PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1954 ~ Viernes
15 de Febrero de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Jesús les dijo:
“¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está
con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.”
Jesús, ayúdame a descubrirte como el amigo siempre
presente en mi existencia; y que mi vidas espiritual consista sobre todo en
estar contigo y reconocerte en mi vida, más que en buscar sacrificios para sentir
que me entrego a Ti.
Haz que mi corazón esté en Ti, más que en mi propia
perfección
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, se le acercan los discípulos de Juan y
le dicen: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no
ayunan?». Jesús les dijo: «¿Pueden acaso los invitados a la boda ponerse
tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será
arrebatado el novio; entonces ayunarán».
(Mt 9,14-15)
Comentario
Hoy, primer viernes de Cuaresma, habiendo vivido el ayuno
y la abstinencia del Miércoles de Ceniza, hemos procurado ofrecer el ayuno y el
rezo del Santo Rosario por la paz, que tanto urge en nuestro mundo. Nosotros
estamos dispuestos a tener cuidado de este ejercicio cuaresmal que la Iglesia,
Madre y Maestra, nos pide que observemos, y a recordar que el mismo Señor dijo:
«Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán» (Mt
9,15). Tenemos el deseo de vivirlo no sólo como el cumplimiento de un precepto
al que estamos obligados, sino —sobre todo— procurando llegar a encontrar el
espíritu que nos conduce a vivir esta práctica cuaresmal y que nos ayudará en
nuestro progreso espiritual.
Buscando este sentido profundo, nos podemos preguntar:
¿cuál es el verdadero ayuno? Ya el profeta Isaías, en la primera lectura de
hoy, comenta cuál es el ayuno que Dios aprecia: «Parte con el hambriento tu
pan, y a los pobres y peregrinos mételos en tu casa; cuando vieres al desnudo,
cúbrelo; no los rehuyas, que son hermanos tuyos. Entonces tu luz saldrá como la
mañana, y tu salud más pronto nacerá, y tu justicia irá delante de tu cara, y
te acompañará el Señor» (Is 58,7-8). A Dios le gusta y espera de nosotros todo
aquello que nos lleva al amor auténtico con nuestros hermanos.
Cada año, el Santo Padre Juan Pablo II nos escribía un
mensaje de Cuaresma. En uno de estos mensajes, bajo el lema «Hace más feliz dar
que recibir» (Hch 20,35), sus palabras nos ayudaron a descubrir esta misma
dimensión caritativa del ayuno, que nos dispone —desde lo profundo de nuestro
corazón— a prepararnos para la Pascua con un esfuerzo para identificarnos, cada
vez más, con el amor de Cristo que le ha llevado hasta dar la vida en la Cruz.
En definitiva, «lo que todo cristiano ha de hacer en cualquier tiempo, ahora hay
que hacerlo con más solicitud y con más devoción» (San León Magno, papa).
Rev. D. Xavier PAGÉS i Castañer (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santos Faustino y Jovita
Mártires
Nacidos en Brescia (Lombardía). Son dos hermanos varones
aunque el nombre del segundo nos induzca a confusión. Fueron bautizados desde
pequeños y siempre estuvieron unidos por lazos aún más fuertes que los de la
sangre.
Apolonio, obispo de Brescia, los llamó al sacerdocio; a
Faustino lo hizo presbítero y a Jovita, más joven, diácono. Con la consagración
se aumenta el fervor de los hermanos. Sienten ahora más profundamente la
responsabilidad de ser fieles para no defraudar a los que ha llegado su fama de
propagadores de la doctrina de Cristo. Hasta les ha hecho populares su bondad;
la gente los busca para oírles hablar del Señor; incluso los paganos quieren
escuchar las doctrinas que les son extrañas, pero que tienen tanto que ver con
la verdad. Ya comienzan algunos a destrozar sus propios ídolos.
Marchaban bien las cosas hasta que se encendió el fuego
de la persecución y son acusados ante las autoridades romanas de querer
destrozar al Imperio por la ofensa que infiere a los dioses que son su
fundamento. El emperador toma cartas en el asunto porque lo que le ha llegado
es que Faustino y Jovita son unos embaucadores; sí, engañan con magia, son
poderosos en las palabras y adoran a un judío que murió crucificado llamado
Jesucristo. Han lavado el cerebro a mucha gente honrada; los templos están
desiertos y los dioses abandonados ¡Hay que salvar al Imperio!
