PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1958 ~ Martes
19 de Febrero de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
“Cuando recéis, no
uséis muchas palabras, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de
que lo pidáis”… “Si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará
vuestras culpas”
Señor, dame la gracia de ser simple en mi diálogo
contigo, de suplicarte como un niño, dejando todo en tus manos con plena
confianza. Pero concédeme que además de pedirte sea capaz de santificar tu
Nombre sobre todo en la Misericordia y el Perdón
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar,
no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van
a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que
necesitáis antes de pedírselo.
»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en
los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así
en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos
nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no
nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a
los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre
celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará
vuestras ofensas».
(Mt 6,7-15)
Comentario
Hoy, Jesús —que es el Hijo de Dios— me enseña a
comportarme como un hijo de Dios. Un primer aspecto es el de la confianza
cuando hablo con Él. Pero el Señor nos advierte: «No charléis mucho» (Mt 6,7).
Y es que los hijos, cuando hablan con sus padres, no lo hacen con razonamientos
complicados, ni diciendo muchas palabras, sino que con sencillez piden todo
aquello que necesitan. Siempre tengo la confianza de ser escuchado porque Dios
—que es Padre— me ama y me escucha. De hecho, orar no es informar a Dios, sino
pedirle todo lo que necesito, ya que «vuestro Padre sabe lo que necesitáis
antes de pedírselo» (Mt 6,8). No seré buen cristiano si no hago oración, como
no puede ser buen hijo quien no habla habitualmente con sus padres.
El Padrenuestro es la oración que Jesús mismo nos ha
enseñado, y es un resumen de la vida cristiana. Cada vez que rezo al Padre
nuestro me dejo llevar de su mano y le pido aquello que necesito cada día para
llegar a ser mejor hijo de Dios. Necesito no solamente el pan material, sino
—sobre todo— el Pan del Cielo. «Pidamos que nunca nos falte el Pan de la
Eucaristía». También aprender a perdonar y ser perdonados: «Para poder recibir
el perdón que Dios nos ofrece, dirijámonos al Padre que nos ama», dicen las
fórmulas introductorias al Padrenuestro de la Misa.
Durante la Cuaresma, la Iglesia me pide profundizar en la
oración. «La oración, el coloquio con Dios, es el bien más alto, porque
constituye (...) una unión con Él» (San Juan Crisóstomo). Señor, necesito
aprender a rezar y a sacar consecuencias concretas para mi vida. Sobre todo,
para vivir la virtud de la caridad: la oración me da fuerzas para vivirla cada
día mejor. Por esto, pido diariamente que me ayude a disculpar tanto las
pequeñas molestias de los otros, como perdonar las palabras y actitudes
ofensivas y, sobre todo, a no tener rencores, y así podré decirle sinceramente
que perdono de todo corazón a mis deudores. Lo podré conseguir porque me
ayudará en todo momento la Madre de Dios.
Rev. D. Joaquim FAINÉ i Miralpech (Tarragona, España)
Santoral Católico:
San Conrado de Piacenza
Confalonieri
Eremita Franciscano
Los ecólogos probablemente no tienen ninguna simpatía por
este santo, pues durante una cacería no dudó en quemar el bosque con tal de
hacer salir las liebres y los faisanes.
Para aplacar la ira de los colonos que vieron destruidas
sus cosechas y sus casas por el voraz incendio, el gobernador de Piacenza,
Galeazzo Visconti, hizo condenar a muerte al primero que cayó en sus manes y
cuya única culpa era la de haberse encontrado en el monte durante el incendio.
El verdadero culpable era Conrado Confalonieri que había
nacido en Piacenza en 1290; estaba casado y su profesión era la de soldado de
aventura.
Era fundamentalmente un hombre de bien, y por eso no dudó
en entregarse, cuando supo que un inocente iba a pagar con la vida su acto de
ligereza. Después de haber confesado su culpa, manifestó que estaba dispuesto a
pagar los daños. Y así lo hizo, aunque quedó en extrema pobreza.
Como los caminos del Señor son infinitos, el pirómano
cazador, actitud muy poco franciscana, entró arrepentido y en paz a la Tercera
Orden franciscana de Calendasco en 1315, después de haberse separado de común
acuerdo de su esposa, Eufrosina, que, siguiendo el ejemplo del marido, entró al
monasterio franciscano de Piacenza.
