PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1887 ~ Martes
4 de Diciembre de 2012
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
No te aferres al pasado ni a los recuerdos tristes. No
abras la herida que ya cicatrizó. No revistas los dolores y sufrimientos
antiguos. Lo que pasó, pasó...
De ahora en adelante, pon tus fuerzas en construir una
vida nueva, orientada hacia lo alto, y camina de frente, sin mirar atrás.
Haz como el sol que nace cada día, sin pensar en la noche
que pasó.
¡Vamos, levántate... porque la luz del sol está afuera!
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel momento, Jesús se llenó de gozo en el Espíritu
Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque
has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los
pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado
por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el
Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose
a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis!
Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis,
pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».
(Lc 10,21-24)
Comentario
Hoy leemos un extracto del capítulo 10 del Evangelio
según san Lucas. El Señor ha enviado a setenta y dos discípulos a los lugares
adonde Él mismo ha de ir. Y regresan exultantes. Oyéndoles contar sus hechos y
gestas, «Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: ‘Yo te bendigo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra’» (Lc 10,21).
La gratitud es una de las facetas de la humildad. El
arrogante considera que no debe nada a nadie. Pero para estar agradecido,
primero, hay que ser capaz de descubrir nuestra pequeñez. “Gracias” es una de
las primeras palabras que enseñamos a los niños. «Yo te bendigo, Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e
inteligentes, y se las has revelado a los pequeños» (Lc 10,21).
Benedicto XVI, al hablar de la actitud de adoración,
afirma que ella presupone un «reconocimiento de la presencia de Dios, Creador y
Señor del universo. Es un reconocimiento lleno de gratitud, que brota desde lo
más hondo del corazón y abarca todo el ser, porque el hombre sólo puede
realizarse plenamente a sí mismo adorando y amando a Dios por encima de todas
las cosas».
Un alma sensible experimenta la necesidad de manifestar
su reconocimiento. Es lo único que los hombres podemos hacer para responder a
los favores divinos. «¿Qué tienes que no hayas recibido?» (1Cor 4,7). Desde
luego, nos hace falta «dar gracias a Dios Padre, a través de su Hijo, en el
Espíritu Santo; con la gran misericordia con la que nos ha amado, ha sentido
lástima por nosotros, y cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos ha
hecho revivir con Cristo para que seamos en Él una nueva creación» (San León
Magno).
Abbé Jean GOTTIGNY (Bruselas, Bélgica)
Santoral Católico:
San Juan Damasceno
Doctor de la Iglesia
Juan Damasceno (Yahia ibn Sargun ibn Mansur, nacido a
mediados del siglo VII de una familia árabe cristiana y muerto en el 749) es
considerado el último representante de la patrología griega y el equivalente
oriental de San Isidoro de Sevilla por sus obras monumentales como la Fuente
del conocimiento. Su actividad literaria es multiforme: pasa con autoridad de
la poesía a la liturgia, de la elocuencia a la filosofía y a la apologética.
Hijo de un alto funcionario del califa de Damasco, Juan fue compañero de juegos
del príncipe Yazid, que más tarde lo promovió al mismo puesto del padre, que
corresponde en cierto modo al de ministro de Hacienda. En calidad de
“Logothete”, fue representante civil de la comunidad cristiana ante las
autoridades árabes.
A un cierto punto Juan renunció a la corte y a su alto
cargo, probablemente por las tendencias anticristianas del califa. En compañía
del hermano Cosme, futuro obispo de Maiouma, se retiró al monasterio de San
Sabas cerca de Jerusalén, en donde, ordenado sacerdote, profundizó su formación
teológica, preparándose para el cargo de predicador titular de la basílica del
Santo Sepulcro.
