viernes, 2 de noviembre de 2012

Pequeñas Semillitas 1859


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1859 ~ Viernes 2 de Noviembre de 2012
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Alabado sea Jesucristo…
La Conmemoración de los Fieles Difuntos, popularmente llamada Día de Difuntos, es una celebración que tiene lugar el día 2 de noviembre, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y, especialmente, por aquellos que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.
La Iglesia Católica, que quiere ser Madre de todos los hombres, anima en este día a sus hijos a rezar por los difuntos. Los fieles difuntos son asimismo miembros del Cuerpo Místico de Cristo y forman parte de la Iglesia. Constituyen la Iglesia Purgante y viven en solidaridad con los demás miembros –los de la Iglesia Militante en la tierra y los de la Iglesia Triunfante en el Paraíso– y en comunión con Dios, aunque de diverso modo.
Así como las almas de los fieles que alcanzaron ya su meta definitiva en el Cielo, viven en una perfecta intimidad con la Trinidad Beatísima, y los que aún vivimos en el mundo nos sentimos y somos hijos de Dios, y batallamos contra nuestras pasiones por ser fieles al creador, mientras nos dura el tiempo de merecer, las almas del Purgatorio pasaron ya por el mundo, pero todavía no gozan de Dios.
En el día de hoy se nos recuerda la práctica multisecular de los sufragios. Ese modo de vivir la caridad con los que nos han precedido en el camino hacia la santidad, tal vez sea una de las manifestaciones más delicadas de amor entre nosotros. En efecto, quienes ofrecen esos sufragios –oraciones y sacrificios por los difuntos– ejercitan de modo admirable, no solamente la fe en la eficacia de la oración, sino que hacen asimismo actos espléndidos de amor generoso y desprendido, para ayudar a quienes sufren, viéndose aún detenidos en su tránsito a la Bienaventuranza Eterna de intimidad con Dios.
Nuestra Madre del Cielo, que no conoció pecado, nos puede aficionar a esa limpieza completa del alma, que podemos conseguir también, con oración y sacrificios, para las almas del Purgatorio.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


Cuando los soldados llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».
(Lc 23,33.39-43)

Comentario
Hoy, el Evangelio evoca el hecho más fundamental del cristiano: la muerte y resurrección de Jesús. Hagamos nuestra, hoy, la plegaria del Buen Ladrón: «Jesús, acuérdate de mí» (Lc 23,42). «La Iglesia no ruega por los santos como ruega por los difuntos, que duermen en el Señor, sino que se encomienda a las oraciones de aquéllos y ruega por éstos», decía san Agustín en un Sermón. Una vez al año, por lo menos, los cristianos nos preguntamos sobre el sentido de nuestra vida y sobre el sentido de nuestra muerte y resurrección. Es el día de la conmemoración de los fieles difuntos, de la que san Agustín nos ha mostrado su distinción respecto a la fiesta de Todos los Santos.
Los sufrimientos de la Humanidad son los mismos que los de la Iglesia y, sin duda, tienen en común que todo sufrimiento humano es de algún modo privación de vida. Por eso, la muerte de un ser querido nos produce un dolor tan indescriptible que ni tan sólo la fe puede aliviarlo. Así, los hombres siempre han querido honrar a los difuntos. La memoria, en efecto, es un modo de hacer que los ausentes estén presentes, de perpetuar su vida. Pero sus mecanismos psicológicos y sociales amortiguan los recuerdos con el tiempo. Y si eso puede humanamente llevar a la angustia, cristianamente, gracias a la resurrección, tenemos paz. La ventaja de creer en ella es que nos permite confiar en que, a pesar del olvido, volveremos a encontrarlos en la otra vida.
Una segunda ventaja de creer es que, al recordar a los difuntos, oramos por ellos. Lo hacemos desde nuestro interior, en la intimidad con Dios, y cada vez que oramos juntos, en la Eucaristía: no estamos solos ante el misterio de la muerte y de la vida, sino que lo compartimos como miembros del Cuerpo de Cristo. Más aún: al ver la cruz, suspendida entre el cielo y la tierra, sabemos que se establece una comunión entre nosotros y nuestros difuntos. Por eso, san Francisco proclamó agradecido: «Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana, la muerte corporal».
Fra. Agustí BOADAS Llavat OFM (Barcelona, España)