Después de varios años de piadosa peregrinación de un
santuario a otro, fray Conrado fijó su residencia en un pueblito llamado Noto,
más abajo de Siracusa, en un lugar apartado. Pero la fama de su santidad lo
seguía como la sombra, y al ver que las demasiadas visitas le quitaban el
tiempo para la oración, se retiró de allí y fue a vivir en una gruta apartada
que después la gente bautizó con el nombre de “gruta de San Conrado”. Allí
murió el 19 de febrero de 1351.
La Orden franciscana venera a este ilustre miembro seglar
de su familia y celebra su memoria el 19 de febrero, desde que Urbano VIII, por
decreto del 12 de septiembre de 1625, concedió a la Orden celebrar misa y
oficio del santo eremita.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Avivar la llama
Hoy te ofrezco
una parábola moderna que te descubrirá una verdad que fue expresada así por
Jesús: “No podéis servir a Dios y al dinero”. La prueba que todos debemos
afrontar en esta vida pasajera es la de elegir con sabiduría dónde poner el corazón.
Debemos hacer una opción entre los bienes transitorios de esta vida y Dios, amado con toda nuestra alma.
Cuentan que un
rey muy rico de la India, tenía fama de ser indiferente a las riquezas y
cultivar una profunda religiosidad. Movido por la curiosidad, un súbdito quiso
averiguar el secreto del soberano. ”Majestad, —le preguntó en la audiencia—,
¿cómo hace para cultivar la vida espiritual en medio de tanta riqueza?” El rey
le dijo: "Te lo revelaré si recorres mi palacio para apreciar mis
riquezas. Pero, llevarás una vela encendida. Si se apaga, te decapitaré".
Concluido el paseo, el rey le preguntó: “¿Qué piensas de mis riquezas?" La
persona respondió: "No vi nada. Sólo me preocupé de que la llama no se apagara". El rey le dijo: "Ése es mi secreto.
Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las
riquezas”.
“Avivar la llama
interior”, de eso se trata, de tener un amor tan firme a Dios que siempre lo
tengamos en el primer lugar de nuestro afecto, preocupaciones, tiempo… Hay un
motivo fundamental para eso: Dios nos ama tanto, se ha jugado tanto por
nosotros, que no nos queda sino organizar toda nuestra vida como respuesta
coherente a su inmensa bondad.
Padre Natalio
La frase de hoy
“No dejes que se muera el sol
sin que se hayan muerto tus rencores”
M. Ghandi
Tema del día:
Un ejemplo edificante
1) Para saber
Después del anuncio que el Papa Benedicto XVI hizo de su
próxima renuncia, han circulado muchos comentarios. Uno de ellos es una carta
sincera de un tal Daniel. Es un testimonio que ayudará a valorar más la persona
del Santo Padre.
En ella nos cuenta que tiene 23 años y es católico desde
niño, pero que al crecer se alejó de la Iglesia, hasta que se enamoró de una
chica que iba Misa y eso le hizo que se acercara. Sin embargo, dice, hay muchas
cosas que no entiende, y una de esas es que el Papa renuncie: “¿Por qué
renuncia señor Ratzinger? ¿Le entró el miedo? ¿Se lo comió la edad?..” Y hoy,
después de 12 horas, dice que encontró la respuesta: “El señor Ratzinger ha
renunciado toda su vida. Así de sencillo”.
2) Para pensar
Transcribo parte la reflexión de Daniel: “El Papa
renunció a una vida normal. Renunció a tener una esposa. Renunció a tener
hijos. Renunció a ganar un sueldo. Renunció a la mediocridad. Renunció a las
horas de sueño, por las horas de estudio. Renunció a ser un cura más, pero también
renunció a ser un cura especial. Renunció a llenar su cabeza de Mozart, para
llenarla de teología. Renunció a llorar en los brazos de sus padres.
Renunció teniendo 85 años, a estar jubilado, disfrutando
a sus nietos en la comodidad de su hogar y el calor de una fogata. Renunció a
disfrutar su país. Renunció a tomarse días libres. Renunció a su vanidad.
Renunció a defenderse contra los que lo atacaban...
Un Papa que renuncia a su pontificado cuando sabe que la
Iglesia no está en sus manos, sino en la de algo o alguien mayor, me parece un
Papa sabio… Pero ser Papa a estas alturas del mundo, es un acto de heroísmo…
Recuerdo al primer Papa. Un tal Pedro. ¿Cómo murió? Si, en una cruz,
crucificado igual que su maestro, pero de cabeza. Hoy en día, Ratzinger se
despide igual. Crucificado por los medios de comunicación, crucificado por la
opinión pública y crucificado por sus mismos hermanos católicos.
Crucificado a la sombra de alguien más carismático.
