PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1865 ~ Jueves 8
de Noviembre de 2012
- AÑO DE LA FE -
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Cuando Sócrates estaba en la cárcel, le pidió a un
prisionero que cantaba que le enseñara una canción.
– “¿Para qué?” –le preguntó el otro.
– “Para que pueda morir sabiendo una cosa más” –respondió
el filósofo.
Amigos, cuántos de nosotros tenemos vida, trabajo,
familia y tantas cosas por las cuales luchar, mas sin embargo hemos perdido ya
el deseo de vivir, aprender o soñar. Siempre le he pedido a Dios que me ayude a
que la apatía no se adueñe de mí con el paso de los días y que siempre tenga
esperanza, amor, cariño y aspiraciones para seguir adelante.
Hermano, hermana: Si hoy crees que no tienes por qué
vivir, recuerda que no estás en la cárcel y puedes aprender mucho más que una
canción y cambiar la vida de muchas otras personas.
Arturo Quirós Lépiz
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, todos los publicanos y los pecadores se
acercaban a Jesús para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban,
diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos».
Entonces les dijo esta parábola. «¿Quién de vosotros que
tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el
desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la
encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los
amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que
se me había perdido’. Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo
por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no
tengan necesidad de conversión.
»O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no
enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la
encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice:
‘Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido’. Del mismo
modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador
que se convierta».
(Lc 15,1-10)
Comentario
Hoy, el evangelista de la misericordia de Dios nos expone
dos parábolas de Jesús que iluminan la conducta divina hacia los pecadores que
regresan al buen camino. Con la imagen tan humana de la alegría, nos revela la
bondad de Dios que se complace en el retorno de quien se había alejado del
pecado. Es como un volver a la casa del Padre (como dirá más explícitamente en
Lc 15,11-32). El Señor no vino a condenar el mundo, sino a salvarlo (cf. Jn
3,17), y lo hizo acogiendo a los pecadores que con plena confianza «se
acercaban a Jesús para oírle» (Lc 15,1), ya que Él les curaba el alma como un
médico cura el cuerpo de los enfermos (cf. Mt 9,12). Los fariseos se tenían por
buenos y no sentían necesidad del médico, y es por ellos —dice el evangelista—
que Jesús propuso las parábolas que hoy leemos.
Si nosotros nos sentimos espiritualmente enfermos, Jesús
nos atenderá y se alegrará de que acudamos a Él. Si, en cambio, como los
orgullosos fariseos pensásemos que no nos es necesario pedir perdón, el Médico
divino no podría obrar en nosotros. Sentirnos pecadores lo hemos de hacer cada
vez que recitamos el Padrenuestro, ya que en él decimos «perdona nuestras
ofensas...». ¡Y cuánto hemos de agradecerle que lo haga! ¡Cuánto agradecimiento
también hemos de sentir por el sacramento de la reconciliación que ha puesto a
nuestro alcance tan compasivamente! Que la soberbia no nos lo haga
menospreciar. San Agustín nos dice que Jesucristo, Dios Hombre, nos dio ejemplo
de humildad para curarnos del “tumor” de la soberbia, «ya que gran miseria es
el hombre soberbio, pero más grande misericordia es Dios humilde».
Digamos todavía que la lección que Jesús da a los
fariseos es ejemplar también para nosotros; no podemos alejar de nosotros a los
pecadores. El Señor quiere que nos amemos como Él nos ha amado (cf. Jn 13,34) y
hemos de sentir gran gozo cuando podamos llevar una oveja errante al redil o
recobrar una moneda perdida.
Rev. D. Francesc NICOLAU i Pous (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Beata Isabel de la Trinidad
Una mañana del 18 de Julio de 1880 nace en un campo
militar de Avor, cerca de Bourges (Francia). Su familia está inquieta porque
los médicos han dicho que el bebé no podrá salvar su vida. María Rolland, su
mamá, espera su primera hija. Todos rezan y se ofrecen misas por la nueva
criatura. En contra de todos los pronósticos la niña llega a este mundo “muy
hermosa y vivaracha”. Cuatro días después, el 22 de julio, es bautizada con el
nombre de Isabel Josefina.