Santoral Católico:
Los Fieles Difuntos


Las tres Iglesias: Se llama Iglesia a la asociación de los que creen en Jesucristo. La Iglesia se divide en tres grupos. Iglesia triunfante: los que ya se salvaron y están en el cielo (los que festejamos ayer). Iglesia militante: los que estamos en la tierra luchando por hacer el bien y evitar el mal. E Iglesia sufriente: los que están en el purgatorio purificándose de sus pecados, de las manchas que afean su alma.

El Catecismo de la Iglesia Católica, publicado por el Papa Juan Pablo II en 1992, es un texto de máxima autoridad para todos los católicos del mundo y dice cinco cosas acerca del Purgatorio:

1ª. Los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, sufren después de su muerte una purificación, para obtener la completa hermosura de su alma (1030).

2ª. La Iglesia llama Purgatorio a esa purificación, y ha hablado de ella en el Concilio de Florencia y en el Concilio de Trento. La Iglesia para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: "La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego". (1Cor. 3, 14).

3ª. La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º. de los Macabeos en la S. Biblia dice: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46).

4ª. La Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos (Cuenta San Agustín que su madre Santa Mónica lo único que les pidió al morir fue esto: "No se olviden de ofrecer oraciones por mi alma").

5ª. San Gregorio Magno afirma: "Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso".

De San Gregorio se narran dos hechos interesantes. El primero, que él ofreció 30 misas por el alma de un difunto, y después el muerto se le apareció en sueños a darle las gracias porque por esas misas había logrado salir del purgatorio. Y el segundo, que un día estando celebrando la Misa, elevó San Gregorio la Santa Hostia y se quedó con ella en lo alto por mucho tiempo. Sus ayudantes le preguntaron después por qué se había quedado tanto tiempo con la hostia elevada en sus manos, y les respondió: "Es que vi que mientras ofrecía la Santa Hostia a Dios, descansaban las benditas almas del purgatorio". Desde tiempos de San Gregorio (año 600) se ha popularizado mucho en la Iglesia Católica la costumbre de ofrecer misas por el descanso de las benditas almas.

La respuesta de San Agustín: a este gran Santo le preguntó uno: "¿Cuánto rezarán por mí cuando yo me haya muerto?", y él le respondió: "Eso depende de cuánto rezas tú por los difuntos. Porque el evangelio dice que la medida que cada uno emplea para dar a los demás, esa medida se empleará para darle a él".

¿Vamos a rezar más por los difuntos? ¿Vamos a ofrecer por ellos misas, comuniones, ayudas a los pobres y otras buenas obras? Los muertos nunca jamás vienen a espantar a nadie, pero sí rezan y obtienen favores a favor de los que rezan por ellos.

Fuente: EWTN


La frase de hoy

“La muerte es algo que no debemos temer
porque, mientras somos, la muerte no es
y cuando la muerte es, nosotros no somos”

Antonio Machado


Temas Médicos:
Las 7 claves de un cerebro joven


“Envejecer es un mal vicio que no se pueden permitir  los que andan muy ocupados” (André Maurois)

Como no todo el mundo tiene tiempo o ganas de escribir novelas o de tocar el violín, vamos a ver las claves para mantener el cerebro joven a cualquier edad.
Según el divulgador William Speed, hay siete cosas que todo el mundo debería hacer para que su centro de operaciones no vea menguado su rendimiento:

1. Ejercicio. Según los especialistas en terapias antiaging, el mejor tonificador del cerebro son las zapatillas de deporte, ya que mejora el ritmo cardiaco y, por tanto, la circulación de la sangre. Un cerebro bien irrigado mantiene en buen estado las conexiones entre las neuronas, que son esenciales para el pensamiento. Por tanto, el ejercicio suave suministra más sangre y oxígeno a nuestro tejido cerebral, evitando que se deteriore.