Crucificado en la humildad, esa que duele tanto entender. Es un mártir
contemporáneo, de esos a los que se les pueden inventar historias, a esos de
los que se les puede calumniar, a esos de los que se les puede acusar, y no
responde. Y cuando responde, lo único que hace es pedir perdón: ‘Pido perdón
por mis defectos’. Ni más, ni menos. Que pantalones, que clase de ser humano…
ver a un tipo, del que se dicen tantas cosas, del que se burla tanta gente, y
que responda así... Ese tipo de personas, ya no se ven en nuestro mundo”.
3) Para vivir
Por eso, dice Daniel, el mundo, aunque no haya leído sus
escritos, va a extrañar a este Papa y lo va a recordar como un hombre que
decidió apartarse por amor a su Iglesia: “Va a morir sin homenajes pomposos,
sin un cuerpo exhibido en San Pedro, sin miles llorándole… Va a morir como
vivió: siendo un Papa humilde. Por eso, Benedicto XVI, muchas gracias por
renunciar”.
En el “Año de la Fe”, nos da una lección de fe en la
Iglesia. Sabe que es llevada por Dios y no se siente imprescindible. El
Espíritu Santo suscitará otro Papa que seguirá guiando a la Iglesia por buen
rumbo.
Hemos de agradecer al Papa que haya querido renunciar a
su propia vida por la Iglesia, por el mundo, por nosotros. Recemos por él.
Pbro. José Martínez Colín
Cuaresma día por día:
Día 7º. Martes primero
Pecado.
Siempre que hablo del pecado, sobre todo del pecado
mortal, viene a mi mente el triste recuerdo de una tragedia que presencié un
día. Un niño de unos tres años corría por el césped del jardín de su casa,
perseguido por su madre: "¡Ven aquí, Jimmy!", gritaba ésta. "¡No
atravieses el seto!". Pero Jimmy no le hizo ningún caso. Traspasó el seto
y sorteó hábilmente los automóviles estacionados en la calzada, hasta que un
coche que pasaba le lanzó por los aires. Su cuerpecillo roto fue a caer casi en
brazos de su madre.
Dejando aparte el hecho de que Jimmy era demasiado joven
para responder de sus actos, la escena recuerda mucho la actitud de Dios con
los pecadores. "¡Ven aquí, ven aquí!", grita ansiosamente, con su
gracia, cuando un alma corre hacia el pecado. Pero el pecador, ajeno a todo lo
que no sea su deseo, hace oídos sordos a la voz de Dios y sale voluntariamente
al encuentro de la muerte. La estupidez es un elemento siempre presente en el
pecado.
Señor, no quiero ofenderte, pero a veces me olvido de Ti
y, cuando llega el momento me vence la estupidez. Perdona, Señor, desde ahora
con tu gracia odiaré el pecado, también los pequeños, y te pediré perdón por
ellos en la confesión.
Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has
leído. Después termina con una oración final.
P. José Pedro Manglano Castellary
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de
libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la
fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Transcribo un pedido de oración realizado por el Papa
Benedicto XVI durante el rezo del Ángelus el domingo pasado: “… de corazón agradezco a todos su oración y
afecto en estos días. Os suplico que continuéis rezando por mí y por el próximo
Papa, así como por los Ejercicios espirituales, que empezaré esta tarde junto a
los miembros de la Curia Romana”.
Pedimos oración por el eterno descanso del alma de María
del Carmen, una mujer buena y que siempre amó a la Santísima Virgen. Perteneció
a la Comunidad del Carmen, de Chimbote, Perú, donde todos la lloran y ruegan
para que su alma esté ya gozando del Señor en el cielo.
Pedimos oración por María Liliana C. O., que vive en
Asunción, Paraguay, para que en este tiempo de Cuaresma, a través de la
oración, la caridad y los pequeños sacrificios personales, pueda encontrar a
Jesús en su corazón y seguirle como Él se lo vaya pidiendo.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
El rincón de los lectores y
Facebook
Desde hace años hemos tenido esta sección llamada “El
rincón de los lectores” destinada a dar cabida a los mensajes, opiniones y
comentarios de las personas que leen Pequeñas Semillitas, que han podido
expresarse libre y respetuosamente. Ahora, con nuestra presencia en Facebook,
la posibilidad de manifestarse es mucho más abierta, directa y permanente.
Igual se mantiene esta sección para los lectores que
deseen expresarse por esta vía. Para que tu mensaje se publique debes dirigirlo
por mail a pequesemillitas@gmail.com
con el título "El rincón de los lectores" y deberá ser muy breve y no
contener conceptos agraviantes para nada ni para nadie.
