PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1860 ~ Sábado
3 de Noviembre de 2012
- AÑO DE LA FE -
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Nunca han faltado las figuras públicas -Sócrates, Gandhi,
Mandela- que caminan a contracorriente de la opinión social dominante. La
congruencia con que viven estas personas suscita admiración por parte de un
sector de la sociedad y rechazo por otro.
La perseverancia y la resistencia en las propias
creencias y convicciones resulta algo exigente y difícil de alcanzar en una
sociedad y una cultura light como la
nuestra. El relativismo y la permisividad se imponen por doquier y el cristiano
mismo se ve envuelto en ese ambiente marcado por la satisfacción abusiva de
todo tipo de deseos egoístas.
La búsqueda de congruencia podrá alcanzarse con gran
sacrificio, y resultará aún más viable en la medida que el cristiano participe
un una comunidad de vida que celebre, reflexione y viva decididamente su fe
cristiana.
La Verdad Católica
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Un sábado, sucedió que, habiendo ido Jesús a casa de uno
de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Notando
cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: «Cuando
seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea
que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que
os convidó a ti y a él, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a
ocupar avergonzado el último puesto. Al contrario, cuando seas convidado, vete
a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó,
te diga: ‘Amigo, sube más arriba’. Y esto será un honor para ti delante de
todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será
humillado; y el que se humille, será ensalzado».
(Lc 14,1.7-11)
Comentario
Hoy, ¿os habéis fijado en el inicio de este Evangelio?
Ellos, los fariseos, le estaban observando. Y Jesús también observa: «Notando
cómo los invitados elegían los primeros puestos» (Lc 14,1). ¡Qué manera tan
diferente de observar!
La observación, como todas las acciones internas y
externas, es muy diferente según la motivación que la provoca, según los
móviles internos, según lo que hay en el corazón del observador. Los fariseos
—como nos dice el Evangelio en diversos pasajes— observan a Jesús para
acusarlo. Y Jesús observa para ayudar, para servir, para hacer el bien. Y, como
una madre solícita, aconseja: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no
te pongas en el primer puesto» (Lc 13,8).
Jesús dice con palabras lo que Él es y lo que lleva en su
corazón: no busca ser honrado, sino honrar; no piensa en su honor, sino en el
honor del Padre. No piensa en Él sino en los demás. Toda la vida de Jesús es
una revelación de quién es Dios: “Dios es amor”.
Por eso, en Jesús se hace realidad —más que en nadie— su
enseñanza: «Se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y se hizo
semejante a los hombres (…). Por eso Dios lo exaltó y le dio el nombre que está
por encima de todo nombre» (Flp 2,7.9).
Jesús es el Maestro en obras y palabras. Los cristianos
queremos ser sus discípulos. Solamente podemos tener la conducta del Maestro si
dentro de nuestro corazón tenemos lo que Él tenía, si tenemos su Espíritu, el
Espíritu de amor. Trabajemos para abrirnos totalmente a su Espíritu y para
dejarnos tomar y poseer completamente por Él.
Y eso sin pensar en ser “ensalzados”, sin pensar en nosotros,
sino sólo en Él. «Aunque no hubiera cielo, yo te amara; aunque no hubiera
infierno te temiera; lo mismo que te quiero te quisiera» (Autor anónimo).
Llevados solamente por el amor.
Rev. D. Josep FONT i Gallart (Tremp, Lleida, España)
Santoral Católico:
San Martín de Porres
Religioso Dominico
El racismo, esa
distinción que hacemos los hombres distinguiendo a nuestros semejantes por el
color de la piel es algo tan sinsentido como distinguirlos por la estatura o
por el volumen de la masa muscular. Y lo peor no es la distinción que está ahí
sino que ésta lleve consigo una minusvaloración de las personas -necesariamente
distintas- para el desempeño de oficios, trabajos, remuneraciones y estima en
la sociedad. Un mulato hizo mayor bien que todos los blancos juntos a la
sociedad limeña de la primera mitad del siglo XVII.
Fue hijo bastardo del ilustre hidalgo -hábito de
Alcántara- don Juan de Porres, que estuvo breve tiempo en la ciudad de Lima.
