viernes, 9 de noviembre de 2012

Pequeñas Semillitas 1866


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1866 ~ Viernes 9 de Noviembre de 2012
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Alabado sea Jesucristo…
En las sacristías de las iglesias suele haber una inscripción para el sacerdote que se reviste, que dice algo así como: “Sacerdote, celebra esta Misa como si fuera tu primer Misa, tu única Misa y tu última Misa”.
Trasladando esto a la vida común de cada uno de nosotros, también tendríamos que hacer cada acción de la vida, cada oración, cada acto de piedad como si fuera el primero, el único y el último, y así entonces qué bien emplearíamos el tiempo que tantas veces desperdiciamos en tonterías y pasatiempos inútiles. ¡Qué bien haríamos todas las cosas! Y las disfrutaríamos más y las realizaríamos con mayor responsabilidad, tratando de hacerlas lo mejor posible.
Hagamos el propósito de, a partir de ahora mismo, comenzar con esta disposición de ánimo, y ya la primera acción que tengamos que hacer, esforcémonos por hacerla a la perfección, pero sobre todo como si fuera la primera, la única y la última. Y un buen incentivo para hacer esto es haciendo todo por María, teniéndola a Ella como nuestro motor para actuar, y así entonces todas nuestras acciones no sólo serán excelentes, sino que tendrán un gran valor redentor y hasta serán más útiles incluso desde el punto de vista humano.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado». Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: El celo por tu Casa me devorará.
Los judíos entonces le replicaron diciéndole: «Qué señal nos muestras para obrar así?». Jesús les respondió: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré». Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero Él hablaba del Santuario de su cuerpo. Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.
(Jn 2,13-22)

Comentario
Hoy, en esta fiesta universal de la Iglesia, recordamos que aunque Dios no puede ser contenido entre las paredes de ningún edificio del mundo, desde muy antiguo el ser humano ha sentido la necesidad de reservar espacios que favorezcan el encuentro personal y comunitario con Dios. Al principio del cristianismo, los lugares de encuentro con Dios eran las casas particulares, en las que se reunían las comunidades para la oración y la fracción del pan. La comunidad reunida era —como también hoy es— el templo santo de Dios. Con el paso del tiempo, las comunidades fueron construyendo edificios dedicados a las reuniones litúrgicas, la predicación de la Palabra y la oración. Y así es como en el cristianismo, con el paso de la persecución a la libertad religiosa en el Imperio Romano, aparecieron las grandes basílicas, entre ellas San Juan de Letrán, la catedral de Roma.
San Juan de Letrán es el símbolo de la unidad de todas las Iglesias del mundo con la Iglesia de Roma, y por eso esta basílica ostenta el título de Iglesia principal y madre de todas las Iglesias. Su importancia es superior a la de la misma Basílica de San Pedro del Vaticano, pues en realidad ésta no es una catedral, sino un santuario edificado sobre la tumba de San Pedro y el lugar de residencia actual del Papa, que, como Obispo de Roma, tiene en la Basílica Lateranense su catedral.
Pero no podemos perder de vista que el verdadero lugar de encuentro del hombre con Dios, el auténtico templo, es Jesucristo. Por eso, Él tiene plena autoridad para purificar la casa de su Padre y pronunciar estas palabras: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré» (Jn 2,19). Gracias a la entrega de su vida por nosotros, Jesucristo ha hecho de los creyentes un templo vivo de Dios. Por esta razón, el mensaje cristiano nos recuerda que toda persona humana es sagrada, está habitada por Dios, y no podemos profanarla usándola como un medio.
Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del Vallès, Barcelona, España)


Santoral Católico:
Dedicación de la Basílica del Salvador
(o de San Juan de Letrán)


De varias maneras se suele denominar este templo: Basílica "Constantiniana, "Del Salvador" y "De San Juan de Letrán". Es la catedral del Papa que, al tomar posesión de ella, muestra el supremo poder o potestad eclesiástica de Roma y del mundo; por ello a esta basílica se llama a sí misma en la escritura de su fachada "madre y cabeza de todas las iglesias de la Urbe y del Orbe".

El nombre de Letrán le viene del palacio que tenían los "Laterani" en el monte Celio desde el siglo I a quienes la autoridad confiscó sus bienes por atreverse a conspirar contra Nerón. Parece ser que pasó a ser propiedad de Fausta, la esposa de Constantino; aconsejada, según dicen, por Osio de Córdoba, lo donó a los Papas para su residencia habitual, como de hecho lo fue a través de bastantes siglos hasta el periodo de Aviñon.

