miércoles, 25 de abril de 2018

Pequeñas Semillitas 3641

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3641 ~ Miércoles 25 de Abril de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy puedes y debes iniciar un profundo cambio para mejorar tu calidad de vida.
Hoy puedes hacer algo adicional y positivo para tu trabajo.
Hoy puedes perdonar ese algo que hace tiempo te atormenta.
Hoy puedes caminar un kilómetro más.
Hoy puedes compartir un abrazo y un "te quiero" adicional.
Hoy puede, y debe ser, el primer día del resto de tu vida...
¡No dejes para mañana lo que puedes y debes hacer hoy! ... ¡Empieza ahora!

¡Buenos días!

Como juegan los niños
Hay personas pobres que distribuyen sonrisas. Existen personas que sufren pero nos comunican alegría. Por allí van personas incomprendidas que saben comprendernos. Yo conozco personas que fueron ofendidas y supieron perdonar. Yo conozco todas esas personas… y su secreto es amar. 

En un parque, una mujer ve a dos niños peleando. Uno de ellos le dice al otro: —Te odio. No quiero volver a jugar contigo. Durante dos o tres minutos, los niños juegan por su cuenta, y luego reinician el juego uno con el otro. La mujer que observa la escena, le dice a una señora que tejía, sentada a su lado: —¿Cómo hacen los niños eso? ¿Estar furiosos un instante, y un momento después juntos otra vez? —Es fácil. Prefieren la felicidad a la intransigencia, —respondió la vecina.

Vivir el amor cristiano no es fácil. En verdad está por encima de nuestra posibilidad. Por eso es indispensable suplicar con humildad y constancia al Señor el don de la fraternidad para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos y susceptibilidades… Pero cuando el amor de Dios nos invade podemos “perdonar, soportar y esperar sin límites”.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy 
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien».
Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban. (Mc 16,15-20)

Comentario:
Hoy habría mucho que hablar sobre la cuestión de por qué no resuena con fuerza y convicción la palabra del Evangelio, por qué guardamos los cristianos un silencio sospechoso acerca de lo que creemos, a pesar de la llamada a la “nueva evangelización”. Cada uno hará su propio análisis y apuntará su particular interpretación.
Pero en la fiesta de san Marcos, escuchando el Evangelio y mirando al evangelizador, no podemos sino proclamar con seguridad y agradecimiento dónde está la fuente y en qué consiste la fuerza de nuestra palabra.
El evangelizador no habla porque así se lo recomienda un estudio sociológico del momento, ni porque se lo dicte la “prudencia” política, ni porque “le nace decir lo que piensa”. Sin más, se le ha impuesto una presencia y un mandato, desde fuera, sin coacción, pero con la autoridad de quien es digno de todo crédito: «Ve al mundo entero y proclama el Evangelio a toda la creación» (cf. Mc 16,15). Es decir, que evangelizamos por obediencia, bien que gozosa y confiadamente.
Nuestra palabra, por otra parte, no se presenta como una más en el mercado de las ideas o de las opiniones, sino que tiene todo el peso de los mensajes fuertes y definitivos. De su aceptación o rechazo dependen la vida o la muerte; y su verdad, su capacidad de convicción, viene por la vía testimonial, es decir, aparece acreditada por signos de poder en favor de los necesitados. Por eso es, propiamente, una “proclamación”, una declaración pública, feliz, entusiasmada, de un hecho decisivo y salvador.
¿Por qué, pues, nuestro silencio? ¿Miedo, timidez? Decía san Justino que «aquellos ignorantes e incapaces de elocuencia, persuadieron por la virtud a todo el género humano». El signo o milagro de la virtud es nuestra elocuencia. Dejemos al menos que el Señor en medio de nosotros y con nosotros realice su obra: estaba «colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban» (Mc 16,20).
Mons. Agustí CORTÉS i Soriano Obispo de Sant Feliu de Llobregat (Barcelona, España)
  