Tuvo don Juan dos hijos, Martín y Juana, con la mulata Ana Vázquez. Martín
nació mulato y con cuerpo de atleta el 9 de diciembre de 1579 y lo bautizaron,
en la parroquia de San Sebastián, en la misma pila que Rosa de Lima.
La madre lo educó como pudo, más bien con estrecheces,
porque los importantes trabajos de su padre le impedían atenderlo como debía.
De hecho, reconoció a sus hijos sólo tardíamente; los llevó a Guayaquil,
dejando a su madre acomodada en Lima, con buena familia, y les puso maestro
particular.
Martín regresó a Lima, cuando a su padre lo nombraron
gobernador de Panamá. Comenzó a familiarizarse con el bien retribuido oficio de
barbero, que en aquella época era bastante más que sacar dientes, extraer
muelas o hacer sangrías; también comprendía el oficio disponer de yerbas para
hacer emplastos y poder curar dolores y neuralgias; además, era preciso un
determinado uso del bisturí para abrir hinchazones y tumores. Martín supo
hacerse un experto por pasar como ayudante de un excelente médico español. De
ello comenzó a vivir y su trabajo le permitió ayudar de modo eficaz a los
pobres que no podían pagarle. Por su barbería pasarán igual labriegos que
soldados, irán a buscar alivio tanto caballeros como corregidores.
Pero lo que hace ejemplar a su vida no es sólo la
repercusión social de un trabajo humanitario bien hecho. Más es el ejercicio
heroico y continuado de la caridad que dimana del amor a Jesucristo, a Santa
María. Como su persona y nombre imponía respeto, tuvo que intervenir en
arreglos de matrimonios irregulares, en dirimir contiendas, fallar en pleitos y
reconciliar familias. Con clarísimo criterio aconsejó en más de una ocasión al
Virrey y al arzobispo en cuestiones delicadas.
Alguna vez, quienes espiaban sus costumbres por
considerarlas extrañas, lo pudieron ver en éxtasis, elevado sobre el suelo,
durante sus largas oraciones nocturnas ante el santo Cristo, despreciando la
natural necesidad del sueño. Llamaba profundamente la atención su devoción
permanente por la Eucaristía, donde está el verdadero Cristo, sin perdonarse la
asistencia diaria a la Misa al rayar el alba.
Por el ejercicio de su trabajo y por su sensibilidad
hacia la religión tuvo contacto con los monjes del convento dominico del
Rosario donde pidió la admisión como donado, ocupando la ínfima escala entre
los frailes. Allí vivían en extrema pobreza hasta el punto de tener que vender
cuadros de algún valor artístico para sobrevivir. Pero a él no le asusta la
pobreza, la ama. A pesar de tener en su celda un armario bien dotado de yerbas,
vendas y el instrumental de su trabajo, sólo dispone de tablas y jergón como
cama.
Llenó de pobres el convento, la casa de su hermana y el
hospital. Todos le buscan porque les cura aplicando los remedios conocidos por
su trabajo profesional; en otras ocasiones, se corren las voces de que la oración
logró lo improbable y hay enfermos que consiguieron recuperar la salud sólo con
el toque de su mano y de un modo instantáneo.
Revolvió la tranquila y ordenada vida de los buenos
frailes, porque en alguna ocasión resolvió la necesidad de un pobre enfermo
entrándolo en su misma celda y, al corregirlo alguno de los conventuales por
motivos de clausura, se le ocurrió exponer en voz alta su pensamiento
anteponiendo a la disciplina los motivos dimanantes de la caridad, porque
"la caridad tiene siempre las puertas abiertas, y los enfermos no tienen
clausura".
Pero entendió que no era prudente dejar las cosas a la
improvisación de momento. La vista de golfos y desatendidos le come el alma por
ver la figura del Maestro en cada uno de ellos. ¡Hay que hacer algo! Con la
ayuda del arzobispo y del Virrey funda un Asilo donde poder atenderles,
curarles y enseñarles la doctrina cristiana, como hizo con los indios dedicados
a cultivar la tierra en Limatombo. También los dineros de don Mateo Pastor y
Francisca Vélez sirvieron para abrir las Escuelas de Huérfanos de Santa Cruz,
donde los niños recibían atención y conocían a Jesucristo.
