PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1877 ~ Sábado
24 de Noviembre de 2012
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Estamos en la víspera de la fiesta de Cristo Rey, que fue
instaurada por el Papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925.
Posteriormente se movió la fecha de la celebración
dándole un nuevo sentido. Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso
resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es
el alfa y el omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas con su
mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal,
es decir, para siempre y para todos los hombres.
Con la fiesta de Cristo Rey se concluye el año litúrgico.
Esta fiesta tiene un sentido escatólogico pues celebramos a Cristo como Rey de
todo el universo. Sabemos que el Reino de Cristo ya ha comenzado, pues se hizo
presente en la tierra a partir de su venida al mundo hace casi dos mil años,
pero Cristo no reinará definitivamente sobre todos los hombres hasta que vuelva
al mundo con toda su gloria al final de los tiempos, en la Parusía.
En la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede
empezar a reinar en nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo
permitamos, y así el Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida. De
esta forma vamos instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos
y en nuestros hogares, empresas y ambiente.
Tere Fernández (Catholic.net)
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, acercándose a Jesús algunos de los
saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: «Maestro,
Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y
no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su
hermano. Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin
hijos; y la tomó el segundo, luego el tercero; del mismo modo los siete
murieron también sin dejar hijos. Finalmente, también murió la mujer. Ésta, pues,
¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron
por mujer».
Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o
marido; pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en
la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido,
ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos
de la resurrección. Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés
en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y
el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos
viven».
Algunos de los escribas le dijeron: «Maestro, has hablado
bien». Pues ya no se atrevían a preguntarle nada.
(Lc 20,27-40)
Comentario
Hoy, la Palabra de Dios nos habla del tema capital de la
resurrección de los muertos. Curiosamente, como los saduceos, también nosotros
no nos cansamos de formular preguntas inútiles y fuera de lugar. Queremos
solucionar las cosas del más allá con los criterios de aquí abajo, cuando en el
mundo que está por venir todo será diferente: «Los que alcancen a ser dignos de
tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos
tomarán mujer ni ellas marido» (Lc 20,35). Partiendo de criterios equivocados
llegamos a conclusiones erróneas.
Si nos amáramos más y mejor, no se nos antojaría extraño
que en el cielo no haya el exclusivismo del amor que vivimos en la tierra,
totalmente comprensible a causa de nuestra limitación, que nos dificulta el poder
salir de nuestros círculos más próximos. Pero en el cielo nos amaremos todos y
con un corazón puro, sin envidias ni recelos, y no solamente al esposo o a la
esposa, a los hijos o a los de nuestra sangre, sino a todo el mundo, sin
excepciones ni discriminaciones de lengua, nación, raza o cultura, ya que el
«amor verdadero alcanza una gran fuerza» (San Paulino de Nola).
Nos hace un gran bien escuchar estas palabras de la
Escritura que salen de los labios de Jesús. Nos hace bien, porque nos podría
ocurrir que, agitados por tantas cosas que no nos dejan ni tiempo para pensar e
influidos por una cultura ambiental que parece negar la vida eterna, llegáramos
a estar tocados por la duda respecto a la resurrección de los muertos. Sí, nos
hace un gran bien que el Señor mismo sea el que nos diga que hay un futuro más
allá de la destrucción de nuestro cuerpo y de este mundo que pasa: «Y que los
muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama
al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios
de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven» (Lc 20,37-38).
Rev. D. Ramon CORTS i Blay (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Andrés Dung-Lag y Compañeros
Mártires Vietnamitas
Esta memoria obligatoria de los ciento diecisiete
mártires vietnamitas de los siglos XVIII y XIX, proclamados santos por Juan
Pablo II en la plaza de San Pedro el 19 de junio de 1988, celebra a mártires
que ya habían sido beatificados anteriormente en cuatro ocasiones distintas: sesenta
y cuatro, en 1900, por León XIII; ocho, por Pío X, en 1906; veinte, en 1909,
por el mismo Pío X; veinticinco, por Pío XII, en 1951.
No sólo son significativos el número insuperado en la
historia de las canonizaciones, sino también la calificación de los santos
(ocho obispos, cincuenta sacerdotes, cincuenta y nueve laicos), la nacionalidad
(noventa y seis vietnamitas; once españoles; diez franceses, el estado
religioso (once dominicos; diez de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de
París; otros del clero local, más un seminarista, el estado laical (muchos
padres de familia, una madre, dieciséis catequistas, seis militares, cuatro
médicos, un sastre; además de campesinos, pescadores y jefes de comunidades
cristianas).
Seis de ellos fueron martirizados en el siglo XV, los
demás, entre 1835 y 1862; es decir, en el tiempo del dominio de los tres
señores que gobernaban Tonkín, Annam y Cochinchina, hoy integradas en la nación
de Vietnam.