Fueron apresados y puestos a disposición del emperador.
Ante la mantenida negativa a sacrificar, resultó que la estatua idolátrica del
dios Sol se tiñó de negro y, cuando los servidores del templo pagano se
dispusieron a limpiarla, se deshizo en un montón de polvo. Después los echaron
a las fieras, pero los cuatro leones del circo se mostraron mansos y echados a
sus pies; lo mismo pasó con los osos y leopardos. Aunque en realidad no eran
tan mansos porque el delator -que bajó furioso a la arena para excitar a las
fieras- fue devorado por ellos. La gente que presenciaba el espectáculo huyó
despavorida a sus casas dejando las puestas abiertas y Faustino y Jovita
mandaron los bichos al campo.
El emperador, continúa el fabuloso relato, también se
asustó; pero quiso sacar partido de los dos hermanos. Se le ocurrió la idea de
utilizarlos en su provecho haciendo que recorrieran las ciudades de Italia para
divertir con su magia a la gente en el circo. Milán, primero; Nápoles, luego.
En todas partes los prodigios se repitieron y fue providencial la marcha para
que muchos y en todas partes conocieran al Resucitado entre los tormentos y los
prodigios que se contemplan en el cuerpo de los santos: plomo derretido, huesos
apaleados, tormento de fuego aplicado a los costados. Su carcelero, Calocero,
se convirtió y también murió mártir. Finalmente les cortaron la cabeza.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
El tordo goloso
No hay cosa que
tranquilice tanto el corazón como tener dominio de sí mismo. Es la mejor
preparación para el combate de la vida. Sufrir una ligera palabra, condescender
con la voluntad del prójimo, excusar una indiscreción, mortificar un deseo
peligroso, he aquí un elenco de actos virtuosos al alcance de todo el mundo y
que se te presentan a cada paso, ¿verdad?
Un tordo picoteaba los granos de un
bosquecillo de mirtos y, complacido por la dulzura de sus pepitas, no se
decidía a abandonarlo. Un jovenzuelo que cazaba pájaros observó que el tordo se
acostumbraba al lugar. Un día lo esperó escondido y lo hirió con su honda.
Entonces el tordo, viendo próximo su fin, exclamó: —¡Desgraciado de mí! ¡Por el placer de comer
me he privado de la vida! (Esopo)
Serás maduro
cuando normalmente tengas la habilidad de controlar los deseos desordenados.
Otro signo de madurez es la capacidad de posponer el placer inmediato en favor
de un beneficio a largo plazo. Acepta el desafío de transformar este año
iniciado en un año de crecimiento.
Padre Natalio
La frase de hoy
“El más terrible de los sentimientos,
es el sentimiento de tener la esperanza perdida”
Federico García Lorca
Temas Médicos:
La píldora del día siguiente
Comunicado de la Academia Pontificia para la Vida sobre
la llamada “píldora del día siguiente”
Como es sabido, desde hace tiempo, en las farmacias (…)
está a la venta la llamada «píldora del día siguiente», un producto químico muy
conocido (de tipo hormonal) que con frecuencia -también en estos últimos días-
ha sido presentado por muchos implicados en su elaboración y por numerosos
medios de comunicación como un simple anticonceptivo, o más precisamente como
un «anticonceptivo de emergencia», al que se podría recurrir poco después de
una relación sexual, considerada como presumiblemente fecundante, siempre que
se quisiese impedir la continuación de un embarazo no deseado.
A las inevitables reacciones polémicas de quienes han
manifestado serias dudas sobre el mecanismo de acción de este producto, que no
sería simplemente «anticonceptivo» sino «abortivo», se ha respondido -de manera
totalmente expeditiva- que semejante preocupación es infundada porque la
«píldora del día siguiente» tiene una acción «anti-implantatoria», sugiriendo
así implícitamente una neta separación entre aborto e interceptación (impedir
que ocurra la implantación del óvulo fecundado, es decir, el embrión, en la
pared uterina).
