lunes, 23 de marzo de 2009

Pequeñas Semillitas 0672

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0672 ~ Lunes 23 de Marzo de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)



Hola !!!
La riqueza en sí no significa sólo bienes materiales. No te juzgues pobre si dentro de ti existe la fuerza del amor, capaz de sobrepasar todas las dificultades. Nunca digas que eres pobre, si tienes una salud envidiable, una inteligencia primorosa y, principalmente, la fe en Dios creador. La ganancia engendra desequilibrio. Puedes subir grados para alcanzar bienestar, pero jamás pongas el dinero como razón primera de tu vida. Hay millonarios a quienes les gustaría estar en tu lugar, llenos de vida, de salud y de alegría de vivir.
Se consciente de la riqueza con que Dios te dotó.



La Palabra de Dios : Evangelio del día



En aquel tiempo, Jesús partió de Samaría para Galilea. Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima en su patria. Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.
Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm. Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde Él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir. Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis». Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo». Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive».
Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre». El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia. Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.
(Juan 4, 43-54)

Comentario
Hoy volvemos a encontrar a Jesús en Caná de Galilea, donde había realizado el conocido milagro de la conversión del agua en vino. Ahora, en esta ocasión, hace un nuevo milagro: la curación del hijo de un funcionario real. Aunque el primero fue espectacular, éste es —sin duda— más valioso, porque no es algo material lo que se soluciona con el milagro, sino que se trata de la vida de una persona.
Lo que llama la atención de este nuevo milagro es que Jesús actúa a distancia, no acude a Cafarnaúm para curar directamente al enfermo, sino que sin moverse de Caná hace posible el restablecimiento: «Le dice el funcionario: ‘Señor, baja antes que se muera mi hijo’. Jesús le dice: ‘Vete, que tu hijo vive’» (Jn 4,49.50).
Esto nos recuerda a todos nosotros que podemos hacer mucho bien a distancia, es decir, sin tener que hacernos presentes en el lugar donde se nos solicita nuestra generosidad. Así, por ejemplo, ayudamos al Tercer Mundo colaborando económicamente con nuestros misioneros o con entidades católicas que están allí trabajando. Ayudamos a los pobres de barrios marginales de las grandes ciudades con nuestras aportaciones a instituciones como Cáritas, sin que debamos pisar sus calles. O, incluso, podemos dar una alegría a mucha gente que está muy distante de nosotros con una llamada de teléfono, una carta o un correo electrónico.
Muchas veces nos excusamos de hacer el bien porque no tenemos posibilidades de hacernos físicamente presentes en los lugares en los que hay necesidades urgentes. Jesús no se excusó porque no estaba en Cafarnaúm, sino que obró el milagro.
La distancia no es ningún problema a la hora de ser generoso, porque la generosidad sale del corazón y traspasa todas las fronteras. Como diría san Agustín: «Quien tiene caridad en su corazón, siempre encuentra alguna cosa para dar».
Rev. D. Ramon Octavi Sánchez i Valero (Viladecans-Barcelona, España)



Santoral Católico


San Toribio de Mogrovejo
Obispo de Lima


En 1594, durante su tercera “visita” diocesana, escribiéndole al rey de España Felipe II, san Toribio Alfonso de Mogrovejo hacía un pequeño balance de su vida: 15.000 kilómetros recorridos y 60.000 confirmaciones administradas (Toribio no podía saber que entre ellos había tres santos: Rosa de Lima, Francisco Solano y Martín de Porres). La situación de América Latina sería muy distinta de la actual si sus sucesores y todos los cristianos hubieran tenido el mismo impulso y la misma coherencia de quien fue llamado “apóstol del Perú y nuevo Ambrosio” y a quien Benedicto XIV comparó con San Carlos Borromeo.

Toribio nació en España hacia el año 1538 de una noble familia; estudió en Valladolid, Salamanca y Santiago de Compostela, en donde obtuvo la licencia en derecho. Fue nombrado inquisidor en Granada. Gracias a la relación que cultivaba con Felipe II fue nombrado por Gregorio XIII, arzobispo de Lima, con jurisdicción sobre las diócesis de Cuzco, Cartagena, Popayán, Asunción, Caracas, Bogotá, Santiago, Concepción, Córdoba, Trujillo y Arequipa: de norte a sur eran más de 5.000 kilómetros, y el territorio tenia más de 6 millones de kilómetros cuadrados. Después de haber sido consagrado obispo en agosto de 1580, partió inmediatamente para América, a donde llegó en la primavera de 1581.

