lunes, 12 de noviembre de 2012

Pequeñas Semillitas 1869


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1869 ~ Lunes 12 de Noviembre de 2012
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Alabado sea Jesucristo…
La situación de numerosos adultos mayores en nuestros países es angustiante. Convertirse en adulto mayor es, a veces, tener asegurada una situación de desvalimiento. Las estadísticas lo confirman, tres cuartas partes de los adultos mayores son pobres. En el entendido que en la próxima década seremos un alto porcentaje de adultos, es preocupante saber que exista una peligrosa combinación: muchos adultos en condición de pobreza. De esta realidad no podemos hacer caso omiso. Los pasajes bíblicos de ayer domingo nos presentan a dos viudas que confían en Dios. Ciertamente Dios no se desentiende de sus hijos.
Ahora bien, para que las personas de buena fe que confían en Dios no queden defraudadas, los discípulos de Jesús que estamos ciertos de su parcialidad a favor de los débiles, necesitamos corresponsabilizamos de la gestación de políticas públicas que garanticen bienestar, seguridad social, derecho a la jubilación para las personas que trabajaron y generaron servicios y bienestar para el país. Dios bendice a las viudas a través de las mediaciones de ciudadanos y cristianos comprometidos con su realidad social.
Modificado de "La verdad católica


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Cuidaos de vosotros mismos.
»Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, le perdonarás».
Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe». El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y os habría obedecido».
(Lc 17,1-6)

Comentario
Hoy, el Evangelio nos habla de tres temas importantes. En primer lugar, de nuestra actitud ante los niños. Si en otras ocasiones se nos hizo el elogio de la infancia, en ésta se nos advierte del mal que se les puede ocasionar.
Escandalizar no es alborotar o extrañar, como a veces se entiende; la palabra griega usada por el evangelista fue “skandalon”, que significa objeto que hace tropezar o resbalar, una piedra en el camino o una piel de plátano, para entendernos. Al niño hay que tenerle mucho respeto, y ¡ay de aquél que de cualquier manera le inicie en el pecado! (cf. Lc 17,1). Jesús le anuncia un castigo tremendo y lo hace con una imagen muy elocuente. Todavía se ven en Tierra Santa piedras de molino antiguas; son una especie de grandes diávolos (se parecen también, en mayor tamaño, a los collares que se ponen en el cuello a los traumatizados). Introducir la piedra en el escandalizador y echarlo al agua expresa un terrible castigo. Jesús utiliza un lenguaje casi de humor negro. ¡Pobres de nosotros si dañamos a los niños! ¡Pobres de nosotros si les iniciamos en el pecado! Y hay muchas formas de perjudicarlos: mentir, ambicionar, triunfar injustamente, dedicarse a menesteres que satisfarán su vanidad...
En segundo lugar, el perdón. Jesús nos pide que perdonemos tantas veces como sea necesario, y aún en el mismo día, si el otro está arrepentido, aunque nos escueza el alma: «Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale» (Lc 17,3). El termómetro de la caridad es la capacidad de perdonar.
En tercer lugar, la fe: más que una riqueza del entendimiento (en sentido meramente humano), es un “estado de ánimo”, fruto de la experiencia de Dios, de poder obrar contando con su confianza. «La fe es el principio de la verdadera vida», dice san Ignacio de Antioquía. Quien actúa con fe logra cosas asombrosas, así lo expresa el Señor al decir: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y os habría obedecido» (Lc 17,6).
Rev. D. Pedro-José YNARAJA i Díaz (El Montanyà, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Josafat
Obispo y Mártir


Josafat es una palabra hebrea que significa "Dios es mi juez".

La nación de Lituania es ahora de gran mayoría católica. Pero en un tiempo en ese país la religión era dirigida por los cismáticos ortodoxos que no obedecen al Sumo Pontífice. Y la conversión de Lituania al catolicismo se debe en buena parte a San Josafat. Pero tuvo que derramar su sangre, para conseguir que sus paisanos aceptaran el catolicismo.

Nació en 1580, de padres católicos fervorosos. Su madre le enseñó a mirar de vez en cuando el crucifijo y pensar en lo que Jesucristo sufrió por nosotros, y esto le emocionaba mucho y le invitaba a dedicar su vida por hacer amar más a Nuestro Salvador.

