PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1879 ~ Lunes
26 de Noviembre de 2012
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
La imagen de Jesús como rey no deja de generar cierta
ambigüedad. En el imaginario colectivo no está suficientemente prestigiada la
figura de los monarcas. Historias de abusos, violencia y privilegio manchan la
reputación de esa forma de gobierno.
La persona de Jesús supera con creces esa y otras
modalidades de mando. La razón es simple, El no quiso disponer del poder
político porque sabía que éste se conseguía a base de violencia y engaño.
Como testigo de la Verdad que era, no iba a entrar en ese
juego sucio de las alianzas y las luchas por el poder. Jesús puede ser
considerado como rey, por el ejercicio auténtico de la autoridad. Él disponía
de la autoridad derivada de la íntima cercanía con su Padre.
Se acreditaba además por la congruencia de su vida y por
su disponibilidad para el servicio, por su defensa de los débiles y su cercanía
a todos los excluidos.
Los cristianos que viven de esa manera su fe, son
testigos de que la realeza de Jesús no es de este mundo, porque no recurre a
los mecanismos mentirosos de la clase política que, manipula y engaña con tal
de conseguir el poder.
Reflexión dominical "La verdad católica"
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, alzando la mirada, Jesús vio a unos
ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda
pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: «De verdad os digo que esta viuda
pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de
lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto
tenía para vivir».
(Lc 21,1-4)
Comentario
Hoy, como casi siempre, las cosas pequeñas pasan
desapercibidas: limosnas pequeñas, sacrificios pequeños, oraciones pequeñas
(jaculatorias); pero lo que aparece como pequeño y sin importancia muchas veces
constituye la urdimbre y también el acabado de las obras maestras: tanto de las
grandes obras de arte como de la obra máxima de la santidad personal.
Por el hecho de pasar desapercibidas esas cosas pequeñas,
su rectitud de intención está garantizada: no buscamos con ellas el
reconocimiento de los demás ni la gloria humana. Sólo Dios las descubrirá en
nuestro corazón, como sólo Jesús se percató de la generosidad de la viuda. Es
más que seguro que la pobre mujer no hizo anunciar su gesto con un toque de
trompetas, y hasta es posible que pasara bastante vergüenza y se sintiera
ridícula ante la mirada de los ricos, que echaban grandes donativos en el
cepillo del templo y hacían alarde de ello. Sin embargo, su generosidad, que le
llevó a sacar fuerzas de flaqueza en medio de su indigencia, mereció el elogio
del Señor, que ve el corazón de las personas: «De verdad os digo que esta viuda
pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de
lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto
tenía para vivir» (Lc 21,3-4).
La generosidad de la viuda pobre es una buena lección
para nosotros, los discípulos de Cristo. Podemos dar muchas cosas, como los
ricos «que echaban sus donativos en el arca del Tesoro» (Lc 21,1), pero nada de
eso tendrá valor si solamente damos “de lo que nos sobra”, sin amor y sin
espíritu de generosidad, sin ofrecernos a nosotros mismos. Dice san Agustín:
«Ellos ponían sus miradas en las grandes ofrendas de los ricos, alabándolos por
ello. Aunque luego vieron a la viuda, ¿cuántos vieron aquellas dos monedas?...
Ella echó todo lo que poseía. Mucho tenía, pues tenía a Dios en su corazón. Es
más tener a Dios en el alma que oro en el arca». Bien cierto: si somos
generosos con Dios, Él lo será más con nosotros.
Rev. D. Àngel Eugeni PÉREZ i Sánchez (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Beato Santiago Alberione
Presbítero y Fundador
Fundador de la Familia Paulina, fue uno de los apóstoles
más creativos del siglo XX. Nacido en San Lorenzo di Fossano (Cúneo, Italia) el
4 de abril de 1884, recibió el bautismo al día siguiente. La familia Alberione,
compuesta por Michele y Teresa Allocco más seis hijos, pertenecía a la clase
campesina, era profundamente cristiana y trabajadora.