Durante 25 años vivió exclusivamente al servicio del pueblo de Dios. Decía: “¡El tiempo es nuestro único bien y tendremos que dar estricta cuenta de él!”. Fue un verdadero organizador de la Iglesia en América, cuya actividad abarcó también diez sínodos diocesanos y tres provinciales.

También fundó el primer seminario de América; intervino con energía contra los derechos particulares de los religiosos, a quienes estimuló para que aceptaran las parroquias más incómodas y pobres; casi duplicó el número de las “Doctrinas” o parroquias, que pasaron de 150 a más de 250.

Al final de su vida, Toribio recibió el viático en una capillita india, el 23 de marzo de 1606, un jueves santo, y ahí expiró.

Fue canonizado en 1726 por Benedicto XIII.



Pensamiento



"Para preservar un amigo tres cosas son necesarias: honrarlo cuando esté presente, valorarlo cuando esté ausente, y asistirlo cuando lo necesite"
Proverbio italiano



Tema del día : Servir es amar



Hoy es muy importante darse cuenta que el Amor no solo se expresa con palabras sin también con obras, ese infinito amor que recibimos de Dios, sin que lo pidamos, debemos trasmitirlo.

Hay una pregunta picando, ¿para qué soy bueno? Es muy común escuchar: este es muy bueno, muy buena persona, pero ¿bueno para qué?

Todos tenemos talentos que Dios nos da, para renovarnos como personas y crecer en la vida, pero, también para ponerlos a servicio de los otros. Un Cristiano sin servicio, no es un buen Cristiano.

Estamos en deuda con Dios, mi querido hermano; a Él le debemos todo, nuestro ser, que a veces lo damos por dado, por normal, pero muchos no lo tienen, y nosotros que podemos y lo tenemos, por qué negarnos a darnos.

Vivimos en una sociedad muy mezquina… “mío, mío, y si algo me sobra también mío”.

Porque creo tener el derecho a todo ,porque me lo gane, cuando ese derecho le corresponde solo al que te lo da, Dios el único dueño de tu vida y tu talento.

Si Dios tocó tu vida de alguna forma, tienes un deuda con Él, y debes pagarla, y ¿en quién más que en tus semejantes? Qué bello sería pensar, que en el rostro de mi hermano está el de Cristo.

Cuenta tus bendiciones, mira cuánto Él te dio y actúa en consecuencia. No olviden de hacer el bien y de ayudarse mutuamente; esos son los sacrificios que agradan a Dios.

Recuerda Amor con Amor se paga…

Dios te bendiga feliz semana.

Texto J. A. Pellegrini SCJ



Historias : Las lagunas de la pampa



Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos.

¡Señor, te agradezco nuestras misas en la Capilla de la Tribu! Te agradezco la capilla chiquita, que me permite la cercanía de esos ojos de los cuales puedo gustar hasta los detalles.

Mi gente criolla, mi gente india, es muy parca en sus reacciones y es pequeño el oleaje que les sube a la superficie del rostro. Son como esas lagunas de nuestra geografía pampa. Apenas si tienen oleaje, carecen de la riqueza de los peces o sólo tienen peces muy chiquitos; casi nunca entregan resaca. Pero en cambio: ¡cuánto diálogo con el cielo hay en su historia! Encadenadas a las barrancas arenosas de algún médano, ahí están maduras de tiempo cara al cielo y en silencio. Aparentemente tienen sólo medio metro de hondo. Pero si uno se les acerca y las mira quieto, descubre el cielo en su profundidad. Carecen de correntada, y nunca llegarán al mar. Pero si uno las mira, ve en ellas un cielo en movimiento. No hay duda de que a ellas les pertenece el cielo; a ellas a quienes la tierra y los médanos las obligan a permanecer quietas.

Si uno les dedica tiempo y comparte su silencio, descubre en ellas un cielo en movimiento, con nubes que emigran, con pájaros en vuelo y con noches estrelladas navegas de horizonte a horizonte por el velero silencioso de la Luna.

Después de cinco años de acercarme a ellos, voy aprendiendo a escucharlos en silencio y me asombra la densidad de sus vidas y lo espeso de la historia de estos hombres maduros de tiempo y de silencio.