De joven entró de ayudante de un vendedor de telas, y en los ratos libres se dedicaba a leer libros religiosos. Esto le disgustaba mucho al principio al dueño del almacén, pero después, viendo que el joven se dedicaba con tanto esmero a los oficios que tenía que hacer, se dio cuenta de que las lecturas piadosas lo llevaban a ser más bueno y mejor cumplidor de su deber. Y tanto se encariñó aquel negociante con Josafat, que le hizo dos ofertas: permitirle casarse con su hija y dejarlo como heredero de todos sus bienes. El joven le agradeció sus ofrecimientos, pero le dijo que había determinado conseguir más bien otra herencia: el cielo eterno. Y que para ello se iba a dedicar a la vida religiosa.

Para su fortuna se encontró con dos santos sacerdotes jesuitas que lo fueron guiando en sus estudios, y lo encaminaron hacia el monasterio de la Santísima Trinidad en Vilma, capital de Lituania, y se hizo religioso, dirigido por los monjes basilianos en 1604. Al monasterio lo siguió un gran amigo suyo y personaje muy sabio, Benjamín Rutsky, que será en adelante su eficaz colaborador en todo.

En 1595 los principales jefes religiosos ortodoxos de Lituania habían propuesto unirse a la Iglesia Católica de Roma, pero los más fanáticos ortodoxos se habían opuesto violentamente y se habían producido muchos desórdenes callejeros. Ahora llegaba al convento el que más iba a trabajar y a sacrificarse por obtener que su nación se pasara a la Iglesia Católica. Pero le iba a costar hasta su propia sangre.

Josafat fue ordenado de sacerdote, pero su vida siguió siendo como la del monje más mortificado. Muchas horas cada día y cada noche dedicadas a la oración. Lectura y meditación en las Sagradas Escrituras y en los libros escritos por los santos. Como penitencias aguantaba los terribles fríos del invierno y los calores bochornosos del verano sin quejarse ni buscar refrescantes. Cuando lo sorprendía una espantosa tormenta de lluvias, truenos y rayos en pleno viaje, lo ofrecía todo por sus pecados. Cuando los pobres estaban en grave necesidad se iba de casa en casa pidiendo limosnas para ellos, y la humillación de estar pidiendo la ofrecía por sus pecados y por los de los demás pecadores. Pero su especial mortificación era soportar las gentes ásperas e incomprensivas, sin demostrar jamás disgusto ni resentimiento.

Fue nombrado superior del monasterio, en Vilma, pero varios de los monjes que allí vivían eran ortodoxos y antirromanos. Con gran paciencia, mucha prudencia y caridad llena de finura y de santa diplomacia, se los fue ganando a todos. Ellos se dieron cuenta de que Josafat tenía el don de consejo, y le iban a consultar sus problemas e inquietudes y sus respuestas los dejaban muy consolados y llenos de paz.

Con sus sabias conferencias los fue convenciendo poco a poco de que la verdadera Iglesia es la católica y que el sucesor de San Pedro es el Sumo Pontífice y que a él hay que obedecer. Con razón los enemigos de la religión lo llamaban "ladrón de almas".

Como jefe de los monasterios tenía el deber de visitar las casas que pertenecían a la religión. Una vez fue a visitar oficialmente una casa donde vivían unos 200 hombres que decían que se dedicaban a la religión, pero que en verdad no llevaban una vida demasiado santa. El jefe de esa casa salió furioso a recibirlo con unos perros bravísimos, anunciándole que si se atrevía a entrar allí sería destrozado por esas fieras. Pero el santo no se acobardó. Les habló de buenas maneras y los logró apaciguar. Ellos habían determinado echarlo al río, pero después de escucharlo y al darse cuenta de que era un hombre de Dios, santo y amable, aceptaron su visita, se hicieron sus amigos y aceptaron sus recomendaciones. Las gentes decían: "Ahora sí que se repitió el milagro antiguo: Daniel fue al foso de los leones y estos no le hicieron nada".

En 1617, fue nombrado arzobispo de Polotsk, y se encontró con que su arzobispado estaba en el más completo abandono. Se dedicó a reconstruir templos y a obtener que los sacerdotes se comportaran de la mejor manera posible. Visitó una por una todas las parroquias. Redactó un catecismo y lo hizo circular y aprender por todas partes. Dedicaba sus tiempos libres a atender a los pobres e instruir a los ignorantes. Las gentes lo consideraban un gran santo. Algunos decían que mientras celebraba misa se veían resplandores a su alrededor. En 1620 ya su arzobispado era otra cosa totalmente diferente.

Pero sucedió que un tal Melecio se hizo proclamar de arzobispo en vez de Josafat (mientras este visitaba Polonia) y algunos revoltosos empezaron a recorrer los pueblos atizando una revuelta contra el santo, diciendo que no querían obedecer al Papa de Roma. Muchos relajados se sentían molestos porque san Josafat atacaba a los vicios y a las malas costumbres.