Pero la longa historia no muy probada o la leyenda une esta basílica a la familia imperial también por otros motivos. Parece ser que el emperador que legalizó a la Iglesia contrajo el terrible e incurable mal de la lepra y fue curado milagrosamente por san Silvestre; en agradecimiento por la recuperación de la salud, entregó los terrenos necesarios para construirla y se prestó a dar la ayuda económica pertinente. Esta es la razón de llamarla también "Constantiniana".

Se sabe que ya en el año 313 hubo en ella un sínodo porque la esposa de Constantino lo cedió al papa Milcíades; que el papa Dámaso fue ordenado en ella y que se dedicó el día 9 de Noviembre del año 324, dándole Silvestre el título de "El Salvador", hasta que en el siglo XIII se le añadieran los de San Juan Bautista y de San Juan Evangelista.

Este augusto templo ha sido la sede de muchos concilios -más de veinticinco- desde el siglo IV al XVI y, de ellos, cinco han sido ecuménicos.

Allí se firmó, ya en tiempos más cercanos, el Tratado de Letrán, el 11 de marzo de 1929, con el que Pío XI logró la libertad del Papa de todo soberano temporal y con ello el libre ejercicio de su misión evangelizadora, firmándolo con Mussolini.

Esta basílica podría contar una larga serie histórica de virtudes, pero también habla de sacrilegios, saqueos, incendios, terremotos e incluso el abandono de sus papas sobre todo el tiempo del destierro de Aviñon. Buscando un sentido a esos hechos, uno se pregunta si no serán las fuerzas del infierno que se ponen de pie, rabiosas, con la intención de acabar con el templo de piedras que es símbolo del poder espiritual supremo e indefectible en la Iglesia. También hay que decir que tanto el Renacimiento como el barroco dejaron en ella su huella artística perenne y restauradora, y que Sixto V y León XIII la hicieron realmente suntuosa, por no hablar de que hasta allí fue Francisco de Asís en 1210 a solicitar del Papa Inocencio III la aprobación de su Orden.

Cuando con su consagración se dedica a Dios y a su culto, se indica que pasa a ser propiedad y sede de la Majestad divina; con esa ceremonia se indica que pasa a ser "la morada de Dios entre los hombres".

A los católicos, mirándola a ella, se nos hace próximo el misterio de la salvación, pareciéndonos actual aquella escena evangélica en la que Jesucristo llamó a aquel Zaqueo, agarrado a la rama de la higuera, que se siente interpelado por Dios para habitar en su casa y comer con él a pesar de ser sólo un pobre publicano despreciable y pecador.

Es como si el mismo Dios quisiera darnos a entender que, por medio de todo el culto que allí se realiza la Misa, que es el sacrificio redentor de la Cruz, con los sacramentos, con la escucha de su palabra que se hace actual por la predicación-, quisiera recordarnos su vehemente deseo a los hombres de incorporarnos a Él haciéndonos piedras vivas, bien unidas por la caridad, de su Esposa mística -la Iglesia-como las piedras físicas se unen en la construcción material de la basílica. De hecho, esta idea ya está expresada en el Apocalipsis cuando presenta a la Nueva Jerusalén.

Y ¿por qué no decirlo? La Basílica, con su grandeza y su miseria, es también un símbolo de la Iglesia de todos los tiempos donde hubo, hay y habrá persecuciones y flaquezas, intereses humanos y divinos, política, arte, espíritu, dogma y santidad.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

“La educación permite que a la gente 
se le pueda dirigir con facilidad,
pero no se le pueda obligar.
La gente educada es fácil de gobernar,
pero difícil de esclavizar”

Henry Brougham


Tema del día:
Vivir


Vivir, es vibrar a cada instante, ante la emoción de percibir la maravilla de la creación que nos rodea.

Vivir, es entender que cada minuto que transcurre no volverá. Es atraparlo intensamente, porque forma parte del tiempo, que sabemos ha quedado en el ayer.

Vivir, es saber dar lo mejor de nosotros, es vibrar en la bondad, y llevar a su máxima expresión, nuestra capacidad de ser.

Vivir, es gozar los momentos bellos y desafiarse a sí mismo ante las adversidades.

Vivir, es aprender más cada día, es evolucionar y cambiar para hacer de nosotros un ser mejor que ayer, un ser que justifica su existir.