Considerando que el uso de estos productos atañe a bienes
y valores humanos fundamentales, hasta el punto de afectar a la misma vida
humana en su aparición, esta Academia Pontificia para la Vida siente el
apremiante deber y la convencida exigencia de ofrecer algunas puntualizaciones
y consideraciones sobre el argumento, confirmando, al mismo tiempo, posiciones
éticas ya conocidas, apoyadas por precisos datos científicos, y consolidadas en
la doctrina católica.
1. La «píldora del día siguiente» es un preparado a base
de hormonas (puede contener estrógenos, estroprogestacionales, o bien sólo
progestacionales) que, tomada dentro y no rebasando las 72 horas después de una
relación sexual presumiblemente fecundante, activa un mecanismo prevalentemente
de tipo «anti-implantatorio», es decir, impide que el eventual óvulo fecundado
(que es un embrión humano), ya llegado en su desarrollo al estadio de
blastocisto (5ª-6ª día después de la fecundación), se implante en la pared
uterina, mediante un mecanismo de alteración de la pared misma. El resultado
final será, por lo tanto, la expulsión y la pérdida de este embrión.
Sólo en el caso de que la asunción de tal píldora
precediera en algunos días a la ovulación, podría a veces actuar con un
mecanismo de bloqueo de esta última (en ese caso, se trataría de una acción
típicamente «anticonceptivo»).
Sin embargo, la mujer que recurre a este tipo de píldora,
lo hace por miedo a estar en el período fecundo y, por lo tanto, con la
intención de provocar la expulsión del eventual recién concebido. Y, además,
sería utópico pensar que una mujer, encontrándose en las condiciones de querer
recurrir a un anticonceptivo de emergencia tenga la posibilidad de conocer con
exactitud y oportunidad su actual condición de fertilidad.
2. Decidir utilizar la expresión «óvulo fecundado» para
indicar las primerísimas fases del desarrollo embrionario, no puede llevar de
ningún modo a crear artificialmente una discriminación de valor entre momentos
diversos del desarrollo de un mismo individuo humano. En otras palabras, si
puede ser útil, por motivos de descripción científica, distinguir con términos
convencionales (óvulo fecundado, embrión, feto, etc.) diferentes momentos de un
único proceso de crecimiento, no puede ser nunca lícito decidir arbitrariamente
que el individuo humano tenga mayor o menor valor (con la consiguiente
fluctuación del deber a su tutela) según el estado de desarrollo en que se
encuentre.
3. Por consiguiente, resulta claro que la llamada acción
«anti-implantatoria» de la «píldora del día siguiente», en realidad, no es otra
cosa que un aborto realizado con medios químicos. Es incoherente
intelectualmente, e injustificable científicamente, afirmar que no se trata de
la misma cosa. Por otra parte, está bastante claro que la intención de quien
pide o propone el uso de dicha píldora tiene como finalidad directa la
interrupción de un eventual embarazo, exactamente como en el caso del aborto.
El embarazo, en efecto, comienza desde el momento de la fecundación y no desde
la implantación del blastocisto en la pared uterina, como en cambio se intenta
sugerir implícitamente.
4. Por lo tanto, desde un punto de vista ético, la misma
ilicitud absoluta de proceder a prácticas abortivas subsiste también para la
difusión, la prescripción y la toma de la «píldora del día siguiente». Son
también moralmente responsables todos aquellos que, compartiendo la intención o
no, cooperan directamente con tal procedimiento.
5. Debe hacerse una ulterior consideración a propósito
del uso de la «píldora del día siguiente» con relación a la aplicación de la
ley que, en Italia, regula las condiciones y los procedimientos para la
interrupción voluntaria del embarazo. Definir el producto en cuestión como un
«anti-implantatorio» en lugar de, con una terminología más transparente, como
un «abortivo», permite, en efecto, evitar todos los procedimientos obligatorios
que la ley prevé para poder acceder a la interrupción del embarazo (entrevista
previa, verificación del embarazo, determinación del momento de desarrollo,
período de reflexión, etc.), realizando una forma de aborto totalmente oculta y
no registrable por ninguna institución. Todo esto está, por consiguiente, en
clara contradicción con la correcta, aunque contestable, aplicación de la ley
194.