En 1623, sabiendo que la ciudad de Vitebsk era la más rebelde y contraria a él, dispuso ir a visitarla para tratar de hacer las paces con ellos. Sus amigos le rogaban que no fuera, y varios le propusieron que llevara una escolta militar. Él no admitió esto y exclamó: "Si Dios me juzga digno de morir mártir, no temo morir". El recibimiento fue feroz. Insultos, pedradas, amenazas. Cuando una chusma agresiva lo rodeó insultándolo, él les dijo: "Sé que ustedes quieren matarme y que me atacan por todas partes. En las calles, en los puentes, en los caminos, en la Plaza Central, en todas partes me han insultado. Yo no he venido en son de guerra sino como pastor de las ovejas, buscando el bien de las almas. Pero me considero verdaderamente feliz de poder dar la vida por el bien de todos ustedes. Sé que estoy a punto de morir, y ofrezco mi sacrificio por la unión de todas las iglesias bajo la dirección del Sumo Pontífice".

Los enemigos se propusieron poner una trampa al santo para poderlo matar. Le enviaron un individuo que todos los días llegaba a su casa, mañana y tarde a insultarlo. Al fin uno de los secretarios del arzobispo detuvo al insultante para que no faltara más al respeto al prelado, y esta era la señal que los asesinos buscaban. Inmediatamente dieron voz de alarma en toda la ciudad, reunieron la chusma y se lanzaron a despedazar a todos los ayudantes de San Josafat.

Cuando él vio que iban a linchar a sus colaboradores, salió al patio y gritó a los atacantes: "Por favor, hijos míos, no golpeen a mis ayudantes, que ellos no tienen la culpa de nada. Aquí estoy yo para sufrir en vez de ellos".

Al oír esto los jefes de la sedición gritaron: "¡Que muera el amigo del Papa!" y se lanzaron contra él. Le atravesaron de un lanzazo, le pegaron un balazo, y arrastraron su cuerpo por las calles de la ciudad y lo echaron al río Divna. Era el 12 de noviembre de 1623. Meses después los verdugos se convirtieron a la fe católica y pidieron perdón de su terrible crimen.

El Papa ha declarado a San Josafat, Patrono de los que trabajan por la unión de los cristianos

Fuente: EWTN


La frase de hoy

"A los jóvenes les pido que entiendan
que lo material es temporario,
lo que perdurará para siempre serán los ideales
y entre ellos la gran convocatoria debería ser:
educación y desarrollo científico
en busca de una sociedad
en la que la equidad social sea lo prioritario"

Dr. René Favaloro


Tema del día:
¿Cómo está mi fe?
¿La fe se puede apagar?


La puerta de la fe (cf. Hch 14,27) que introduce en la vida de comunicación con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el Bautismo (cf. Rm 6,4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en Él (cf. Jn 17,22 ). Profesar la fe en la Trinidad- Padre, Hijo y Espíritu Santo- equivale a creer en un solo Dios que es amor (cf. Jn 4,8 ). El Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo, el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor. (Benedicto XVI para el Año de la fe)

Las virtudes teologales son tres: Fe, Esperanza y Caridad. Hoy ante la crisis de Fe en el mundo actual nos podemos preguntar: ¿cómo es mi fe?

Cuando nos sentimos plenos, alegres, felices o cuando hay sufrimiento, cuando hay enfermedad, cuando hay dolor de la índole que sea... ¿cómo está mi fe? La fe que es luz se puede apagar. El que conoce y ama a Cristo se identifica con Él, en cualquiera de esas circunstancias, y se convierte en apóstol, siendo parte de esa luz y esa fe.

Tener fe y vivir la fe es un riesgo. Un riesgo que nos obliga a dejar el egoísmo que ha hecho nido en el fondo de nuestro corazón, a dejar la pereza, el engaño, los gustos hedonistas, frívolos y llenos de vanidad. Una vida vacía solo llena de cosas perecederas.

Sostener y aumentar la fe no es cosa fácil, pero tenemos un ejemplo a seguir. Jesús es el mejor ejemplo para ayudarnos pues Él vino por eso y para eso. En Él encontraremos todo lo que nuestro corazón nos pide y desea. La amistad con el Hijo de Dios, es el resultado de una vida sostenida, iluminada y confortada por nuestra fe en Él. Y ante todo tenemos que pedirla en la oración de cada día, porque la fe es un regalo de Dios.

Este mundo está necesitado de que seamos portadores de esa FE como miembros de la Iglesia, instituida por Cristo hace más de veinte siglos y tenemos y debemos dar testimonio al mundo de nuestra fe.