Vivir, es amar intensamente a través de una caricia, es escuchar en silencio la palabra del ser amado. Es perdonar sin réplica una ofensa, es aspirar la presencia del otro, es besar con pasión a quien nos ama.

Vivir, es contemplar apaciblemente, la alegría de un niño, escuchar al adolescente aceptando sus inquietudes sin protestar, acompañar con gratitud la ancianidad en su soledad.

Vivir, es comprender al amigo ante la adversidad y aunque se tenga mil argumentos para contradecirlo o justificarlo, finalmente sólo escucharlo, es tener la capacidad de regocijarme ante sus triunfos y su realización.

Vivir, es sentir que nuestro existir no fue en vano y en la medida en que nos atrevamos a dar lo mejor de nosotros en cada momento, logremos manifestar la grandeza de nuestra alma para amar.

Vivir, es permanecer en paz ante la presencia de Dios, contemplando en silencio la inmensidad de su Ser.

Vivir, es vibrar y sentir, es amar y gozar, es observar y superar, es dar y aceptar, es ser y permanecer, es comprender que nuestro tiempo es lo único que poseemos para realizar plenamente nuestro ser.

Autor desconocido
Fuente: “Nuestra edad”


Pensamientos sanadores


El deseo de ser iluminado

Dios es la luz que ilumina todas nuestras oscuridades.
Así como el amanecer asoma lentamente, de manera similar, el Señor va derramando su claridad en nuestros corazones y de a poco, comenzamos a percibir lo que antes no veíamos.
Antes de la llegada del amanecer en la casa de la propia vida, uno puede pensar que, en el propio interior, está todo ordenado y limpio, y que no hay nada para hacer.
Pero Jesús va descorriendo las cortinas del alma para que seamos iluminados por su luz.
Recién a partir de esa gracia iluminativa, percibimos la necesidad que tenemos de poner manos a la obra, tomando la decisión de ordenar nuestro modo diario de pensar, hablar y obrar.
Ayudemos al Señor a que nos ilumina pidiéndole, con confianza, que ni siquiera el mínimo rincón de nuestra vida sea privado de su bendita luz.

El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz, sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz. Mateo 4, 16.


Mes de María


Desde el 7 de Noviembre al 7 de Diciembre, se desarrolla en Argentina y en varios países del hemisferio sur, el Mes de María, pues es el mes de las flores aquí en el sur, tal como Mayo lo es en el hemisferio norte.

Día tercero (9/NOV): Del conocimiento de Dios

CONSIDERACIÓN. – Dios se manifiesta al hombre de diversas maneras: por sus obras, en la naturaleza; por sus profetas, en los libros santos; por sus ministros, desde lo alto de la cátedra cristiana.
María no descuidaba ningún medio de aprender a conocer al Señor y experimentaba una gran satisfacción oyendo hablar de sus perfecciones, viendo las pruebas brillantes en las maravillas de la creación, que eran para Ella, como un libro abierto, revelándole su sabiduría, su potencia y su bondad.
Es un deber para el cristiano, aplicarse a conocer al Señor. Si las ciencias diversas pueden ser útiles, una sola, es absolutamente necesaria: aquella que nos hace conocer a Dios y las relaciones que nos unen a Él. Un niño, gusta oír hablar de las grandezas de su padre y de los altos destinos que le esperan.
No descuidemos, pues, ninguna ocasión de instruirnos sobre el punto de vista religioso, escuchemos con respeto la palabra de Dios, leamos atentamente los libros que tratan de sus perfecciones y veamos la acción de su Providencia, lo mismo en las obras de sus manos divinas, que en los acontecimientos que se suceden a nuestros ojos.

EJEMPLO. – Los primeros cristianos tenían tal sed de la palabra divina, que afrontaban para oírla, los más grandes peligros. Durante las persecuciones, sólo en las catacumbas, vastos subterráneos, se celebraba el oficio divino y los sacerdotes del Señor manifestaban su palabra; ningún obstáculo impedía a esos hombres valientes, a aquellas débiles pero enérgicas mujeres y hasta a los niños, exponerse a la muerte para aprender a conocer a Dios.

PLEGARIA DE SAN AGUSTÍN. - ¡Oh Dios mío! aquél que no os conoce, aunque conozca todo aquellos que no sois Vos, es desgraciado. Mas, aquél que os conoce, aunque no conozca otra cosa, es feliz si os ama. ¡Haced que os conozca y os ame! Así sea.