El pequeño Santiago, cuarto de los hijos, experimenta
pronto la llamada de Dios: el primer año de la escuela elemental, al
preguntarle la maestra qué hará cuando sea mayor, respondió: “Quiero ser cura”.
Los años de la niñez se orientan en esa dirección.
Trasladada la familia al pueblecito de Cherasco,
parroquia de San Martín, diócesis de Alba, el párroco don Montersino ayuda al
adolescente a tomar conciencia y a responder a la llamada. A los 16 años,
Santiago es admitido en el seminario de Alba y enseguida se encuentra con quien
le será padre, guía, amigo y consejero durante 46 años: el canónigo Francisco
Chiesa.
Al término del Año Santo 1900, habiéndose sentido interpelado
por la encíclica de León XIII “Tametsi
futura”, Santiago vive la experiencia determinante de su vida. La noche del
31 de diciembre de 1900, puente entre los dos siglos, el joven seminarista reza
cuatro horas seguidas ante el Smo. Sacramento y proyecta en la luz de Dios su
futuro. Una “luz especial” le vino de la Hostia, y desde aquel momento se
siente “profundamente obligado a prepararse para hacer algo por el Señor y por
los hombres del nuevo siglo”: “obligado a servir a la Iglesia” con los nuevos
medios que el ingenio humano presentaba.
El itinerario del joven Alberione prosigue intensamente
durante los años del estudio de la filosofía y la teología. El 29 de junio de
1907 es ordenado sacerdote. Sigue una breve pero decisiva experiencia pastoral
en Narzole (Cúneo), como vicepárroco. Allí encuentra al jovencito José
Giaccardo, que para él será lo que fue Timoteo para el apóstol Pablo. Y también
allí, el P. Alberione madura la comprensión de lo que puede hacer la mujer
implicada en el apostolado.
En el seminario de Alba desempeña el cargo de Padre
espiritual de los seminaristas mayores y menores, y da clases de varias
asignaturas. Se presta para la predicación, catequesis y conferencias en
diversas parroquias de la diócesis. Dedica asimismo mucho tiempo al estudio
sobre la situación de la sociedad civil y eclesial de su tiempo y sobre las
nuevas necesidades que se entrevén.
Comprende que el Señor le guía a una misión nueva:
predicar el Evangelio a todos los pueblos, en el espíritu del apóstol Pablo,
utilizando los medios modernos de comunicación. Atestiguan tal orientación dos
libros suyos: Apuntes de teología pastoral (1912) y La mujer asociada al celo
sacerdotal (1911-1915).
Dicha misión, para tener carisma y continuidad, debe ser
asumida por personas consagradas, pues “las obras de Dios se hacen con los
hombres de Dios”. Y así, el 20 de agosto de 1914, mientras en Roma muere el
papa Pío X, en Alba el P. Alberione da inicio a la “Familia Paulina” con la
fundación de la Pía Sociedad de San Pablo. El comienzo es pobrísimo, de acuerdo
con la pedagogía divina: “empezar siempre desde un pesebre”.
La familia humana —en la que el P. Alberione se inspira—
está compuesta de hermanos y hermanas. La primera mujer que sigue al P.
Alberione es una muchacha veinteañera de Castagnito (Cúneo): Teresa Merlo. Con
su aporte, Alberione da comienzo a la congregación de las Hijas de San Pablo
(1915). Lentamente la “Familia” se desarrolla, las vocaciones masculinas y
femeninas aumentan, el apostolado se delinea y toma forma.
En diciembre de 1918 se produce una primera partida de
“hijas” hacia Susa (Turín): empieza una intrépida historia de fe y de
iniciativas, que engendra incluso un estilo característico, denominado “a la
paulina”. Este camino parece interrumpirse en 1923, cuando el P. Alberione
enferma gravemente y el diagnóstico de los médicos no deja esperanzas. Pero el
Fundador reemprende milagrosamente el camino: “San Pablo me curó”, comentará
después. Por entonces aparece en las capillas paulinas la frase que, en sueño o
en revelación, el divino Maestro dirige al Fundador: “No temáis - Yo estoy con
vosotros - Desde aquí quiero iluminar - Caminad en continua conversión”.
