miércoles, 19 de diciembre de 2012

Pequeñas Semillitas 1902


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1902 ~ Miércoles 19 de Diciembre de 2012
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Alabado sea Jesucristo…
Estamos hechos para brillar, como los niños, que con auténtica humildad no tienen que fingir nada, simplemente son lo que son.
Cuando tu ser se abre del todo al amor y a Dios, dejas de ser un estorbo para ti mismo y para los otros. El amor es la única manera de ganar, te empuja hacia arriba y te brinda descanso mental. Cuando te entregas y te limitas sólo a amar, sucede algo sorprendente: descubres un poder que ya está dentro de ti. El mundo cambia cuando tú cambias, se ablanda si te ablandas, te ama cuando decides amarlo y te entregas.
Entrega es la decisión de dejar de pelear con el mundo y con los otros y empezar a amarlos y aceptarlos. Es una paulatina liberación del dolor y una liberación que no se logra por la fuerza, sino serenamente". Lo que se pide es cambiar tu manera de enfocarla realidad y manejarla con ternura.
Ámate, ama, y da lo mejor de ti.
(Autor desconocido)


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad.
Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso. Se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él. El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, e irá delante de Él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías dijo al ángel: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad». El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva. Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo».
El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su demora en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido una visión en el Santuario; les hablaba por señas, y permaneció mudo. Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa. Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres».
(Lc 1,5-25)

Comentario
Hoy, el ángel Gabriel anuncia al sacerdote Zacarías el nacimiento “sobrenatural” de Juan el Bautista, que preparará la misión del Mesías. Dios, en su amorosa providencia, prepara el nacimiento de Jesús con el nacimiento de Juan, el Bautista. Aunque Isabel sea estéril, no importa. Dios quiere hacer el milagro por amor a nosotros, sus criaturas.
Pero Zacarías no manifiesta en el momento oportuno la visión sobrenatural de la fe: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad» (Lc 1,18). Tiene una mirada excesivamente humana. Le falta la docilidad confiada en los planes de Dios, que siempre son más grandes que los nuestros: ¡en este caso, ni más ni menos que la Encarnación del Hijo de Dios para la salvación del género humano! El ángel encuentra a Zacarías como “despistado”, lento para las cosas de Dios, como estando en “fuera de juego”.
Cuando ya faltan pocos días para la Navidad, conviene que el Ángel del Señor nos encuentre preparados, como María. Es necesario tratar de mantener la presencia de Dios a lo largo del día, intensificar nuestro amor a Jesucristo en nuestro tiempos de oración, recibir con mucha devoción la Sagrada Comunión: ¡porque Jesús nace y viene a nosotros! Y que no nos falte la visión sobrenatural en todos los quehaceres de nuestra vida. Hemos de poner visión sobrenatural en nuestro trabajo profesional, en nuestros estudios, en nuestros apostolados, incluso en los contratiempos de la jornada. ¡Nada escapa a la providencia divina! Con la certeza y la alegría de saber que nosotros colaboramos con los ángeles y con el Señor en los planes amorosos y salvadores de Dios.
Rev. D. Ignasi FUSTER i Camp (La Llagosta, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Urbano V
Papa


Una de las épocas más difíciles de la Iglesia Católica fue lo que se ha llamado "El destierro de Avignon, o destierro de Babilonia", cuando los Papas se fueron a vivir a una ciudad francesa, llamada Avignon, poco después del año 1300, porque en Roma se les había hecho la vida poco menos que imposible a causa de las continuas revoluciones. Entre todos los Papas que vivieron en Avignon el más santo fue San Urbano V.

Nació en Languedoc, Francia, en 1310. Hizo sus estudios universitarios y entró de monje benedictino. Fue superior de los principales conventos de su comunidad y como tenía especiales cualidades para la diplomacia los Sumos Pontífices que vivieron en Avignon lo emplearon como Nuncio o embajador en varias partes.

Estaba de Nuncio en Nápoles cuando llegó la noticia de que había muerto el Papa Inocencio VI y que él había sido nombrado nuevo Sumo Pontífice. Y no era ni obispo menos cardenal. En sólo un día fue consagrado obispo, y coronado como Papa. Escogió el nombre de Urbano, explicando que le agradaba ese nombre porque todos los Papas que lo habían llevado habían sido santos.

Como Sumo Pontífice se propuso acabar con muchos abusos que existían en ese entonces. Quitó los lujos de su palacio y de sus colaboradores. Se preocupó por obtener que el grupo de sus empleados en la Corte Pontificia fuera un verdadero modelo de vida cristiana. Entregó los principales cargos eclesiásticos a personas de reconocida virtud y luchó fuertemente para acabar con las malas costumbres de la gente. Al mismo tiempo trabajó seriamente para elevar el nivel cultural del pueblo y fundó una academia para enseñar medicina.