Era el período en el cual el emperador de Bizancio, León
III Isáurico, inauguraba la política iconoclasta, es decir, desterraba todas
las imágenes sagradas, cuyo culto era considerado como un acto de idolatría. El
anciano patriarca de Constantinopla, San Germán, defendió el culto tradicional
explicando la verdadera naturaleza del homenaje que se les rendía a las
imágenes, pero pagó con la destitución su acto de valentía. Desde Jerusalén,
bajo el dominio árabe, se hizo oír otra voz en favor del culto de las imágenes,
la del entonces desconocido monje Juan Damasceno o de Damasco, que con sus Tres
discursos en favor de las sagradas imágenes se impuso inmediatamente a la
atención del mundo cristiano. El emperador, no pudiendo atacar directamente al
monje, recurrió vilmente a la calumnia, haciendo falsificar una carta de Juan,
en la que éste habría tramado una conjuración para restituir el dominio de la
ciudad de Jerusalén al emperador bizantino.
En esta disputa teológica, hecha de sutiles distinciones,
Juan pudo demostrar toda su preparación teológica, puesta al servicio no sólo
del patriarca de Jerusalén, sino de toda la Iglesia. En efecto, el segundo
concilio de Nicea, en reparación de las injurias recibidas por el defensor de
la ortodoxia, proclamó no sólo su ciencia, sino también su santidad. León XIII
lo proclamó doctor de la Iglesia en el año 1890.
La Iglesia lo recuerda el 4 de Diciembre, aunque en
muchos sitios se mantiene la fecha tradicional antigua de festejarlo el 27 de
Marzo.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“El alma silenciosa es capaz de la más profunda unión con
Dios;
vive casi siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo”
Santa Faustina
Tema del día:
Ver la Tierra desde fuera de
la Tierra
Los últimos siglos se han caracterizado por incontables
descubrimientos: continentes, pueblos originarios, especies de seres vivos,
galaxias, estrellas, el mundo subatómico, las energías originarias y
últimamente el campo de Higgs, especie de fluido sutil que impregna el
universo; las partículas virtuales al tocarlo reciben masa y se estabilizan.
Pero todavía no habíamos descubierto la Tierra como planeta, como nuestra Casa
Común. Fue necesario que saliésemos de la Tierra para verla desde fuera y
entonces descubrirla y constatar la unidad Tierra-humanidad.
Este es el gran legado de los astronautas que tuvieron la
posibilidad de contemplar la Tierra desde el espacio exterior por primera vez.
Produjeron en nosotros lo que se ha llamado el Overview Effect, es decir, «el
efecto de la visión desde arriba». Frank White recogió bellísimos testimonios
de los astronautas en su libro Overview Effect (Houghton Mifflin Company,
Boston 1987). Al leerlos producen en nosotros un fuerte impacto y un gran
sentimiento de reverencia, una verdadera experiencia espiritual. Leamos alguno.
El astronauta James Irwin decía: «La Tierra parece un
árbol de navidad colgado del fondo negro del universo; cuanto más nos alejamos
de ella, tanto más va disminuyendo su tamaño, hasta quedar reducida a una
pequeña bola, la más bella que se pueda imaginar. Ese objeto vivo tan bello y
tan cálido parece frágil y delicado; contemplarlo cambia a quien lo hace, pues
empieza a apreciar la creación de Dios y a descubrir el amor de Dios». Otro,
Eugene Cernan, confesaba: «Yo fui el último hombre que pisó la luna en
diciembre de 1972. Desde la superficie lunar miraba con temor reverencial hacia
la Tierra en un trasfondo muy oscuro; lo que yo veía era demasiado bello para
ser aprehendido, demasiado ordenado y lleno de intención para ser fruto de un
mero accidente cósmico; uno se sentía, interiormente, obligado a alabar a Dios.
Dios debe existir por haber creado aquello que yo tenía el privilegio de contemplar;
espontáneamente surge la veneración y la acción de gracias; para eso existe el
universo».
Con fina intuición observó Joseph P. Allen, otro
astronauta: «Se discutió mucho sobre los pros y los contras de los viajes a la
luna, no oí a nadie argumentar que deberíamos ir a la luna para ver la Tierra
desde allí, desde fuera de la Tierra; después de todo, ésta debe haber sido
seguramente la verdadera razón de haber ido a la luna».
Al pasar por esta experiencia singular, el ser humano
despierta a la comprensión de que él y la Tierra forman una unidad y que esta
unidad pertenece a otra mayor, la solar, y esta a otra todavía mayor, la
galáctica; ésta nos remite a todo el universo, el universo entero al Misterio y
el Misterio al Creador.