Santoral Católico:
San Marcos
Evangelista
Junto con su primo Bernabé, fue compañero de san Pablo en la comunidad de Antioquía y en los comienzos de su predicación apostólica en Chipre. Más tarde fue compañero y colaborador de san Pedro durante su permanencia en Roma hasta su muerte; el Apóstol, en su carta primera, lo llama «hijo mío». La tradición considera que Marcos recogió en su Evangelio las catequesis de Pedro a los romanos, y que fue «discípulo e intérprete de Pedro, aunque no hubiera escuchado ni seguido al Señor». Cuando san Pablo estaba prisionero en Roma, le pidió a Timoteo, que se encontraba en Éfeso, que le llevara a Marcos «porque le era muy útil para el ministerio». Según la tradición, Marcos evangelizó en Alejandría de Egipto, fundó aquella Iglesia y sufrió el martirio en tiempo del emperador Trajano.
Oración: Señor, Dios nuestro, que enalteciste a tu evangelista san Marcos con el ministerio de la predicación evangélica, concédenos aprovechar de tal modo sus enseñanzas que sigamos siempre fielmente las huellas de Cristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
© Directorio Franciscano - Aciprensa    

Pensamiento del día

"Del mismo modo que no puede haber primavera
sin los fríos rigores del invierno que la antecede;
del mismo modo que la gloria de una salida del sol
no sería nada si no rompiera la oscuridad de la noche;
así el dolor del sufrimiento tiene que preceder al triunfo de la nueva vida".

Historias:     
La clínica Jean Marcel
En la clínica de un famoso cirujano cardiólogo, entra la secretaria al consultorio de éste y le anuncia que un viejito, muy pobre, deseaba consultarle, recomendado por un médico del hospital público. El cardiólogo le responde que lo atenderá, pero una vez que haya atendido a todos los clientes con órdenes médicas.

Después de dos largas horas de espera, el médico recibe al anciano y éste le explica la razón de su visita: “El médico del hospital público me ha enviado a Ud. porque únicamente un médico de su prestigio podría solucionar mi problema cardíaco y, en su clínica poseen equipos suficientes como para llevar a cabo esta operación.”

El médico ve los estudios y coincide con el colega del hospital. Le pregunta al viejito en que Clínica de Obra Social se haría operar. Y éste le contesta....... “Ahí está el problema, doctor. Yo no pertenezco a ninguna Obra Social y tampoco tengo dinero. Como verá, soy muy pobre y para peor, sin familia... Lo que le pido, sé que es mucho, pero tal vez... entre sus colegas y Ud. pudieran ayudarme...” El médico no lo dejó terminar la frase. Estaba indignado con su colega del hospital. Lo envió de regreso al paciente con una nota explicando que su “Clínica era privada y de mucho prestigio, por lo tanto no podía acceder a su pedido“. Que él había estudiado y trabajado mucho estos años para instalar su clínica y ganar el prestigio y los bienes que tenía.

Cuando el anciano se retiró el médico se percató que éste había olvidado una carpeta con unas poesías y una frase suelta que le llamó mucho la atención. La frase decía “El órgano del cuerpo que mejor habla, es el corazón” y firmaba Jean Marcel. Esa frase le gustó mucho al médico, pero lo que más le gustó fue el nombre del autor de la frase, Jean Marcel.

Le hizo recordar su niñez y juventud, pues, en la primaria, la maestra les leía sus hermosos cuentos infantiles. En la secundaria, la profesora de Literatura les enseñaba algunas de sus bellísimas poesías, y fue con una de ellas que al dedicarla a una de sus compañeras, se enamoró, y esta fue su primera novia. ”Como olvidarlo, si fue parte de lo mejor de su infancia y juventud”.