Con la ayuda de los franciscanos y de los dominicos emprendió la evangelización de Bulgaria, Ucrania, Bosnia, Albania, Lituania, y hasta logró enviar misioneros a la lejanísima Mongolia.

Lo más notorio de este santo Pontífice es que volvió a Roma, después de que ningún Papa había vivido en aquella ciudad desde hacía más de 50 años. En 1366 decidió irse a vivir la Ciudad Eterna. El rey de Francia y los cardenales (que eran franceses) se le oponían, pero él se fue resueltamente. Las multitudes salieron a recibirlo gozosamente por todos los pueblos por donde pasaba y Roma se estremeció de emoción y alegría al ver llegar al nuevo sucesor de San Pedro.

Al llegar a Roma no pudo contener las lágrimas. Las grandes basílicas, incluso la de San Pedro, estaban casi en ruinas. La ciudad se hallaba en el más lamentable estado de abandono y deterioro. Le había faltado por medio siglo la presencia del Pontífice.

Urbano V con sus grandes cualidades de organizador, emprendió la empresa de reconstruir los monumentos y edificios religiosos de Roma. Estableció su residencia en el Vaticano (donde vivirán después por muchos siglos los Pontífices) y pronto una gran cantidad de obreros y artistas estaban trabajando en la reconstrucción de la capital. También se dedicó a restablecer el orden en el clero y el pueblo, y en breve tiempo se dio trabajo a todo mundo y se repartieron alimentos en gran abundancia. La ciudad estaba feliz.

Pronto empezaron a llegar visitantes ilustres, como el emperador Carlos IV de Alemania, y el emperador Juan Paleólogo de Constantinopla. Todo parecía progresar.

Empezaron otra vez las revoluciones, y sus empleados franceses insistían en que el Papa volviera a Avignon. Urbano se encontraba bastante enfermo y dispuso irse otra vez a Francia en 1370. Santa Brígida le anunció que si abandonaba Roma moriría. El 5 de diciembre salió de Roma y el 19 de diciembre murió. Dejó gran fama de santo.

Fuente: EWTN


La frase de hoy

"...En la hora decisiva de la historia humana, María ofrece su propia persona a Dios, su cuerpo y su alma como moradas. En Ella y por Ella, el Hijo de Dios asume la carne. A través de Ella la Palabra se hizo carne (Juan 1, 14). De esta manera, María nos dice lo que es el Adviento: ir al encuentro de Quien viene a nuestro encuentro. EsperarLe, escucharLe, mirarLe. María nos dice con qué fin fueron edificadas las iglesias: para que le acordemos un lugar a la Palabra de Dios; para que en nosotros y por medio de nosotros la Palabra pueda hoy también hacerse carne..."

Benedicto XVI


Tema del día:
Desalojando el pesebre


Recientemente fue noticia que el papa Benedicto XVI, en su tercer libro sobre Jesús, hace referencia a que probablemente en el pesebre en el que nació Jesús no haya habido ni buey ni burrito.

De hecho, el Papa está ciñéndose a los textos evangélicos, que en ningún momento mencionan a esos animales. Sin embargo, este dato, más bien folclórico, ha causado sensación. Muchos se preguntan: ¿qué vamos a hacer ahora con los pesebres navideños? ¿Tendremos que sacar los animalitos con lo bien que quedaban?

Es un hecho menor, sin duda, una anécdota; pero debo confesar que me gusta que el Papa comience a desalojar el pesebre de tanto agregado que oscurece lo central de la fe cristiana.

Si se mira bien, la presencia de esos animales es tan accesoria como toda la parafernalia navideña que le hemos agregado al nacimiento de Jesús a través de dos mil años de cristianismo.

Lo esencial –para la fe cristiana– es un niño que nace pobre, de una familia pobre y que es recibido por hombres y mujeres de buena voluntad (el texto del evangelio de Lucas dice que el nacimiento es buena noticia para “los hombres de buena voluntad”). Y son estos hombres de buena voluntad –todo según Lucas– los que se arriman a visitar a la familia pobre en aquel establo.

Menos es más

Tal vez en aquel pesebre tampoco hubo reyes magos (sólo el evangelio de Mateo los menciona, y lo hace para señalar simbólicamente que Jesús es un nuevo rey de sabiduría al que rinden culto los sabios; no parece un hecho histórico probable).

Hasta los ángeles son inciertos (al menos, no serían con alas y coros celestiales). Lo que sí es más probable es que una familia pobre fuera visitada y ayudada por otros pobres (los pastores) que acostumbran ser solidarios con los que están tan mal como ellos.