Al año siguiente viene a la vida la segunda congregación
femenina: las Pías Discípulas del Divino Maestro, para el apostolado
eucarístico, sacerdotal, litúrgico. A guiarlas en la nueva vocación, el P.
Alberione llama a la joven Hna. Ma. Escolástica Rivata, que morirá a los
noventa años en olor de santidad.
En el campo apostólico, el P. Alberione promueve la
impresión de ediciones populares de los Libros Sagrados, y con las
publicaciones periódicas se lanza a las formas más rápidas para hacer llegar el
mensaje de Cristo a los lejanos. En 1912 ya había aparecido la revista Vida
Pastoral destinada a los párrocos; El Domingo, hojita semanal para la animación
de la liturgia dominical, sale en 1921; en 1931 nace Familia Cristiana, revista
semanal con la finalidad de alimentar la vida cristiana de las familias.
Seguirán: La Madre de Dios (1933), “para desvelar a las almas las bellezas y
las grandezas de María”; Pastor bonus (1937), revista mensual en latín; Camino,
Verdad y Vida (1952), revista mensual para dar a conocer y enseñar la doctrina
cristiana; La Vida en Cristo y en la Iglesia (1952), con el fin de hacer
“conocer los tesoros de la Liturgia, difundir cuanto sirve a la Liturgia, vivir
la Liturgia según la Iglesia”. El P. Alberione piensa también en los
muchachitos: para ellos empieza a publicar en 1924 Il Giornalino 1.
Se pone mano asimismo a la construcción del gran templo
dedicado a san Pablo en Alba. Seguirán los otros dos a Jesús Maestro (en Alba y
Roma) y el santuario a la Reina de los Apóstoles (Roma). Sobre todo se mira a
salir de los confines locales y nacionales. En 1926 nace la primera Casa filial
en Roma, seguida en los años sucesivos por muchas fundaciones en Italia y en
otras naciones.
Entretanto crece el edificio espiritual: el Fundador
inculca el espíritu de entrega mediante “devociones” de fuerte dinamismo
apostólico: a Jesús Maestro y Pastor “Camino y Verdad y Vida”, a María Madre,
Maestra y Reina de los Apóstoles; a san Pablo apóstol. Es precisamente la
referencia al Apóstol lo que califica en la Iglesia a las nuevas instituciones
como “Familia Paulina”. La meta ansiada por el Fundador como primer empeño, es
la conformación plena con Cristo: acoger todo el Cristo Camino y Verdad y Vida
en toda la persona, mente, voluntad, corazón, fuerzas físicas. Orientación
codificada en el librito Donec formetur Christus in vobis (1932).
En octubre de 1938 el P. Alberione funda la tercera
congregación femenina: las Hermanas de Jesús Buen Pastor o “Pastorcitas”,
destinadas al apostolado pastoral directo en auxilio de los Pastores.
Durante el obligado paréntesis de la segunda guerra
mundial (1940-1945), el Fundador no se detiene en su itinerario espiritual. Va
acogiendo en medida creciente la luz de Dios en un clima de adoración y
contemplación. De ello son testimonio los Cuadernillos espirituales, en los que
anota las inspiraciones y los medios que adoptar para responder al proyecto de
Dios. En esta atmósfera espiritual nacen las meditaciones que cada día dicta a
los hijos e hijas, las directrices para el apostolado, la predicación de
incontables retiros y cursos de ejercicios (recogidos en sendos opúsculos). El
empeño del Fundador es siempre el mismo: hacer comprender a todos que “la
primera preocupación en la Familia Paulina será la santidad de la vida, la
segunda la santidad de la doctrina”. A la luz de esto hay que entender su
Proyecto de una enciclopedia sobre Jesús Maestro (1959).
En 1954, recordando el 40 aniversario de fundación, el P.
Alberione aceptó por primera vez que se escribiera de él en el volumen Mi
protendo in avanti 2, y consintió en facilitar algunos apuntes suyos acerca de
los orígenes de la fundación. Surgió así el librito Abundantes divitiæ gratiæ
suæ, que se considera como la “historia carismática de la Familia Paulina”.