Los mensajes serán moderados por el propietario de esta
página y se publicarán a medida que el tiempo y el espacio en la misma lo
permitan, y no se admitirán réplicas o respuestas públicas a mensajes
anteriores de otros lectores.
“Intimidad Divina”
Palabras poderosas
Dice el Señor: “Así será mi palabra, la que salga de mi
boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo que me plugo y
haya cumplido aquello a que le envié” (Is 55, 11). La palabra de Dios es eficaz
y produce cuanto expresa. Por eso las promesas de Dios se han cumplido todas a
través de los siglos, y la malicia de los hombres no ha podido hacer fracasar
los planes divinos. Las promesas se convirtieron en historia y ésta es ahora
vehículo de salvación para todos los que quieren. De modo perfectamente análogo
la palabra de Dios es simiente fecunda que produce frutos de santidad en los
que la acogen con corazón dispuesto. Ninguna palabra de Dios cae en el vacío;
si por desgracia alguien la rechaza y por lo tanto se pierde, no por eso ella
pierde su eficacia; dará fruto en otra parte y de cualquier manera la voluntad
de Dios se realizará. Son las palabras de la oración que Jesús ha puesto en
boca de sus discípulos: “Padre nuestro, que estás en los cielos” (Mt 6, 9). Una
oración que pide con sinceridad y con amor la gloria de Dios, la venida de su
Reino, el cumplimiento de su voluntad, es siempre eficaz y siempre es
escuchada.
Como el pan es necesario para la vida física, así el
perdón de los pecados es necesario para la vida espiritual. “Porque todos
cometemos muchos fallos –afirma el Vaticano II– necesitamos continuamente de la
misericordia de Dios y tenemos que rezar todos los días: y perdónanos nuestras
deudas” (LG 40). ¿Quién puede dispensarse de esta humilde oración? Nadie, pero
sería vano pronunciarla con los labios si el corazón no está arrepentido,
decidido a convertirse, profundamente convencido de estar necesitado del perdón
divino. Para el hombre dotado de sentidos, el hambre puede ser una espina más
punzante que el pecado; la necesidad de acudir a Dios para pedirle pan puede
sentirse más que la de implorar su perdón. Y sin embargo también aquí vale lo
dicho en la Escritura “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que
sale de la boca de Dios” (Mt 4, 4), y especialmente de la palabra del perdón.
Si el hombre pecador vive, vive precisamente por el perdón de Dios.
Para que la petición de perdón sea eficaz, Jesús ha
puesto una condición: “Y perdónanos nuestras deudas así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores” (Mt 6, 12). El deber para con Dios –pedir
perdón– está vinculado a un deber para con el prójimo –perdonar a los otros–; y
es el segundo precisamente el que hace eficaz el cumplimiento del primero.
Llamando a todos los fieles a penitencia, la Cuaresma los invita a perdonarse
mutuamente para que puedan elevar a Dios su oración sin miedo de ser
rechazados. La oración acompañada de estos requisitos tiene una eficacia
garantizada por la misma palabra del Señor: “Perdonad y se os perdonará, dad y
se os dará” (Lc 6, 37-38). De esta manera la oración atrae la misericordia
divina y expía los pecados cometidos, sobre todo cuando va unida al sacramento
de la Penitencia, porque entonces “participa especialmente de la infinita
expiación de Cristo” (Paen 7), o cuando, en la Misa, se une a la oración y al
sacrificio del Señor, el cual todos los días se ofrece al Padre como “víctima
inmolada por nuestra redención” (Plegaria Eucarística III).
Padre nuestro que
estás en los cielos… ¡Oh Hijo de Dios y Señor mío!, ¿cómo dais tanto junto a la
primera palabra? Ya que os humilláis a Vos con extremo tan grande en juntaros
con nosotros al pedir y haceros hermano de cosa tan baja y miserable, ¿cómo nos
dais en nombre de vuestro Padre todo lo que se puede dar, pues queréis que nos
tenga por hijos, que vuestra palabra no puede faltar? Obligáisle a que la
cumpla, que no es pequeña carga; pues en siendo Padre nos ha de sufrir por
graves que sean las ofensas. Si nos tornamos a él, como al hijo pródigo, hanos
de perdonar, hanos de consolar en nuestros trabajos, hanos de sustentar como lo
ha de hacer un tal Padre, que forzado ha de ser mejor que todos los padres del
mundo; porque en él no puede haber sino todo bien cumplido y después de todo
esto hacernos participantes y herederos con Vos. (Santa Teresa de Jesús,
Camino)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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