A la semana siguiente, al finalizar la jornada, la secretaria entró al consultorio con el periódico vespertino y compungida le dijo al médico, "¿Se enteró doctor? Hoy encontraron muerto a Jean Marcel en un banco de la plaza, tenía 88 años el pobre” El médico suspiró de pena y contestó “Hombres como él no deberían morir nunca, que Dios lo tenga en Paz, me hubiera gustado conocerlo”

“Pero... ¡Cómo! .... ¿Es que no lo recuerda?” le dice la secretaria, y mostrándole la fotografía del periódico, le dice, “era el pobre viejito que vino la semana pasada a consultarle. Era un conocido escritor, solitario y bohemio. No tenía parientes y...” 

El médico ya no la dejó terminar. Le pidió que se retirara y sentándose con los brazos cruzados sobre el escritorio lloró como nunca lo había hecho, como el niño que llevaba escondido en su alma. Largo tiempo estuvo solo y en el silencio de su consultorio.

Luego, mientras secaba las lágrimas de su escritorio, sacó delicadamente la imagen de Cristo que tenía debajo del cristal y, después de besarla, la guardó cuidadosamente en un cajón, mientras le decía: “Perdóname Señor, porque no soy digno de Ti, y menos soy digno de que me mires, porque además, todo lo que tengo te lo debo Ti. Tú me enviaste a un pobre que me habló con “la voz del corazón”, con tu voz... y yo NO lo escuché, solamente oí con el “oído del egoísmo”... mi vergüenza es muy grande... Perdóname Señor”

Con el correr de los años la “Clínica Jean Marcel”, como se denomina desde entonces, se hizo muy famosa. El cardiólogo habilitó un sector exclusivo para la atención de los pacientes sin órdenes médicas, y sin dinero, y es él quién personalmente, practica las operaciones que son necesarias.

Reflexión:
Cuantas veces nos habrá pasado lo mismo a nosotros. Que Dios nos ha hablado con “la voz del corazón” de alguno de nuestros hermanos y no lo hemos escuchado.... solo hemos sido egoístas...
Pidámosle a Dios que no nos suceda como a este pobre médico... que habiendo curado tantos corazones, pues no supo “escuchar al suyo propio...”

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Se ha dicho que no hay dos copos de nieve iguales; si se me ocurriera tomar muestras al azar, notaría realmente sus variaciones en tamaño y forma, cada una única y llena de intrincada belleza.
Como hijo de Dios, yo también soy único.  A veces quizás desee que los demás se parezcan algo más a mí y, de algún modo, adopten mi manera de pensar, pero el mundo sería bastante aburrido si todos tuvieran el mismo aspecto y la misma forma de pensar y actuar.
Parte de la belleza y la maravilla de la vida es la diversidad que alimenta el carácter irrepetible del individuo, de modo que, en vez de rechazar esas diferencias que se dan en otras personas, las comprendo y valoro que cada uno sea un individuo único creado por Dios.
Gracias, Dios, por crear tal diversidad en el mundo.
Gracias por cada creación única, ya sea un copo de nieve o una persona.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Iván Daniel, un joven de 24 años de edad, de Buenos Aires, Argentina, que sufrió un grave accidente con daños óseos, intestinales y pulmonares. Ha sido operado, y ahora se aguarda su evolución pos operatoria. Que la Virgen Santísima lo acompañe y lo fortalezca y Jesús lo toque con su mano sanadora para que pueda recuperarse sin secuelas.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Cinco minutos del Espíritu Santo
Abril 25
"Aquí estoy, Espíritu Santo, dispuesto a ofrecerte parte de mi tiempo. Escuché tu llamado al servicio y estoy intentando seguir a Jesús en esta misión que me confías. Necesito tu compañía y la fuerza de tu gracia. Dame un profundo gusto por mis tareas, un intenso fervor y una profunda alegría.
No confío en mis fuerzas ni en mis capacidades sino en tu constante ayuda. Pero te ofrezco todo lo que soy, todas mis capacidades y talentos, mi imaginación y mi creatividad, mi inteligencia y mis energías, mi emotividad y mi capacidad de amor.
Quiero que todo esté al servicio de tu gloria, para que el bien y la verdad puedan triunfar en esta tierra.
Ven Espíritu Santo.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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