2. Buena alimentación. El consumo de alimentos ricos en antioxidantes –frutas y verduras, legumbres, frutos secos, té  verde–  no sólo ayuda a prevenir el cáncer, sino que neutraliza los temidos radicales libres que envejecen el cerebro. Una dieta demasiado grasa, además, puede derivar en presión arterial alta, diabetes, obesidad o colesterol, los cuales dificultan el riego sanguíneo también en el cerebro.

3. Aprender siempre.  Aunque nuestra materia gris empieza a envejecer a los 30 años, un aprendizaje constante permite  mantener la agilidad. Para ello debemos procurar a la mente ejercicios y nuevos desafíos.

4. Mantener la calma. Jeansok Kim, un investigador de la Universidad de Washington, asegura "que el estrés puede dañar los procesos cognitivos como el aprendizaje y la memoria". En especial, el estrés crónico debilita la región del cerebro denominada hipocampo, donde se forma y consolida la memoria.

5. Dormir suficiente. Un estudio llevado a cabo en Harvard con estudiantes de matemáticas demostró que un buen descanso nocturno duplicaba la capacidad de los participantes para resolver problemas planteados el día antes. Esto se debe a que, mientras dormimos, el cerebro se mantiene activo y tiene tiempo de sintetizar lo que ha aprendido con anterioridad. La expresión “voy a consultarlo con la almohada” tiene, por tanto, mucho sentido.

6. Reír. El humor estimula la generación de dopamina, una hormona y neurotransmisor que nos hace “sentir bien”. La risa nos ayuda a relativizar nuestras preocupaciones, con lo que evitamos que nuestra mente se ancle.

7. Aprovechar la experiencia. Lo bueno de hacerse mayor es que atesoramos un archivo con millones de situaciones que nos proporcionan criterio. Esta información podemos aprovecharla para afrontar problemas –nuestros o de otras personas– para los que una persona joven no está preparada.

JUEGOS PARA EL CEREBRO

“Los seres humanos no dejan de jugar porque envejecen; envejecen porque dejan de jugar” (Oliver Holmes).

En las farmacias se venden sofisticados complementos vitamínicos para nutrir nuestro músculo pensante, y las tiendas de productos naturales recomiendan ginseng para la vitalidad y ginkgo biloba para reforzar la memoria. Sin embargo, la mayoría de especialistas coinciden en que el juego es el protector número uno de las facultades mentales.

La terapeuta Amber Hensley aconseja incorporar a nuestra rutina diaria alguna de estas actividades para mantener bien lubricada nuestra red neuronal:

• Juegos de mesa como el ajedrez, las damas, el dominó o las cartas, incluyendo los solitarios.
• Puzzles, mecanos y otros juegos de construcción.
• Crucigramas, sudokus o cualquier pasatiempo.

Para los que se aburren con esta clase de pasatiempos, aprender un idioma es una excelente manera de engrasar todos nuestros circuitos cerebrales, ya que implica ejercitar la memoria, entender nuevas estructuras y sintetizar reglas gramaticales.

Por supuesto, dos actividades como leer y escribir también resultan una gimnasia mental de primer orden, al igual que aprender a tocar algún instrumento musical.

Una actitud optimista será el complemento imprescindible para que nuestro cerebro sea un generador de creatividad en lugar de un pozo de lamentos.
Alimentar la curiosidad y celebrar cada día que pasamos en el mundo es todo lo que hace falta para no retirarnos nunca del lado soleado de la vida. Como reza un proverbio irlandés, “nunca lamentes que te estás haciendo viejo, porque a muchos les ha sido negado este privilegio ”.