Esta mañana uno de ellos, Señor, me hablaba de cosas viejas. De cosas de su vida vividas en aquellos tiempos en que mi tata todavía era muchacho. Y sin embargo, no eran cosas pasadas. Eran todavía leña para su fuego. Llegado ahora a viejo, esos recuerdos le navegaban el alma y el alma le duele de recuerdos. Hace cincuenta años su madre esperaba sufriendo una carta que él nunca le escribiera. Y esa carta no escrita hace cincuenta años, volvía ahora hecha espina en su corazón y le llenaba los ojos de lágrimas a este hombre, rostro pampa barbechado de arrugas. Terminó diciéndome, Señor, que siempre te decía que cuando Vos lo precisaras, lo llamaras nomás, que él siempre estaba dispuesto. Que lo único que te pedía cada noche, era que cuando a su cuerpo cansado le tocara descansar, también pudiera descansar su alma sin tener que andar sufriendo, penando por ahí extraviada como un perro.

No dudo, Señor, que a un alma así, tendrás ganas de tenerla Vos también allá en tu cielo. También yo te pido, Padre Nuestro, poder un día compartir tu cielo, con mi comunidad de ojos quietos. Como esas lagunas de la pampa, también yo espero con ganas ese amanecer.

Señor, abrí tus ojos y mirá. No son los hombres muertos los que te dan gloria y justicia; no son esos que tienen el alma de sobra, extraviada fuera de sí mismos.

Los que te dan gloria y justicia son los que tienen el alma afligida; atorada de cansancio y de aguantar; los ojos tristes y el alma hambrienta (Baruc 2, 17-18).


Autor: Fray Mamerto Menapace.
Publicado en "La sal de la tierra"
Editorial Patria Grande.



Mamerto Menapace, monje y escritor argentinao, nació en Malabrigo, región del Chaco santafesino, hoy norte de la provincia de Santa Fe, 24 de enero de 1942.

Hijo de María Josefina y de Antonio, noveno de trece hermanos, monje benedictino del monasterio Santa María de Los Toldos desde el año 1952. Desde marzo de 1962 a diciembre de 1965 realizó sus estudios de teología en Chile, en el monasterio benedictino de Las Condes, donde fue ordenado diácono por el cardenal Silva Enríquez, en 1966, fue elegido superior en septiembre de 1974, en agosto de 1980 es bendecido como primer abad de su comunidad de Los Toldos por el cardenal Eduardo Pironio.

Es escritor de cuentos, poesías, ensayos bíblicos, narraciones, reflexiones. Se inspira un tanto en el Cura Brochero. Publica en la Editora Patria Grande desde 1976. Ha editado numerosos libros muy famosos en el ámbito de la Iglesia católica en Argentina y también en el extranjero. Fue ordenado sacerdote el 4 de diciembre de 1966. Ha publicado más de cuarenta libros con temas que van desde el encuentro con Dios al crecimiento en la fe.



Meditación breve



Consérvate sereno
Te enojas fácilmente porque no has tomado conciencia del alcance negativo de esa reacción.
Ejercita tu paciencia para que no caigas en la red de la ira.
El enojo incontrolado te priva de la capacidad de actuar con equilibrio.
Conserva la serenidad para que puedas resolver tus problemas más fácilmente.
Las actitudes neuróticas son los caminos más equivocados en los conflictos.
Una dificultad es una ocasión afortunada para activar tu iniciativa inteligente.
Si no puedes cargar como hermanas las piedras del camino, déjalas atrás como amigas.



Pedidos de oración



Pedimos oración por el eterno descanso del alma de la mamá de nuestra querida amiga cubana Nancy Muñoz Guillot, que ha partido hacia la casa del Padre celestial luego de mucho tiempo de estar enferma. También acompañamos a Nancy en esta dura circunstancia y le decimos que María Santísima le dará el consuelo en su aflicción mientras su mamita entra a la morada de Dios.



Pedimos oración por Rolando, un niño de Nicaragua al que acaban de diagnosticar Leucemia, para que en estos difíciles momentos, el Señor le conceda recuperación a él y fortaleza a su madre Betsabé y a toda su familia.



Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.



Reflexión Mariana



Jesús es Dios, y como Dios que es Él está en todas partes. Pero está de un modo especial y más profundo en María, su Madre, y siempre que busquemos a Jesús, lo hallaremos feliz en los brazos de María. Es Ella la que nos lo presenta ordinariamente, porque Dios la ha elegido para que sea la Mediadora entre Jesús y nosotros.
Por eso, cada vez que busquemos a Jesús, vayamos a María y allí lo encontraremos. El Señor está muy contento de que vayamos a su Madre para encontrarlo a Él, porque Él quiere que su Madre reciba todo el honor que merece, pues Él es el mejor de los hijos y quiere para su Madre lo mejor.
Vayamos a María, si queremos obtener la benevolencia de Jesús.



Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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