«Desde allá arriba», observaba el astronauta Eugene
Cernan, «no son perceptibles las barreras del color de la piel, de la religión
y de la política que aquí abajo dividen al mundo». Todo está unificado en un
único planeta Tierra. Comentaba el astronauta Salman al-Saud: «el primero y el
segundo día, señalábamos hacia nuestro país, el tercero y cuarto hacia nuestro
continente, después del quinto día solamente teníamos conciencia de la Tierra
como un todo».
Estos testimonios nos convencen de que Tierra y Humanidad
forman en realidad un todo indivisible. Exactamente esto fue lo que escribió
Isaac Asimov en un artículo en The New York Times del 9 de octubre de 1982 con
ocasión de los 25 años del lanzamiento del Sputnik, que fue el primero en dar
la vuelta a la Tierra. El título era: “El legado del Sputnik: el globalismo”. Y
decía Asimov: «se impone en nuestras mentes reluctantes la visión de que Tierra
y Humanidad forman una única entidad». El ruso Anatoly Berezovoy que estuvo 211
días en el espacio afirmó la misma cosa. Efectivamente no podemos colocar en un
lado la Tierra y en el otro la humanidad. Formamos un todo orgánico y vivo.
Nosotros los humanos somos aquella parte de la Tierra que siente, piensa, ama,
cuida y venera.
Contemplando el globo terrestre presente en casi todos
los lugares, irrumpe espontáneamente en nosotros la percepción de que a pesar
de todas las amenazas de destrucción que montamos contra Gaia, el futuro bueno
y benéfico, de alguna forma está garantizado. Tanta belleza y esplendor no
pueden ser destruidos. Los cristianos dirán: Esta Tierra está penetrada por el
Espíritu y por el Cristo cósmico. Parte de nuestra humanidad ya fue eternizada
por Jesús y está en el corazón de la Trinidad. No será sobre las ruinas de la
Tierra donde Dios completará su obra. El Resucitado y su Espíritu están
empujando la evolución hacia su culminación.
Una moderna leyenda da cuerpo a esta creencia: «Había una
vez un militante cristiano de Greenpeace que fue visitado en sueños por Cristo
resucitado. Jesús lo convidó a pasear por el jardín. El militante accedió con
gran entusiasmo. Después de andar un largo rato, admirando la biodiversidad
presente en aquel rincón, preguntó el militante: "Señor, cuando andabas
por los caminos de Palestina, dijiste en una ocasión que un día volverías con
toda tu pompa y gloria. ¡Se está demorando mucho tu venida! ¿Cuando volverás
por fin de verdad, Señor? Tras unos momentos de silencio que parecían una
eternidad, el Señor respondió: "Mi querido hermano, cuando mi presencia en
el universo y en la naturaleza sea tan evidente como la luz que ilumina este
jardín; cuando mi presencia bajo tu piel y en tu corazón sea tan real como mi
presencia aquí ahora, cuando esta presencia mía se haga cuerpo y sangre en ti
hasta el punto de que no necesites pensar más en ella, cuando estés tan imbuido
de esta verdad que ya no necesites preguntar insistentemente como estás
preguntando ahora... entonces, hermano querido, esas serán las señales de que
he vuelto con toda mi pompa y toda mi gloria.
Leonardo Boff
Pensamientos sanadores
Asume tu compromiso
Muchos católicos ignoran o han olvidado el compromiso de
evangelizar y dar testimonio de Jesús, que conlleva el ser bautizado. Algunos
piensan que las tareas de evangelización corresponden sólo a los obispos,
sacerdotes, religiosos y a un pequeño grupito de laicos.
Sin embargo, el llamado a evangelizar, en todos los
ambientes, y a jugarnos por Jesús, dejando de lado la timidez y la vergüenza,
es una obligación o, mejor dicho, un compromiso de todo aquel que se gloríe de
ser católico.
Hay quienes se preguntan por qué crecen las sectas. La
respuesta es sencilla: porque todos los que las integran tienen claro el
compromiso de anunciar su contenido y colaborar con su tiempo y con sus bienes.
Si ellos hacen tales sacrificios, cómo no los haces tú,
que perteneces a Jesús y eres miembro vivo del Cuerpo de Cristo, es decir, de
su Iglesia.