La señora Catez se ha dado cuenta del talento musical de
su hija. La inscribe en el Conservatorio a los siete años. Isabel pasa muchas
horas en el piano. No va a la escuela porque las instituciones del estado son
demasiado laicas, en cambio recibirá la formación más elemental en casa.
El 19 de abril de 1891 es la Primera Comunión. Sus cartas
nos revelan la experiencia de ser amada y darse. “Este gran día nos hemos dado
por completo el uno al otro” (C 178). Gozo, alegría, saciedad, plenitud,
belleza, música interior… son las realidades que siente en su corazón.
También los santos tienen vacaciones. Estamos en el
verano de 1894, las Catez marchan a Carlipa, allí visitan a sus tías. Isabel
siempre recodará el espectáculo cósmico de los Pirineos: ”¿Te acuerdas de
nuestros paseos por la sierra durante la noche, a la luz de la luna, mientras
escuchábamos las alegres campanadas? ¡Oh, tía, qué bello estaba el valle a la
luz de las estrellas, esa inmensidad, ese infinito, todo me hablaba de Dios!”
(C 139).
Así era Isabel, humana y divina, centrada en el interior
y viviendo las alegrías de la vida. Con frecuencia participaba en veladas y
bailes que organizaban las familias militares. En estos lugares la joven Isabel
quiere ser como el sol que irradia su luz.
El 2 de agosto de 1901 entra en el Carmelo. Una vida
dedicada por entero a la oración. Una comunidad de hermanas que viven el ideal
de santa Teresa. Una sencillez en el uso de las cosas y en el trato con las
personas. Un ideal apostólico que amplía sus horizontes al mundo entero. El
Epistolario refleja de una forma maravillosa sus primeras impresiones. “No
encuentro palabras para expresar mi dicha”, “aquí ya no hay nada, sólo Él… Se
le encuentra en todas partes, lo mismo en la colada que en la oración” (C 91).
El 11 de enero de 1903, domingo y fiesta de la Epifanía,
ante la comunidad carmelitana de Dijon, Isabel pronuncia sus votos religiosos.
Se siente invadida por Dios, por su abundante gracia, un derroche.
Sus experiencias religiosas son alimentadas por sus
lecturas. El Nuevo Testamento tiene un lugar privilegiado en su mundo
espiritual, muy especialmente las cartas de san Pablo, a quien llamará “padre
de su alma”. Las páginas de san Juan de la Cruz han ejercido una influencia
considerable en el camino de la unión con Dios.
El año 1904 es muy significativo. El 21 de noviembre
Isabel lo pasa ante el Santísimo. Por la noche redacta una oración, que es
expresión de su entrega al Dios Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dice
así:
“¡Oh, Dios mío, Trinidad a quien adoro! Ayudadme a
olvidarme enteramente para establecerme en Vos, inmóvil y tranquila, como si mi
alma estuviera ya en la eternidad. Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme
salir de vos, ¡mi Inmutable!, sino que cada minuto me haga penetrar más en
profundidad de vuestro misterio. Pacificad mi alma, haced de ella vuestro
cielo, vuestra morada amada y el lugar de vuestro reposo. Que no os deje allí
jamás solo, sino que esté allí toda entera, completamente despierta en mi fe,
en adoración total, completamente entregada a vuestra acción creadora”.
Ella ha descubierto su vocación en la Iglesia: ser para
Dios “una alabanza de gloria” (Ef 1,6). Hasta tal punto que esta mística
francesa lo toma como un nombre simbólico, laudem
gloriae, “alabanza de gloria”.
Los días 7 y 8 de noviembre está en silencio. Las últimas
palabras que le oyeron sus hermanas de comunidad fueron: “Voy a la Luz, al
Amor, a la Vida”. En el amanecer del 9 de noviembre de 1906, deja de respirar,
la ciudad de Dijon está tranquila. Las que estaban allí presentes se dan cuenta
que Isabel ha emprendido el viaje a la Trinidad que tanto amó en la tierra y
como un profeta nos llama a cada uno a disfrutar de su Presencia en lo
cotidiano de la vida.