Familia que fue completándose entre 1957 y 1960, con la fundación de la cuarta
congregación femenina, el Instituto Regina Apostolorum para las vocaciones
(Hermanas “Apostolinas”), y de los Institutos de vida secular consagrada: San
Gabriel Arcángel, Virgen de la Anunciación, Jesús Sacerdote y Santa Familia.
Diez instituciones (incluidos los Cooperadores Paulinos), unidos todos ellos
por el mismo ideal de santidad y de apostolado: la reafirmación de Cristo
“Camino, Verdad y Vida” en el mundo, mediante los instrumentos de la
comunicación social.
A lo largo de los años 1962-1965, el P. Alberione es
protagonista silencioso pero atento del Concilio Vaticano II, a cuyas sesiones
participa diariamente. Entre tanto, no faltan tribulaciones y sufrimientos: la
muerte prematura de sus primeros colaboradores, Timoteo Giaccardo y Tecla
Merlo; la preocupación por las comunidades en países con dificultades y,
personalmente, una martirizadora escoliosis, que le atormentaba noche y día.
Vivió 87 años. Cumplida la obra que Dios le había
encargado, el 26 de noviembre de 1971 dejó la tierra para ocupar su sitio en la
Casa del Padre. Sus últimas horas se vieron confortadas con la visita y la
bendición del papa Pablo VI, que nunca ocultó su admiración y veneración por el
P. Alberione. Es conmovedor el testimonio que dio de él en la audiencia
concedida a la Familia Paulina el 28 de junio de 1969 (el Fundador tenía 85
años):
“Miradlo: humilde, silencioso, incansable, siempre
alerta, siempre ensimismado en sus pensamientos, que van de la oración a la
acción, siempre atento a escrutar los “signos de los tiempos”, es decir, las
formas más geniales de llegar a las almas... Nuestro P. Alberione ha dado a la
Iglesia nuevos instrumentos para expresarse, nuevos medios para vigorizar y
ampliar su apostolado, nueva capacidad y nueva conciencia de la validez y de la
posibilidad de su misión en el mundo moderno y con los medios modernos. Deje,
querido P. Alberione, que el Papa goce de esta prolongada, fiel e incansable
fatiga y de los frutos por ella producidos para gloria de Dios y bien de la
Iglesia”.
El 27 de Abril de 2003 fue beatificado por el papa Juan
Pablo II.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“La fortaleza del hombre se prueba en la desgracia,
y la fidelidad de un buen amigo se prueba en la
tempestad”
Theodor Korner
Tema del día:
Nuevo Libro del Papa
Recientemente salió a la venta el último libro del papa
Benedicto XVI, bajo el título "La infancia de Jesús" considerado por
muchos “una narración como la de un evangelista”
Transcribimos una entrevista a Bernardo Estrada, profesor
de Sagrada Escritura.
¿Cómo cambia la
forma de ver la infancia de Jesús el libro del Papa?
–El libro no contiene grandes novedades, pero completa la
imagen de Jesús que teníamos con los libros anteriores, dedicados a la vida
pública, a la Pasión y a la Resurrección. Faltaba que Benedicto XVI analizara
los llamados Evangelios de la infancia. Se trata de narraciones sugestivas,
realizadas por los evangelistas Mateo y Lucas. Este volumen muestra que la fe
cristiana está anclada en la historia: son hechos que realmente sucedieron.
¿Despejará el libro
las dudas de algunos sobre la figura de Cristo como hombre?
–Ayuda a superar las dificultades que plantea el
conocimiento de la infancia de Jesús. Hay quienes decían que se trataba de una
historia inventada, pero el Papa hace ver, como estudioso, que lo que dijeron
los evangelistas es cierto. Constataron los hechos y luego fueron al Antiguo
Testamento para intentar explicárselos. No se inventaron nada, tienen sus
fuentes. En el caso de Mateo, derivan de San José, y en el de Lucas, de la
Virgen María.