Mucha agua ha pasado bajo el puente del cristianismo. Mucho le hemos agregado al pesebre hasta transformarlo en algo folclórico, tierno... inofensivo. Somos responsables –como Iglesia– en haber transformado en algo simpático un hecho dramático.

El mensaje de la Nochebuena –para los cristianos– no es sólo la buena noticia del nacimiento del hijo de Dios; es también la “mala noticia” de que no hay lugar para Él, porque no hay lugar para los pobres.

Por ser pobre, el Niño debe nacer donde se pueda: no hay hotel, ni casa de plan, ni country... ¡Al pesebre!

Ese es su lugar –y el de Dios– en nuestra sociedad tan llena de afán de consumo, de compras navideñas, garrapiñada y pesebres en los shoppings, acompañados por un señor gordo venido del norte y vestido de rojo.

Lo malo de un pesebre tan simpático y poblado de personajes anecdóticos es que lo hemos adornado de tal modo que hemos terminado naturalizando su pobreza, haciéndola simpática. Y la pobreza es cruel.

Los pobres –también hoy– van al establo, al final de la fila: en el reparto, en los planes de gobierno, en la educación, en el acceso a la salud, a la justicia, al empleo legal; son –eso sí– los primeros a la hora de los ajustes y recortes.

Los imprescindibles

Se me hace que los únicos imprescindibles en este pesebre navideño (además de María, José y el Niño, obviamente) son los hombres de buena voluntad a los que los ángeles les auguran paz.

Estos son esenciales, vengan de donde vengan. Ellos son los que ayudan a que el mundo sea un poco mejor. Son imprescindibles para que no nazcan más niños en el crudo pesebre de la exclusión y la pobreza.

Está bien que se vaya desalojando el pesebre de tanto folklore y vaya quedando lo esencial: Dios solidario con los pobres, denunciando desde un establo la exclusión; Dios entrando al mundo por la puerta de atrás para mostrarnos el camino de la fraternidad y la solidaridad; y muchos hombres y mujeres de buena voluntad (de cualquier raza, religión o ideología) dando una mano para que la Paz y el Amor de la Nochebuena se vayan haciendo realidad noche y día, todo el año.

Rafael Velasco sj
Rector de la Universidad Católica de Córdoba


Pensamientos sanadores


Solo por hoy

Algunas veces, nos puede suceder que dejamos de valorar las pequeñas cosas de cada día y no nos damos cuenta de que, haciendo las sencillas tareas cotidianas con un amor semejante al de María, construimos el Reino de Dios en nuestro medio.
Esto puede deberse a que consumimos demasiadas energías al pensar en cosas que nos han sucedido en el pasado. Pero el pasado ya se ha esfumado en la nada y aunque haya dejado sus consecuencias positivas o negativas, ya no existe.
Otros se angustian y desgastan por pensamientos relacionados con lo que puede llegar a ocurrir en el futuro próximo o remoto. Sin embargo, la mayoría de las veces, cuando llega ese momento, es totalmente diferente de lo que nos decían nuestros temores o nuestras expectativas.
Por lo tanto, comienza un camino de libertad interior, con la conciencia de que lo único que tienes entre tus manos es este instante que Dios te concede. Permite que la luz de Dios ilumine este momento y que su amor y paz fluyan a través de ti, con una fuerza cada día más creciente.

No se inquieten por el día de mañana: el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción. Mateo 6, 34.


Oración para irradiar a Cristo


Jesús mío,
ayúdame a esparcir tu fragancia dondequiera que yo vaya,
inunda mi alma con tu Espíritu y tu Vida;
penetra en todo mi ser y toma posesión de tal manera,
que mi vida no sea en adelante sino una irradiación de la tuya.
Quédate en mi corazón con una unión tan íntima,
que las almas que tengan contacto con la mía,
puedan sentir en mí tu presencia y que, al mirarme,
olviden que yo existo y no piensen sino en Ti.
Quédate conmigo. Así podré convertirme en luz para los otros.
Esa luz, oh Jesús, vendrá de Ti;
ni uno solo de sus rayos será mío:
yo te serviré apenas de instrumento
para que Tú ilumines a las almas a través de mí.
Déjame alabarte en la forma que es más agradable,
llevando mi lámpara encendida
para disipar las sombras en el camino de otras almas.
Déjame predicar tu Nombre con palabras o sin ellas...
con mi ejemplo, con la fuerza de tu atracción,
con la sobrenatural influencia evidentemente del amor
que mi corazón siente por Ti.

Card. John Henry Newman

Nota: es conocido que esta oración es rezada diariamente por las Siervas de Dios de la Madre Teresa de Calcuta, por expresa voluntad de su fundadora.


Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la salud del sacerdote José Luis González, párroco de la Iglesia San Judas Tadeo de Maracay, Venezuela; quien se encuentra hospitalizado y su estado es delicado, esperando que Jesús de la Misericordia y de nuestra Madre la Virgen María le hagan recuperar la salud.

Pedimos oración por dos personas de Buenos Aires, Argentina: Carmen, de 97 años de edad que debe ser operada de vesícula; y Titina, de 67 años, con metástasis cancerosas en pulmón. Que el Niño por venir les conceda toda su gracia y su bendición.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


"Intimidad Divina"

Buscar a Dios en fe

Viniendo al mundo, Jesús se presentó no como un salvador potente y glorioso, sino humilde, pobre y manso. Pero esta su aparición en forma tan modesta, como cualquier otro hombre, fue de escándalo a muchos que, no sabiendo ver más allá del elemento humano, no reconocieron en Cristo al Mesías prometido. Más que a la palabra de Dios revelada a través de los profetas y más que a los milagros realizados por Jesús, prefirieron creer a su corto entendimiento, juzgando cosa absurda que el Salvador del mundo se identificase con un hombre en todo semejante a nosotros. Para acoger a Cristo y creer en él, para buscar y hallar a Dios, es necesaria la fe. La fe es “la convicción de las cosas que no se ven” (Hb 11, 1). No se funda sobre los datos sensibles o de alguna manera controlables por la criatura, sino sobre la palabra de Dios, sobre lo que él en su amor ha revelado de sí y de sus misterios. La fe no da la evidencia de las realidades divinas, pero nos da su certeza fundada en la palabra de Dios-Amor.

La fe nos dice que Jesús de Nazaret, tenido por sus compaisanos por “el hijo de José” (Lc 4, 22), es el Hijo de Dios, el Salvador prometido. Y cuanto más viva es la fe, tanto mayor es el amor con que el hombre recibe a Jesús y tanto más profundamente acoge su persona de Dios-Hombre y su mensaje, cimentando sobre él su propia vida. Jesús dijo “Si alguno me ama… mi Padre le amará, y vendremos a él y en él haremos morada” (Jn 14, 23); la fe nos da la certeza de esta sublime verdad, la cual sin embargo escapa al control de los sentidos y de la humana inteligencia. La fe nos dice que el misterio de la inhabitación de la Trinidad en el bautizado es una realidad infinitamente más verdadera que tantas otras verdades caducas controlables por la ciencia humana, y cuando una criatura está plenamente convencida de ella se hace capaz de colocar esta divina realidad por encima de todas las realidades terrenas.

La vida de unión con Dios no debe fundarse en sentimientos, sino sobre el ejercicio intenso de las virtudes teologales. Hay que aprender pues a buscar a Dios prescindiendo de todo gusto, consuelo y satisfacción, aunque sea espiritual; a caminar por el sendero de la “fe desnuda”. La fe, mejor que cualquiera otra experiencia sensible y que cualquier otro conocimiento o raciocinio, pone al alma en contacto directo con Dios… La fe une al alma con Dios, aun cuando ésta no experimente consuelo alguno; más aún, con frecuencia Dios le niega todo gusto, para que se ejercite con mayor pureza en la fe y crezca en ella. En la medida que el hombre vive de fe, se acerca a Dios, se une a él y crece en su amor. “Este es el acto más grande de nuestra fe”, dice Isabel de la Trinidad: creer en el amor de Dios y creer de modo irremovible aun en medio de las pruebas y de la oscuridad. “Un alma así, no se preocupa de gustos ni de sentimientos. Le importa poco sentir o no sentir a Dios; recibir de él gozos o sufrimientos. Ella cree solamente en su amor” (El cielo en la tierra, 6: Obras, pp. 179-180). Pero para llegar a esta fe indestructible hay que ejercitarse en ella y hay que pedirla. Señor… “acrecienta nuestra fe” (Lc 17, 6).

Cuando un alma llega a creer en el “gran amor con que Dios la ama”, se puede afirmar de ella lo que se dijo de Moisés: “Lo invisible lo mantuvo firme como si lo viera”. Un alma así no se preocupa de gustos ni de sentimientos; le importa poco sentir o no sentir a Dios, recibir de él gozos o sufrimientos. Ella cree solamente en su amor. Cuanto más sufre, mayor es su fe porque supera, por decirlo así, todos los obstáculos para ir a descansar en el seno del amor infinito que sólo puede realizar obras de amor. A esta alma, vigilante en su fe, tú puedes decirle, ¡oh divino Maestro!, aquellas palabras que dirigiste un día a María Magdalena: “Vete en paz, tu fe te ha salvado”. (Isabel de la Trinidad, El cielo en la tierra, Obras)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.