Fue beatificada el 25 de noviembre de 1984.
Oración:
Oh Dios, rico en misericordia, que descubriste a la Beata
Isabel de la Trinidad el misterio de tu presencia secreta en el alma del justo
e hiciste de ella una adoradora en espíritu y verdad, concédenos, por su
intercesión, que también nosotros, permaneciendo en el amor de Cristo,
merezcamos ser transformados en templos del Espíritu Santo de amor, para
alabanza de tu gloria.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
"¡Ojalá me acuerde de detenerme unos momentos
para levantarle el ánimo a alguien!
¡Ojalá no se me olvide darle gracias a Dios
todos los días por mis amistades, por mis seres queridos!
¡Y ojalá sepa apreciar siempre
el valor de las personas y las cosas!"
Tema del día:
Bienaventuranzas en el Año de
la Fe
1. Bienaventurado si, en el Año de la Fe, no tienes tu
corazón exclusivamente centrado en la riqueza, en el afán de tener. Te darás
cuenta que, en la pobreza, encontrarás tu libertad y tu razón de ser: eres
persona.
2. Bienaventurado si, en el Año de la Fe, eres manso.
Comprenderás que, la violencia, solo engendra más violencia. Que la bondad, la
paciencia o la humildad son como el imán: hace muchos amigos y verdaderos.
3. Bienaventurado si, en el Año de la Fe, sabes llorar.
Cuando hasta ti lleguen las horas amargas tendrás cerca de ti alguien que te
consuele y un pañuelo que enjugue tus lágrimas. Te acordarás de aquello: “amor,
con amor se paga”. O, también, “¿manos que dais…qué esperáis?”
4. Bienaventurado si, en el Año de la Fe, sigues luchando
por la justicia allá donde estás. Si, los mandamientos, son señales que
iluminan tu conducta. Procura dejar los juicios para Dios y, cuando estés
frente a Él, recogerás el fruto de tu complicidad o de tus silencios.
5. Bienaventurado si, en el Año de la Fe, no dejas que
nadie corrompa tu corazón; si, a tu corazón, le das la limpieza del amor y el
brillo de la esperanza. En el Sacramento de la confesión encontrarás, además de
un buen detergente, una Palabra del Señor, una palabra de sacerdote y una
Bendición de Dios.
6. Bienaventurado si, en el Año de la Fe, eres valiente;
si no te andas por las ramas a la hora de defender tus convicciones religiosas;
si, además, procuras nutrirte y formarte en la historia del cristianismo y de
la misma Iglesia. Si lo haces así un día, también Jesús, te defenderá y te
reconocerá ante el Padre.
7. Bienaventurado si, en el Año de la Fe, no ocultas lo
que eres y lo que profesas; si, ante un mundo en el que todo se relativiza,
eres capaz de ser una señal de la presencia de Dios. Tu recompensa, aunque
ahora te parezca incierta, será grande y eterna en el cielo.
8 .Bienaventurado si, en el Año de la Fe, eres pacífico;
si te alejas de las situaciones de conflicto pero no rehúyes de aquellos
momentos en los que, tu palabra, es necesaria para la paz o para el bienestar
de los más necesitados. Ser pacífico no es lo mismo que vivir ajeno a todo.
Seamos bienaventurados, en este Año de la Fe,
aprendiendo, meditando y llevando a la práctica estos 8 caminos de felicidad
que son las bienaventuranzas.
Seamos bienaventurados, en este Año de la Fe, poniendo en
el eje de la rueda de nuestra vida a Cristo.
Seamos bienaventurados, en este Año de la Fe, disfrutando
con las cosas de Dios y con todo aquello que la Iglesia nos propone como pautas
para vivir como Dios manda.
Y es que, el Año de la Fe, es un recordatorio de cómo ser
feliz y de cómo alejarnos de los caminos de la desdicha que el mundo nos
presenta como patrón del disfrute.
P. Javier Leoz
Pensamientos sanadores
Recibe la dulzura de Dios para tu carácter
Señor, en este día que comienza, reconozco que necesito
de ti y confieso que sin tu continua presencia y sin la ayuda de tu amor es
poco lo que puedo cambiar y lograr en mi vida, para ser plenamente feliz.