¿Puede haber sido
alterada la narración de San José y de la Virgen María hasta que llegó a los
evangelistas debido a los intermediarios?
–Ésta es la misma pregunta que surge con el resto de los
Evangelios. Existe un riesgo de que se perdieran anécdotas, pero siempre se
transmitía la verdad fundamental. Con los hechos principales de la infancia de
Jesús, es muy remoto el riesgo de que haya habido cambios en las cosas
importantes. Vemos esta situación en todos los Evangelios: se cuentan los
mismos hechos fundamentales, aunque cambian algo los detalles.
¿Puede entenderse
sin recurrir a la fe que Jesús fuera concebido sin que la Virgen conociese
varón?
–Es difícil. Los milagros despiertan la incredulidad
porque superan nuestra capacidad de conocimiento y nuestra razón. Requieren de
la fe. Dios, el creador del orden natural, puede cambiar las reglas cuando
quiere decirnos algo.
Además de los Evangelios,
¿hay otros textos que nos permitan conocer la infancia de Jesús?
–La Iglesia primitiva quería saber más sobre los primeros
años de Jesús, como vemos en los Evangelios apócrifos. El hecho de no ser
canónicos no significa por fuerza que el contenido de todos ellos sea falso. El
Protoevangelio de Santiago, por ejemplo, nos informa del nombre de los padres
de la Virgen María, San Joaquín y Santa Ana. Tienen cierto valor histórico,
aunque no contienen mensaje de fe. Hay otros Evangelios apócrifos que presentan
a un Jesús niño que hace milagros, lo que no es correcto.
¿Dónde hay que
ubicar este libro dentro de la obra de Ratzinger?
–Completa su trilogía sobre Jesús. El Papa ha hecho como
los evangelistas, narrando al final el relato de la infancia. Los primeros
Evangelios que se escribieron contaban la Resurrección, porque era lo que
salvaba. La predicación empieza ahí. Luego viene el interés por conocer la
figura de Jesús y sus palabras, como las parábolas, que tienen un fuerte
impacto retórico y son convincentes. Por último viene la infancia. El Papa
cierra con este libro su trilogía, a la que ha dedicado nueve años de trabajo.
Fuente: Fluvium
Mensaje de María Reina de la
Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de Noviembre de
2012
¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia, los invito a
todos ustedes a renovar la oración. Ábranse a la Santa Confesión, para que cada
uno de ustedes pueda aceptar mi llamada con todo el corazón. Estoy con ustedes
y los protejo de la perdición del pecado, y ustedes deben abrirse al camino de
la conversión y de la santidad, para que vuestro corazón arda de amor por Dios.
Concédanle tiempo, y Él se donará a ustedes, y así, en la voluntad de Dios,
podrán descubrir el amor y la alegría de vivir. ¡Gracias por haber respondido a
mi llamado!
Pensamientos sanadores
Recibiendo y construyendo el Reino de Dios
En la teología del evangelista San Juan, cuando se habla
del cielo y del Reino de Dios, permanentemente subyace la idea de que éste
comienza a gestarse ya en la tierra y en el interior de cada uno de nosotros,
para luego expresarse, como en ondas expansivas circulares, hacia nuestro
alrededor.
Esta afirmación de que el Reino de Dios comienza a
vivirse en esta tierra, la encontramos en las palabras mismas de Jesucristo:
“¡Conviértanse, porque el Renio de los cielos ha llegado! (Mt 4, 17). Esto
significa que, aunque sea en una pequeña proporción, ya podemos comenzar a
experimentar la sensación de plenitud y gozo del cielo, sin tener que esperar
la partida de esta vida.
Esta presencia del cielo en nuestro interior se va
acrecentando a medida que profundizamos la conciencia de que todas las
actividades cotidianas podemos realizarlas en comunión con Dios.
Los fariseos le
preguntaron cuando llegaría el Reino de Dios. Él les respondió “El Reino de
Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: ‘Esta aquí’ o ‘Está allí’.