No podemos decir que vivimos esa fe si no pedimos perdón o si no sabemos perdonar. Esa humildad y ese perdonar nos identifican como personas de fe, de verdadera y auténtica FE.

El mensaje del Señor resuena en toda la tierra: Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo transmite a la otra noche. Sin que pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido y su mensaje hasta el fin del mundo. El mensaje del Señor resuena en toda la tierra. (Salmo 18)

Autor: Ma Esther De Ariño
Fuente: Catholic.net


Pensamientos sanadores


Pide llenarte del amor del Señor y de darlo a todos

Cada momento de tu vida es único y no vuelve a repetirse, por lo cual, se convierte en una oportunidad sublime para recibir bendiciones de parte de Dios; pero también para que, por medio de todos tus pensamientos, palabras y acciones, puedas expresar a quienes están en torno a ti el amor a Dios.
Busca cada día momentos de intimidad con el Señor para que él pueda llenarte de su amor y renovar en ti la alegría de vivir.
Son muchos, a tu alrededor, los que necesitan de Dios; y también son muchos, cerca de ti, los que necesitan de ti y que seas un instrumento del amor del Señor.
Entonces, pon tu vida entre sus manos y dile: Amado Señor, quiero recibir todo el amor que tienes reservado para mí.
Hazme un canal de tus bendiciones para que, cada día, sean más, los que, por mi intermedio, puedan recibirlas. Amén.

Cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a los hombres, no por las obras de justicia que habíamos realizado, sino solamente por su misericordia, él nos salvó, haciéndonos renacer por el bautismo y renovándonos por el Espíritu Santo. Tito 3, 4-5.


Mes de María


Desde el 7 de Noviembre al 7 de Diciembre, se desarrolla en Argentina y en varios países del hemisferio sur, el Mes de María, pues es el mes de las flores aquí en el sur, tal como Mayo lo es en el hemisferio norte.

Día sexto (12/NOV): ¿Cómo debemos servir a Dios?

CONSIDERACIÓN. – Dios es nuestro Rey, nosotros somos sus súbditos: Él es nuestro amo, decíamos ayer y nosotros sus servidores. No basta reconocerlo, es necesario probar cómo nos estimamos felices de estar bajo su imperio y dominación. Él podría exigir de nosotros grandes servicios, austeras penitencias, vivos sufrimientos, nuestra vida misma, como lo ha hecho con los mártires. Se muestra con nosotros menos riguroso; lo que quiere, es que cumplamos por Él, todos los actos comunes que llenan cada uno de nuestros días, que nos santifiquemos por el cumplimiento de los deberes de nuestro estado.
Ofrecerlo todo, aceptar todo de su mano, no buscar nada más que su voluntad, que su buen placer; ésta es la ruta que debe seguir el cristiano, imitando así los ejemplos admirables de nuestra Madre del Cielo, quien ha rogado, trabajado, conversado con sus semejantes, reparado sus fuerzas, tomando alimentos y reposo, pero estos actos tan comunes y ordinarios, Ella los ha elevado y hecho nobles, cumpliéndolos siempre para agradar al Señor.

EJEMPLO. – Veamos, cómo la piadosa Armelia Nicolás, tenía continuamente a Dios en su mente: “Desde la mañana a la noche, dice, no tenía otro objeto más que su pensamiento.
“Desde mi despertar, me arrojaba en brazos del Salvador, como un niño en los de su padre, me levantaba para servirle y trabajar, según su agrado. A menudo no tenía tiempo para recitar una corta oración, en todo el día, pero mi corazón se hallaba satisfecho de trabajar para Dios como cuando oraba, porque había aprendido que todo lo que se hace por su amor, es una verdadera oración.
Vistiéndome, pensaba estar siempre en su adorable presencia y me gustaba considerar que era su amor quien me proveía de qué vestirme.
Tomando alimentos, me parecía que cada trozo me era presentado por su Divina Providencia y que Él mismo cuidaba de alimentarme.
Cuando los hombres me perseguían con sus palabras y malos tratamientos y el demonio con sus tentaciones y vanos artificios, me dirigía en seguida a Dios que no dejaba de consolarme nunca”.

PLEGARIA DE SAN BERNARDO. - ¡Oh María! Con justicia todas las criaturas os invocan, porque en Vos y para Vos, la mano del Todopoderoso, ha como creado de nuevo lo que se había creado. Recibid, pues, lo poco que yo tengo para ofrecer a Dios. Ofreceos Vos misma, a fin de que no sea rehusado. Así sea.

RESOLUCIÓN. – Me esforzaré en cumplir cada una de mis acciones, de modo de agradar a Dios.