En gran parte (setenta y cinco) fueron decapitados; los
restantes murieron estrangulados, quemados vivos, descuartizados, o fallecieron
en prisión a causa de las torturas, negándose a pisotear la cruz de Cristo o a
admitir la falsedad de su fe.
De estos ciento diecisiete mártires, la fórmula de
canonización ha puesto de relieve seis nombres particulares, en representación
de las distintas categorías eclesiales y de los diferentes orígenes nacionales.
El primero, del que encontramos una carta en el oficio de lectura, es Andrés
Dung-Lac. Nació en el norte de Vietnam en 1795; fue catequista y después
sacerdote. Fue muerto en 1839 y beatificado en 1900. Otros dos provienen del
centro y del sur del Vietnam. El primero, Tomás Tran-VanThien, nacido en 1820 y
arrestado mientras iniciaba su formación sacerdotal, fue asesinado a los
dieciocho años en 1838; el otro es Manuel Le-Van-Phung, catequista y padre de
familia, muerto en 1859 (beatificado en 1909).
Entre los misioneros extranjeros son mencionados dos
españoles y un francés. El dominico español Jerónimo Hermosilla, llegado a Vietnam
en 1829, vicario apostólico del Tonkín oriental, fue muerto en 1861
(beatificado en 1909); el otro dominico, el obispo vasco Valentín de
Berriochoa, que llegó a Tonkín en 1858, a los treinta y cuatro años, fue muerto
en 1861 (beatificado en 1906).
El francés Jean-Théophane Vénard, de la Sociedad de las
Misiones Extranjeras de París, llegó a Tonkín en 1854 y fue asesinado a los
treinta y dos años (beatificado en 1906): sus cartas inspiraron a santa Teresa
de Lisieux a rezar por las misiones, de las que fue proclamada patrona junto
con san Francisco Javier.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“El Reino de Dios es un mundo nuevo en el que el
sufrimiento ha sido abolido, un mundo totalmente redimido o de seres humanos
salvados que conviven bajo el imperio de la paz y en ausencia de toda relación amo-esclavo”
E. Schillebeeckx
Tema del día:
Venga tu Reino, Señor
¡Viva Cristo Rey!
Ante ti, Señor una vez más.
Ante ti, que siempre estás en el Sagrario para
escucharme, para infundir calor a mi corazón muchas veces indiferente y frío.
Más frío que las tardes del invierno. Pero hoy quiero que hablemos, no del
invierno, sino del cercano día en que vamos a festejar Tu día, Señor, el día de Cristo Rey.
El Padre Eterno, como tú nos enseñaste a llamarle a Dios,
es el Rey del Universo porque todo lo hizo de la nada. Es el Creador de todo lo
visible y de lo invisible, pero... ¿cómo podía este Dios decírselo a sus
criaturas? ¿Cómo podría hacer que esto fuese entendido?... pues simplemente
mandando un emisario.
No fue un ángel, no fue un profeta, fuiste tú, su propio
Hijo, tú, Jesús.
Como nos dice San Pablo: - "Fue la propia imagen de Dios, mediador entre Este y los hombres y
la razón y meta de toda la Creación. Él existe antes que todas las cosas y
todas tienen su consistencia en Él. Es también la cabeza del cuerpo, que es la
Iglesia Católica. Es el principio, el primogénito, para que sea el primero en
todo". Así se expresa San Pablo de ti, Jesús mío y en esa creencia
maravillosa vivimos.
Cuando fuiste interpelado por Pilato diste tu respuesta
clara y vertical: "Mi reino no es de
este mundo. Si mi reino fuera de este mundo mi gente habría combatido para que
no fuese entregado a los judíos... Pero mi
Reino no es de aquí". Entonces Pilato te dijo: "Luego... ¿tú
eres rey? Y respondiste: - "Tú lo dices que soy rey. Para esto he
nacido yo y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad.
Todo el que es de la Verdad, escucha mi voz” (Juan 18,36-37).
Jesús... tú hablabas de un Reino donde no hay oro ni
espadas, donde no hay ambiciones de riquezas y poder. Tu Reino es un reino de
amor y de paz.
Un Reino que los hombres no entendieron y seguimos sin
entender porque lo que tú viniste a enseñar no está en el exterior sino en lo
más profundo de nuestro corazón.
Pertenecer a este Reino nos hace libres de la esclavitud
del pecado y de las pasiones.
Pertenecer a este Reino nos hace súbditos de un Rey que
no usa la ley del poder y del mando sino del amor y la misericordia.