Porque el Reino de Dios está entre ustedes. Lucas 17, 20-21
Mes de María
Desde el 7 de Noviembre al 7 de Diciembre, se
desarrolla en Argentina y en varios países del hemisferio sur, el Mes de María,
pues es el mes de las flores aquí en el sur, tal como Mayo lo es en el
hemisferio norte.
Día veinte
(26/NOV): De la confesión
CONSIDERACIÓN. – Cuando se ha tenido la desgracia de
ofender a Dios, no se está absolutamente, condenado sin remedio. Mientras
tengamos un soplo de vida, nos es posible obtener el perdón por la confesión
humilde de nuestras faltas, un arrepentimiento sincero de haberlas cometido y
la firme resolución de no recaer en ellas; porque si hay, en el umbral de la
otra vida, el temible tribunal donde sede la justicia misma, tenemos otro, aquí
abajo, presidido por la misericordia y María, refugio de los pecadores, parece
conducir Ella misma a sus hijos culpables a los pies del sacerdote, que ha
recibido del Divino Maestro el poder de absolvernos.
La confesión es, en efecto, un verdadero juicio. Nos
acusamos nosotros mismos al Ministro del Señor. Si nuestras disposiciones son
suficientes, de parte de Dios, él nos absuelve y por los méritos de la preciosa
sangre del Salvador, nuestra alma
encuentra la pureza que había perdido.
¿Por qué, pues, todos los hombres no comprenden nada la
inmensa gracia que se nos ha acordado por el sacramento de la penitencia? ¿De
dónde puede venir la repulsión y el miedo que tantos pecadores experimentan,
cuando les sería tan ventajoso aproximarse al confesionario, sino de los
esfuerzos del demonio, de ese enemigo de todo bien, que quiere impedir a esas
almas culpables escapársele? Y sin embargo ¡qué paz, qué calma, se extienden en
ellas después de una buena confesión!
EJEMPLO. – Escuchemos a un oficial del ejército de Luis
XV, quien, tocado por la gracia, oyendo al célebre Padre Bridaine, predicar
durante una misión, resolvió convertirse. Se confesó con el más sincero
arrepentimiento. Le parecía, saliendo del confesionario, que había sacado de
sobre su corazón, un peso insoportable.
Lloraba de alegría: “Yo, no he gustado en mi vida, decía,
de un placer tan puro, tan dulce, que aquel que pruebo desde que he entrado en
gracia de mi Dios. No creo que nuestro rey pueda ser más feliz que yo, no, en
todo el resplandor que rodea su trono, en medio de todos los placeres que lo
rodean, él no está tan contento ni tan gozoso como yo lo estoy, después que he
dejado el horrible fardo de mis pecados.
No cambiaría mi suerte por todos los placeres, el fausto,
las riquezas, de todos los monarcas del mundo”.
PLEGARIA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO. - ¡Oh Madre mía! Vos,
la Abogada de los pecadores, venid en mi auxilio, defendedme de los malignos
espíritus y como la gloriosa pasión de vuestro Hijo bendito y vuestra propia
intercesión me han dado la esperanza, obtenedme el perdón de mis pecados y la
gracia de morir en vuestro amor y en el de Jesús. Conducidme también por el
camino de la salvación y de la felicidad eterna. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Me confesaré la víspera de las grandes
fiestas de la Iglesia y para ello me prepararé con gran cuidado.
JACULATORIA. – Virgen clemente, rogad por nosotros.
Fuente: www.santisimavirgen.com.ar
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Mónica F., de 50 años de edad, de la
provincia de Entre Ríos, Argentina, que cambiará la ciudad donde reside y
también su trabajo, para que todo le
vaya bien con la ayuda de Dios y de la Santísima Virgen María.
Pedimos oración por Gladys I. S., que vive en La Habana,
Cuba, y en fecha próxima será operada por un nódulo mamario, para que María,
Madre de Dios y Madre de todos nosotros, la proteja e interceda ante Jesús por
su pronta curación.
Pedimos oración por la situación familiar de Laura U. S.,
de México D. F., separada de su esposo, con dos hijas, en plena disputa
judicial por la tenencia de las niñas, para que el Señor ponga paz, luz y amor
en las decisiones que deban tomarse y todo sea para bien.