Al que me reconozca
abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el
cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que
reniegue de mí ante los hombres. Mateo 10, 32-33.
Mes de María
Desde el 7 de Noviembre al 7 de Diciembre, se
desarrolla en Argentina y en varios países del hemisferio sur, el Mes de María,
pues es el mes de las flores aquí en el sur, tal como Mayo lo es en el
hemisferio norte.
Día veintiocho (4/DIC): Perdón de las injurias
CONSIDERACIÓN. – Nuestro Señor Jesucristo iba a morir en
la cruz, sufría horribles torturas; sus manos y pies se hallaban perforados por
los clavos de la crucifixión; veía a María, su santa Madre, en pie, ante la
cruz, sumergida en el más profundo dolor; sus enemigos le injuriaban y se
regocijaban de su suplicio. Acaba de prometer el Paraíso al buen Ladrón,
escuchémosle ahora dirigir al Cielo sus más ardientes súplicas: “Padre mío,
perdónalos, exclama, porque no saben lo que hacen”. ¡Qué lección para nosotros
que somos sus discípulos y sus hijos! Encontramos en el curso de nuestra vida,
a personas que no nos quieren, que nos desean el mal y que nos lo hacen
realmente; la naturaleza sufrirá, el pensamiento de vengarnos por nuestros
actos o palabras nos vendrá, puede ser, a la mente; pero, somos cristianos y debemos
perdonar, más aun, amar a nuestros enemigos. Volvamos los ojos al crucifijo:
Jesús es nuestro modelo. Él ha hecho más que perdonar a sus enemigos, ha rogado
por ellos y María ha llevado su heroísmo hasta perdonar, Ella también, a los
verdugos de su divino Hijo.
EJEMPLO. – Un pobre negro, que había abrazado el
cristianismo, ganó por comportamiento, la gracia y confianza de su amo.
Un día que éste deseaba comprar una veintena de esclavos,
se dirigió al mercado con su fiel Tom y le ordenó elegir buenos obreros. Con
gran sorpresa del plantador, Tom le presentó un anciano inútil, que el amo no
aceptó sino de obsequio. Cuando llegaron a las plantaciones, el buen negro no
cesó de prodigar al anciano los más tiernos cuidados. Lo alojó en su cabaña y
lo hizo comer con él. Si tenía frío, Tom lo conducía al sol, si se quejaba del
calor, lo hacía sentar a la sombra de los cocoteros. Sorprendido de este apego,
el amo deseó conocer la causa.
-¿Es tu padre?, le preguntó.
-No, amo; no es mi padre.
-¿Es algún hermano mayor que tú?
-No, no es un hermano mío.
¿Es algún tío u otro de tus parientes? porque no es
posible que cobres tan gran amistad hacia un hombre completamente extraño.
-No, mi amo; no es pariente mío ni siquiera amigo.
-Explícame, pues, por qué le prodigas tantas
consideraciones.
-¡Es mi enemigo!, respondió el esclavo; él me ha vendido
a los blancos en las costas de África, pero no puedo odiarlo, porque el Padre
misionero me ha dicho: “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene
sed, dale de beber”.
PLEGARIA DE SAN BUENAVENTURA. – Nosotros dirigimos hacia
Vos, oh María, suspiros llenos de fervor y Os suplicamos con tierno amor:
destruid todo el mal que nuestros pensamientos perversos hayan podido producir.
Así sea.
RESOLUCIÓN. – Perdonaré gustoso a los que me han
perjudicado y les prestaré servicios cuando llegare la ocasión.
JACULATORIA. – María, Trono de Sabiduría, rogad por
nosotros.
Fuente: www.santisimavirgen.com.ar
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por la salud del Dr. Enrique O., de
Resistencia, Chaco, Argentina, que ha sufrido un accidente al reventar una neumático de su vehículo, que
estaba manipulando, tiene diversas fracturas en la cara y compromiso cerebral, por
lo que lo han trasladaron a Buenos Aires. Que María Santísima asista a los
médicos para una pronta recuperación.
