domingo, 19 de abril de 2009

Pequeñas Semillitas 0699

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0699 ~ Domingo 19 de Abril de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)



Hola !!!
Quienes nos creemos creyentes podemos vivir con frecuencia, “al anochecer”, “con las puertas cerradas”, “con miedo”, “con temor de las autoridades”. En ese caso necesitamos reencontrarnos con Jesús resucitado.
Jesús abre las puertas que cierra el miedo, el formalismo, la inercia, la cobardía...
Él está en el centro de nuestra vida, en el centro de nuestros dolores y alegrías, de nuestros deseos, inquietudes y esperanzas, dando a todo sentido.



La Palabra de Dios : Evangelio del día



Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré».
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».
Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Éstas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.
(Juan 20, 19-31)

Comentario
Hoy, Domingo II de Pascua, completamos la octava de este tiempo litúrgico, una de las dos octavas -juntamente con la de Navidad- que en la liturgia renovada por el Concilio Vaticano II han quedado. Durante ocho días contemplamos el mismo misterio y tratamos de profundizar en él bajo la luz del Espíritu Santo.
Por designio del Papa Juan Pablo II, este domingo se llama Domingo de la Divina Misericordia. Se trata de algo que va mucho más allá que una devoción particular. Como ha explicado el Santo Padre en su encíclica Dives in misericordia, la Divina Misericordia es la manifestación amorosa de Dios en una historia herida por el pecado. "Misericordia" proviene de dos palabras: "Miseria" y "Cor". Dios pone nuestra mísera situación debida al pecado en su corazón de Padre, que es fiel a sus designios. Jesucristo, muerto y resucitado, es la suprema manifestación y actuación de la Divina Misericordia. «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito» (Jn 3,16) y lo ha enviado a la muerte para que fuésemos salvados. «Para redimir al esclavo ha sacrificado al Hijo», hemos proclamado en el Pregón pascual de la Vigilia. Y, una vez resucitado, lo ha constituido en fuente de salvación para todos los que creen en Él. Por la fe y la conversión acogemos el tesoro de la Divina Misericordia.
La Santa Madre Iglesia, que quiere que sus hijos vivan de la vida del resucitado, manda que -al menos por Pascua- se comulgue y que se haga en gracia de Dios. La cincuentena pascual es el tiempo oportuno para el cumplimiento pascual. Es un buen momento para confesarse y acoger el poder de perdonar los pecados que el Señor resucitado ha conferido a su Iglesia, ya que Él dijo sólo a los Apóstoles: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados» (Jn 20,22-23). Así acudiremos a las fuentes de la Divina Misericordia. Y no dudemos en llevar a nuestros amigos a estas fuentes de vida: a la Eucaristía y a la Penitencia. Jesús resucitado cuenta con nosotros.
Rev. D. Joan Antoni Mateo i García (Tremp-Lleida, España)



Santoral Católico

San León IX, Papa



San León IX nació en 1002 en Alsacia, que formaba entonces parte del Sacro Romano Imperio. A los cinco años, Bruno, como se llamaba el futuro León IX, fue a estudiar a la escuela de Bertoldo, Obispo de Toul. En ella empezó a mostrar su talento excepcional.

Terminados sus estudios, fue nombrado canónigo de la iglesia de San Esteban de Toul. Cuando el obispo de Toul murió fue elegido por el pueblo para que le sucediese. El día de la Ascensión en 1027, Bruno fue consagrado y gobernó la diócesis durante veinte años, introduciendo una disciplina más estricta entre su clero tanto secular como regular, logrando así reavivar la disciplina y el fervor de los grandes monasterios de su diócesis e introdujo en ella la reforma de Cluny.

En 1048 fue nombrado sucesor del Papa Dámaso II, tomando el nombre de León IX. Durante su pontificado luchó fuertemente contra la simonía y lanzó severos decretos contra la decadencia del celibato eclesiástico. Asimismo, ayudó a promover entre el clero de Roma la vida comunitaria, así como la predicación y el canto sagrado.

Murió el 19 de abril de 1054.


Pensamiento



"Dondequiera que abramos los ojos o los oídos, o captemos el susurro de la creación, Dios nos está hablando"
Mons. Oscar Romero



Tema del día :
Fiesta de la Divina Misericordia



Juan Pablo II ya no está con nosotros. Está en el seno del Padre y al mismo tiempo que nos entristece su partida, nos alegra sobremanera su triunfo con Cristo después de cumplir encantadoramente la misión que el Señor le confió de conducir a la Iglesia toda a la casa del Buen Padre Dios. Como un homenaje a su memoria, transmitimos para ustedes el mensaje que él tenía preparado para las gentes en el Domingo de la Misericordia:

Queridos hermanos y hermanas:

Resuena también hoy el gozoso Aleluya de Pascua. La página del Evangelio de hoy de Juan subraya que el Resucitado, la noche de ese día, se apareció a los apóstoles y “les mostró las manos y el costado”, es decir, los signos de la dolorosa pasión impresos de manera indeleble en su cuerpo también después de la resurrección. Aquellas llagas gloriosas, que ocho días después hizo tocar al incrédulo Tomas, revelan la misericordia de Dios que “tanto amo Dios al mundo que le dio a su Hijo único”.

Este misterio de amor está en el corazón de la liturgia de hoy, domingo “in Albis”, dedicado al culto de la Divina Misericordia.