Pedimos oración por la salud de Enrique Pablo C., de 59 años
de edad, que mañana será operado en la ciudad de La Plata, Argentina, por
cáncer de colon. Que el Buen Jesús guíe la mano del cirujano para que la
intervención sea exitosa y este hermano nuestro recupere su salud.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
"Intimidad Divina"
El Señor es mi pastor
El ángel del Señor se apareció a Elías, abatido por las
continuas persecuciones y agotado por la larga caminata en el desierto, para
confortarlo. “Levántate y come”, le dijo por dos veces, y por dos veces halló
el profeta junto a sí una hogaza y agua; restaurado por ese alimento,
remprendió el camino, y “caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte
de Dios, el Horeb” (1 Re 19, 8). Nunca permite Dios que le falte su ayuda al
hombre que va en su busca. El agua vivificante de la gracia y el pan vivo de la
Eucaristía son su sostén cotidiano, mucho más fortificante y prodigioso que el
ofrecido a Elías. Sin embargo, puede suceder lo que a los Hebreos en el
Desierto: no apreciaron el maná enviado por Dios y el agua brotada de la roca;
el pueblo deseó otros manjares y añoró las carnes y cebollas de Egipto. El
hombre, por desgracia, se habitúa aun a las gracias mayores, hasta a los
milagros, y acaba por no apreciar su valor.
“Deliciosos son tus perfumes… Llévame en pos de ti.
¡Correremos!” (Ct 1, 3-4). Como la esposa de los Cantares, la criatura
purificada se siente fuertemente atraída por la belleza de Dios, y sólo espera
un gesto para correr a él. Se establece como una porfía: cuanto más la criatura
ansía unirse a Dios, más la atrae Dios a sí con “sus divinas inspiraciones y
toques” (ib). Estos no son otra cosa que los dones del Espíritu Santo que
actúan en el alma para facilitarle el camino. Esta entonces se mueve hacia Dios
no tanto por iniciativa personal, cuanto dejándose asir y guiar por el impulso
del Espíritu. “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de
Dios” (Rm 8, 14). Hijos no sólo porque han recibido el bautismo, sino porque
han dejado a la gracia bautismal madurar en toda su plenitud, plenitud que
implica el desarrollo perfecto de las virtudes infusas y de los dones del
Espíritu Santo.
Sólo así puede la criatura ser transformada toda por la
gracia y, por ello, penetrada de la vida divina, modelada por el Espíritu Santo
a imagen del Hijo Único de Dios y, como hija verdadera, introducida en la
“comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo” (1 Jn 1, 3). Esta es la vida
mística que se encuentra en la línea del desarrollo normal de la gracia y por
eso se ofrece a todos los creyentes. Es vida mística porque en ella la
iniciativa y el estilo divinos predominan sobre los humanos y la criatura saca
de ella una verdadera experiencia de Dios; de su trascendencia e inmanencia, de
su presencia en el alma y de la unión con él por la caridad. Es la comunión con
Dios vivida no sólo por el hecho de estar en gracia –dato esencial y
fundamental– sino también por la experiencia que se deriva del amor. Estas son
las inmensas riquezas ofrecidas a las criaturas que saben darse a Dios con
generosidad total.
¡Oh alimento sin
sabor! ¡Oh sabor sin gusto! ¡Oh manjar de amor del que se alimentan los
ángeles, los santos y los hombres! ¡Oh manjar beatífico, el que te gusta no
sabe qué bien sea ése! ¡Oh verdadero manjar que satisfaces nuestro apetito, tú
apagas todo otro apetito! El que gusta de este manjar se considera
bienaventurado, estando todavía en esta vida, en la que tú, oh Dios, no
muestras sino una pequeñísima gotita. Si mostrases un poquito más, el hombre
moriría por ese amor tan sutil y penetrante, y el espíritu se inflamaría tanto
que el débil cuerpo quedaría consumido. ¡Oh amor celeste, oh amor divino, yo
quedo vencida y dominada! (Santa Catalina de Génova, Diálogo)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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