viernes, 1 de enero de 2010

Pequeñas Semillitas 0950

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0950 ~ Viernes 1º de Enero de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


¡FELIZ AÑO NUEVO!


Hola !!!
Por la Gracia de Dios, estamos dando inicio a un nuevo año, que seguramente será duro e intenso para todos. Un nuevo año en el que tendremos que poner el máximo de energía para alcanzar metas y superar obstáculos, pidiendo la ayuda a nuestra Madre la Santísima Virgen, compañera inseparable y eficaz protectora para todos nosotros en la ruta de la vida.
Es una ocasión propicia para recordar estas palabras:
"Si quieres un año de prosperidad, siembra trigo. Si quieres diez años de prosperidad, siembra árboles frutales. Si quieres una vida de prosperidad, siembra amigos"
Y en éso estamos.... A partir de hoy -con la bendición de Dios- comenzamos otro año de siembra.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel Niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.
(Lucas 2, 16-21)

Comentario
Hoy, la Iglesia contempla agradecida la maternidad de la Madre de Dios, modelo de su propia maternidad para con todos nosotros. Lucas nos presenta el “encuentro” de los pastores “con el Niño”, el cual está acompañado de María, su Madre, y de José. La discreta presencia de José sugiere la importante misión de ser custodio del gran misterio del Hijo de Dios. Todos juntos, pastores, María y José, «con el Niño acostado en el pesebre» (Lc 2,16) son como una imagen preciosa de la Iglesia en adoración.
“El pesebre”: Jesús ya está ahí puesto, en una velada alusión a la Eucaristía. ¡Es María quien lo ha puesto! Lucas habla de un “encuentro”, de un encuentro de los pastores con Jesús. En efecto, sin la experiencia de un “encuentro” personal con el Señor no se da la fe. Sólo este “encuentro”, el cual ha comportado un “ver con los propios ojos”, y en cierta manera un “tocar”, hace capaces a los pastores de llegar a ser testigos de la Buena Nueva, verdaderos evangelizadores que pueden dar «a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel Niño» (Lc 2,17).
Se nos señala aquí un primer fruto del “encuentro” con Cristo: «Todos los que lo oyeron se maravillaban» (Lc 2,18). Hemos de pedir la gracia de saber suscitar este “maravillamiento”, esta admiración en aquellos a quienes anunciamos el Evangelio.
Hay todavía un segundo fruto de este encuentro: «Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto» (Lc 2,20). La adoración del Niño les llena el corazón de entusiasmo por comunicar lo que han visto y oído, y la comunicación de lo que han visto y oído los conduce hasta la plegaria de alabanza y de acción de gracias, a la glorificación del Señor.
María, maestra de contemplación —«guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón» (Lc 2,19)— nos da Jesús, cuyo nombre significa “Dios salva”. Su nombre es también nuestra Paz. ¡Acojamos en el corazón este sagrado y dulcísimo Nombre y tengámoslo frecuentemente en nuestros labios!
Rev. D. Manel VALLS i Serra (Barcelona, España)


Santoral Católico
Santa María, Madre de Dios



La Iglesia Católica quiere comenzar el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María.

La fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de "María Madre de Dios". Ya en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma y donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre: "María, Madre de Dios".

Si nosotros hubiéramos podido formar a nuestra madre, ¿qué cualidades no le habríamos dado? Pues Cristo, que es Dios, sí formó a su propia madre. Y ya podemos imaginar que la dotó de las mejores cualidades que una criatura humana puede tener.

Pero, ¿es que Dios ha tenido principio? No. Dios nunca tuvo principio, y la Virgen no formó a Dios. Pero Ella es Madre de uno que es Dios, y por eso es Madre de Dios.

Y qué hermoso repetir lo que decía San Estanislao: "La Madre de Dios es también madre mía". Quien nos dio a su Madre santísima como madre nuestra, en la cruz al decir al discípulo que nos representaba a nosotros: "He ahí a tu madre", ¿será capaz de negarnos algún favor si se lo pedimos en nombre de la Madre Santísima?

Al saber que nuestra Madre Celestial es también Madre de Dios, sentimos brotar en nuestro corazón una gran confianza hacia Ella.

Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.

Los santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de "María, Madre de Dios".


Pensamiento


"Buscad primero el reino de los cielos y su justicia,
y todo lo demás se os dará por añadidura"
Jesucristo


Tema del día:
Al comenzar un nuevo año


1) Para saber

Se cuenta que un anciano vivía cerca de un río acompañado de su joven nieto. Y cada mañana, el Abuelo se sentaba para leer su vieja y estropeada Biblia. Su nieto, que lo admiraba, intentaba imitarlo.

Un día el nieto preguntó, "Abuelo, yo intento leer la Biblia, me gusta pero yo no la entiendo, y lo que logro entender se me olvida en cuanto cierro el libro. ¿Qué hay de bueno en leer la Biblia?”