Diariamente pedimos "venga
a nosotros tu Reino".... y sabemos que en los hombres y mujeres de
bien, ya está este Reino, pues "el
Reino de Dios ya está con nosotros" (Lc.17, 20-21)
Mañana, la Iglesia celebra a "CRISTO REY". A ti, Jesús, que pasaste por la Tierra para
decirnos que "Reinar es poder servir y no servirse del poder”
Que viniste para ayudar al hombre y bajar hasta él, morir
con él y por él, mostrándonos el camino hacia Dios.
¡Venga tu Reino, Señor!
¡Viva Cristo Rey!
Autor: Ma Esther De Ariño
Fuente: Catholic.net
Pensamientos sanadores
Jesús está vivo
María Magdalena es una modelo de auténtica conversión y
de fidelidad.
Antes de la aparición del Señor Resucitado, María
Magdalena se encontraba sentada sobre la roca exterior del sepulcro, mirando el
interior vacío, la cabeza apoyada sobre la dura piedra, cansada de tanto dolor,
de tanta pérdida, de tanta incomprensión.
Cuando Jesús Resucitado se presentó junto al sepulcro a
María Magdalena, ella, al principio, no lo reconoció. Las lágrimas cubrieron
sus ojos y le impidieron reconocer vivo al que aún lloraba por muerto.
Lo mismo te puede suceder a ti, si dejas que las lágrimas
nublen tu horizonte. Puedes perder de vista el nuevo amanecer que Dios prepara
para tu vida.
Es que el momento más oscuro de la noche es antes de que
el sol aparezca. Sólo la esperanza confiada nos permite seguir aguantando la
llegada del sol del nuevo día.
Jesús es el Amor, y el amor acude a sus citas, y él no se
retrasa. Por eso, el Señor, en las noches más oscuras de tu vida, te pide que
sigas apostando a confiar en él, en el amor que él te tiene y que no defrauda.
Antes que sople la
brisa y huyan las sombras… ¡Vuelve amado mío…! Cantar 2, 17
Mes de María
Desde el 7 de Noviembre al 7 de Diciembre, se
desarrolla en Argentina y en varios países del hemisferio sur, el Mes de María,
pues es el mes de las flores aquí en el sur, tal como Mayo lo es en el
hemisferio norte.
Día dieciocho
(24/NOV): La Providencia no nos abandona jamás
CONSIDERACIÓN. – No basta aceptar el lugar social, en el
cual gustó el Señor colocarnos; es necesario también evitar abandonarnos al
descorazonamiento, cuando nos llega el sufrimiento y la prueba.
Dios es nuestro Creador y Padre; no solamente nos ha
sacado Él de la nada, sino que vela por nosotros, durante los días de nuestro
destierro, aquí abajo. ¿Por qué, pues, dejarnos llevar a la turbación e
inquietud?
¿No hemos tenido pruebas de la bondad del Señor y podemos
dudar de su amor?
Nosotros no conocemos el porvenir y ¿quién sabe si las
cosas que deseamos con ardor, no serían una verdadera desgracia? Dejemos, pues,
hacer al buen Dios, y abandonémonos completamente en sus manos.
Veamos cuál ha sido el proceder de la Santísima Virgen en
los momentos de prueba, por los cuales quiso el Señor hacerla pasar. Ella ve a
su Hijo bienamado, amenazado por el rey Herodes y llena de confianza en la
bondad divina, toma con calma el camino a Egipto. Lo pierde en el templo, pero
sin descorazonarse ruega al Señor que se lo devuelva. Así debemos proceder
nosotros, recurriendo a Dios por la oración y no dejándonos llevar jamás a la
desesperación.
“Poned vuestra confianza en el Señor, dice San Agustín, y
abandonaos enteramente a la Providencia, ella no cesa de protegeros”.
EJEMPLO. – San Vicente de Paúl mostraba, en la dulzura de
sus palabras y la severidad de su rostro, que se hallaba preparado siempre para
los diversos accidentes de la vida. No olvidaba su gran máxima: “Nada sucede en
el mundo, más que por orden de la divina Providencia”.
Se había arrojado en sus brazos y abandonado enteramente.
Un obispo, admirándose de que nada era suficiente para
turbarlo nunca, decía:
-“El señor Vicente es siempre el señor Vicente”.
El santo, sabiendo que se quería suscitar procesos para
apoderarse de los bienes de muchas de sus casas, tenía la costumbre de
responder a los que le hablaban de los medios empleados para conseguir
despojarle: “No me ocurrirá sino lo que plazca al Señor. Él, es el amo de todos
mis bienes, que Él disponga de ellos como guste”.