JACULATORIA. - ¡Oh María! modelo de los cristianos, rogad por nosotros.



Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Giuliana Antonella, de Charata, Chaco, Argentina, que está internada en el Hospital Garrahan de la ciudad de Buenos Aires, el viernes fue intervenida quirúrgicamente para realizar una biopsia (masa tumoral en el mediastino), y en estos momentos está bien. Rogamos al Señor que le dé las fuerzas necesarias para el tratamiento que tenga que sobrellevar a partir de que se conozca el resultado de la biopsia.

Pedimos oración por la salud del señor Sergio G., de Argentina, que ha sido internado en estado critico, con una grave enfermedad, con muchos dolores y con gran sufrimiento de su esposa e hijos. Que el Buen Jesús lo asista y lo conceda la infinita gracia de curarlo. Que María Madre acompañe a su familia.

Pedimos una oración por la salud del autor de esta página.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


"Intimidad Divina"

Te desposaré conmigo en fidelidad

Dios ha intentado todos los caminos para conquistar el corazón del  hombre que ha creado para él y que demasiadas veces, pecando, se ha hecho indigno de su amor. Pero no renuncia a su plan y así ofrece a los hombres pecadores su alianza. Alianza con Abrahán, Isaac y Jacob; alianza renovada con Moisés en el Sinaí, confirmada con David y su descendencia y, en fin, presentada por medio de los profetas bajo la forma sugestiva de un contrato nupcial entre Dios e Israel. Dios es el esposo, que ama con amor fiel y celoso al pueblo que se ha elegido, al que ha asistido y auxiliado con prodigios de todo género y del que quiere ser correspondido con la fidelidad y la dedicación de una esposa. “Te desposaré conmigo para siempre –dice el Señor por boda de Oseas–; te desposaré conmigo en justicia y equidad, en amor y compasión; te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Yahvé” (2, 21-22). Dios no podía expresar de modo más conmovedor su amor infinito a los hombres y su propósito de atraerlos y de unirlos a sí en una amistad tan íntima y personal, que pueda ser comparada a la que existe entre dos esposos.

La alegoría nupcial pasa del Antiguo al Nuevo Testamento. El Bautista saluda en Jesús al Esposo que viene a celebrar sus bodas con la humanidad, y declara que él es el amigo del novio, “al que asiste y le oye, [y] se alegra mucho con la voz del novio” (Jn 3, 29). El Hijo de Dios se desposó, en efecto, en la Encarnación con la naturaleza humana, uniéndola a la divina en la unidad de su Persona; e invita a todos los hombres de buena voluntad a participar en sus bodas no sólo como espectadores sino como agentes, como pertenecientes a esa humanidad que él ha querido asumir y más aún como pertenecientes a la Iglesia que él ama como a su esposa. En este sentido escribía San Pablo a los Corintios: “Celoso estoy de vosotros con celos de Dios. Pues os tengo desposados con un solo esposo para presentaros cual casta virgen a cristo” (2 Cr 11, 2).

Dios es celoso por la criatura humana que ha hecho a su imagen: inteligente, libre, capaz de amar, justamente para hacerla capaz de su amistad. Y como el centro impulsor de los afectos y de las acciones es la voluntad, muestra cómo se la ha de purificar a fondo de todo lo que en ella es disímil y contrastante con la voluntad de Dios. “El amor –repite el Santo– hace igualdad y semejanza” (S I, 5, 1). El amor de Dios se ha inclinado sobre el hombre para hacerlo semejante a sí por naturaleza y por gracia; el amor del hombre a Dios ha de inducirlo a renunciar a sus gustos, deseos y quereres que, estando en desarmonía con los divinos, le impiden la semejanza con él y la perfecta conformidad con su voluntad. Jesús mismo indicó que la plena conformidad con el querer divino es el fruto y la prueba del verdadero amor y, por ello, el medio esencial para llegar a la unión íntima con Dios.

Mientras nuestra voluntad tenga caprichos ajenos a la unión divina, fantasías contradictorias, permanecemos en estado de infancia, no caminamos a pasos de gigante en el amor, porque el fuego no ha consumido aún toda la escoria; el oro no es puro; nos buscamos todavía a nosotros mismos. Dios no ha logrado suprimir aún toda nuestra hostilidad contra él. Pero cuando… tú, Señor, hayas purificado totalmente nuestro amor imperfecto, nuestro dolor y temor defectuosos, sólo entonces el amor será perfecto y el anillo de oro de nuestra alianza tendrá una dimensión más amplia que el cielo y la tierra. (Isabel de la Trinidad, El cielo en la tierra, 2, 2).

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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