El abuelo echaba a una estufa el carbón que sacaba de un canasto. Dejó de hacerlo y le dijo: “Si quieres saberlo, debes estar dispuesto a obedecer. Saca el carbón del canasto, ve al río, llénalo de agua y tráemelo”. El muchacho titubeó, pues el canasto no podría retener el agua, pero obedeció. En efecto, toda el agua se salió antes de que él pudiera volver a la casa. El abuelo se rió y dijo: “Tal vez si te mueves un poco más rápido, lo conseguirás”. Y lo envió nuevamente al río a llenarlo con agua. Esta vez, el muchacho corrió más rápidamente, pero de nuevo el canasto estaba vació antes de que llegara. Cansado, se quejó: “¡es imposible llevar agua en el canasto!”; y fue a conseguir un balde. Pero el anciano lo detuvo: “No quiero un balde con agua, quiero que vayas a llenar el canasto de agua. No te desanimes ¿No podrás hacerlo una vez más?”

El muchacho sabía que era imposible, pero quería mostrar a su abuelo su obediencia. Así que fue al río, corrió fuerte, pero cuando llegó con su abuelo, el canasto estaba vacío, y dijo: “Mira abuelo, ¡es inútil, no ha servido de nada mi esfuerzo!”. Pero el abuelo le contestó: “¿Por qué piensas eso? Mira con atención dentro del canasto”. El muchacho miró el canasto y comprendió que el canasto parecía diferente. En lugar de un sucio canasto carbonero, estaba todo limpio. “Hijo, –dijo el abuelo- esto es lo que pasa cuando tú lees la Biblia. Tal vez no puedes entender todo o recordar todo, pero cuando la lees, tu interior se transforma. Ésa es la obra de Dios en nuestras vidas. Lentamente nos cambia desde lo más profundo de nuestro ser, para transformarnos en la imagen de su Hijo”.

2) Para pensar

Nosotros somos esos canastos que necesitamos continuamente ser lavados. Por ello, al comenzar un año nuevo, es preciso recomenzar la lucha.

Es común que al terminar un año hagamos un recuento de cómo nos fue. Y en ocasiones podemos pensar que el esfuerzo que hicimos fue inútil o que no sirvió de nada luchar pues las cosas no están bien.

Sin embargo, podemos equivocarnos, pues todo esfuerzo por ser mejores, o la lucha por cumplir los propósitos ya conlleva en sí un valor. Ha sido como lavarnos. Nuestras buenas obras han ido limpiando nuestro interior, aunque exteriormente no haya cambios.

Pensemos qué propósitos querría el Señor que hiciéramos y luchemos día a día por saberle responder.

3) Para vivir

Por ello, no es inútil proponernos algunas metas, aunque fueran las mismas de hace un año, pues lo importante es la actitud de querer recomenzar. El optimismo viene de sabernos ayudados por Dios para mantener la lucha.

Por eso San Josemaría invitaba a no desanimarse ante los propios errores: “Otra caída... ¡y qué caída!... ¿Desesperarte?... No: humillarte y acudir, por María, tu Madre, al Amor Misericordioso de Jesús. –Un “miserere” ¡y arriba ese corazón! –A comenzar de nuevo.” (Camino 711)

Pbro. José Martínez Colín


Meditación breve


Los días 1 de enero se celebra la Jornada Mundial de la Paz, un valor necesario y apremiante en nuestra sociedad. No es solamente ausencia de guerra, sino que la verdadera paz se cimenta en la justicia y en la solidaridad.
Desde este planteamiento ético, la división y desigualdad socio-económica entre las distintas partes del planeta es un atentado contra la misma existencia de la paz.
Afirmar que la auténtica paz debe ir unida a la justicia no solamente personal o individual sino colectiva y planetaria, es ir contra “la ley de la selva” o “la ley del más fuerte” en una aldea global con mucha desigualdad de oportunidades entre los menos favorecidos.
Benedicto XVI exhorta a todos a tomar conciencia sobre la común pertenencia a la única familia humana y al compromiso a favor de la paz verdadera y duradera: “Quien obstaculiza la institución familiar aunque sea inconcientemente, hace que la paz de toda la comunidad nacional e internacional sea frágil, porque debilita lo que, de hecho, es la principal agencia de paz” Y añade: “Cuando la sociedad y la política no se esfuerza en ayudar a la familia… se privan de un recurso esencial para el servicio de la paz”


Ven Espíritu Santo...!


Espíritu Santo, fuente de sabiduría y amor, te consagro para siempre mi entendimiento, corazón, voluntad y todo mi ser. Que en todo momento, siga tus divinas inspiraciones y acate las enseñanzas de la iglesia cuyo guía invisible eres Tú.
Convierte mi corazón en hoguera inextinguible de amor a Dios y al prójimo, y conduce mi voluntad, a fin de que mi vida sea fiel reflejo de la vida y virtudes de Jesucristo a quien con el Padre en unión contigo sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos.
Así sea


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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