ORACIÓN DE SAN PEDRO DAMIÁN. - ¡Oh Santa Virgen, Madre
abnegada! Dios Todopoderoso, os ha hecho la depositaria de su poder y de sus
gracias; derramad sobre nosotros la abundancia; todo es posible, puesto que
intercedéis por nosotros. Más sois poderosa, más sois misericordiosa. Así sea.
RESOLUCIÓN. – Me abandonaré a la voluntad de Dios y
reposaré, en Él, del cuidado de mi porvenir.
JACULATORIA. – María, Virgen clemente, rogad por
nosotros.
Fuente: www.santisimavirgen.com.ar
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por estas personas de Santa Fe,
Argentina: Jorge Raúl C., 50 años, con hipertensión y problemas en el corazón;
y por María Rosa P. de 58 años, que necesita trabajo. Que el Señor atienda
generosamente sus necesidades físicas y espirituales.
Pedimos oración por José Carlos M. H., para que salga
bien en sus exámenes y pueda encontrar trabajo. Además, su esposa está
esperando bebé.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
"Intimidad Divina"
Tu voluntad está en mi corazón
“Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi
hermana y mi madre” (Mc 3, 35). Adherirse a la voluntad de Dios es adherirse a
Dios, abrazar su querer es abrazarse a Dios mismo. Nadie está más unido a Dios
que quien cumple siempre y perfectamente su voluntad. Esta es la más cierta
señal de un amor auténtico y de una relación con Dios que Jesús comparó a las
relaciones más estrechas de sangre. El amor vacía a la criatura de todo lo que
es contrario a Dios, la mueve a amar y querer sólo lo que Dios mismo ama y
quiere, de modo que gradualmente su voluntad se conforma y hasta se identifica
con la divina. Hay que llegar a poder decir, más con hechos que con palabras:
Señor, lo que tú quieres lo quiero yo también. Esta fue la actitud constante de
la Virgen: “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38). La unión perfecta con
Dios, enseña San Juan de la cruz, “consiste en tener el alma, según la
voluntad, con total transformación en la voluntad de Dios, de manera que no
haya en ella cosa contraria a la voluntad de Dios, sino que en todo y por todo
su movimiento sea voluntad solamente de Dios” (S 1, 11, 2).
“Pondré mi ley en su interior y sobre sus corazones la
escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Jr 31, 33). Es lo que se
realiza en la criatura totalmente purificada: en su corazón no hay otra cosa
que la voluntad divina, impresa por Dios con la fuerza de su amor; así la
criatura pertenece a Dios y Dios a ella en una fusión perfecta de voluntad y de
amor. Esta es la unión con Dios que los santos han deseado y procurado con
todas sus fuerzas, porque es más clara y segura… En esta unión, en efecto,
consiste la esencia de la santidad, mientras que las gracias místicas son un
medio para llegar a ella, preciosísimo y eficaz, pero medio al fin.
Toca a Dios señalar a cada criatura su camino; para
algunas será el “atajo” de las gracias místicas, para otras –la gran mayoría–
será el camino ordinario del esfuerzo generoso y perseverante. Pero nadie podrá
llegar a la unión con Dios sin una plena conformidad con su querer
testimoniarla con las obras, con la vida. En lugar de preocuparse por el
camino, hay que apuntar con generosidad a la meta. Dios nunca deja sola a la
criatura a la que ve buscar constantemente y cumplir su voluntad; él mismo le
da conocimiento y amor profundo de ella y le facilita el cumplimiento:
“Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis
preceptos” (Ez 36, 27). La criatura que va por el camino ordinario no está
privada de esas ayudas divinas; también ella camina bajo el influjo del
Espíritu Santo que la guía con una acción secreta, pero segura, a la plena
conformidad con el divino querer.
¡Oh Dios mío y mi
sabiduría infinita, sin medida y sin tasa y sobre todos los entendimientos
angélicos y humanos! ¡Oh Amor, que me amas más de lo que yo me puedo amar ni
entiendo! ¿Para qué quiero yo, Señor, desear más de lo que Vos quisierais
darme? ¿Para qué me quiero cansar en pediros cosa ordenada por mi deseo, pues
todo lo que mi entendimiento puede concertar, y mis deseos desear, tenéis Vos
ya entendido sus fines, y yo no entiendo cómo me aprovechar? En esto que mi
alma piensa salir con ganancia, por ventura estará mi pérdida. Porque si os
pido que me libréis de un trabajo y en aquél está el fin de mi
mortificación, ¿qué es lo que pido, Dios
mío? Si os suplico me lo deis, no conviene por ventura a mi paciencia, que aún
está flaca y no puede sufrir tan gran golpe; y si con ella le paso y no estoy fuerte
en la humildad, podrá ser que piense he hecho algo, y haceislo Vos todo, mi
Dios… (Santa Teresa de Jesús,
Exclamaciones)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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