No se sabe cómo, pero varias veces estuvo curando en
distintos sitios y a diversos enfermos al mismo tiempo, con una bilocación
sobrenatural.
El contemplativo Porres recibía disciplinas hasta
derramar sangre haciéndose azotar por el indio inca por sus muchos pecados.
Como otro pobre de Asís, se mostró también amigo de perros cojos abandonados
que curaba, de mulos dispuestos para el matadero y hasta lo vieron reñir a los
ratones que se comían los lienzos de la sacristía. Se ve que no puso límite en
la creación al ejercicio de la caridad y la transportó al orden cósmico.
Murió el día previsto para su muerte que había conocido
con anticipación. Fue el 3 de noviembre de 1639 y causada por una simple
fiebre; pidiendo perdón a los religiosos reunidos por sus malos ejemplos, se
marchó. El Virrey, Conde de Chinchón, Feliciano de la Vega -arzobispo- y más
personajes limeños se mezclaron con los incontables mulatos y con los indios
pobres que recortaban tantos trozos de su hábito que hubo de cambiarse varias
veces.
Lo canonizó en papa Juan XXIII el 6 de mayo de 1962.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
"Cuando
atrasamos la cosecha,
los
frutos se pudren,
y cuando
atrasamos los problemas,
no paran
de crecer"
Paulo
Coelho
Cuentos de Mamerto Menapace:
La utilidad de los rumiantes
Una vez, no hace tanto ni muy lejos, había un pueblito
solitario y perdido entre las ciudades de los hombres. Era un pueblito chiquito
y sin importancia. No tenía emisora ni diario, y por eso todo pensaban que esa
gente del pueblito no tenía nada que decir. En ese pueblito de campo todos
hablaban bajito porque se habían acostumbrado a escuchar. De vez en cuando, sí,
cantaban, chiflaba o tarareaban; y tenían los ojos grandes, acostumbrados a
mirar.
Era un pueblito con niños desnutridos, de barriguita
abultada y bracitos de mamboretá.
Un grupo de científicos vino una vez a visitar el
pueblito. Vinieron derrochando palabras y sonrisas, y hablaron en términos
exactos e incomprensibles. Llenaron planillas con nombres y preguntas, tubitos
de vidrio con muestras de sangre. La verdad es que la gente del pueblito se
sintió humillada y guardó silencio. Los científicos los conceptuaron como gente
apocada y taciturna. Diagnosticaron descalcificación y avitaminosis. Mientras
que los niños del pueblo hasta ahora sólo se habían cuenta de que tenían hambre.
Los científicos elevaron un informe al ministerio. Si llegó hasta aquella
orilla, no sé: porque era de papel.
Pero el Señor Dios amaba a ese pueblito. Y quiso
ayudarlo. Por eso un buen día el Señor Dios mandó a ese pueblito tres cabritos
y una vaca. Cuatro animalitos de ojos mansos y un balido adentro. Nada traían
para el pueblito; simplemente venían a quedarse. Una había nacido en una
estancia, las demás en otras partes.
Al principio despertaron la curiosidad. Al pasar por las
calles del pueblito la gente las miraba. Como no venían a traer ni a buscar
nada, pronto fueron admitidas en la vida del pueblito. Las vieron mansas e
indefensas y comenzaron a protegerlas; hasta comenzaron a hablarles porque las
vieron calladas.
Para alimentarse les bastó con los yuyos y pastos que
crecían en el lugar, y que ellas mismas salían a buscarse. Y la gente se alegró
de verlas comer y alimentarse de lo mismo que había entre ellos. Y por eso, no
sólo no las espantaron del lugar sino que hasta llegaron a construirles un
corral. Un corral para sus noches; porque de día les gustaba verlas por las
calles, entrar en sus patios, participar en su misma geografía familiar. Hasta
se hicieron amigas de sus perros, que ya no las toreaban al verlas llegar. Y
ustedes saben que en el campo, solamente a las visitas amigas los perros no les
ladran.
Y fue así cómo, con el tiempo, el pueblito se dio cuenta
del regalo que Dios les había hecho con ellas. En cada madrugada empezaron a
contar con su vaso de leche para sus niños chicos, para sus ancianos enfermos,
para sus madres que amamantaban.
Vaso de leche que no era una realidad traída de afuera.