“La única forma de mantenerse joven mentalmente es no dejar nunca de jugar. Independientemente de la edad, debemos vivir como si estuviéramos poniendo a prueba el mundo, es decir, seguir siendo niños. Cuando observamos a grandes artistas como Matisse, Picasso o Miró, entendemos que en esencia continuaron haciendo lo mismo que en su infancia: jugar, divertirse, ponerse nuevos retos. Mantener la ilusión cada día y  no renunciar a los valores de la infancia es el elixir de la juventud. También para el cerebro, pues en cuanto empiezas  a pensar como un viejo ya has perdido la batalla. Por eso es bueno que los abuelos estén cerca de sus nietos y les vean jugar e imaginar. Los niños son nuestros mejores maestros” (Gerard Rosés, pintor).

Para el final, una reflexión vinculada al mundo de la informática: "La alfabetización digital tiene que ver con el dominio de las ideas, no de las teclas"


Pensamientos sanadores


Pide la pureza de corazón

Hay quienes sienten escrúpulos de recibir la comunión en sus manos, olvidando que así lo hizo Jesús en la Última Cena y quizá no tienen en cuenta la insistencia de Nuestro Señor en que lo verdaderamente manchado es el corazón.
Pídele que entre con su luz en tu corazón y lo vuelva limpio como un cristal y dulce como la miel.
Pídele que todas tus motivaciones e intenciones, que sólo él puede ver, surjan de la fuente de su Santo Espíritu y tiendan hacia él como único fin.
Pídele que, en lo que digas y hagas cada día, no haya doblez ni segundas intenciones.
El mantener las manos limpias para recibir a Jesús Eucaristía está muy bien. Pero es mucho mejor tener limpio el corazón donde Jesús ha de habitar.

Un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó que no se lavara antes de comer. Pero el Señor le dijo: “¡Así son ustedes los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia, insensatos! El que hizo lo de afuera ¿no hizo también lo de adentro?” Lucas 11, 37-40


Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el alma de Daniel, de Buenos Aires, Argentina, que ayer hubiera cumplido 54 años de edad, pero ya descansa en los brazos de Jesús y de María en el cielo. Su esposa Patricia y toda la familia, lo tienen permanentemente en el corazón…

Pedimos oración por el eterno descanso del alma del joven Néstor Gastón, hijo de nuestra lectora y amiga Lilian, de Córdoba, Argentina, por quien habíamos venido rezando ante su delicado estado de salud. Ahora pedimos a Jesús que lo reciba en su Reino Celestial y a la Santísima Virgen que acompañe a Lilian y a toda la familia en tan delicado momento.

Pedimos oración por la señora María Esther, de hermosos 86 años de edad, internada en Rosario, Argentina, por problemas cardíacos, rogando a la Virgen de Lourdes que la asista y acompañe, con la fe puesta en Jesús, que puede curarla.

Pedimos oración por dos personas de la provincia de Buenos Aires, Argentina: la señora Irma B., para que Dios Tenga misericordia para recomponer su estado físico y mental deteriorado por su avanzada edad y le dé paz a su alma; y por su hija Patricia D., para que mejore el trabajo y consecuentemente su situación económica.

Pedimos oración por Lorenzo, un bebé prematuro nacido hace unos días en Comodoro Rivadavia, Argentina, cuya salud se ha deteriorado. Que Jesús Niño esté junto a él y le transmita sus fuerzas, sus bendiciones y su poder de sanación.