6. Por último, ante la difusión de tales procedimientos,
exhortamos vivamente a todos los agentes del sector a poner en práctica con
firmeza la objeción de conciencia moral, que testimonie valientemente, en los
hechos, el valor inalienable de la vida humana, sobre todo frente a nuevas
formas ocultas de agresión a los individuos más débiles e indefensos, como es
el caso del embrión humano.
Ciudad del Vaticano
Pontificia Academia para la Vida
Cuaresma día por día:
Día 3°. Viernes después de la
ceniza
Rechazar excusas.
El cardenal Mindszenty era cardenal en Hungría cuando
este país fue tomado por los comunistas. En seguida lo metieron en la cárcel,
donde pasó muchos años, años que fueron un martirio. Salió de la cárcel cuando
Hungría se independizó de la Rusia comunista; era ya muy mayor y murió al poco
tiempo.
Durante los muchos años que pasó encarcelado fue un
ejemplo como cristiano por su fortaleza y fidelidad a Dios y a la Iglesia. Una
muestra, es, por ejemplo, su firmeza en vivir la abstinencia, que es el
mandamiento de la Iglesia que nos manda a los cristianos mayores de 14 años,
que vivamos la mortificación de no comer carne los viernes de todo el año. Como
sabes, fuera de la Cuaresma la abstinencia de carne se puede sustituir por otro
acto penitencial (oración, mortificación o limosna); pero durante la cuaresma
no.
Todos los viernes, y sólo los viernes, le daban carne
para comer y cenar. El cardenal sabía perfectamente que en sus circunstancias
no le obligaba esa ley de la Iglesia, pero jamás tomaba aquella carne. Quería
libremente vivir aquella mortificación.
En sus "memorias" escribe este diálogo con el
Comandante de la prisión, un día en que el policía no pudo aguantar más aquella
actitud:
- ¿Cree usted que son los presos quienes dictan el
reglamento en la cárcel?
- No; no creo semejante cosa.
- Pues entonces coma lo que se le da.
- Los viernes no como carne.
- No le daré otra cosa.
- Tampoco pido que me dé otra comida. Pero si me da carne
no la comeré los viernes.
- En tal caso, le castigaré.
- Estoy dispuesto a aceptar cualquier castigo.
Aquel día la comida se quedó sobre la mesa. Se la
llevaron poco antes de la cena, que también consistió en un poco de carne, La
escena se repitió en los sucesivos viernes, hasta que acabaron por dársela los
domingos.
Puedes decirle ahora a Dios lo que sigue, pero dándote
cuenta de que le estás hablando y ÉL te está escuchando.
Señor, cuántas veces yo tengo compasión de mí mismo, y me
busco excusas para no mortificarme, o no obedecer a mi madre la Iglesia. A
veces, por el deporte o por el estudio soy capaz de esforzarme y sufrir, y sin
embargo cuando lo tengo que hacer por ti me echo para atrás. Si te amase más,
sería más generoso y fuerte. Te amo, Señor, pero quiero amarte más. La próxima
vez que ante una mortificación me venga a la cabeza una excusa, la rechazaré
"porque te quiero". Y, en concreto, seré en la abstinencia de comer
carne porque te quiero.
P. José Pedro Manglano Castellary
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de
libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la
fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Gladys, de El Salvador, para que el
Señor la ayude a solucionar sus problemas económicos.
Pedimos oración por la salud de Pilar, de México,
encomendándola a la Virgen de Guadalupe para su protección.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
“Intimidad Divina”
El ayuno que agrada al Señor
“¿A qué ayunar, si tú no lo ves? ¿A qué humillar nuestras
almas, si no te das por entendido?” (Is 58, 3). De esta manera, siempre tan
escrupuloso cumplidor del ayuno legal, levantaba el pueblo de Israel su voz,
pretendiendo exigir unos derechos en fuerza de unas prácticas penitenciales que
estaban vacías de verdadero espíritu de piedad. Y la palabra del Señor
respondía: “Ayunáis para mejor reñir y disputar y para herir inicuamente con el
puño… ¿Es acaso así el ayuno que yo escogí?’” (ib. 4-5). A través de la palabra
del Señor la Iglesia adoctrina a sus hijos sobre el verdadero sentido de la
penitencia cuaresmal: “Inútilmente se quita al cuerpo el alimento si el
espíritu no se aleja del pecado” (S. León Magno). Si la penitencia no lleva al
esfuerzo interior que elimina el pecado y a practicar las virtudes no puede ser
agradable a Dios, que quiere ser servido con corazón humilde, puro, sincero. El
egoísmo y la tendencia a afirmar el propio yo impulsan al hombre a querer ser
como el centro del mundo, pisoteando la ley de los derechos de los demás y
trasgrediendo por lo tanto la lay fundamental del amor fraterno. La Sagrada
Escritura señala con precisión que es la caridad lo que hace agradables los
actos de penitencia.