RESOLUCIÓN. – No descuidaré ninguna ocasión de aprender a conocer a mi Señor y Dios.

JACULATORIA. – María, Madre de la divina gracia, rogad por nosotros.



Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas


Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail:  Si desean recibir el power point y los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a pequesemillitas@gmail.com 
Solo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.


"Intimidad Divina"

Encadenados por el Espíritu

El apóstol, “como atado por el Espíritu, se guía en todo por la voluntad de Aquel que quiere que todos los hombres se salven” (PO 15). El Vaticano II, inspirándose en la actitud de San Pablo, que en sus iniciativas apostólicas se guiaba por el Espíritu, hasta el punto de declararse “encadenado” por él (He 20, 22), reconoce en la total dependencia del Espíritu, y por lo tanto, de la voluntad salvífica de Dios, una de las características esenciales del apóstol verdadero. Este ya no se pertenece, no se regula ni se mueve según sus puntos de vista, sino que está entregado a Dios, en una continua comunión vital con él, el cual le conduce y usa según su beneplácito para la salvación de los hermanos. Se trata de una orientación que escolta toda la personalidad del apóstol con sus valores humanos y con sus recursos de gracia, y en todos los aspectos interiores y exteriores de su vida, únicamente para Dios y a su servicio de su plan salvador de todos los hombres.

Pablo VI, hablando a los sacerdotes acerca de la oración como “coloquio íntimo con Cristo”, los pone en guardia contra el peligro de creer que dicho coloquio “retarde el desenvolvimiento del apostolado exterior y sirva acaso hasta de evasión de la molesta y pesada fatiga de la entrega al servicio ajeno… no, más bien es estímulo d la acción ministerial y fuente de energía apostólica, y hace eficaz la relación misteriosa entre el amor a Cristo y la dedicación pastoral” (Enseñanzas v 6). Quien descuidase la oración personal con pretexto de que lo importante es vivir la relación con Dios en el servicio a los hermanos, en la práctica se haría incapaz de realizar esto y acabaría por reducirse a una actividad puramente horizontal. Dada la limitación del hombre, es imposible vivir una comunión personal con Dios en la vida, si a esta comunión se le dedica un tiempo exclusivo suficiente. Por otra parte existe también el peligro contrario, o sea, el de contentarse con la comunión con Dios en la oración y no esforzarse bastante para hacerla eficaz en la vida.

La adhesión a Dios tiene que ser total: Dios quiere el apóstol todo para sí y no sólo en los momentos de oración. El cristiano debe vivir conscientemente su “estar en Cristo”, tanto en la oración como en la acción, para que no suceda ese deplorable divorcio “entre la fe y la vida”, que la Iglesia denuncia “como uno de los más graves errores de nuestra época” (GS 43)… Quien en la oración está de veras unido a Cristo, “encadenado por el Espíritu” y entregado a la voluntad del Padre, también lo está en la acción y diligencia personales. Pero cuando, después de no breve trabajo, la oración se armoniza con la vida, hasta el punto que la primera se desborda en la acción y la acción lleva de nuevo a la oración, entonces tiene lugar esa unidad profunda por la que los contemplativos se hacen necesariamente apóstoles y los apóstoles, contemplativos.

Por tu gracia, Señor, en mi empeño de apostolado todo ha procedido de una absoluta, serena, amable, diría yo hasta silenciosa inspiración tuya a este tu pobre siervo, que sin mérito ninguno suyo, fuera el simplicísimo de no discutir sino secundar sencillamente y obedecer, ha podido resucitar instrumento no inútil de honor a ti, oh Jesús, y de edificación para muchas almas… Que sepa yo continuar esperando y expresando con fe, con modestia y con fervor confiado, las buenas inspiraciones de tu gracia que preside el gobierno del mundo y lo conduce a las más altas finalidades de la creación, de la redención y de la glorificación final y eterna de las almas y de los pueblos. Quiero insistir en el cuidado de las santas intimidades contigo, Señor: manteniéndome en tranquila y amorosa conversación contigo, “palabra del Padre hecha carne”, centro y vida del Cuerpo místico: y manteniéndome de continuo en la divina fraternidad –divina y humana– por la que soy hermano tuyo de adopción y, contigo, hijo de María, tu Madre” (Juan XXIII, Diario del alma, 1961).

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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