Pedimos oración por Ana María P. de 70 años, quien como
consecuencia de una caída se fracturó la cadera y en los próximos días será
operada. Ella está muy asustada pues hace 20 años lucha contra una leucemia
crónica y esto complica la cirugía. También pedimos por su esposo, Héctor
Manuel P. de 71 años para que tenga la fortaleza de acompañar a su esposa en
estos momentos. Ellos viven en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Los
ponemos a ambos en las manos de María Inmaculada.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
"Intimidad Divina"
Santificados en Cristo Jesús
Sólo la gracia de Dios justifica al hombre y lo
santifica; y esta gracia llega a la humanidad a través de los méritos infinitos
de Jesús Señor nuestro y es concedida a cuantos creen en él. “Los seguidores de
Cristo –enseña del Vaticano II– llamados por Dios y justificados en el Señor
Jesús, no por sus propias obras, sino por designio y gracia de él, en el
bautismo de la fe han sido hechos verdaderamente hijos de Dios y partícipes de
la divina naturaleza, y por lo mismo realmente santos; conviene por
consiguiente, que esa santidad que recibieron sepan conservarla y
perfeccionarla en su vida con la ayuda de Dios” (LG 40). El bautismo ha
depositado en el cristiano el germen de la santidad, la gracia; germen
sobremanera fecundo porque hace al hombre partícipe de la vida divina y por lo
tanto de la santidad de Dios, germen capaz de producir frutos preciosos de vida
santa y de vida eterna si la criatura colabora de buena voluntad a su
desarrollo. Todo cristiano ha recibido este don: todo cristiano puede hacerse
santo y lo será no en proporción de las obras más o menos grandes que realice,
sino en la medida en que haga fructificar, con la ayuda de Dios, la gracia
recibida en el bautismo.
Jesús dijo un día a sus discípulos: “Dichosos los ojos
que ven lo que vosotros veis, porque yo os digo que muchos profetas y reyes
quisieron ver lo que vosotros veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo
oyeron” (Lc 10, 23-24). Ver al Salvador, escuchar sus palabras de vida eterna y
ser redimidos por él fueron las ansias y suspiros de Israel en los largos
siglos que precedieron al nacimiento de Cristo… Pero para que la gracia de
Cristo lleve frutos de santidad, es necesario que embista y transforme por
entero nuestra vida humana, para que de este modo quede santificada en todas
sus actividades: pensamientos, afectos, intenciones, obras; en todos sus
detalles y en todo su conjunto. A medida que la gracia crece y madura en el
creyente, ejerce en él un influjo cada vez más amplio y profundo; y cuando este
influjo se extienda efectivamente a todas sus actividades, orientándolas todas
sin excepción al cumplimiento de la voluntad de Dios y a su gloria, entonces
vivirá el cristiano de verdad en comunión con Cristo: íntimamente unido a Dios
y participando de su vida y santidad. Esta es la plenitud de la gracia,
plenitud de vida cristiana, santidad auténtica.
La gracia no consiste en la grandiosidad de las obras
exteriores o en la riqueza de los dones naturales, sino en el pleno desarrollo
de la gracia y de la caridad recibidas en el bautismo, desarrollo que se cumple
en la medida en que el hombre se abre al don divino y se hace completamente
disponible para con Dios, pronto y dócil a sus llamamientos y a su acción
santificadora. De este modo hasta el más humilde fiel que no tiene cargos
importantes en la Iglesia ni posee grandes dotes humanas ni tiene grandes
misiones que cumplir, puede llegar a un alto estado de santidad. Aun más, Jesús
mismo declaró que había venido a salvar y santificar de modo especial precisamente
a esos humildes, a estos pobres e ignorados de todos, exclamando: “Yo te alabo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los
sabios y prudentes y las revelaste a los pequeños” (Lc 10, 31).
A ti elevo mi alma,
Yahvé, mi Dios. En ti confío, no sea confundido… No, quien espera en ti no es
confundido; serán confundidos los que en balde faltan a la fidelidad.
Muéstrame, Yahvé, tus caminos, adiéstrame en tus sendas. Guíame en tu verdad y
enséñame, porque tú eres mi Dios, mi Salvador. (Salmo 25, 1-5).
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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