A la humanidad, que en ocasiones parece como perdida y dominada por el poder del mal, del egoísmo y del miedo, el Señor resucitado le ofrece como don de su amor que perdona, reconcilia y vuelve a abrir el espíritu a la esperanza. El amor convierte los corazones y da la paz. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de comprender y acoger la Divina Misericordia.

Señor, que con la muerte y resurrección revelas el amor del Padre, nosotros creemos en ti y con confianza te repetimos hoy: Jesús, confío en ti, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.



Biografías : Marie y Pierre Curie



Marie Curie (de soltera Marie Sklodowska, Varsovia, 1867-cerca de Sallanches, Francia, 1934) y Pierre Curie (París, 1859–id., 1906). Matrimonio de químicos franceses.

Polaca de nacimiento, Marie Sklodowska, se formó en su país natal y en 1891 marchó a París para ampliar estudios en La Sorbona. Se licenció por dicha universidad en el año 1893, y se doctoró diez años más tarde. Poco después de su llegada a Francia conoció al físico francés Pierre Curie con quien se casó en 1895. Fruto de esta unión serían sus dos hijas, Ève e Irène.

Marie fue inicialmente profesora de la Escuela Normal Femenina de Sèvres (1900), y luego ayudante de Pierre Curie en su laboratorio a partir de 1904. Al suceder a su marido, a la muerte de éste, en su cargo de profesor de la Universidad de La Sorbona, se convirtió en la primera mujer en ocupar un puesto de estas características en Francia.

Pierre Curie, licenciado por La Sorbona y doctorado en 1895 por esta misma universidad, había sido nombrado profesor de esta institución en el año 1900. Antes de iniciar su colaboración con Marie, trabajó en el campo de la cristalografía en colaboración con su hermano, descubriendo la piezoelectricidad (1880).

En 1895 comprobó que los cuerpos ferromagnéticos se transforman en paramagnéticos a partir de cierta temperatura conocida hoy como «punto de Curie». Determinó la relación entre paramagnetismo y temperatura (ley de Curie) y estableció la diferencia entre paramagnetismo y diamagnetismo. Se le debe también la invención de una balanza de torsión, conocida como balanza Curie-Chèneveau, que permite efectuar pesadas de alta precisión.

En 1896 inició la colaboración con su esposa en el estudio de la radiactividad, descubierta por el físico francés H. Becquerel, trabajos que darían como principal fruto el descubrimiento de la existencia de dos nuevos elementos, en 1898: el polonio, nombre que se le dio en recuerdo de la patria de Marie, y el radio. La dificultad de estos estudios se evidencia si se tiene en cuenta que para obtener un solo gramo de cloruro de radio puro el matrimonio tuvo que tratar ocho toneladas del mineral conocido como pechblenda.

A partir de entonces, Marie se concentró en la obtención de radio metálico, lo cual logró en colaboración con A. Debierne, mientras que Pierre estudió las propiedades químicas, fisiológicas y luminosas de las emisiones radiactivas, que clasificó, según su carga, en positivas (rayos alfa), neutras (rayos gamma) y negativas (rayos beta).

Tras el fallecimiento de Pierre, Marie continuó los trabajos y fundó el Instituto del Radio (1914), en el que llevó a cabo un profundo estudio de las aplicaciones de los rayos X y de la radiactividad en campos como el de la medicina, y consiguió la obtención numerosas sustancias radioactivas con diversas aplicaciones. Entre las muestras de dicha colección destaca la que, en 1921, le entregó el presidente de Estados Unidos, Harding, que había sido costeada con aportaciones voluntarias de innumerables mujeres del país americano.

Los esposos Curie fueron galardonados en 1903, junto a H. Becquerel, con el Premio Nobel de Física por el descubrimiento de la radiactividad. Ocho años más tarde, Marie recibió el Premio Nobel de Química en reconocimiento por los trabajos que le permitieron aislar el radio metálico, con lo cual se convirtió en la primera persona en la historia merecedora en dos ocasiones de dicho galardón.

Su hija, Irène, casada con el físico francés Frédéric Joliot, ayudante de Marie Curie desde 1925, continuó sus estudios en el campo de la radiactividad y descubrió, en 1934, en colaboración con su marido, la existencia de la llamada radiactividad artificial.



Meditación breve



Si deseo vivir en un mundo de paz, entonces debo asegurarme de ser una persona pacífica.
Sea cual sea el comportamiento de los demás, yo estoy en paz en mi corazón.
Declaro la paz en medio del caos y la locura.
Rodeo de paz y amor todas las situaciones difíciles.
Envío pensamientos de paz a todas partes del mundo donde hay problemas.
Si deseo que el mundo mejore, es necesario que cambie mi forma de verlo.
Me dispongo a ver la vida de una manera muy positiva.
Sé que la paz comienza con mis propios pensamientos.
Cuando tengo pensamientos pacíficos, me conecto con personas de mentalidad pacífica, y juntos contribuimos a traer paz y abundancia a nuestro mundo.
Louise L. Hay



Palabras de Juan Pablo II



"Nada puede darnos un sentido profundo del significado de nuestra vida terrenal y estimularnos a vivirlo como un breve espacio experimental, tal y como puede dar la actitud interna de vernos como peregrinos"



Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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