la dedicación plena a su causa.

¡Oh divino Redentor, que has amado a la Iglesia y te has entregado por ella, a fin de santificarla… y presentártela a ti mismo resplandeciente de gloria, haz brillar sobre ella tu Rostro santo! Que tu Iglesia, una en tu caridad, santa por la participación de tu misma santidad, sea todavía hoy en el mundo bandera de salvación para los hombres, centro de unidad de todos los corazones, inspiradora de santos propósitos para una renovación general y avasallante. Que sus hijos, superada toda división y bajeza, le hagan honor siempre y en todas partes, para que todos los hombres que no le pertenecen aún, mirando a ella, te encuentren a ti, camino, verdad y vida, y en ti sean conducidos de nuevo al Padre, en la unidad del Espíritu Santo. (Pablo VI, Enseñanzas).

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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