Hoy te pido que me concedas el regalo de tu gracia, a fin
de experimentar lo hermoso que es ser dependiente de tu amor, sabiendo que esa
santa dependencia me conduce a la verdadera libertad y a desarrollar la madurez
espiritual y emocional.
Hazme un sediento de tu amor que, como gotas de miel, va
impregnando todo mi ser, para transformar lo amargo y ácido de mi carácter en
una dulzura nueva, que procede de ti.
Creo Señor, que contigo no hay nada que sea imposible.
Por eso, en este día, esto feliz de conocerte y de poder poner nuevamente mi
vida entre tus manos, con la seguridad de que tú estás trabajando en la arcilla
de mi alma haciendo nuevo todo mi interior. Que así sea.
Pero Dios, que es
rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, precisamente cuando
estábamos muertos a causa del nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo (…)
Efesios 2, 4-5.
Mes de María
Desde el 7 de Noviembre al 7 de Diciembre, se
desarrolla en Argentina y en varios países del hemisferio sur, el Mes de María,
pues es el mes de las flores aquí en el sur, tal como Mayo lo es en el
hemisferio norte.
Día segundo
(8/NOV): ¿Por qué hemos sido creados?
CONSIDERACIÓN. – Los filósofos se han preguntado, sin
poder muchas veces, responder a sus propias interrogaciones, de dónde ellos
venían, por qué habían sido creados y a dónde iban.
La Santísima Virgen, en quien la luz de la fe iluminaba
el alma pura e inmaculada, sabía que Ella venía de Dios, creador del cielo y de
la tierra; que el Señor la había colocado aquí, abajo, dándole una misión
especial y que le reserva una recompensa eterna.
Nosotros podemos decir, con noble orgullo, que, como
María, venimos de Dios; que, en su sabiduría infinita, Él ha dado a nuestra
vida un fin determinado, y que nos prepara una felicidad sin fin, si somos
fieles a sus órdenes.
Hay hombres, sin embargo, que pasan sobre esta tierra sin
ocuparse jamás de sus destinos eternos y pierden su alma, porque viven como si
no hubieran de morir.
EJEMPLO. – Jesús estaba un día en casa de su amigo
Lázaro. Las dos hermanas lo ayudaban a agasajar a su divino huésped, pero lo
hacían de diferente modo: Magdalena se hallaba prosternada a sus pies y recogía
con amor cada una de las palabras que salían de su boca; Marta se ocupaba con
diligencia de toda clase de cuidados y deteniéndose delante del salvador le
dijo: “Señor, ¿no veis que mi hermana me deja sola para hacer todo? Decidle que
me ayude”.
Jesús le respondió: “Marta, Marta, os inquietáis y
turbáis por muchas cosas; pero sólo una es necesaria: la salvación”.
PLEGARIA. – Vos sois llamada, ¡oh María! Estrella de la
mañana. Dignaos, pues, guiarme en el camino, muchas veces difícil, de la vida.
Haced que yo piense siempre en la salvación de mi alma y que no me deje
distraer nunca por los diversos acontecimientos que se relacionan con mi existencia.
Así sea.
RESOLUCIÓN. – Me esforzaré en trabajar sin descanso, en
la obra de mi salvación.
JACULATORIA. – Oh María, Estrella de la mañana, rogad por
nosotros.
Fuente: www.santisimavirgen.com.ar
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Alfonso L., de Bogotá, Colombia, que
está atravesando un momento de quebranto en su salud con diagnóstico reservado
por parte de sus médicos. Rezamos por Alfonso, sus hijos y su familia en
general, confiados en que las Manos Sanadoras de Jesús se posarán sobre él
llevándole todas sus gracias.
Pedimos oración por José Alejandro (38 años), de ciudad
de México, quién está sufriendo un problema judicial grave, para que la
intervención divina decida lo que más justo y conveniente en este caso y él
pueda retornar pronto a su hogar.