Pedimos oración por Juan Timoteo F. F., que vive en Asunción, Paraguay y está sumamente grave internado en terapia intensiva; para que el Señor le dé la paz y la salud necesaria para salir adelante y ayude también a su familia.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


"Intimidad Divina"

Todo lo que es verdadero

“Mucho contribuyen a lograr este fin [el del apostolado] las virtudes que con razón se estiman en el trato humano, como son la bondad de corazón, la sinceridad, la fortaleza de alma y la constancia, el continuo arán de justicia, la cortesía y otras” (PO 3). Así exhorta el Vaticano II a los apóstoles a cultivar todos los valores humanos que abran camino al diálogo y disponen los corazones a adoptar el mensaje evangélico. Son aspectos de conducta social, virtudes humanas más que cristianas, pero de grandísima importancia, porque sin ellas el apóstol no podrá ganar a los otros. La rudeza de modales, la impaciencia, la falta de afabilidad son frecuentemente causa de que muchos se alejen disgustados. Hablando del diálogo como medio de apostolado, Pablo VI delinea sus características: “…no es orgulloso, no es hiriente, no es ofensivo. Su autoridad es intrínseca por la verdad que expone, por la caridad que difunde, por el ejemplo que da… Es pacífico; evita los modos violentos; es paciente; es generoso… en el diálogo así ejercitado se realiza la unión de la verdad y de la caridad, de la inteligencia y del amor” (Ecclesiam suam 75).

Ningún valor humano auténtico ha de descartar el que quiera ejercitar un apostolado válido. El cristianismo hunde sus raíces en un sano humanismo, en el sentido de que el cristiano supone al hombre, y aun es el hombre vivificado y transformado por la participación de la vida divina. El hombre completo con todos sus recursos naturales de inteligencia y voluntad, con todas las estructuras de educación, cultura, sentido social, etc.; el cristianismo no niega ni coarta estas realidades, antes las asume y avalora al máximo, integrándolas con las realidades superiores de la gracia y de las virtudes teologales, y orientándolas al destino eterno del hombre. Por eso los apóstoles, aunque conscientes de que “la obra divina, para cuyo cumplimiento los ha tomado el Espíritu Santo, trasciende todas las fuerzas humanas y toda humana sabiduría” (PO 15), saben, como los siervos fieles de la parábola evangélica, poner a contribución de los fines apostólicos todos los talentos humanos a su disposición.

Junto a una dosis de simpatía humana que facilita las relaciones con el prójimo, el Vaticano II recuerda en particular a los sacerdotes el deber de ser “maduros en la ciencia”, para que “su doctrina sea espiritual medicina para el pueblo de Dios” (ib 19). Se rata ente todo de una ciencia sagrada, derivada de la Sagrada Escritura, del estudio de los Padres y los Doctores, de los documentos del Magisterio de la Iglesia y de la teología. Ciencia sagrada, pero que no puede estar alejada de la cultura contemporánea ni ignorar la mentalidad, la psicología, las aspiraciones y las orientaciones de los hombres, en particular de los jóvenes de hoy. Todo esto, buscado y procurado con pureza de intención para un servicio más eficaz a Dios y a los hombres, es obra meritoria y partícipe del valor mismo del apostolado.

Tú, Señor, no pides ser maestro de política, de estrategia, de ciencia humana,… quieres que sea maestro de misericordia y de verdad. Concédeme mucha discreción e indulgencia en juzgar a los hombres y las situaciones; haz que me incline especialmente a orar por quien me sea ocasión de sufrimiento; y tenga en todo gran bondad, paciencia sin límites, recordando que todo otro sentimiento no es conforme al espíritu de tu Evangelio y de la perfección evangélica. Con tal que hacer triunfar la caridad a toda costa, prefiero ser tenido por un apocado. Me dejaré aplastar, pero quiero ser paciente y bueno hasta el heroísmo. Sólo entonces seré… merecedor de participar en tu sacerdocio, oh Cristo Jesús, que fuiste verdadero y único médico y Salvador de toda la humanidad, al precio de tus condescendencias, humillaciones y sufrimientos. Enséñame a decir siempre la verdad, pero con dulzura… Ayúdame a responder siempre bien por mal y a esforzarme en preferir, en todo, tu Evangelio a los artificios de la política humana. Pero sobre todo y en todas las cosas, que esté yo preocupado de expresar en mi vida interior y en mi acción exterior tu imagen, oh Jesús, manso y humilde de corazón. (Juan XXIII, El Diario del alma)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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