Pero que sin embargo hasta ahora nunca habían tenido. Eran sus propios pastos,
su trébol familiar asumido y rumiado lento en sus horas de silencio y soledad,
con sus ojazos vueltos hacia el cielo. Y los hombres del pueblito se dieron
cuenta de la importancia de esos tiempos de rumia y de silencio que pasaban sus
animalitos. Y como por instinto comenzaron a respetar esos momentos.
Cuando a eso de la oración, por las tardes, al caer el
sol todos volvían del trabajo y las veían reunirse en su corral y quedarse
quietas con los ojazos mirando el cielo, se dieron cuenta de la importancia de
ese tiempo para ellos. Y respetaron su soledad y su silencio. De esa rumia del
atardecer dependía que la leche fuera tan sabrosa en la madrugada. Eso no hubo
necesidad de explicárselo a la gente del pueblito; se dieron cuenta solos,
porque eran gente con los ojos acostumbrados a ver.
No sé si a ustedes les pasará lo mismo. Pero a mí a veces
me da pena ver a tantos animales con capacidad de rumia, uncidos noche y día a
los arados, con tiempo apenas para comer. Y me pregunto si no será esa la causa
de que en nuestro pueblo se sufra de descalificación.
Pensamientos sanadores
Libérate de las adicciones
El Señor nos invita a vivir en libertad. Una adicción es querer saciar
una falsa necesidad de modo compulsivo con algo que, en lugar de hacer bien,
daña a la persona.
Suele haber adicciones no sólo el alcohol o las drogas, sino también el
trabajo, el elogio, a Internet, y a muchas cosas más.
Para liberarse deben lograr la aceptación sincera de que esa adicción
es una atadura que está dañando la propia vida y la de quienes los rodean, y
requieren humildad para reconocer que solos no pueden y la fuerza de Dios es
quien llenará los vacíos. Necesitan perdonar, hacer revivir algo que en ellos
está muerto. Cambiar el impulso de la adicción por algo positivo como, por
ejemplo, llamar a alguien que puede alejarlo de la tentación, visitar a un
amigo, prestar un servicio solidario y especialmente orar.
De él (Jesús) aprendieron que es
preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se
va corrompiendo dejándose arrastrar por los deseos engañosos para renovase en
lo más íntimo de su espíritu. Efesios 4, 22-23.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por la salud de Santi, niño de Córdoba,
Argentina, que está delicado e internado, rogando al Buen Jesús que le conceda
la gracia de poder recuperarse.
Pedimos oración por el alma de Ricardo José S., de Buenos
Aires, Argentina, que ayer sufrió un infarto masivo y dejo de existir, en el
sanatorio donde acompañó a su esposa a realizarse una mamografía. Que el Señor
le conceda el descanso eterno dado que era un ser maravilloso.
Pedimos oración por dos personas de Perú: el Padre Mario
R., internado en cuidados intensivos en Lima, en situación muy delicada de
salud; y la señora Micaela G. que está afectada de cáncer de mama y huesos,
también internada en cuidados intensivos. Que nuestra Madre, la Virgen, los
proteja y Jesús les dé fuerzas para superar esta prueba que ambos están
pasando.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
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a leer todos los días nuestros mensajes e incluso compartirlos con tus amigos y
conocidos reenviándoselos por correo electrónico.
Felipe de Urca
Humor:
Hoy les toca a los curas
Tres curas hablan del problema que tenían con los
murciélagos en la parroquia y de como hacerlos desaparecer. El primer cura
dice:
- "Agarré un
rifle, disparé a todos los murciélagos, pero solo logré llenar de agujeros la
parroquia".
El segundo cura
dice:
- "Yo les
puse veneno y se fueron por un tiempo, pero regresaron con más fuerza".
Y el tercero
dice...
- "Yo tengo
la solución, los agarré a todos, los bauticé y los confirmé, y no los volví a
ver jamás"
El condenado a muerte espera la hora de ejecución, cuando
llega el sacerdote:
- Hijo, traigo la
palabra de Dios para ti.
- Pierde el tiempo
Padre. Dentro de poco voy a hablar con él personalmente. ¿Algún encargo?
Un hombre harto de este mundo, decide retirarse a vivir
en un monasterio de por vida. Elige uno de vida retirada y de normas rígidas.