Pedimos oración por las víctimas y damnificados por los terremotos registrados ayer en Guatemala, zona de San Marcos. Que el Señor calme
las fuerzas de la naturaleza y socorra a las personas que han sufrido por estos sismos.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
Oración por la Patria
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos
sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser
nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso
por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para
amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los
que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la
sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos
convocas. Aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén.
"Intimidad Divina"
En la voluntad de Dios
“Me siento apremiado por las dos partes; por una parte,
deseo partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente es con mucho lo mejor;
más, por otra parte, quedarme en la carne es más necesario para vosotros” (Fl
1, 23-24). San Pablo lucha entre dos alternativas: su amor a Cristo le mueve a
querer unirse definitivamente a él en la patria, pero su amor a los hermanos lo
retiene para continuar trabajando en su provecho. Algo así pasa en la vida de
todo apóstol que ama intensamente: el deseo de intimidad con Dios le lleva a la
oración, el amor a los hermanos le mueve a entregarse a su servicio. Para
conseguir armonizar estas dos tensiones esenciales de la vida cristiana, afirma
el Concilio que no basta “ni la mera ordenación exterior de las obras del
ministerio, ni… la sola práctica de los ejercicios de piedad” (PO 14). Es
preciso ir más a fondo y mirar al principio interior de unidad que anima a un
mismo tiempo la actividad y la oración, las relaciones con Dios y las
relaciones con los hombres. Y este principio no puede ser otro que la caridad
teologal considerada en su aspecto esencial y concreto de total adhesión a la
voluntad de Dios, practicada no sólo en la oración sino en la actividad.
El apóstol puede “reducir a unidad su vida interior con
el tráfago de la actividad externa”, siguiendo en el ejercicio de esa actividad
“el ejemplo de Cristo, cuya comida era hacer la voluntad de Aquel que lo envió
para que llevara a cabo su obra” En este sentido se exhorta a los sacerdotes a
unirse “a Cristo en el conocimiento de la voluntad del Padre, y en el don de sí
mismos por el rebaño que les ha sido confiado” (PO 14). Descubrir y hacer la
voluntad del Padre es unirse a él, es vivir en continua comunión con él. Toda
la ascética del cristiano, y por ello del apóstol, tiende a despojarlo del
egoísmo, del amor propio y del asimiento a sus puntos de vista y a su voluntad,
para que esté totalmente disponible a la voluntad de Dios no sólo en la
oración, sino en toda su vida, en toda su actividad.
Jesús se ocupó únicamente de la obra a él confiada por el
Padre y ordenó su desarrollo según las “horas” y modos fijados por el Padre.
“No ha llegado todavía mi hora” (Jn 2, 4), dice en Caná; no quiere ni anticipar
ni retrasar la voluntad del Padre, sino que vive a la espera de “su hora”. No
quiere cumplir su misión diferente al establecido por el Padre, por eso rechaza
al demonio que le propone un mesianismo de gloria terrena (Lc 4, 3-12), y trata
del mismo modo a Pedro cuanto éste se opone a su Pasión. La adhesión total de
Cristo al Padre ha de ser la forma de toda vida cristiana y en particular de la
apostólica; pero eso será imposible si no se penetra, “por la oración, cada vez
más en el misterio de Cristo” (PO 14). Es la oración personal, escucha del
Señor y relación de amistad con él, lo que crea en el orante una afinidad
espiritual con Cristo y con su misterio; es la oración lo que le da luz para
descubrir la voluntad de Dios y discernirla de la propia y de las voces de la
tentación, de la naturaleza o del orgullo; y es en la oración donde el apóstol
saca el amor y la fuerza para cumplir la voluntad del Padre.
Ha Señor, que mi
oración produzca en mí la sed de darme, y mi donación produzca a su vez el
deseo ardiente de recogerme para recibir; haz que viva de esta unidad y de esta
armonía profunda que es la unidad misma de la caridad… Que mi oración genere
donación y que el don mismo genere oración… Ayúdame, Señor, a acostumbrarme a
la verdad profunda, a la intensidad de la vida, a la ofrenda consumante del
amor, de ese amor que en la oración suscita sed de obras y en la multiplicidad
de las obras suscita la sed inextinguible del que es Uno. (G. Caovai)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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