Un día los discípulos del Bautista, sorprendidos de que
los seguidores de Jesús no observasen como ellos el ayuno, preguntaron: ¿Cómo
es que tus discípulos no ayunan? Y Jesús les contestó: ¿por ventura pueden los
compañeros del novio llorar mientras está el novio con ellos?” (Mt 9, 15). Para
los hebreos el ayuno era señal de dolor, de penitencia; y se practicaba
especialmente en las épocas de desgracia con el fin de alcanzar la misericordia
de Dios o para manifestar el arrepentimiento de sus pecados. Pero ahora, cuando
el Hijo de Dios se encuentra en la tierra celebrando sus bodas con la
humanidad, el ayuno parece un contrasentido: de los discípulos de Jesús es más
propio la alegría que el llanto. El mismo Cristo vino a liberarles del pecado;
por eso su salvación más que en las penitencias corporales está en la apertura
total a la palabra y a la gracia del Salvador.
Esto no quiere decir que Jesús haya desterrado el ayuno;
antes bien, el mismo Jesús nos enseñó con qué pureza de intención debe ser
practicado, huyendo de toda forma de ostentación externa que busque la alabanza
de los demás: “Tú cuando ayunes, úngete la cabeza y lava tu cara, para que no
vean los hombres que ayunas, sino tu Padre… y tu Padre, que ve en lo secreto,
te recompensará” (Mt 6, 17-18). Sin embargo, el ayuno cristiano no es sólo
señal de fe y de esperanza en él que se queda invisiblemente en medio de sus
amigos, en la Iglesia, en los sacramentos, en la palabra y que un día volverá
de manera visible y gloriosa. El ayuno cristiano es señal de vigilia, de una
vigilia alegre “en la bienaventurada espera de la manifestación gloriosa del
gran Dios y Salvador nuestro, Cristo, Jesús” (Tt 2, 13). El ayuno, como
cualquier otra forma de penitencia corporal, tiene como fin realizar un
desprendimiento más profundo de las satisfacciones terrenas, para que el
corazón esté más libre y sea más capaz de saborear las alegrías de Dios y por
lo tanto de la Pascua del Señor.
¡Oh Señor! durante
el tiempo del ayuno conserva despierta mi mente y reaviva en mí el saludable
recuerdo de cuanto misericordiosamente hiciste en favor mío ayunando y rogando
por mí… ¿Qué misericordia puede haber mayor, ¡oh Creador del cielo!, que la que
te hizo bajar del cielo para padecer hambre, para que en tu persona la saciedad
sufriese sed, la fuerza experimentase debilidad, la salud quedase herida, la
vida muriese?... ¿Qué mayor misericordia puede haber que la de hacerse el
Creador creatura y siervo del Señor? ¿La de ser vendido quien vino a comprar,
humillado quien ensalza, muerto quien resucita? Entre las limosnas que se han
de hacer, me mandas que dé pan al que tiene hambre, y tú, para dárteme en
alimento a mí, que estoy hambriento, te entregaste a ti mismo en manos de los
verdugos. Me mandas que acoja a los peregrinos, y tú, por mí, viniste a tu
propia casa y los tuyos no te recibieron. Que te alaba mi alma, porque tan
propicio te muestras a todas mis iniquidades, porque curas todos mis males,
porque arrebatas mi vida a la corrupción, porque sacias con tus bienes el
hambre y la sed de mi corazón. Haz que mientras ayuno, yo humille mi alma al
ver cómo tú, maestro de humildad, te humillaste a ti mismo, te hiciste
obediente hasta morir en una cruz. (San Agustín).
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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