Sólo podía hablar con el Padre Prior, cada diez años y decirle sólo dos
palabras.
Pasan los primeros diez años, va al despacho del Prior y
le dice: "cama dura".
A los diez años repite la visita y dice: "comida
fría".
Diez años más y le dice al Prior: "me voy".
A lo que el Prior, muy serio le contesta: "no me
extraña, llevas treinta años quejándote por todo".
Un cura está dando misa y va a empezar su sermón:
- Hermanos, hoy vamos a hablar de la mentira y de los
mentirosos. ¿Cuántos de ustedes recuerdan lo que dice el capítulo 32
de San Lucas?
Todo el mundo levanta la mano; entonces, el sacerdote
continúa:
- Bueno, a eso me refiero. El evangelio de San Lucas sólo
tiene 24 capítulos.
"Intimidad Divina"
Deudores del Evangelio
En la Iglesia continúa resonando el mandato de Jesús: “Id
por todo el mundo y proclamad de Buena Noticia a toda la creación” (Mc 16, 15).
En cualquier época de la historia la Iglesia “se siente acuciada por la
necesidad de evangelizar” (IM 3), que “es en todo tiempo el principio de toda
su vida” (LG 20). Profundamente consciente de este deber, el Vaticano II invita
a todos los católicos a compartirlo según sus ocupaciones y posibilidades,
buscando “ocasiones para anunciar a Cristo con la palabra, ya a los no
creyentes, para llevarlos a la fe, ya a los fieles para instruirlos,
confirmarlos y estimularlos a mayor fervor de vida” (AA 6); y recuerda a
propósito las palabras del Apóstol: “!Ay de mí si no evangelizare!” (1 Cr 9,
16). El Apóstol, tanto más si es sacerdote, debe sentirse deudor del Evangelio
para todos y, por ello, obligado a hacerse “esclavo de todos…, débil con los
débiles”, pobre con los pobres, pequeño con los pequeños, “todo a todos” (1 Cr
9, 19, 22) para que sea acogida la palabra de Dios.
El fundamento de cualquier actividad apostólica no puede
ser sino uno solo: Cristo y su Evangelio; separarse de él es perder el camino.
Todo el trabajo de los apóstoles tiene que desarrollarse sobre esta única base. “Mire cada cual cómo
construye… (si) con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja” (ib 10,
12), o sea, si con doctrina pura y sólida, procedente de una convicción
profunda y acompañada del testimonio de la vida, o con palabras y obras
fútiles, nacidas de superficialidad, ligereza y falta de celo y fe, o también
con teorías personales y discursos vanos que están lejos de la verdad
evangélica. En la misma Iglesia primitiva surgió este peligro y San Pablo se
vio obligado a hacer intimar “a algunos que no enseñasen doctrinas extrañas, ni
dedicasen su atención y fábulas… que son más a propósito para promover disputas
que para realizar el plan de Dios fundado en la fe.
Si para adaptarse a los tiempos es necesario renovar los
métodos del apostolado, no se podrá nunca cambiar la sustancia del Evangelio,
antes bien es preciso vivirlo y anunciarlo de un modo cada vez más auténtico y
adherente al ejemplo y a la palabra de Cristo. En cualquier caso –declara el
Concilio– el cometido de los apóstoles “no es enseñar su propia sabiduría sino
la Palabra de Dios, e imitar a todos instantemente a la conversión y santidad”
(PO 4). Por ese motivo renunciaba San Pablo a cualquier “prestigio de palabras
o sabiduría” y se proponía “no saber sino a Jesucristo y éste crucificado” (¡
Cr 2, 1-2).
Tú eres el camino
en el que hemos encontrado nuestra salvación, oh Cristo Jesús, sumo sacerdote
de nuestras ofrendas, protector y ayudador de nuestra flaqueza. Por ti fijamos
nuestra mirada en las alturas del cielo; por ti contemplamos como en espejo la
faz inmaculada y soberana de Dios, por ti se nos abrieron los ojos del corazón;
por ti nuestra inteligencia, insensata y entenebrecida antes, reflorece a tu
luz admirable; por ti quiso el Dueño soberano que gustásemos del conocimiento
inmortal. (San Clemente Romano, Carta Primera a los Corintios, 36)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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